En Jasidut está explicado que la meditación posee tres etapas, que corresponden en si mismas a la progresión “punto, línea, área”:
a. Estudio como preparación para la meditación,
b. Meditación previa a la plegaria y
c. Meditación durante la plegaria
La relación entre ellas es:
a. un punto aún inanimado,
b. una línea animada dinámicamente y
c. una experiencia completa –área- de vida Divina.
Como el estudio en general es el punto que precede al verdadero servicio de la meditación, mientras estudiamos debemos tratar de mantener conciencia del punto inicial de la meditación en sí: “Te busco con todo mi corazón”. El éxito en avanzar hacia la línea y finalmente hacia el área estará en proporción directa a la sinceridad y la intensidad del punto –mientras estudiamos y posteriormente cuando damos comienzo al verdadero servicio de la meditación.
Si en cualquier instante la vastedad y la profundidad del estudio se vuelve agobiante, siempre tenemos el punto hacia donde retornar. En el estado relativamente inanimado del estudio, el punto es la chispa de vida que nunca se extinguirá (Keter Shem Tov 84 11c en el versículo de Levítico 6:6: “un fuego continuo arderá en el altar; no se debe extinguir”). Esa chispa de vida es la que nos inspira a alcanzar niveles más profundos e intensos de entendimiento en el estudio, a pasar del punto a la línea y al área desde el estudio mismo.
Centro de difusión de Cabalá y Jasidísmo del Rabino Itzjak Guinsburgh Shlita
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