Vamos ahora a ocuparnos de la sefiráh de agradecimiento. La persona que nunca para de estudiar Toráh es llamada matmid , que persevera. Nada puede distraerlo y siempre está pendiente de lograr su objetivo, utilizando todo momento posible para estudiar más y más. Por cierto, este es su objetivo, porque en cuanto a la Toráh propiamente dicha nunca hay un fin o un objetivo alcanzable ya que es infinita, y todo lo que pueda llegar a saber es como nada. Esto es llamado en hebreo hatmadáh ( hatmadáh ). Es una empresa constante, de la cual la persona nunca para de ocuparse.
Por ejemplo, si alguien trata de traer al Mashíaj, piensa todo el día en eso, habla de eso, actúa en aras de ese objetivo, nada puede distraerlo de la tarea que tiene entre manos (esta meta, por supuesto sí es alcanzable). Para aclarar mejor esto: victoria es como revitalizarse continuamente; cuando se siente caer se levanta nuevamente. Es como disparos de energía que se da la persona a si mismo. Pero el agradecimiento es simplemente estar siempre “en la huella”. La experiencia interior es la simpleza o inocencia y la sinceridad, como una persona que oyó del Rebe que nuestra tarea es traer Mashíaj, entonces desde ese momento en adelante sólo piensa en eso y se ocupa de eso todo el tiempo. Otra forma de expresar el significado de hatmadáh es que la persona está siempre comprometida y dedicada a su tarea. Esto proviene de la cualidad de simpleza. También de la felicidad, porque la fuente del agradecimiento es la alegría de entender.
Nuevamente, el ejemplo traído en la literatura clásica de la Toráh es del estudiante que siempre estudia, un matmid .
Instituto Gal Einai de Israel
Centro de difusión de Cabalá y Jasidut de Rav Itzjak Guinsburgh Shlita
La Dimensión Interior
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