CURSO INTRODUCCIÓN AL JASIDUT: TANIA 1
SEFER SHEL BEINONÍ – LIBRO DE LOS INTERMEDIOS
INTRODUCCIÓN - clase 3
29
Kislev 5770 ISRAEL – 17 de diciembre 2009
Shalom alejem!
Habíamos
dicho que el alma tiene fuerzas interiores y vestimentas. Todo lo que
conocemos en el mundo material tiene su origen y su contrapartida en
el mundo espiritual. Esa es una de las formas en que la Cabalá
estudia - y nos hace comprender- las cosas espirituales que no
podemos percibir. La Cabalá
aplica parábolas y ejemplos que tienen que ver con nuestra realidad
material, con el cuerpo y con el ser humano, y el Jasidut en especial
hace referencia al alma humana.
Éste
es el libro fundamental del Jasidut
donde
explica qué es la Divinidad y la espiritualidad a través de
ejemplos de nuestro mundo material; y como no tenemos percepción de
lo espiritual, sólo podremos entender a HaKadosh
Baruj Hu a
través del conocimiento de nuestro mundo. ¿Cuál es Su intención?
¿Qué somos? ¿Cómo somos? ¿Cómo estamos formados? Y sobre todo,
qué venimos a hacer a este mundo. ¿Dónde nos encontramos
físicamente, mentalmente, espiritualmente y sentimentalmente? ¿Cómo
podemos relacionarnos con el mundo exterior de la mejor manera
posible para tener una vida armoniosa, y para que nuestras acciones
sean positivas, y, [para que todo ello] esté en concordancia con la
finalidad de la creación de los mundos?
Todos los19 de kislev -día de la liberación del
autor de este libro, el primer Rebbe
de Jabad
Schneur Zalman- se
comienza el estudio de este libro en todo el mundo, de acuerdo al
orden que indica al libro. Schneur
Zalman que
fue
discípulo
del Maguid
de Metzeritch,
quien a su vez fue discípulo del Baal
Shem Tov,
fue el creador del movimiento Jabad-Lubavitch:
Lubavitch,
porque fue la ciudad donde se encontraba el autor y fue impreso el
libro, y Jabad,
porque
Jabad
son las iniciales de Jojmá,
biná
y dáat.
Hay
distintas formas de conectarse con Dios. Hay una forma que es
inconsciente, por la que automáticamente todos estamos conectados a
través de lo que llamamos en Cabalá
la sefirá
de la corona
o
keter. De
este inconsciente (el inconsciente profundo) recibimos constantemente
la influencia de HaKadosh
Baruj Hu. A
medida que ese inconsciente se va a haciendo más exterior, se va
acercando más a la consciencia, siendo influenciado por nuestra
vida, nuestro entorno, nuestra actitud, nuestra mente y nuestros
sentimientos. Entonces, se le van incorporando cosas que pertenecen
a este mundo y que a veces pueden ser positivas o negativas. Son
cosas positivas si nos ayudan a revelar ese inconsciente profundo que
llamamos la cabeza superior de la corona que se llama Emunâ
o Fe.
La
Corona tiene 3
“cabezas”, y como todas las sefirot
y todas las cosas en la creación, una parte exterior y otra
interior.
- La Primera cabeza, Superior, es llamada en Cabalá Reisha delo Iadá Veloitiadá, o Cabeza incognosible, y conocida como Emuná o Fé.
- La Segunda Cabeza, la parte interior de la Corona, que en Cabalá es conocida como Atik Iomín, se llama Taanug o placer.
- La Tercera Cabeza, la parte exterior de la corona, en Cabalá es conocida como Arij Anpín], se llama Voluntad o Ratzón.
Las
partes que pueden ser influenciables [en Keter],
son las dos cabezas inferiores. Una intermedia que se llama Taanûg
o Placer, que es la parte más interior de la Corona y otra Ratzón
o Voluntad, exterior. La cabeza superior que es la Fe o Emuná, es
algo que comprende a todo, es algo completamente infinito, que está
por encima de lo que es interior o exterior, de lo que es Luz y
oscuridad, lo que es contenido y recipiente, no puede ser
influenciado, sólo revelado.
Como
el Taanug
es más interior, más oculto, sentimos placer por cosas aunque
desconozcamos la razón. En cambio, la voluntad como es más exterior
y está en contacto por delante con la parte consciente, con la mente
y los sentimientos, es más superficial y más influenciable por
nuestras actividades diarias. Voluntad o deseo son sinónimos de la
“parte exterior de la corona” o “parte más superficial del
inconsciente”, del motivo por el que queremos hacer las cosas. De
todas maneras, esa parte exterior de la corona también pertenece al
inconsciente, y para que sepamos por qué queremos hacer cosas,
tenemos que pensar. El pensamiento es la conexión entre nuestros
motivos interiores y la acción final que desarrollamos.
Nuestros
motivos interiores son:
- el inconsciente keter o corona
- la acción maljut, la última de las sefirot, la que se encuentra más abajo.
Entre
ambas hay toda una serie de sefirot
o canales
de energía. Cada una de ellas matiza esa motivación inconsciente y
será de acuerdo a ellas que resultará una acción determinada. Y
como se dice en Jasidut,
lo principal es la acción. Lo principal es que la Voluntad, el
placer, la fe inconsciente que tenemos, sea llevada a la práctica en
la manera de acción para que actúe y produzca un efecto en este
mundo. Podemos decir para generalizar que, la finalidad por la cual
cada uno de nosotros existe, es para que hagamos una acción que
modifique de alguna manera este mundo donde nos encontramos.
De aquí derivamos dos cosas.
Primero,
si nosotros hacemos fluir esa voluntad, ese inconsciente hacia una
acción determinada, la energía que fluye hacia todas las sefirot,
-las tres mentales y las seis sentimentales, o cualidades del
corazón-, también fluye. Por lo tanto, se produce un círculo de
retro-alimentación del que recibimos energía, la vitalidad de
HaKadosh
Baruj Hu, y
esa vitalidad al ser utilizada, se vuelve a elevar en forma de
“feed-back”, en forma de Luz que retorna al Creador. Luego, desde
allí en lo Alto, de nuevo, recibimos una nueva Luz directa en
nuestro inconsciente. Si hacemos las cosas como corresponde, esa luz
nos dará más fuerzas para hacer cosas. Si no lo hacemos así, se
cortará el flujo de acción y el flujo de vitalidad que HaKadosh
Baruj Hu nos
envía
desde arriba. Entonces, es cuando se produce lo que llamamos
“sufrimiento,
o frustración”,
y dependiendo en qué sefirot
se produzca el estancamiento, la oscuridad o la falta de vitalidad,
veremos el defecto que tenemos que arreglar.
Esa es una de las consecuencias del proceso de
recibir energía para realizar una misión en este mundo a través de
una acción. Es como recibir nuevas energías para seguir existiendo
de manera fructífera. Esto es lo que sucede en el medio donde están
los sentimientos, y está la mente.
Hablamos de las tres vestimentas del alma,
pensamiento habla y acción.
El
pensamiento, tiene tres etapas. Una etapa inicial que llamamos Jojmá,
que es la conexión inicial de la parte exterior de la corona donde
se revela en forma consciente cuál es nuestra voluntad. Esta
revelación se manifiesta en forma de chispa o rayo de luminosidad
tan poco específico, tan difuso y tan rápido, que si no es captado
inmediatamente por biná,
por el
entendimiento -la segunda sefirá-,
se pierde
y no llegamos nunca a entender de qué se trata. La parte principal
del pensamiento es la razón, -el razonamiento-, que tratar de
descifrar, investigar y delimitar, cuál es esa idea que surgió del
inconsciente a través de Jojmá.
Esa es la tarea de biná,
y aunque
es ya una parte que está dentro de nosotros, todavía está muy
lejos de llegar a ser una acción. Esto es una forma de empezar a
entender de qué se trata lo que estamos recibiendo desde arriba.
Tiene que haber una forma de conectar el pensamiento con los
sentimientos, porque los sentimientos son los que llevan a la acción.
El pensamiento es algo entre “yo” y “yo mismo”. -“Yo pienso
para mí. Incluso cuando medito acerca de mí, yo no me llamo por mi
nombre porque yo y mi pensamiento somos uno.-”
En
cambio, cuando yo hablo, hay una parte de los sentimientos, que están
conectados con la mente. Se trata de los tres primeros de arriba,
bondad
(jésed), rigor
(guevurá) y
belleza
(tiferet),
que como ya son sentimientos, tienen un grado de revelación más
externo, más superficial, aunque todavía son cosas que sólo yo
percibo. Si yo siento bondad, odio o miedo, esto todavía no se
percibe en el mundo exterior. En cambio, las tres sefirot
inferiores de las seis cualidades del corazón que son netzaj,
hod y yesod,
en el árbol de las sefirot,
son sentimientos que se refieren a nuestra relación con el
exterior, a cómo vamos a encarar nuestra acción -aunque todavía no
es acción-. Todas estas explicaciones están en nuestra página de
Cabalá,
en la parte de “Conceptos básicos de Cabalá”.
De acuerdo
a nuestro razonamiento, nuestro grado de bondad y de rigor, y el
equilibrio entre ellos dos (tiferet,
- armonía o belleza-) vamos a tener el netzaj
(victoria-eternidad).
Netzaj
es, por un lado, la capacidad para conectarnos con el mundo exterior
de una manera segura, triunfante, influyéndolo activamente. Por el
otro, [netzaj]
tiene que estar equilibrada por hod,
que es el reconocimiento. Cuando conectamos con otra persona, tenemos
considerar que también ella tiene su existencia, y que debemos
conectarnos de tal manera que pueda recibir y aceptar nuestra acción.
En
el caso de que recibamos una acción del exterior, la sefirá
de hod
nos servirá para ser agradecidos y para poder reconocer lo que los
demás están haciendo por nosotros. Es la manera de tener un
“feed-back”
para que,
también, desde el lado [netzaj]
se mantenga la voluntad de seguir influyendo. Esas dos sefirot
están equilibradas en la tercera sefirá,
que de arriba hacia abajo es la novena, -Iesod,
o fundamento-, y que conecta con maljut.
El fundamento, que está representado en el cuerpo por el órgano
reproductor masculino, se conecta con maljut
que es la acción. Aquí vemos en qué forma y cómo actúan las
sefirot,
y vemos que para tener sentimientos correctos y una acción adecuada,
debemos traducir el idioma del inconsciente, o sea, traducir la
voluntad de HaKadosh
Baruj Hu que
está expresada en el alma. Para que el alma se exprese
correctamente, necesitamos que el pensamiento sea correcto.
A
veces, no tenemos muchas posibilidades de cambiar nuestros
sentimientos. Es más, cada persona fue creada con una mayor
predisposición hacia la bondad, etc. y así cada uno como fue
creado. No obstante, tenemos la posibilidad de cambiar nuestro
pensamiento. Si razonamos y vemos que nuestro comportamiento,
nuestras ideas, nuestra forma de enfocar el mundo y de conectarnos
con Dios, no es una forma productiva que nos beneficie a nosotros y
a los demás, tenemos la posibilidad de buscar una forma mejor de
razonar. Es importante saber que si uno tiene intención de cambiar,
de ser mejor, de saber más, y de servir mejor a Dios, esa intención
en sí misma, nos envía una vitalidad y una ayuda. La intención
tiene que ver con el deseo, con la sefirá
de ratzon
o voluntad, el deseo de que suceda esto a lo que nos estamos
refiriendo. Entonces, HaKadosh
Baruj Hu nos
envía la ayuda, tanto espiritual como material, para que se cumpla
nuestro deseo y tengamos una vida mejor junto con todos los que nos
rodean. Ésta es una forma de explicar cómo es nuestra estructura
interior. Jasidut
se ocupa
especialmente de eso, por lo cual, el libro que ahora estamos
estudiando, fue escrito por el autor para enseñarnos a utilizar la
Jojmá,
biná y dáat,
de acuerdo con la Torá; para que nuestros pensamientos surjan de la
Torá y de los sabios que descubrieron todas sus partes secretas.
Para ello viene toda la explicación dada.
Por
eso el -movimiento- de este Rebe
se llama Jabad,
porque el hincapié está en que cambiemos nuestra mentalidad y para
que utilicemos nuestro razonamiento para encauzar nuestros
sentimientos hacia una acción correcta. No tenemos que olvidar que
lo principal es la acción y el objetivo del pensamiento es encauzar
los sentimientos, porque en realidad la mente es un instrumento para
esto.
Tzinorot
significa tubos, o canales. Este flujo de energía que pasa de una
sefirá
a otra se transmite a través de canales. Es similar a lo que ocurre
en el cuerpo cuando el cerebro hace llegar al órgano una instrucción
para que realice una determinada acción; o para que perciba como
caso del ojo, oído, etc.
Vamos
a pronunciar una bendición que es el reconocimiento de que todo lo
que poseemos es porque HaKadosh
Baruj Hu
nos lo da.
“Baruj ata Adonai Eloheinu Melej
haOlam shehakol niheyed bidvaro.
Bendito eres tu Dios del universo que creó
todo con su palabra”.
Lejaim!
Este
lejaim es una aplicación gráfica de la sefirá
de hod
y gracias a ese reconocimiento, el lejaim
sirve para traer vida. ¡Para
la vida!
Cuando decimos un lejaim
hacemos un pedido de vitalidad para que se transforme en bendición
de sustento, hijos, salud y que veamos, beezrat
HaShem,
pronto en nuestros días la redención de la Luz de Dios infinita,
con la llegada del Mashiaj y de la redención para todo el pueblo
judío y para todo el mundo en general. Aunque este libro fue
escrito, en principio, para los judíos, sin embargo, el Rebe
explicó que hay una serie de personas, -que espero que sean muchos
millones- llamados “justos
de las naciones”
que todavía no son judíos pero que tienen su alma muy parecida a la
del judío.
El
alma de ellos está dentro del cuerpo y muy cerca de Dios. Para
ellos, también está escrito este libro; son los que se
transformarán en judío en el Mundo por Venir -además de todos
aquellos que se van convirtiendo durante la época del galut,
del exilio-. Está escrito que todas las personas que en este momento
traten de acercarse a HaKadosh
Baruj Hu cumpliendo
con los siete preceptos de los Bnei
Noaj,
tratando de estudiar Torá y de apoyar la tarea de los judíos para
producir esta revelación, también serán transformados en judíos,
y tendrán un trabajo todos juntos en el Mundo por Venir, que es una
especie de Gan
Eden pero
superior.
Para
ello, vamos a hacer una segunda cosa que es poner tzedaká,
poniendo una moneda de un shekel
(moneda básica de Israel) y decimos:
“Grande es la tzedaká que salva de la
muerte, grande es la tzedaká que acerca la redención”
Uno
de los secretos para adquirir conocimiento, es ponerse a andar,
porque ni el hombre en sí, por más tzadik
que sea, ni ninguna criatura creada en cualquiera de los mundos,
pueden llegar por sí mismas a ser completos, ni tampoco a alcanzar
la redención personal cien por ciento. El tema es empezar a andar
desde el punto de partida en que HaKadosh
Baruj Hu
nos puso. Por encima de nuestras fuerzas y de forma milagrosa,
HaKadosh
Baruj Hu hace
que se produzca ese “salto
cuántico”
que está muy por encima de nuestro razonamiento, de nuestra
comprensión, y que es superior a todo lo que podamos desear y que
hayamos conocido hasta ahora. En ese momento, que se va a producir de
repente, llegaremos a la meta. Pero sólo será posible cuando
HaKadosh
Baruj Hu
nos tome con Su mano y nos lleve en ese “salto”,
como por un “agujero
de gusano”,
hacia ese Universo nuevo que no conocemos pero que tanto queremos
conocer.
Volvemos
al estudio del Libro del Tania
del Admur
HaZaken.
Admur
אדמו"ר,
quiere decir, adoneinu
moreinu verabeinu,
nuestro señor, nuestro maestro, nuestro rav
o pastor, y HaZaken,
quiere decir “el anciano”, y ese nombre le fue puesto al primer
Rebe de Jabad por sus descendientes y sus jasidim.
El
Baal Shem
Tov fue la
última escala de la revelación de la Cabalá
-la parte
interior de la Torá-. Su intención era que sus manantiales se
expandieran hasta el rincón más lejano. Cuando esto suceda, será
el momento en el que Mashiaj venga.
Como
estudiamos a la forma de Jabad,
a través de la mente para refinar nuestros sentimientos y hacer
acciones correctas, debemos tener la intención de traer al Mashiaj
en cada uno de nuestros pensamientos, en cada una de nuestras
acciones. No se trata de que posiblemente lo que hagamos Lo vaya a
traer, sino de que tengamos la seguridad de que lo que hagamos será
un acto en el avance del refinamiento del mundo y en el avance de la
llegada del Mashiaj en concordancia con las instrucciones que nos
están dando en este libro. Y esto es para que sepan que muchos son
los esfuerzos del hombre, pero la palabra de Dios es la que se
cumple.
Cada uno de los casi 7.000 millones de personas
que hay en el mundo, están tratando de sobrevivir de acuerdo a su
entendimiento y a sus instintos. Son como hormigas que van de un lado
para otro esperando que pase algo en algún momento de sus vidas; o
quizás, esperando que no pase algo que pueda llevarlos a estar peor
de lo que estaban. Nosotros queremos un poco más que todo eso.
Queremos desear, constantemente, que este mundo cambie para mejor y
se transforme en algo completamente diferente.
Tania,
es la primera palabra del primer capítulo del libro, que es la
primera palabra de una enseñanza del Talmud.
La base de toda esta enseñanza es un versículo
de la Torá que dice:
“Porque esta cosa está muy cercana a
ti, en tu boca y en tu corazón para que la hagas”
A
ti, es
tu esencia, tu alma. El hombre como interioridad.
En
tu boca,
es el pensamiento. Cuando uno trata de ser sincero, dice lo que
piensa a través de su boca.
En
tu corazón, es
cercano a tus sentimientos, para
que sea hecha.
Está
escrito, que así como HaKadosh
Baruj Hu
pide a los seres humanos que cumplan los preceptos, Él también los
cumple allá arriba. Y así como el judío se pone tefilim
todos los
días para rezar, también HaKadosh
Baruj Hu
se pone sus tefilim.
Pero
tienen que saber, -y eso es algo que últimamente está trayendo
muchos problemas-, que se toman las palabras de la Torá
y de la Cabalá
en forma
textual, y no tiene porque ser así. La Torá
es la voluntad de Dios escrita en palabras del hombre, en un idioma
que el hombre pueda la aceptar. Si decimos, por ejemplo que, “Dios
arrojó guijarros y creó el mundo”
y lo tomamos textualmente se podría pensar en algún tipo de
mitología, una tribu indígena o una deidad asiática.
Para entender de qué se trata y cuál es la
intención de esta palabra tenemos que saber lo siguiente.
Decíamos antes, que la mente dirige los
sentimientos y todos los órganos del cuerpo. Así como el ojo tiene
la capacidad de ver. La mente recibe información del exterior a
través de la luz que capta el órgano del ojo. Cada órgano tiene
una función especial y una estructura adecuada a su funcionamiento,
pero si dejamos un ojo fuera del cuerpo, desconectado del cerebro, el
ojo no ve nada por si solo. Necesita recibir el poder de la visión.
El
poder de la visión es una fuerza interior espiritual que HaKadosh
Baruj Hu
puso en el órgano de la vista. El ojo absorbe la luz en el mundo
físico y la transforma en estímulos eléctricos. El cerebro capta
esa señal eléctrica a través de las neuronas y la procesa. Así
también pasa espiritualmente. La vitalidad que tiene el ojo también
tiene su origen en la mente. En la mente está en potencia esa
capacidad de ver que está incluida en el ojo, o la capacidad de
pintar que está investida en la mano. Si digo que HaKadosh
Baruj Hu,
arrojó una piedra y creó el mundo, estoy diciendo que utilizó su
poder de alejamiento. Mediante esa parábola, los sabios quieren
explicar que para poder crear la realidad material, HaKadosh
Baruj Hu
tuvo que alejarse y ocultarse. Y a pesar de que esto también es una
parábola, es una forma -tan sólo- de entender lo que pasa en la
divinidad desde la percepción humana. Sin embargo, nunca tenemos que
cometer la equivocación de tomarlo de forma contextual. Podemos
destacar que para Dios no existe alejamiento ni ocultamiento, ya que
es algo que es visto solamente desde abajo. Por esta razón, no es
correcto tomar el libro del Zohar,
porque lo
que quiso decir rabi
Shimon Bar Iojai
y todos los sabios que participaron, era referido a cosas divinas
mediante ejemplos materiales.
Por supuesto, la
mayoría de las personas no lo entienden porque está escrito en
arameo pero, incluso, si lo leyéramos en castellano, resultaría
mucho más difícil entenderlo. Si se quiere estudiar el Zohar
o este
libro, nunca hay que tomarlos en forma textual; invocar ángeles,
hacer figuras, o cosas así, hace que caigamos en el pecado de la
idolatría por el hecho de pensar que algo material es Dios, o que
Dios tiene alguna cualidad o limitación que tienen los seres
creados. El pecado no es simplemente algo que tenemos que evitar
porque recibiremos un castigo; al contrario, según la Torá, el
pecado es un alejamiento entre nosotros y Dios. Nosotros producimos
un alejamiento entre nosotros y Dios.
“Porque
esta cosa”
se refiere a la Torá, a la enseñanza que transmite HaKadosh
Baruj Hu a
través de la Toráh, “está
muy cercana a ti en tu boca y en tu corazón para que la hagas.”
Tenemos que saber que está muy cerca de nosotros porque HaKadosh
Baruj Hu
es todo abarcador, es una esencia absoluta que todo lo comprende.
También
tenemos que entender que un Rebe
es un ser humano que refinó su pensamiento, sentimientos y acciones.
Su inconsciente se transmite en forma clara y sin deformaciones hacia
el exterior, y es a través de él, a través de su palabra y de su
acción, que HaKadosh
Baruj Hu se
expresa. Eso no quiere decir que ese hombre [-el Rebe-] sea HaKadosh
Baruj Hu.
Eso fue lo que pasó hace 2.000 años con “el
hombre aquél”
y no podemos terminar de explicar esto porque cuando uno está en una
Ieshivá
entre judíos y sobre todo en Israel, no se piensa en eso, ya que se
está bastante alejado de otras influencias y de las personas
inmersas en un mundo donde rige “el
otro lado”, que
no estudian la Torá.
Las
traducciones acaban siendo otra nueva parábola. Si tomamos el
versículo en hebreo, por ejemplo la palabra davâr,
דָּבָר
significa
“cosa” pero también tiene muchos otros significados. En el libro
Dvarim,
está escrito como “Palabras”, porque dat,
bet, resh
ד-ב-ר
es la raíz
del verbo ledaber,
לדבר,
hablar. Constantemente, pronuncio palabras en hebreo para que el oído
de ustedes se vaya endulzando con las palabras de la Torá. En el
mundo gentil, el idioma hebreo es algo bastante denigrado y
rechazado, pero es la forma en que HaKadosh
Baruj Hu
se expresa, es el lenguaje Divino; no es el hebreo moderno que está
modificado con nuevas normas gramaticales, palabras extranjeras, pero
éste es un ejemplo de lo que es una parábola, una traducción.
Estamos
traduciendo lo que hay en nuestro inconsciente al idioma de la Jojmá,
y de éste, al de Biná,
etc. Cada uno de esos recipientes que son las sefirot,
están transmitiendo a través de la conexión entre cada una de
ellas, -los tzinorot
o conductos-, y cada una hace una traducción de un idioma a otro. El
idioma de Jésed
no es igual que el idioma de la Guevurá.
Cuanto más refinada es la traducción, es más correcta, y la
oración por tanto, más exacta.
La
palabra “cosa” hay que tomarla como algo correcto y bueno. En
castellano, cuando llamamos a una persona “cosa” la estamos
denigrando, pero la Torá,
en relación a lo que es su Esencia, es una cosa. Davar
significa que la palabra es una extensión y que no es la esencia de
Dios. Nosotros no somos lo que decimos y lo que decimos tampoco es
nuestra esencia. Se trata, simplemente, de una revelación de lo que
tenemos adentro; es la luz que sale de nuestra esencia. No obstante,
eso que sale de nosotros deja de existir si no estamos.
En
ese sentido, es una cosa, un objeto.
Pero si nos referimos a la Torá,
dada su unicidad con Dios, no es una cosa sino parte de su esencia.
Pero desde nuestro punto de vista es davâr.
Es una palabra, es un verbo, es una expresión y si la separamos,
como está escrita en el lenguaje humano para que nosotros la
entendamos, está muy lejos de HaKadosh
Baruj Hu.
Lo que percibimos a través de esto, no tiene nada que ver con la
verdadera realidad. La esencia infinita de Dios no tiene nada que ver
con el ejemplo que estamos dando. Eso nos enseña que cuando nos
referimos a Dios y queremos conocerlo a través de Su palabra,
tenemos que tomar Su palabra estricta tal como es. No la podemos
interpretar de acuerdo a nuestro buen “saber
y entender”,
sino que tenemos que conectarnos con el tzadik
de la generación, con los sabios y con la palabra correcta para
saber de qué se trata, porque lo que sale de la boca de ellos es la
verdadera palabra de HaKadosh
Baruj Hu.
A
pesar de ello, siempre tiene que ser en un lenguaje que nosotros
podemos entender, y el lenguaje que podemos entender no es el
lenguaje de la verdad sino el de la mentira. En
este mundo casi todo es mentira, un 99,9 % de mentira y una pequeña
pizca de verdad. Y así como el alma respecto al cuerpo, no tiene
peso y no hay un porcentaje para comparar, es la verdad en este mundo
que está oculta por montañas y universos de mentiras. Nuestro
trabajo es depurar este mundo y por eso “esta
cosa está tan cerca de nosotros”,
aunque para nuestra percepción está muy alejada.
Recordad, por último la importancia de
contar con este libro impreso.
Lejaim,
lejaim!!!
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