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PARASHÁ NASÓ
Una meditación jasídica sobre la parashá de la semana
1 – TODOS LOS DÍAS EN TESHUVÁ
En la parashá Nasó está la mitzvá de teshuvá, el precepto del arrepentimiento. Está escrito: “Y confesarán (el pecado que cometieron).” [Bamidbar 5:7] Y de aquí aprendieron los sabios que es un precepto positivo arrepentirse y retornar al camino si pecó, y confesar la culpa. El precepto de la teshuvá es el más grande en la Torá, y por eso tiene el poder de rectificar todo lo que pasó, e incluso transformar las trasgresiones en méritos si lo hace con amor.
Se cuenta una historia sobre nuestro maestro el Baal Shem Tov, que su memoria nos proteja. Cierta vez llegó a un pueblo, después de haberse difundido que era un gran justo fundamento del mundo, tzadik iesod olam. Allí lo recibieron con grandes honores. Dijo el Baal Shem Tov: cuando se le rinden honores a alguien, ya sea un rabino o la persona que sea, en ese mismo momento en el Cielo evalúan y analizan sus méritos para ver si realmente merece ese honor. Entonces, teóricamente esos honores que le dan las personas es un acto perjudicial, porque darle honor despierta en lo Alto el rigor de los juicios, entonces es preferible que no lo honren, si están provocando eso. El Baal Shem Tov dijo “No”. Si esa persona a la que están honrando es en verdad un judío correcto, bueno, entonces él mismo siente tanto dolor por ese honor que le prodigan, le es tan duro ese honor que le están dando, que él mismo indaga en sus acciones. Y así ese honor que le prodigan lo lleva a hacer teshuvá, un arrepentimiento completo. Entonces con ese honor le están haciendo el favor más grande que le podrían hacer, porque le provoca hacer teshuvá.
¿Qué aprendemos de aquí? Que también el justo más grande tiene que estar “toda su vida en teshuvá”. Y tiene que aprovechar cada situación que se le presenta para hacer teshuvá.
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