Adelante” y “atrás” corresponden al este y el oeste, simbolizando el amanecer y el ocaso en la conciencia del alma. A medida que nuestro “amanecer” –nuestra claridad de mente- se eleva en el horizonte de nuestra conciencia, unifica a Di-s, el misericordioso Creador del universo: “Oye, Israel…”. La expresión hebrea para “ocaso” es literalmente “la llegada del sol”, aludiendo al secreto en cabalá de la unión marital de la sefirá de iesod –atrás o oeste- con la de maljut.
Maljut es referida como “la Shejiná” (la “Presencia Divina”), de la que está dicho “la Divina Presencia está en el oeste”. En el próximo capítulo veremos que maljut corresponde a la plegaria, nuestra realidad espiritual interior viviendo en el espacio Divino. En particular, el atrás o oeste, que es la mitzvá de guardar nuestra mente de permanecer siempre fiel a nuestro cónyuge, se une con la mitzvá de rezar. Por esta razón se nos enseña que “la hora de la plegaria es la hora de la batalla”, la batalla en contra de los pensamientos foráneos que intentan bombardear nuestra mente especialmente en ese momento.
Si somos realmente devotos de Di-s, desearemos que nuestras vidas sean productivas o “potentes”. En vez de derrochar nuestra energía y talentos, malgastándolos en cosas que no agregan nada –o incluso quitan- al conocimiento general de Di-s en el mundo, aspiraremos a imbuir nuestras acciones con un propósito cierto, conducirlas a realizar el deseo de nuestro Amado y a aumentar el conocimiento de Di-s en el mundo. Esto es lo pecaminoso de las tentaciones foráneas, que no permiten que la vida sea verdaderamente productiva.
Centro de difusión de Cabalá y Jasidísmo del Rabino Itzjak Guinsburgh Shlita
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