No hay que convencer a nadie. Se
dice la verdad y se da el ejemplo de vida. Luego Hashem le abre los ojos a los
ciegos y los oídos a los sordos.
Nadie vivió durante miles de años en un
entorno negativo como el Pueblo judío. Por eso siempre hay que estar cerca de
donde están los tuyos.
La parashá Lej Lejá comienza con la orden:
[Bereshit 12:1]
"…Vete por ti de
tu tierra … a la tierra que te mostraré."
Hashem le dice a Abraham Avinu
que se vaya hacia la Tierra Prometida. No le revela desde un principio cuál es,
pero sí lo bendice con muchas bendiciones. Uno de los versos donde lo bendice
es:
"Y se bendecirán en ti todas las familias
de la tierra."
Por eso no hay que culpar a los demás, sino
tomar las decisiones correctas de acuerdo a como uno quiere vivir
Y Dios ayudará.
Nada
puede existir sin que tenga algo de verdad. Porque la mentira es para ocultar
la verdad. Entonces tenemos que ver esa verdad que hay en cada cosa. Eso no
significa que todo hay que rescatar ni todo hay que amar. La verdad que hay en
la maldad es que hay que eliminarla, así como eliminamos la oscuridad con luz.
Por eso el árbol del conocimiento se llama del bien y el mal. Tenemos que
reconocer lo bueno para rescatarlo y elevarlo a la kedushá, y lo malo para
alejarlo y anularlo. Para Dios no hay nada difícil, y no nos pide nada que no
podamos hacer. Pero si lo queremos hacer solos, por nuestra propia bondad o
deseo, entonces es muy difícil. Pero si hacemos por Su Voluntad, todo se
simplifica.
Ayer el rav Ginsburgh dijo algo
muy importante: Dios es Uno, pero no en el sentido numérico, sino que no hay
otro que EL, no hay nada más que Él, Todo es El. Todo lo que creo tiene su
opuesto, el frío y el calor, luz y oscuridad, bueno y malo. Pero las cosas que
tienen su opuesto no son estables, suben y bajan, cambian y fluctúan. Dios no
tiene opuesto y por eso no cambia. Ayer el rav Ginsburgh dijo algo muy
importante: Dios es Uno, pero no en el sentido numérico, sino que no hay otro
que EL, no hay nada más que Él, Todo es El. Todo lo que creo tiene su opuesto,
el frío y el calor, luz y oscuridad, bueno y malo. Pero las cosas que tienen su
opuesto no son estables, suben y bajan, cambian y fluctúan. Dios no tiene
opuesto y por eso no cambia. Tenemos que aferrarnos a El para no estar subiendo
y bajando, para que el camino sea claro y firme, sin subidas y bajadas.
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