Rabino
Itzjak Ginsburgh
La
Semana de Sucot – Día Domingo, 11 de Tishrei 5778
Es sabido que las cuatro especies aluden a la unidad
de Israel, pero esa unión no se expresa sólo con la combinación de las cuatro
especies juntas, sino también en cada una de ellas por sí misma.
Comencemos con los hadasim, las ramas de mirto. Para
que el hadas sea apto, casher, es necesario que las tres hojas salgan del mismo
lugar (ken ejad, “un nido”), si no es un “hadás engañoso” y no
apto. Las hojas deben estar separadas pero salen del mismo lugar. Esta es la
unión del Pueblo de Israel por reconocer una raíz en común para todos nosotros.
“Un Padre para todos”, y de hevho hay tres padres para todos nosotros, correspondientes
a las tres hojas que salen juntas y también a las tres ramas de hadás.
Incluso si a simple vista es difícil distinguir ese
lado en común, porque hay tantos colores y matices diferentes, y hay también
judíos que les es difícil ver su conexión el judaísmo y el Pueblo de Israel, sin
embargo, si miramos con atención, con “buen ojo” y viendo su mérito interior, se
verá en todo judío esta raíz. Por eso las hojas de hadás se parecen a los ojos,
y nos enseña a rectificar los ojos y ver lo bueno en cada uno.
El hadás sobresale por su grato aroma. El aroma no es el
objeto en sí sino su impresión lejana, los rastros que quedan de ella cuando
incluso ya ha desaparecido a la vista. Cuando vemos a un judío (con nuestros
ojos-hadas) olemos en él maravilloso perfume de los patriarcas y
matriarcas sagrados. Y en verdad cada judío tiene un alma Divina y huele a
"una parte de Dios en lo Alto".
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Gracias por enseñarnos esta perspectiva del significado del mirto
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