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sábado, 7 de enero de 2012

El Enfoque Cabalístico de las Ciencias Políticas

Liderazgo: Del amor a la Unidad
Cierto jasid dijo una vez que escuchó de boca de Rab Dunin, de bendita memoria, un Jabadnik famoso en Eretz Israel (la Tierra de Israel), que por mucho tiempo creyó que la meta de todo judío era el Ahavat Israel, el amor por cada judío. Pero, cuando pasó el tiempo –sin que nada indique que se hallara envuelto un proceso psicológico de maduración– entendió que la meta es alcanzar Ajdut Israel (la Unión de Israel) y que Ahavat Israel es solo el medio para alcanzar esta meta final. Permitámonos expandir este punto.
Existe una gran diferencia entre ambos conceptos. Todos estamos obligados a cumplir la mitzvá de Ahavat Israel y, como dice el Alter Rebe en el Tania1 “Tanto si uno tiene éxito o no en acercar a una persona a la Torá y a servir a Dios, aun tiene el mérito de amar a su prójimo judío". Pero cuando llega al Ajdut Israel, la unión del pueblo judío, tiene que haber un punto primordial, un punto central alrededor del cual gira todo. En otras palabras, la unidad puede ser alcanzada sólo cuando existe alguna luz, alguna idea acerca de qué gente está unida.
Meditando sobre el monoteísmo
Esto lo vemos en la forma en que se entiende la palabra "uno" ( אֶחָד ), la palabra final y la meta del Shemá, la aseveración esencial de la fe judía. Se da por entendido que las letras de esta palabra aluden a la unidad de Dios: que Él es uno, esto constituye la primera letra א cuyo valor es 1; en los siete firmamentos y la tierra, constituye la segunda letra, ח , cuyo valor es 8; y que Él es uno en los 4 puntos cardinales, constituye la cuarta letra y final, ד , cuyo valor es 4. Incluso el estado de unidad más global y absoluto que es la unicidad de Dios, aún para que esto nos capture, debemos llenarlo con algo de contenido.
Una lección acerca al amor de Abraham
Lo que queremos explicar es que el amor simplemente no es suficiente. Observemos por ejemplo a Abraham. Sabemos que dedicó su vida a difundir el monoteísmo – la fe en la unidad, que Dios es uno. Para esto abrió su tienda a todo viajero, lo que constituye un tremendo amor por la humanidad sin ninguna medida. En realidad, la conducta de Abraham es el mayor ejemplo del amor por el hombre que jamás se haya visto. Daba a los viajantes todo lo que pudiese necesitar, comida, una cama para descansar, incluso dinero para el viaje.
Pero había un propósito para todo esto. Al final de la comida, Abraham pedía a sus huéspedes que bendigan al Todopoderoso, y si su invitado se rehusaba, por la razón que fuere, Abraham se comportaba contra su propia naturaleza amorosa diciendo "Si tú no bendices al Dios único, la fuente de todo lo que recibiste, deberás pagarme por mi hospitalidad". Esto es buscar la unidad; así es como Abraham trabajaba en pos de la unidad humana bajo la fe en un sólo Dios.
Esto es lo que separaba a aquellos que veían a Abraham simplemente como individuo amable y caritativo, y aquellos que querían bendecir a Dios, juntarse a él, y uniéndose a él en derredor del punto focal central de la unicidad de Dios. Estos más tarde se transformarían en conversos, que la Torá los describe como "la almas que ellos [Abraham y Sará] hicieron en Jarán". Ciertamente el mensaje es claro. El punto inicial es el amor, pero la meta es alcanzar la unidad, basada en una fe rectificada.
La Unidad Judía Requiere un Rey
Ahora, yendo un paso adelante, no es suficiente solo tener alguna idea o algún contenido como punto focal. Para lograr la unidad verdaderamente debe haber alguien que establezca el contenido que servirá como punto focal. En otras palabras, es necesario un rey. En la tercera parte de su Guía de los Perplejos, Maimónides trata acerca de las varias razones lógicas que hay detrás de las mitzvot de la Torá. Se ocupa del motivo de que la Torá no establece explícitamente que el Templo Sagrado deba ser construido en el Monte Moriá, aunque su ubicación era bien conocida por Moshé Rabeinu y los otros líderes de otras generaciones, como el lugar donde Abraham llevó a Itzjak para ser sacrificado.
Escribe que la razón más fuerte para dejar implícita la ubicación en el Pentateuco era prevenir que las tribus discutieran y se dividieran por la posesión del Monte Moriá. Consecuentemente, escribe Maimónides, "la orden de construir el Templo Sagrado está condicionada a que primero designen un rey, así el poder estaría en manos de un sólo individuo y de esa manera no habría guerra entre hermanos, como cuando fue establecido el sacerdocio2". Maimónides dice que sólo gracias al rey puede haber unidad y paz entre los judíos. Esto puede sonar como algo simple y obvio, pero aparentemente hay que ser un gran filósofo como Maimónides para establecerlo.
Las democracias pueden ser amorosas y pluralistas, pero la unidad necesita designar un rey. Al observar estas dos palabras, “amor” ( אהבה , ahavá) y unidad ( אחדות , ajdut) numéricamente, hallaremos que su promedio es 216, el valor de "miedo" o "temor" ( יראה , irá). Podemos interpretar esto como que el común denominador del amor y la unidad es el temor. Cuando al Torá nos ordena nombrar un rey, estipula que el rey debe ser tratado de tal manera que tengamos temor y miedo de él. Aún así, como exploraremos en un próximo artículo, el rey está capacitado para producir el mensaje unificador para el pueblo judío sólo debido a su propio tremendo amor por cada judío. Analizaremos este tema más adelante en un próximo artículo.
Democracia en Israel
El sistema político que adoptó el moderno estado de Israel es la democracia, y esta es la razón por la que todo se desmorona y absolutamente no hay unidad, porque al final no hay un rey ni liderazgo, y consecuentemente no hay un contenido real en el que todos podamos concentrarnos y unificarnos en torno suyo. El Baal Shem Tov dice muy severamente que cada comunidad debe nombrar un líder, alguien que los conduzca. Y si no lo hace, entonces Dios libre, el samej mem (la inclinación al mal) mismo se convierte en su cabeza.
En definitiva, el amor y la unidad deben venir en juntos. Esto es similar a la unificación que experimenta la persona cuando estudia Torá, en donde la Torá lo rodea y lo llena al mismo tiempo3. Amor es el medio ambiente, la atmósfera que nos envuelve. La gente naturalmente se dirige y es atraída por una atmósfera de amor. Y entonces esas mismas personas están unidas cuando encuentran el punto focal alrededor del cual pueden unirse.
De esta manera, podemos decir también que el amor es como todos los preceptos (incluyendo el estudio de la Torá). Todas las mitzvot están descriptas en la Cabalá como una luz abarcadora. Pero, la unidad es como entender verdaderamente la dimensión interior de la Torá, encontrar el punto central en derredor del cual todos podemos unirnos.
(Basado en un farbrengen efectuado en Shabbat, Rosh Jodesh Shevat, 5767 – Ramat Aviv)
1 Capítulo 32
2 Guía de los Perplejos III:45.
3 Ver Tania cap. 5.

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