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lunes, 10 de marzo de 2014

¿Cómo transformar la plata en pepinos en vinagre?

El Medio Shekel


Esta semana, junto con la porción semanal de la Torá de Pekudei, leemos la porción adicional de Parashat Shekalim, que es el mandamiento de dar la mitad de un siclo como donación al Tabernáculo. Por lo tanto, ya que estamos con el tema, hablemos de dinero...
El sabio rey Salomón dijo: "La plata responde todo",[1] y no hay nadie que no sepa lo que significa el dinero. No obstante, es posible que se nos haya escapado que, en hebreo, la lengua sagrada, la palabra "plata" (כֶּסֶף) se refiere a un sistema de moneda (hoy en día también billetes de banco). Además, también se refiere a la plata, el metal del que hacemos joyas, etc. De hecho, el valor del dinero en la Torá es indexada en función del valor de la plata (así, por ejemplo, el medio siclo en la Torá es igual a aproximadamente ocho gramos de plata pura).
La plata es Dinero
Obviamente, hay una razón histórica por la cual las monedas importantes están principalmente hechas de plata, pero como todo lo demás en el mundo, hay una razón mucho más profunda que podemos deducir de la dimensión interior de la Torá.
Sabemos que junto a las monedas de plata están las monedas de oro. De hecho, en una discusión central en la ley judía,[2] los sabios comparan los valores de la plata y el oro. Los términos arameos básicos que se utilizan en esta discusión son "moneda" (טבעא, tavaá) y “bienes" (פירא, pira; lit.: "fruta"). Así que la pregunta es: Cuando Rubén tiene veinte monedas de plata y Shimón tiene una moneda de oro, y hacen un intercambio ¿qué es "moneda", y que es "bienes"? Una repercusión de esta cuestión en la ley judía se refiere a las leyes de la compra, porque retirar y alistar la mercancía se considera una compra completa (y el otro lado tiene la obligación de entregar el reembolso monetario), pero retirar el dinero (por ejemplo, desde el banco o por transferencia electrónica), no se considera como el final de la compra y la transacción no se completa hasta que se entregan las mercancías.
La conclusión a que llegamos es que en cuanto se refieran a la relación entre el oro y la plata, el oro es la "mercancía" y la plata es la "moneda", es decir, el dinero. El Talmud cuenta que en su juventud Rabi Iehuda Hanasí (Rebi, el autor de la Mishná) pensaba que era todo lo contrario, que el oro es la moneda y la plata es la mercancía. Pero cuando se hizo mayor, llegó a la conclusión de que la plata es la moneda, y su razonamiento era que aunque el oro es más importante que la plata, el oro no es más "efectivo" que la plata, es decir, que no se convierte en moneda negociable tan fácilmente.
Plata en el Mundo del Caos
Esta pregunta en la ley judía también es relevante para una cuestión esencial en el ámbito de la economía y los negocios. El tema de los negocios comienza con la suposición de que todo en el mundo se puede medir con el mismo rasero, cualquier cosa es comercializable. Así, por ejemplo, se podría fijar el precio de una pintura rara de Rembrandt con relación a un frasco de encurtidos... Por lo tanto, el dinero es una invención brillante que trata de comparar todo de acuerdo a la misma escala. Sin embargo, hay un grave peligro escondido aquí, porque esta visión de la vida podría convertir el mundo en un lugar completamente "chato", donde nada es importante, nada tiene valor real, y nada es sagrado. Todo puede ser una cuestión de dinero y nada más, y como el dinero no tiene olor, no existe ningún aroma ni sabor especial que no se pueda comprar por dinero. Todo da vueltas “yira, yira” (סְחוֹר- סְחוֹר, sjor-sjor) como una moneda, y este es también el significado de la palabra "mercadería" (סְחוֹרָה, sjorá).
En la terminología de la Cabalá y el Jasidismo, el mundo fue creado en dos etapas: el Mundo del Caos seguido por el Mundo de la Rectificación, como se indica al principio de la Torá: "En el principio creó Dios... y la tierra era caos y vacío y las tinieblas sobre la faz del abismo [el Mundo del Caos]... y Dios dijo: ‘¡Hágase la luz!’, y fue la luz [el Mundo de la Rectificación]." El mundo del Caos se encuentra en un estado de "caos y vacío" donde todo el mundo intenta controlar y "comprar" todo. Por lo tanto, el Mundo del Caos terminó hecho mil pedazos, mientras que el Mundo de la Rectificación tiene un sistema organizado y estable que asigna a cada cosa su valor y la ubicación propios.
En nuestro contexto: por las normas caóticas, el dinero "hace que el mundo gire", y nada más. Cualquier cosa puede ser comprada y todo puede ser vendido. Por suficiente dinero se pueden negociar valores, recuerdos y la tradición, o incluso la patria de uno. Se puede intercambiar personas, incluso los padres de uno, la mujer o los hijos, o incluso puedo venderme a mí mismo como un esclavo. En estos términos, cualquier cosa puede convertirse en moneda negociable, es sólo una cuestión de oferta y demanda. Esta mentalidad deformada está representada en la Torá por los cananeos: "Canaán [un sinónimo de comerciante[3]] que usa balanzas fraudulentas, ama engañar"[4] Sin embargo, este inteligente operador se confunde exitosamente a sí mismo y ya no sabe (y realmente no le importa) cuál es la moneda cuál la mercancía. Podría ser que la mejor y más sabrosa "fruta" se parezca a una moneda de plata. Por otro lado es capaz de devorar las monedas de plata como un mono en el zoológico [esta confusión se alude en el valor numérico de "caos" (411, תֹּהוּ, Tohu) igual a "moneda" (211, מַטְבֵּעַ, matvea) más "fruto" (290, פְּרִי, pri].
La Moneda de Abraham
Pero ¿qué tiene que decir el judaísmo sobre el dinero? Del mismo modo que los cananeos eran mercaderes, así también (por el contrario), los judíos son conocidos por ser hábiles vendedores. Más todavía, estamos muy involucrados en la acuñación de monedas y el establecimiento de tipos de cambio, ya que los sabios dicen que Abraham acuñó una moneda especial[5] y Iaacov estableció divisas y mercados,[6] por no hablar de Iosef, que fue el más famoso ministro de finanzas en la historia.
El sistema de moneda en la Torá se le atribuye a Moshé, como menciona Najmánides:[7] " Moisés estableció una moneda de plata en el pueblo judío, porque era un gran rey y llamó a la moneda 'shekel'."
No en vano se pone énfasis en el hecho de que Moshé "fue un gran rey", porque el establecimiento de una moneda, en general, se relaciona con la esencia del gobierno del reino. Esto está establecido en la ley que "la ley del gobierno es ley"[8], referido únicamente a un gobierno que tiene un sistema de moneda en uso (porque el consenso social es lo que da verdadero poder al gobierno, así como sólo el consenso social da determinado valor a la moneda). En el Mundo del Caos no existe un gobierno central, "Todo el mundo se podría comer vivo a su compañero."[9] "Si no hubiera un rey del pueblo judío, cada uno hacía lo que fuera correcto a sus ojos",[10] por lo tanto no hay moneda estable. Pero los jueces y las leyes del Mundo de la Rectificación, tienen un rey y un gobierno rectificado que acuña monedas.
La sabiduría del Mundo de la Rectificación está en su capacidad de utilizar el dinero de la manera correcta; saber cómo distinguir entre la "moneda" y los "bienes " porque "No hay nada que no tenga un lugar".[11] Esto permite libre circulación y negocios entre las diferentes entidades sin erradicar su identidad única. Por lo tanto, se debe llegar a una conclusión con respecto a cuestiones tales como es estatus de las monedas de oro y de plata entre sí. Para "acuñar moneda" (לִטְבוֹעַ מַטְבֵּעַ, litvoa matvea) uno necesita un ojo incisivo (טְבִיעַת עַיִן, tviat ain) para reconocer la naturaleza innata de los "bienes" y qué elemento es el más adecuado para ser una moneda negociable.
La verdadera prueba de la sabiduría es saber que hay algunas cosas que simplemente no están a la venta en absoluto. No puedes vender y comprar algo sagrado (y hay un sistema halájico completo que establece qué y cómo redimir y secularizar algo que ha sido santificado), simplemente no puedes vender la tierra de Israel "Y la tierra no se venderá a perpetuidad, porque Mía es la tierra"[12], ni puedes venderte a otra persona como esclavo eterno.
Monedas de Amor
Volviendo a la competición entre el oro y la plata en la bolsa de valores internacional, de acuerdo con la Cabalá y el Jasidismo, la plata alude al atributo de la bondad y el amor. Tomando un enfoque lingüístico, las letras de la palabra para "plata" (כֶּסֶף, kesef) tienen un segundo significado, como en la frase: "Seguramente anhelas (נִכְסֹף נִכְסַפְתָּה, nijsof nijsafta) la casa de su padre",[13] o "El trabajo de sus manos anhelas", referido a una combinación de voluntad, amor y la aspiración de adquirir algo. En general, la voluntad es el motor que impulsa todas nuestras acciones y la voluntad que motiva el atributo de la bondad amorosa es una voluntad de amor, que se asocia con un tremendo anhelo.
Esta es la razón de que la moneda principal sea de plata. Debido a que la base de la negociación radica en la voluntad de adquirir lo que deseamos y el anhelo de ello, es decir, "la demanda". Quiero encurtidos y quiero una obra de arte, pero el denominador común es una aspiración de poseer algo que no es sino la mía. Por eso estamos en condiciones de establecer una unidad básica de moneda para nuestros anhelos, según la cual podemos evaluar todo en el mundo. Según la Cabalá, el amor bondadoso -la fuerza motivadora detrás de toda atracción, el amor y el anhelo- acompaña a todos los atributos del corazón, que constituyen la base de todas las interacciones humanas. Hasta en la transacción más simple es esta atracción la que le permite tener lugar –el "anhelo" (כִּיסוּפִים, kisufim) que se convierte en "dinero" (כֶּסֶף, kesef).
Con el debido respeto a nuestra lata de conservas, está claro que el tipo de anhelo que esperamos de un alma judía debe dirigirse a asuntos más elevados (aquellos acompañados por los bienes materiales que los hacen más tangibles, como el lugar especial que asigna a los pepinos en vinagre junto al kuguel[14] en Shabat). La mitzvá de dar un medio siclo de plata significa donar la esencia de nuestro amor a Dios: "Y amarás Havaiá, tu Dios".[15] La razón de esta mitzvá se indica explícitamente en la Torá: "¿El rico no aumentará y el pobre no reducirá del medio siclo, al dar la donación de Dios para expiar por vuestras almas".[16]
Así como un sacrificio animal o una ofrenda de Minjá de un planta viva puede expiar por el alma de quien ofrece el sacrificio, así también una moneda –hecha por la mano del hombre con un metal inanimado- también puede expiar por nuestra alma. Pero a pesar de que el alma de una persona no es un asunto vendible, por la gran bondad, amor y compasión de Dios, Él nos permite hacer una transacción de intercambio: el alma de un animal en lugar de nuestra alma humana, o un medio shekel para expiar por nuestra alma, como se alude en el valor idéntico de "alma" (נֶפֶשׁ, nefesh) y “siclo” (שֶׁקֶל, shekel).
A pesar de que el Templo de Jerusalén aún no ha sido reconstruido, y la mitzvá de dar medio siclo no está en práctica, hasta cierto punto cada moneda que le damos a la caridad es un "rescate " para nuestras almas. Porque si el dinero representa la ambición de nuestra vida y estamos dispuestos a renunciar a él con el fin más elevado de la caridad y la bondad amorosa, entonces "La caridad es grande porque acerca la redención".[17]
Los judíos valen oro
A diferencia de la plata, que representa el simple atributo de amor y bondad, el oro es un símbolo del atributo del juicio y el temor.
Por eso, ¿qué atributo es superior, amar a Dios o temer a Dios? Con referencia a los temores comunes, como el miedo al castigo, está claro que el amor es superior, ya que alguien que observa las mitzvot sólo porque tiene miedo al castigo que le espera después de que han pasado sus 120 años, significa no ha observado la Torá "en aras de la Torá" y todavía guarda en el corazón sólo sus propios intereses. Pero quien observa las mitzvot por amor da un paso más allá de su propio ego y se acerca de verdad a Dios, entonces, "Superior es el que actúa por amor que aquel que actúa por temor".[18]
Sin embargo, hay un nivel mucho más alto de temor de Dios, que es el temor experimentado al estar ante Dios, tanto es así que hay un sentido existencial de vergüenza en mi ser, por sentirme un punto infinitesimal ante la presencia de un Dios infinito. Este tipo de temor vale oro. Con el debido respeto a la plata, el oro es mucho más importante. Si la plata es un metal noble, el ministro del reino de las finanzas, entonces el oro es el rey mismo (como el rey David, que era un rey de cabeza de coronada de cabellos rojizos-dorados, e incluso su nombre (דָוִד, 14) suma igual que "oro" (זָהָב, zahav). ¿Por qué este tipo de temor es más importante que el amor? Porque el amor es una fuerza que se difunde desde la esencia del alma, mientras que el temor es un aspecto de la esencia misma.
Este es el significado interior de la conclusión de que el oro es considerado un "bien" (es decir, lo comprado) mientras que la plata es la moneda que lo compra. Existen monedas de oro, pero el oro es mucho más que sólo una moneda negociable. Uno puede negociar el amor y el anhelo, pero no se puede negociar la cualidad del temor "El temor a Dios es puro, permanece eternamente"[19] como el oro puro cuya singular belleza nunca es empañada, no se puede medir y no es negociable.
Una Amor Como un Fuego de Oro
Desde otra perspectiva, hay dos tipos de amor de Dios: el amor como la plata y el amor como el oro. Rabí Shneur Zalman de Liadi, autor del Tania, explica la diferencia entre los dos:
También hay un aspecto del amor que es más valioso que todos ellos, al igual que el valor del oro en relación con el valor de la plata , y que es el amor como llamas de fuego, del aspecto del poder superior [guevurá ilaá]... por la contemplación del gran infinidad de Dios... el alma se enciende y estalla en llamas hacia el precioso esplendor de su grandeza... como llamaradas de fuego, una llama de fuego que se eleva... y de esto viene a estar sedienta... y luego a la etapa de enferma de amor, y después de eso alcanza la total y absoluta consumación del alma...
En cuanto el amor que se compara con la plata, el individuo no se entregó por completo, pero se siente atraído por el amor a Dios al reconocer las misericordias de que hizo con él y similares. Entonces su alma es movida en una danza de amor correspondiente. Pero el amor que es como el oro es mucho más fuerte de lo que "tan contundente como la muerte es el amor".[20] El alma se inflama y se enciende como una llama de oro rojizo, tanto es así que el individuo llega a un estado de sed y la sed se magnifica hasta que el alma se convierte en "enferma de amor",[21] y, finalmente, es literalmente consumida por el amor.
El amor como la plata es un producto de nuestra naturaleza judía -una muy profunda y maravillosa fuente - pero el amor como el oro es mucho más valioso, ya que es un producto de la enorme distancia de Dios que experimenta el alma en este mundo, "Mi alma está sedienta de Ti, mi carne es consumida por Ti, en una tierra árida y fatigosa sin agua"[22] Este tipo de amor no puede nunca convertirse en moneda negociable, ni recibir una denominación fija, pero es la más valiosa fruta-compra que se pueda hacer.
Vemos, pues, que la importancia de la mitzvá de dar medio siclo de plata es renunciar a nuestro amor y anhelos más profundos en una moneda de amor que "hace que el mundo gire." Esta plata se da a cambio del oro que es el alma misma, que se sitúa en el temor puro ante la presencia de Dios, y estalla en una llama de amor sin igual que es tan contundente como el oro y el fuego.
En el espíritu alegre de Adar, concluiremos con una receta de estilo Purim para el medio shekel. Los jasidim saben que como un plato de acompañamiento de la bebida alcohólica se recomienda comer pepinos en vinagre (que sirven para neutralizar el alcohol con el vinagre). Después de mencionar que el valor de "shekel" (שֶׁקֶל) es igual al de "alma" (נֶפֶשׁ), ahora vamos a añadir que nuestro querido amigo, el pepino en vinagre (מְלָפְפוֹן חָמוּץ, melafefón jamutz) también comparte el mismo valor numérico... Por lo tanto, puesto que la referencia es al medio shekel, debemos conformarnos con comer sólo la mitad de un pepino, ahorrando la otra mitad para la próxima copa... Lejaim lejaim!



[1] Eclesiastés 10:19.
[2] Baba Metzía cap.4, Maimónides, Hiljot Mejirá 6:1-3.
[3] Al igual que en Génesis 38:2: "La hija de un hombre cananeo", que Unkelus traduce como "comerciante" (תגרא), o Proverbios 31:24, "Y ella le dio un cinturón al cananeo", es decir , al comerciante.
[4] Oseas 12:08.
[5] Baba Kama 97 ter.
[6] 33b Shabat.
[7] Najmánides, Éxodo 30:13.
[8] Baba Batra 54b - 55ª.
[9] Avot 3:02.
[10] Jueces 17:06.
[11] Avot 4:03.
[12] Levítico 25:23. Ver también Najmánides explicación ad loc; Hasagot Harambán Leseifer Hamitzvot prohibición 227.
[13] Génesis 31:30.
[14] Idish "budín", hecho generalmente con lokshen (fideos).
[15] Deuteronomio 6:05.
[16] Éxodo 30:15.
[17] Baba Batra 10a.
[18] 31a Sota.
[19] Salmos 19:10.
[20] Cantar de los Cantares 8:6.
[21] Ibid 2:5; 5:8.
[22] Salmos 63:2.