INTRODUCCIÓN AL JASIDUT: TANIA 1
SEFER SHEL BEINONÍ – LIBRO DE LOS INTERMEDIOS
INTRODUCCIÓN - clase 2
22
Kislev 5770 ISRAEL – 10 de diciembre 2009
"...Habíamos
visto que el libro de Tania
comienza con las palabras que dice el Rebe:
“Cada
una de las palabras y las letras, y cada una de las expresiones fue
pensada y meditada y cada una sus letras y los puntos, para que no
haya malas interpretaciones y sirva para inspirar nuevos
descubrimientos”.
Dice
el Admur
HaZaken que
el título principal del libro, es Likutei
Amarim,
una recopilación de sus enseñanzas o discursos, y el subtítulo es
Sefer shel
Beinonim -
El Libro de
los Intermedios.
En
general, podemos anticipar que el Rebe
explica -de acuerdo a lo que trae la Guemará-
que hay cinco tipos de personas, espiritualmente hablando.
- En un extremo están los tzadikim, -los justos completos- quienes aparte de no cometer pecado alguno y estar completamente anulados y entregados a HaKadosh Baruj Hu, no tienen el mal en su interior. El mal fue erradicado completamente no sólo del pensamiento, del habla y de la acción, sino del interior del alma.
El alma de
los tzadikim
está completamente limpia de toda mancha; no hay cortina u
ocultamiento que les impida conectarse con HaKadosh
Baruj Hu.
No hay muchas personas como éstas. Por cierto, el Admur
HaZaken
fue una de ellas.
- En el otro extremo, tenemos al rasha´a, que es el malvado.
TZADIK:
El
tzadik
no tiene Ietsêr
HaRâ,
instinto hacia el mal; o mejor dicho, [lo tuvo pero] lo transformó,
lo dominó, y ahora lo utiliza para el bien. Porque la finalidad no
es la de eliminar las cosas malas, sino la de transformarlas en cosas
buenas. En general, las cosas malas tienen una energía tremenda. Es
importante utilizar esa energía para el servicio a Dios.
Existen
dos categorías de tzadik:
el tzadik
betovlo y el
tzadik she
lo gamûr.
El
tzadik betovlo
es áquel a quien todo le va bien y disfruta de la vida con dominio
completo de la naturaleza porque no tiene nada malo que refinar en
él.
Como
dice Shlomó
HaMelej,
“mi
corazón está vacío dentro de mí”.
El instinto animal o el instinto del mal, habita en el lado izquierdo
del corazón. Shlomó
HaMelej dijo
que él
había eliminado ese instinto del mal mediante el ayuno; y que el
lado izquierdo del corazón donde se encuentra la mayor parte de la
sangre que circula por todo el cuerpo, había sido transformado para
el bien. Shlomó
HaMelej [eliminó
el Ietsêr
HaRâ]
mediante ayunos y también, superando todas las pruebas que HaKadosh
Baruj Hu le
puso. Éste es un ejemplo de tzadik
beTov lo,
que significa que en él, sólo hay bien.
Un
principio de la Cabalá
y del Jasidut
es que
-todo
mal que hay en este mundo es para ser refinado-
y la mejor manera para refinarlo es localizarlo dentro de cada uno de
nosotros y trabajar con todas las fuerzas para eliminar la mentira
que se haya en nuestro interior. Debemos ser sinceros con nosotros
mismos para determinar qué cosas son las que tenemos que cambiar en
este mundo, porque HaKadosh
Baruj Hu nos
pide, como parte de nuestra tarea de refinamiento,
que las
revisemos.
El
tzadik she
lo gamûr,
no es completo. Este tzadik
nunca ha hecho nada malo ni en el pensamiento, ni en el habla, ni en
la acción. Incluso, no tiene conciencia de tener instinto del
mal. No obstante, hay cierto mal dentro de él. El Admur
HaZaken nos
explica que el justo que tiene un poco de mal dentro de él, tiene
que limpiarlo a través de sufrimiento.
RASHÁ
El
rashá
beralo,
sería la antítesis [del
tzadik].
Se trata de una persona que desea sólo cosas materiales y que se
deleita utilizando este mundo para sus propios fines. Ego,
alejamiento de Dios, todo lo que uno se pueda imaginar, [lo definen].
Su pequeña nefesh
- alma
divina- está bastante oculta y subyugada a todo lo material.
El
tema del sufrimiento es, básicamente, una imaginación del hombre
que tiene que ver con el árbol del conocimiento del bien y del mal,
-donde ambos conceptos se entreveran-. De esto se desprende que en la
mente del malvado esté todo mezclado porque sus sentimientos están
encontrados con lo que [verdaderamente] debería hacer. Por lo tanto,
muchas de sus acciones son gobernadas por los instintos. Cuando
decimos “malvado”, no nos referimos a personas que sólo
disfrutan haciendo el mal, sino a personas normales que al vivir en
este mundo [material], tienen la mayor parte de su ser exterior en
contacto [con la ocultación total]. Generalmente, estas personas
están dominadas por sus instintos porque el mal en este mundo, tiene
más fuerza que el alma divina. Por cierto, la mayoría de la gente
se halla en esa categoría.
Todo
esto está hecho [de este modo] para que lo rectifiquemos. Si el
trabajo de rectificación lo tomamos como un sufrimiento, la vida se
hace difícil y lo vemos como un castigo. En cambio, si [lo que
tenemos que rectificar] lo vemos como una mancha causada por nuestro
trabajo y que la cuestión es limpiarla, dejará de ser un
sufrimiento para transformarse en una batalla ganada. Si ayudamos a
los demás, al entorno para que [inclusive] limpien la mancha,
reforzaremos nuestros instrumentos, nuestras vestimentas para
adaptarnos mejor al trabajo que tenemos que hacer. Incluso, nos
asociaremos con gente que se encuentra en la misma línea y que tiene
la misma tarea y pensamiento que nosotros. Al principio, seguiremos
sintiéndolo como un sufrimiento, pero a medida que vayamos
reforzando nuestras vestimentas, [pensamiento,
habla y acción]
iremos viendo cómo [el proceso de rectificación]se transforma en un
placer, hasta para las cosas más difíciles de esta vida; incluso,
para los que nos quisieron hacer creer en ese infierno o guehinôm.
Está
escrito que los tzadikim
piden el guehinôm,
¿por qué? Porque este infierno no es un lugar en el que reposan las
almas para sufrir eternamente, sino que es un lugar de limpieza.
Cuando la persona no hace Teshuvá
completa en este mundo y no se libera de las manchas que
recibió cuando el alma se invistió en el cuerpo material, y, esas
manchas no pueden ser eliminadas a través de la transformación en
un justo completo, necesita el guehinôm.
Ese
lugar donde uno va y donde es limpiado según distintas formas, se
transforma en un pasaje de preparación para entrar en el Gan Eden.
También podría darse el caso que, posteriormente, volviera a este
mundo con el alma limpia e investido en un cuerpo nuevo para hacer
otras tareas. Es muy fácil decir “cada uno tiene su vida”, pero
muy difícil llevarlo a los sentimientos y a la acción. Pensar
siempre de esta manera, aparentemente no es tan difícil.
Hay
un segundo nivel de Rasha'a,
-digamos-, un poco más elevado que el malvado, pero que no es feliz
con esta situación. Simplemente, se deja llevar porque no tiene las
armas necesarias para luchar contra su instinto. Se puede decir que
las personas que quieren superarse, están en este nivel."
BEINONÍ
En
el medio de todos los niveles que hemos citado, se encuentra el
Beinoní,
que es la persona que nunca pecó ni pensó ningún pecado. No
obstante, necesita estar continuamente luchando para no dejarse
llevar. Su instinto animal es fuerte pero HaKadosh
Baruj Hu
siempre le da la gracia de triunfar.
La
sabiduría del Tania
es adecuada para todo tipo de personas. Los que continúen leyendo
este libro, verán que el Admur
HaZaken
pidió autorización para publicar esta obra -y todo lo escrito en
ella- a distintos tzadikim
que vivían en aquella época, y todos alabaron el libro de manera
superior.
[Este
libro] es especial para el malvado, porque nos muestra la forma de
poder superarnos y llegar hasta al nivel de Beinoní.
Entonces, [el subtítulo de este libro] es “el
libro de los intermedios”
para que entendamos que es un nivel superior al que podemos llegar
trabajando nuestro interior; que podemos elevarnos hasta ese nivel
que HaKadosh
Baruj Hu
nos permita alcanzar."
"...
A
veces cuando uno pone Tzedaká,
dice “bueno
pongo Tzedaká y luego obtendré beneficio”,
ciertamente, no está haciendo Tzedaká,
está haciendo negocios. La verdadera intención de la Tzedaká
es asegurarse que esa acción está transformando el mundo. La
mayoría de las personas, cuando hacen una buena acción, la hacen
porque se sienten bien. Esto quiere decir que están satisfaciendo a
su alma animal. Si no fuera así, no harían buenas acciones. Una
verdadera buena acción es aquella que cuesta trabajo o esfuerzo
realizarla. Sacar dinero del bolsillo en contra de nuestra voluntad
porque sabemos que esa es la voluntad de Dios, [sería un ejemplo
positivo]. Lo hacemos en contra de nuestra voluntad porque no vemos
ninguna ganancia inmediata material. Cuando lo hacemos [siguiendo
este razonamiento] tenemos el mérito de creer en la existencia del
mundo por venir. Pero en cierta medida, es una buena acción que no
deja de ser una adquisición, un negocio.
[Continuando
con esta explicación]. Un día, el Admur
HaZaken estaba
en el Beit
haKneset
empezando la Tefilá
junto a los demás, y se sentó, cerró los ojos entrando en éxtasis.
Quedó así durante dos horas. Nadie sabía lo que le pasaba. De
repente, salió del éxtasis y golpeó la mesa diciendo:” ¡no
quiero tu Gan
Eden, no
quiero tu mundo por venir. ¡Sólo te quiero a Ti!” En
realidad, dijo -atzmut
- tu esencia -. Todo lo que yo hago es por ti, para unirme a ti y que
ser Uno contigo. Para que se revele la verdad en este mundo y se haga
Tu voluntad.
Esto
también tiene que ver con la infinita variedad de personas -cómo
HaKadosh
Baruj Hu
las ha creado-, y con el trabajo que cada uno tiene que hacer. Dentro
de los infinitos niveles [de la creación], están aquellas
personas de los pueblos del mundo que son llamados justos de las
naciones o tzadikei
umot haOlam
, o jasidei
umot haOlam,
que también tienen esa alma que les permite hacer las cosas por
altruismo y con la misma intención que los judíos. En esta clase
estamos estudiando juntos y con la misma intención, judíos y
no-judíos. Estoy seguro de que todos los que participan en esta
clase pertenecen a esa categoría."
"...
“Porque
esta cosa está muy cercana a ti en tu boca y en tu corazón, para
que la hagas”
En
la clase
anterior habíamos explicado cómo el Rambam
se refiere a la teshuvá,
al retorno a Dios. HaKadosh
Baruj Hu,
está diciendo a Moshe
Rabeinu
-refiriéndose
a la Torá, a la palabra de Dios- que no está arriba en los cielos
para que digas que necesitas a alguien que vaya a buscarla por ti; ni
tampoco [está] en el fondo del mar para que necesites que vayan a
buscarla por ti. Dice, que [la Torá] no está alejada: “porque
esta cosa esta muy cercana a ti en tu boca y en tu corazón para que
la hagas.”
Cuando
nos referimos a este verso,
cuando decimos Teshuvá,
cuando decimos Torá, nos estamos refiriendo a lo mismo, pero de
acuerdo a la explicación jasídica nos estamos refiriendo a Torá y
[además] al servicio a Dios en general. Todo el libro [del Tania]
está basado sobre este versículo, y está pensado para aquellos que
están alejados [del servicio de Dios]. El beinoní
y el tzadik
ya lo saben, y aquí yo me estoy refiriendo a la razón por la que el
Admur
HaZaken
utiliza este verso como leiv
motiv,
como la fuerza motivadora de esta enseñanza que nos está dando.
Y
explica claramente: cómo
es que está excesivamente cerca, tanto de modo extenso como breve,
con la ayuda del santo, bendito sea.
Entonces,
“esta
cosa”
es lo que estamos buscando. Nos referimos a esa chispa, a esa alma
divina que nos está dando vida y la fuerza que cada uno necesita
para hacer su trabajo. Por eso, decimos “que
está muy cercana a ti”.
Pero entonces ¿cómo puede ser que la mayoría de las personas no
la vean? Esto es lo que el Admur
HaZaken quiere
explicar en este libro. Cuando se refiere “a
ti”,
en general, se refiere al alma, al hombre en lo profundo de su ser; y
cuando dice “en
tu boca y en tu corazón para que la hagas”
se está refiriendo a las vestimentas del alma. Cuando dice “en
tu boca”,
se está refiriendo -según explicaron con posterioridad- a las tres
vestiduras del alma: el pensamiento, el habla y la acción.
El
pensamiento es una vestimenta interior. Es lo que sólo yo conozco
porque lo que pienso proviene de mi inconsciente, de la corona
suprema. [Recordemos que la corona suprema] tiene tres cabezas: la
parte superior de la corona del inconsciente es la fe, la emuná,
que es la parte que está más cerca de Dios. Después está la
parte intermedia, el placer, el taanug,
que es la
fuerza interior del alma que nos mueve a hacer las cosas. Por último,
está la tercera corona que es la voluntad,
el
ratzón,
que es el deseo que proviene del placer que surge de la emuná,
de la fe.
Nosotros
no conocemos todo este inconsciente; sólo alcanzamos a conocer lo
que pensamos. Entonces, ahora podemos entender que, según el nivel
de refinamiento y de revelación que hay nuestra alma, así es lo que
pensamos. [Dicho de otra forma], de acuerdo a lo que pensamos,
podemos saber cuáles son nuestros deseos y la causa de los placeres
- si son placeres superficiales, materiales de este mundo, o si se
trata del verdadero placer infinito interior que proviene de la fe,
de la corona suprema que no se compara con ninguna otra cosa y
que nos hace conectar con Dios-.
Nuestro
máximo placer [es aquel que proviene] de todas las cosas que nos
hacen conectar con Dios, y es nuestra voluntad la que va a hacer que
esas cosas nos conecten con Dios - y todo eso de acuerdo a los
pensamientos-. Los sentimientos que tengamos serán de acuerdo a
nuestros pensamientos. En principio, los sentimientos son algo
instintivo que vienen con la persona y que tienen que ver con el alma
animal para que la persona viva. Como los instintos de supervivencia,
comer, dormir, todas las necesidades que tiene el cuerpo [y los
sentimientos de amor, temor, etc.] Pero de acuerdo a cómo manejemos
los sentimientos y cómo se expresen en el exterior, sabremos cuál
es el estado de nuestra alma en este momento. Por lo tanto,
podremos hacer que esos sentimientos se dirijan en un determinado
sentido a través del pensamiento. ¿Para qué? Para que haya una
acción, porque lo principal es la acción.
La
acción tiene que ver con la conexión con el mundo exterior, como
está escrito cuando decimos el kidush
del viernes -en iom
hashishí-,
“porque
Dios creó para hacer”.
La acción, que es la [vestimenta] más exterior, es lo que quiere
HaKadosh
Baruj Hu
de nosotros. De acuerdo a los actos que hagamos, veremos nuestros
sentimientos cómo fueron manejados y refinados por el pensamiento, y
cómo - [la influencia entre las vestimentas es en ambos
sentidos – de arriba a abajo y de abajo a arriba]- pues hacer
buenas acciones también refina el resto de vestimentas del alma. Y
así, el alma que es pura dentro de nuestro interior, puede
reflejarse mejor hacia el exterior y cumplir mejor su tarea.
“Hacer”:
[La acción]
es lo más importante porque nos conecta con el prójimo, nos conecta
con la realidad. Incluso, en este momento, mi habla, es considerada
una acción. Por eso, cuando decimos una bendición o cuando queremos
estudiar Torá tenemos que hablar, porque al hablar estamos
cumpliendo con los tres objetivos, estamos refinando los tres niveles
del alma.
De
la misma manera que nos conectamos con las personas a través de la
acción [en este caso el habla], posiblemente existe la telepatía.
Pero en la forma normal no es a través del pensamiento como yo me
conecto con ustedes. Los sentimientos los tengo para conmigo, estoy
hablando de los seis sentimientos, incluso, de hod,
netzaj y iesod,
que son sentimientos que nos preparan para conectarnos con el
exterior. Como yo lo siento dentro de mí, es como tengo que
relacionarme con el exterior; todavía [lo que siento] no está
revelado al mundo exterior.
Maljut,
que es la acción, es donde yo hago una actividad, una modificación
en el mundo que me rodea. Por contra, hay algunas culturas que
meditan y cierran los ojos porque buscan una reacción [espontánea]
en el mundo material exterior, pero se trata simplemente de una
ilusión. Todo el hecho de meditar, es hitbonenut;
es
utilizar el pensamiento para razonar y para que ese razonamiento
produzca buenos sentimientos. Hay muchas filosofías, incluso,
algunos cabalistas que dicen que todo es el amor. Pero por más que
sintamos un amor profundo por las personas y por Dios, si ese amor no
se transforma en acción, no afecta para nada a las
personas que nos rodean.
La
principal forma de conectarnos con HaKadosh
Baruj Hu,
es a través de la acción, y por eso la Torá es un libro de
“oraot”,
instrucciones.
Cuando
nuestros sentimientos no son expresados hacia afuera, es como si nos
estuviéramos regocijando con nosotros mismos. Disfrutamos de lo que
tenemos, de ese placer, de ese amor infinito de Dios, estamos
disfrutando de lo buenos que somos, etc. Pero en realidad, no estamos
haciendo nada; entonces, no tiene ninguna finalidad. Es como un motor
que está funcionando en vacío y lo único que hace es desgastarse.
[Cuando se actúa de este modo] sólo se engrandece el ego, y donde
está el ego no hay cabida para nadie más.
¿Por
qué “esta
cosa está tan cerca de nosotros para hacerla”?
Porque es la manera de conectarnos con HaKadosh
Baruj Hu. Durante
todas las generaciones los jajamim
se preocuparon en cumplir los preceptos y estudiarlos para saber
exactamente de qué trataban, incluso, los rabinos más elevados como
Rashbi,
rabi
Akiva y
otros. El Rebe
de Lubavitch
también contestaba -cuando le realizaban consultas- que su
especialidad eran las halajot,
las leyes, el Shuljan
Aruj. HaKadosh Baruj Hu quiere
acciones concretas materiales y todo nuestro trabajo mental y de
refinamiento de los sentimientos, es para llegar a hacer acciones
correctas.
Por lo
tanto, todos ellos [tzadikim]
no se dedicaban a aplicar sus poderes para hacer milagros e ir en
contra de la naturaleza. No obstante, tienen poderes
santos que denotan que están por encima de la naturaleza. ¿Qué
significa esto? Que están conectados con la energía que da vida a
la naturaleza, y que todas sus palabras, actos y pensamientos, tienen
el poder de afectarla y hacer que [la naturaleza] los ayude en su
tarea de revelar la voluntad de Dios y Su presencia divina en este
mundo."
"...
El
Admur
HaZaken
produjo una revolución en este mundo y en todos los mundos
espirituales al escribir el libro del Tania.
Si ustedes se aprestan a estudiarlo de forma seria, presenciarán un
cambio especial en sus vidas; si lo tratan como un negocio, [deben
saber] que en los negocios se gana o se pierde. Pero si tratan de
refinarse con la guía del Rebe
y
no es un
negocio o un juego para ustedes, formará parte del proceso para
traer la redención al mundo entero.
La
tristeza es considerada idolatría. Estar triste, deprimido, o sentir
que uno no está a la altura del amor de Dios, es sentir que HaKadosh
Baruj Hu
no sabe Lo que hace. Somos hijos de Dios. Las personas tenemos que
tratar de mejorar nuestros actos y ser agradecidos. Y tenemos que
hacerlo, porque como hijos, siempre estamos a la altura de recibir
[lo que el Padre] nos da. Por ahora, tenemos que sentir que tenemos
que hacer más. La humildad y la
auto-anulación nos hacen sentir que estamos alejados de Él, pero
eso nos tiene que dar amargura en el corazón. La amargura es
distinta a la tristeza y a la depresión. Tenemos que estar alegres
con esa amargura, porque la alegría nos conecta con HaKadosh
Baruj Hu
y nos pone a la altura del amor que Él siente por nosotros,
pues al igual que el padre es feliz cuando el hijo está
alegre, el padre sufre cuando el hijo está triste.
Por
un lado sentir que estamos lejos de HaKadosh
Baruj Hu,
nos conecta con Él.
Pero la
mejor manera de ser merecedores del amor que HaKadosh
Baruj Hu
nos da, es estar alegres y felices."
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