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sábado, 14 de enero de 2012

CLASE DE TANÍA NÚM 3 - LIBRO DE LOS INTERMEDIOS

Clase impartida por Rav Jaim Frim


CURSO INTRODUCCIÓN AL JASIDUT: TANIA 1


SEFER SHEL BEINONÍ – LIBRO DE LOS INTERMEDIOS


INTRODUCCIÓN - clase 3


29 Kislev 5770 ISRAEL – 17 de diciembre 2009


Shalom alejem!

Habíamos dicho que el alma tiene fuerzas interiores y vestimentas. Todo lo que conocemos en el mundo material tiene su origen y su contrapartida en el mundo espiritual. Esa es una de las formas en que la Cabalá estudia - y nos hace comprender- las cosas espirituales que no podemos percibir. La Cabalá aplica parábolas y ejemplos que tienen que ver con nuestra realidad material, con el cuerpo y con el ser humano, y el Jasidut en especial hace referencia al alma humana.

Éste es el libro fundamental del Jasidut donde explica qué es la Divinidad y la espiritualidad a través de ejemplos de nuestro mundo material; y como no tenemos percepción de lo espiritual, sólo podremos entender a HaKadosh Baruj Hu a través del conocimiento de nuestro mundo. ¿Cuál es Su intención? ¿Qué somos? ¿Cómo somos? ¿Cómo estamos formados? Y sobre todo, qué venimos a hacer a este mundo. ¿Dónde nos encontramos físicamente, mentalmente, espiritualmente y sentimentalmente? ¿Cómo podemos relacionarnos con el mundo exterior de la mejor manera posible para tener una vida armoniosa, y para que nuestras acciones sean positivas, y, [para que todo ello] esté en concordancia con la finalidad de la creación de los mundos?

Todos los19 de kislev -día de la liberación del autor de este libro, el primer Rebbe de Jabad Schneur Zalman- se comienza el estudio de este libro en todo el mundo, de acuerdo al orden que indica al libro. Schneur Zalman que fue discípulo del Maguid de Metzeritch, quien a su vez fue discípulo del Baal Shem Tov, fue el creador del movimiento Jabad-Lubavitch: Lubavitch, porque fue la ciudad donde se encontraba el autor y fue impreso el libro, y Jabad, porque Jabad son las iniciales de Jojmá, biná y dáat.

Hay distintas formas de conectarse con Dios. Hay una forma que es inconsciente, por la que automáticamente todos estamos conectados a través de lo que llamamos en Cabalá la sefirá de la corona o keter. De este inconsciente (el inconsciente profundo) recibimos constantemente la influencia de HaKadosh Baruj Hu. A medida que ese inconsciente se va a haciendo más exterior, se va acercando más a la consciencia, siendo influenciado por nuestra vida, nuestro entorno, nuestra actitud, nuestra mente y nuestros sentimientos. Entonces, se le van incorporando cosas que pertenecen a este mundo y que a veces pueden ser positivas o negativas. Son cosas positivas si nos ayudan a revelar ese inconsciente profundo que llamamos la cabeza superior de la corona que se llama Emunâ o Fe.

La Corona tiene 3 “cabezas”, y como todas las sefirot y todas las cosas en la creación, una parte exterior y otra interior.

  • La Primera cabeza, Superior, es llamada en Cabalá Reisha delo Iadá Veloitiadá, o Cabeza incognosible, y conocida como Emuná o Fé.
  • La Segunda Cabeza, la parte interior de la Corona, que en Cabalá es conocida como Atik Iomín, se llama Taanug o placer.
  • La Tercera Cabeza, la parte exterior de la corona, en Cabalá es conocida como Arij Anpín], se llama Voluntad o Ratzón.

Las partes que pueden ser influenciables [en Keter], son las dos cabezas inferiores. Una intermedia que se llama Taanûg o Placer, que es la parte más interior de la Corona y otra Ratzón o Voluntad, exterior. La cabeza superior que es la Fe o Emuná, es algo que comprende a todo, es algo completamente infinito, que está por encima de lo que es interior o exterior, de lo que es Luz y oscuridad, lo que es contenido y recipiente, no puede ser influenciado, sólo revelado.

Como el Taanug es más interior, más oculto, sentimos placer por cosas aunque desconozcamos la razón. En cambio, la voluntad como es más exterior y está en contacto por delante con la parte consciente, con la mente y los sentimientos, es más superficial y más influenciable por nuestras actividades diarias. Voluntad o deseo son sinónimos de la “parte exterior de la corona” o “parte más superficial del inconsciente”, del motivo por el que queremos hacer las cosas. De todas maneras, esa parte exterior de la corona también pertenece al inconsciente, y para que sepamos por qué queremos hacer cosas, tenemos que pensar. El pensamiento es la conexión entre nuestros motivos interiores y la acción final que desarrollamos.

Nuestros motivos interiores son:

  • el inconsciente keter o corona
  • la acción maljut, la última de las sefirot, la que se encuentra más abajo.

Entre ambas hay toda una serie de sefirot o canales de energía. Cada una de ellas matiza esa motivación inconsciente y será de acuerdo a ellas que resultará una acción determinada. Y como se dice en Jasidut, lo principal es la acción. Lo principal es que la Voluntad, el placer, la fe inconsciente que tenemos, sea llevada a la práctica en la manera de acción para que actúe y produzca un efecto en este mundo. Podemos decir para generalizar que, la finalidad por la cual cada uno de nosotros existe, es para que hagamos una acción que modifique de alguna manera este mundo donde nos encontramos.

De aquí derivamos dos cosas.

Primero, si nosotros hacemos fluir esa voluntad, ese inconsciente hacia una acción determinada, la energía que fluye hacia todas las sefirot, -las tres mentales y las seis sentimentales, o cualidades del corazón-, también fluye. Por lo tanto, se produce un círculo de retro-alimentación del que recibimos energía, la vitalidad de HaKadosh Baruj Hu, y esa vitalidad al ser utilizada, se vuelve a elevar en forma de “feed-back”, en forma de Luz que retorna al Creador. Luego, desde allí en lo Alto, de nuevo, recibimos una nueva Luz directa en nuestro inconsciente. Si hacemos las cosas como corresponde, esa luz nos dará más fuerzas para hacer cosas. Si no lo hacemos así, se cortará el flujo de acción y el flujo de vitalidad que HaKadosh Baruj Hu nos envía desde arriba. Entonces, es cuando se produce lo que llamamos “sufrimiento, o frustración”, y dependiendo en qué sefirot se produzca el estancamiento, la oscuridad o la falta de vitalidad, veremos el defecto que tenemos que arreglar.

Esa es una de las consecuencias del proceso de recibir energía para realizar una misión en este mundo a través de una acción. Es como recibir nuevas energías para seguir existiendo de manera fructífera. Esto es lo que sucede en el medio donde están los sentimientos, y está la mente.

Hablamos de las tres vestimentas del alma, pensamiento habla y acción.

El pensamiento, tiene tres etapas. Una etapa inicial que llamamos Jojmá, que es la conexión inicial de la parte exterior de la corona donde se revela en forma consciente cuál es nuestra voluntad. Esta revelación se manifiesta en forma de chispa o rayo de luminosidad tan poco específico, tan difuso y tan rápido, que si no es captado inmediatamente por biná, por el entendimiento -la segunda sefirá-, se pierde y no llegamos nunca a entender de qué se trata. La parte principal del pensamiento es la razón, -el razonamiento-, que tratar de descifrar, investigar y delimitar, cuál es esa idea que surgió del inconsciente a través de Jojmá. Esa es la tarea de biná, y aunque es ya una parte que está dentro de nosotros, todavía está muy lejos de llegar a ser una acción. Esto es una forma de empezar a entender de qué se trata lo que estamos recibiendo desde arriba. Tiene que haber una forma de conectar el pensamiento con los sentimientos, porque los sentimientos son los que llevan a la acción. El pensamiento es algo entre “yo” y “yo mismo”. -“Yo pienso para mí. Incluso cuando medito acerca de mí, yo no me llamo por mi nombre porque yo y mi pensamiento somos uno.-”

En cambio, cuando yo hablo, hay una parte de los sentimientos, que están conectados con la mente. Se trata de los tres primeros de arriba, bondad (jésed), rigor (guevurá) y belleza (tiferet), que como ya son sentimientos, tienen un grado de revelación más externo, más superficial, aunque todavía son cosas que sólo yo percibo. Si yo siento bondad, odio o miedo, esto todavía no se percibe en el mundo exterior. En cambio, las tres sefirot inferiores de las seis cualidades del corazón que son netzaj, hod y yesod, en el árbol de las sefirot, son sentimientos que se refieren a nuestra relación con el exterior, a cómo vamos a encarar nuestra acción -aunque todavía no es acción-. Todas estas explicaciones están en nuestra página de Cabalá, en la parte de “Conceptos básicos de Cabalá”. De acuerdo a nuestro razonamiento, nuestro grado de bondad y de rigor, y el equilibrio entre ellos dos (tiferet, - armonía o belleza-) vamos a tener el netzaj (victoria-eternidad). Netzaj es, por un lado, la capacidad para conectarnos con el mundo exterior de una manera segura, triunfante, influyéndolo activamente. Por el otro, [netzaj] tiene que estar equilibrada por hod, que es el reconocimiento. Cuando conectamos con otra persona, tenemos considerar que también ella tiene su existencia, y que debemos conectarnos de tal manera que pueda recibir y aceptar nuestra acción.

En el caso de que recibamos una acción del exterior, la sefirá de hod nos servirá para ser agradecidos y para poder reconocer lo que los demás están haciendo por nosotros. Es la manera de tener un “feed-back” para que, también, desde el lado [netzaj] se mantenga la voluntad de seguir influyendo. Esas dos sefirot están equilibradas en la tercera sefirá, que de arriba hacia abajo es la novena, -Iesod, o fundamento-, y que conecta con maljut. El fundamento, que está representado en el cuerpo por el órgano reproductor masculino, se conecta con maljut que es la acción. Aquí vemos en qué forma y cómo actúan las sefirot, y vemos que para tener sentimientos correctos y una acción adecuada, debemos traducir el idioma del inconsciente, o sea, traducir la voluntad de HaKadosh Baruj Hu que está expresada en el alma. Para que el alma se exprese correctamente, necesitamos que el pensamiento sea correcto.

A veces, no tenemos muchas posibilidades de cambiar nuestros sentimientos. Es más, cada persona fue creada con una mayor predisposición hacia la bondad, etc. y así cada uno como fue creado. No obstante, tenemos la posibilidad de cambiar nuestro pensamiento. Si razonamos y vemos que nuestro comportamiento, nuestras ideas, nuestra forma de enfocar el mundo y de conectarnos con Dios, no es una forma productiva que nos beneficie a nosotros y a los demás, tenemos la posibilidad de buscar una forma mejor de razonar. Es importante saber que si uno tiene intención de cambiar, de ser mejor, de saber más, y de servir mejor a Dios, esa intención en sí misma, nos envía una vitalidad y una ayuda. La intención tiene que ver con el deseo, con la sefirá de ratzon o voluntad, el deseo de que suceda esto a lo que nos estamos refiriendo. Entonces, HaKadosh Baruj Hu nos envía la ayuda, tanto espiritual como material, para que se cumpla nuestro deseo y tengamos una vida mejor junto con todos los que nos rodean. Ésta es una forma de explicar cómo es nuestra estructura interior. Jasidut se ocupa especialmente de eso, por lo cual, el libro que ahora estamos estudiando, fue escrito por el autor para enseñarnos a utilizar la Jojmá, biná y dáat, de acuerdo con la Torá; para que nuestros pensamientos surjan de la Torá y de los sabios que descubrieron todas sus partes secretas. Para ello viene toda la explicación dada.

Por eso el -movimiento- de este Rebe se llama Jabad, porque el hincapié está en que cambiemos nuestra mentalidad y para que utilicemos nuestro razonamiento para encauzar nuestros sentimientos hacia una acción correcta. No tenemos que olvidar que lo principal es la acción y el objetivo del pensamiento es encauzar los sentimientos, porque en realidad la mente es un instrumento para esto.

Tzinorot significa tubos, o canales. Este flujo de energía que pasa de una sefirá a otra se transmite a través de canales. Es similar a lo que ocurre en el cuerpo cuando el cerebro hace llegar al órgano una instrucción para que realice una determinada acción; o para que perciba como caso del ojo, oído, etc.

Vamos a pronunciar una bendición que es el reconocimiento de que todo lo que poseemos es porque HaKadosh Baruj Hu nos lo da.

Baruj ata Adonai Eloheinu Melej haOlam shehakol niheyed bidvaro.

Bendito eres tu Dios del universo que creó todo con su palabra”.

Lejaim!




Este lejaim es una aplicación gráfica de la sefirá de hod y gracias a ese reconocimiento, el lejaim sirve para traer vida. ¡Para la vida! Cuando decimos un lejaim hacemos un pedido de vitalidad para que se transforme en bendición de sustento, hijos, salud y que veamos, beezrat HaShem, pronto en nuestros días la redención de la Luz de Dios infinita, con la llegada del Mashiaj y de la redención para todo el pueblo judío y para todo el mundo en general. Aunque este libro fue escrito, en principio, para los judíos, sin embargo, el Rebe explicó que hay una serie de personas, -que espero que sean muchos millones- llamados “justos de las naciones” que todavía no son judíos pero que tienen su alma muy parecida a la del judío.

El alma de ellos está dentro del cuerpo y muy cerca de Dios. Para ellos, también está escrito este libro; son los que se transformarán en judío en el Mundo por Venir -además de todos aquellos que se van convirtiendo durante la época del galut, del exilio-. Está escrito que todas las personas que en este momento traten de acercarse a HaKadosh Baruj Hu cumpliendo con los siete preceptos de los Bnei Noaj, tratando de estudiar Torá y de apoyar la tarea de los judíos para producir esta revelación, también serán transformados en judíos, y tendrán un trabajo todos juntos en el Mundo por Venir, que es una especie de Gan Eden pero superior.

Para ello, vamos a hacer una segunda cosa que es poner tzedaká, poniendo una moneda de un shekel (moneda básica de Israel) y decimos:

Grande es la tzedaká que salva de la muerte, grande es la tzedaká que acerca la redención”

Uno de los secretos para adquirir conocimiento, es ponerse a andar, porque ni el hombre en sí, por más tzadik que sea, ni ninguna criatura creada en cualquiera de los mundos, pueden llegar por sí mismas a ser completos, ni tampoco a alcanzar la redención personal cien por ciento. El tema es empezar a andar desde el punto de partida en que HaKadosh Baruj Hu nos puso. Por encima de nuestras fuerzas y de forma milagrosa, HaKadosh Baruj Hu hace que se produzca ese “salto cuántico” que está muy por encima de nuestro razonamiento, de nuestra comprensión, y que es superior a todo lo que podamos desear y que hayamos conocido hasta ahora. En ese momento, que se va a producir de repente, llegaremos a la meta. Pero sólo será posible cuando HaKadosh Baruj Hu nos tome con Su mano y nos lleve en ese “salto”, como por un “agujero de gusano”, hacia ese Universo nuevo que no conocemos pero que tanto queremos conocer.

Volvemos al estudio del Libro del Tania del Admur HaZaken.

Admur אדמו"ר, quiere decir, adoneinu moreinu verabeinu, nuestro señor, nuestro maestro, nuestro rav o pastor, y HaZaken, quiere decir “el anciano”, y ese nombre le fue puesto al primer Rebe de Jabad por sus descendientes y sus jasidim.

El Baal Shem Tov fue la última escala de la revelación de la Cabalá -la parte interior de la Torá-. Su intención era que sus manantiales se expandieran hasta el rincón más lejano. Cuando esto suceda, será el momento en el que Mashiaj venga.

Como estudiamos a la forma de Jabad, a través de la mente para refinar nuestros sentimientos y hacer acciones correctas, debemos tener la intención de traer al Mashiaj en cada uno de nuestros pensamientos, en cada una de nuestras acciones. No se trata de que posiblemente lo que hagamos Lo vaya a traer, sino de que tengamos la seguridad de que lo que hagamos será un acto en el avance del refinamiento del mundo y en el avance de la llegada del Mashiaj en concordancia con las instrucciones que nos están dando en este libro. Y esto es para que sepan que muchos son los esfuerzos del hombre, pero la palabra de Dios es la que se cumple.

Cada uno de los casi 7.000 millones de personas que hay en el mundo, están tratando de sobrevivir de acuerdo a su entendimiento y a sus instintos. Son como hormigas que van de un lado para otro esperando que pase algo en algún momento de sus vidas; o quizás, esperando que no pase algo que pueda llevarlos a estar peor de lo que estaban. Nosotros queremos un poco más que todo eso. Queremos desear, constantemente, que este mundo cambie para mejor y se transforme en algo completamente diferente.

Tania, es la primera palabra del primer capítulo del libro, que es la primera palabra de una enseñanza del Talmud.

La base de toda esta enseñanza es un versículo de la Torá que dice:

Porque esta cosa está muy cercana a ti, en tu boca y en tu corazón para que la hagas”

A ti, es tu esencia, tu alma. El hombre como interioridad.

En tu boca, es el pensamiento. Cuando uno trata de ser sincero, dice lo que piensa a través de su boca.

En tu corazón, es cercano a tus sentimientos, para que sea hecha.

Está escrito, que así como HaKadosh Baruj Hu pide a los seres humanos que cumplan los preceptos, Él también los cumple allá arriba. Y así como el judío se pone tefilim todos los días para rezar, también HaKadosh Baruj Hu se pone sus tefilim. Pero tienen que saber, -y eso es algo que últimamente está trayendo muchos problemas-, que se toman las palabras de la Torá y de la Cabalá en forma textual, y no tiene porque ser así. La Torá es la voluntad de Dios escrita en palabras del hombre, en un idioma que el hombre pueda la aceptar. Si decimos, por ejemplo que, “Dios arrojó guijarros y creó el mundo” y lo tomamos textualmente se podría pensar en algún tipo de mitología, una tribu indígena o una deidad asiática.

Para entender de qué se trata y cuál es la intención de esta palabra tenemos que saber lo siguiente.

Decíamos antes, que la mente dirige los sentimientos y todos los órganos del cuerpo. Así como el ojo tiene la capacidad de ver. La mente recibe información del exterior a través de la luz que capta el órgano del ojo. Cada órgano tiene una función especial y una estructura adecuada a su funcionamiento, pero si dejamos un ojo fuera del cuerpo, desconectado del cerebro, el ojo no ve nada por si solo. Necesita recibir el poder de la visión.

El poder de la visión es una fuerza interior espiritual que HaKadosh Baruj Hu puso en el órgano de la vista. El ojo absorbe la luz en el mundo físico y la transforma en estímulos eléctricos. El cerebro capta esa señal eléctrica a través de las neuronas y la procesa. Así también pasa espiritualmente. La vitalidad que tiene el ojo también tiene su origen en la mente. En la mente está en potencia esa capacidad de ver que está incluida en el ojo, o la capacidad de pintar que está investida en la mano. Si digo que HaKadosh Baruj Hu, arrojó una piedra y creó el mundo, estoy diciendo que utilizó su poder de alejamiento. Mediante esa parábola, los sabios quieren explicar que para poder crear la realidad material, HaKadosh Baruj Hu tuvo que alejarse y ocultarse. Y a pesar de que esto también es una parábola, es una forma -tan sólo- de entender lo que pasa en la divinidad desde la percepción humana. Sin embargo, nunca tenemos que cometer la equivocación de tomarlo de forma contextual. Podemos destacar que para Dios no existe alejamiento ni ocultamiento, ya que es algo que es visto solamente desde abajo. Por esta razón, no es correcto tomar el libro del Zohar, porque lo que quiso decir rabi Shimon Bar Iojai y todos los sabios que participaron, era referido a cosas divinas mediante ejemplos materiales.

Por supuesto, la mayoría de las personas no lo entienden porque está escrito en arameo pero, incluso, si lo leyéramos en castellano, resultaría mucho más difícil entenderlo. Si se quiere estudiar el Zohar o este libro, nunca hay que tomarlos en forma textual; invocar ángeles, hacer figuras, o cosas así, hace que caigamos en el pecado de la idolatría por el hecho de pensar que algo material es Dios, o que Dios tiene alguna cualidad o limitación que tienen los seres creados. El pecado no es simplemente algo que tenemos que evitar porque recibiremos un castigo; al contrario, según la Torá, el pecado es un alejamiento entre nosotros y Dios. Nosotros producimos un alejamiento entre nosotros y Dios.

Porque esta cosa” se refiere a la Torá, a la enseñanza que transmite HaKadosh Baruj Hu a través de la Toráh, “está muy cercana a ti en tu boca y en tu corazón para que la hagas.” Tenemos que saber que está muy cerca de nosotros porque HaKadosh Baruj Hu es todo abarcador, es una esencia absoluta que todo lo comprende.

También tenemos que entender que un Rebe es un ser humano que refinó su pensamiento, sentimientos y acciones. Su inconsciente se transmite en forma clara y sin deformaciones hacia el exterior, y es a través de él, a través de su palabra y de su acción, que HaKadosh Baruj Hu se expresa. Eso no quiere decir que ese hombre [-el Rebe-] sea HaKadosh Baruj Hu. Eso fue lo que pasó hace 2.000 años con “el hombre aquél” y no podemos terminar de explicar esto porque cuando uno está en una Ieshivá entre judíos y sobre todo en Israel, no se piensa en eso, ya que se está bastante alejado de otras influencias y de las personas inmersas en un mundo donde rige “el otro lado”, que no estudian la Torá.

Las traducciones acaban siendo otra nueva parábola. Si tomamos el versículo en hebreo, por ejemplo la palabra davâr, דָּבָר significa “cosa” pero también tiene muchos otros significados. En el libro Dvarim, está escrito como “Palabras”, porque dat, bet, resh ד-ב-ר es la raíz del verbo ledaber, לדבר, hablar. Constantemente, pronuncio palabras en hebreo para que el oído de ustedes se vaya endulzando con las palabras de la Torá. En el mundo gentil, el idioma hebreo es algo bastante denigrado y rechazado, pero es la forma en que HaKadosh Baruj Hu se expresa, es el lenguaje Divino; no es el hebreo moderno que está modificado con nuevas normas gramaticales, palabras extranjeras, pero éste es un ejemplo de lo que es una parábola, una traducción.

Estamos traduciendo lo que hay en nuestro inconsciente al idioma de la Jojmá, y de éste, al de Biná, etc. Cada uno de esos recipientes que son las sefirot, están transmitiendo a través de la conexión entre cada una de ellas, -los tzinorot o conductos-, y cada una hace una traducción de un idioma a otro. El idioma de Jésed no es igual que el idioma de la Guevurá. Cuanto más refinada es la traducción, es más correcta, y la oración por tanto, más exacta.

La palabra “cosa” hay que tomarla como algo correcto y bueno. En castellano, cuando llamamos a una persona “cosa” la estamos denigrando, pero la Torá, en relación a lo que es su Esencia, es una cosa. Davar significa que la palabra es una extensión y que no es la esencia de Dios. Nosotros no somos lo que decimos y lo que decimos tampoco es nuestra esencia. Se trata, simplemente, de una revelación de lo que tenemos adentro; es la luz que sale de nuestra esencia. No obstante, eso que sale de nosotros deja de existir si no estamos.

En ese sentido, es una cosa, un objeto. Pero si nos referimos a la Torá, dada su unicidad con Dios, no es una cosa sino parte de su esencia. Pero desde nuestro punto de vista es davâr. Es una palabra, es un verbo, es una expresión y si la separamos, como está escrita en el lenguaje humano para que nosotros la entendamos, está muy lejos de HaKadosh Baruj Hu. Lo que percibimos a través de esto, no tiene nada que ver con la verdadera realidad. La esencia infinita de Dios no tiene nada que ver con el ejemplo que estamos dando. Eso nos enseña que cuando nos referimos a Dios y queremos conocerlo a través de Su palabra, tenemos que tomar Su palabra estricta tal como es. No la podemos interpretar de acuerdo a nuestro buen “saber y entender”, sino que tenemos que conectarnos con el tzadik de la generación, con los sabios y con la palabra correcta para saber de qué se trata, porque lo que sale de la boca de ellos es la verdadera palabra de HaKadosh Baruj Hu.

A pesar de ello, siempre tiene que ser en un lenguaje que nosotros podemos entender, y el lenguaje que podemos entender no es el lenguaje de la verdad sino el de la mentira. En este mundo casi todo es mentira, un 99,9 % de mentira y una pequeña pizca de verdad. Y así como el alma respecto al cuerpo, no tiene peso y no hay un porcentaje para comparar, es la verdad en este mundo que está oculta por montañas y universos de mentiras. Nuestro trabajo es depurar este mundo y por eso “esta cosa está tan cerca de nosotros”, aunque para nuestra percepción está muy alejada.

Recordad, por último la importancia de contar con este libro impreso.

Lejaim, lejaim!!!


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