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domingo, 2 de octubre de 2011

Las Tres Almas del Hombre

En el primer capítulo del Tania, R. Shneur Zalman se explaya acerca de las dos fuerzas que crean la dinámica espiritual que actúa en todo judío: El Alma Divina, esa parte de la Esencia de Di-s que mora dentro nuestro y que nos impele a trascender su naturaleza física, y el Alma Animal, la fuerza que está detrás de las emociones e instintos de la criatura humana que lo liga a lo material (el Alma Animal es llamada también "Alma Vital" o "Alma Natural").

También se insinúa en el Tania, aunque elaborada más explícitamente en los últimos escritos de jasidut, la existencia de una fuerza intermediaria llamada Alma Racional, que busca motivar y elevar el Alma Animal filtrando la experiencia natural a través del prisma de la razón humana (mientras que el Alma Divina es una herencia exclusiva del pueblo judío, las otras dos almas son de naturaleza universal, definiendo los parámetros psíquicos para toda la humanidad. De todas maneras existen diferencias sutiles pero significativas respecto de la forma en que se manifiesta el Alma Racional en el judío). De acuerdo con la doctrina jasídica, Abraham comenzó su camino de fe refinando la emuná inherente dentro de su Alma Animal y su Alma Racional. Una vez perfeccionadas, adquirió un conjunto nuevo de poderes espirituales que conocemos como Alma Divina. Incorporó tan completamente estos poderes en su ser, que el Alma Divina pasó a ser inmediatamente una característica genética que heredó a las generaciones subsiguientes de judíos.

Estas tres variedades de alma, aunque únicas y a menudo desparejas en cuanto a sus características individuales, poseen de todas maneras una estructura interna común. Esto refleja un principio general del jasidut (parafraseado de Kohelet 7:14): "Di-s obró de manera tal que dimensiones diferentes de las realidad de hecho reflejan una a la otra". Así se puede asumir que el Alma Animal posee un nivel de emuná paralelo a los que se encuentran en el Alma Divina y en el Alma Racional.

Cuando alcanzamos la verdadera emuná del Alma Divina, toda forma inferior de fe no parece más que una mera superstición, pero sin embargo, incluso un nivel deficiente de fe puede gobernar sobre un conjunto de fuerzas espirituales relacionadas. Consecuentemente, los niveles de emuná nativas del Alma Animal y del Alma Racional deben ser vistos como poseedores de una propia integridad, ya que sirven para el progreso del alma hacia la verdadera emuná del Alma Divina.

Lo que sigue puede servir como un esquema de esta evolución de la fe:

a) El Alma Animal produce emuná en la fuerza del Ser.

Este es el nivel de emuná que se debe cultivar durante las etapas formativas en que el hombre explora sus capacidades naturales. Su ausencia resulta en severos disturbios de la identidad, dejando al individuo con un marcado sentido de su propia impotencia y debilidad del Yo.

Aislada de una emuná elevada, la fe en el Yo puede llevar al engreimiento paradigmático retratado íblicamente por la autoproclamación: "mi fuerza y el poder de mi mano me llevaron al éxito" (Deuteronomio 8:17). Pero acompañada de la fe en el origen Divino de nuestra alma, la seguridad en si mismo no necesita mucho tiempo para ser suplantada por la confianza en Di-s. De hecho, puede proveer una base legítima y esencial para el crecimiento espiritual, como se evidencia de la continuación del versículo: "y recuerda a Di-s tu Señor, Quien es el que te concede a ti el poder para prosperar". Los logros siguen siendo tuyos, como así también el poder de producirlos, simplemente reconoce la Fuente que te inviste con esos poderes. [Esta idea se hace evidente de las palabras del Rey David: 'Retorna a El lo que es Suyo, porque tu y lo que es tuyo vienen de El', y también dijo: 'porque todo deriva de Ti, y de Tu propia mano proviene lo que ahora Te damos' (Crónicas I 29:14)].

b) El Alma Racional produce emuná en la fuerza del Intelecto.

Este nivel de emuná comprende el origen de la fe humana en la Ciencia y la Razón. Representa la creencia en que la mente, con su capacidad siempre en desarrolo de comprender la complejidad de la existencia, nos permite en definitiva lidiar con los desafíos más acosantes de la vida.

Hay un elemento de humildad y desinterés en la búsqueda genuina de la verdad y el conocimiento que hace que esta variedad de fe sea más refinada y apreciada que la que está asociada con el Alma Animal.

Su asociación con la negación de la creencia irracional puede servir incluso para realzar nuestra comprensión de cuestiones Divinas, como la fe racionalista propugnada por el Rambam. Pero nunca puede suplantar a la emuná del Alma Divina, que permite al alma confirmar positivamente que su propia supraconciencia desciende desde el reino de la Esencia Divina.

c) El Alma Divina genera verdadera emuná en Un Di-s.

Este es el nivel de emuná al que se puede llegar sólo a través de experimentar la soledad desnuda de nuestro ser. Mientras que el cultivo de la emuná en el Yo y la Razón fija su atención en los rasgos de carácter y la inteligencia que son comunes a todos los hombres, alimentar la emuná nos guía hacia la misteriosa raíz de nuestra alma singular y única. Desde esa raíz, la emuná en nuestros origenes Divinos lleva a enriquecer las formas inferiores de fe que están asociadas a la experiencia humana.

La Interinclusión de la Emuná


Jasidut nos enseña que dada cualquier estructura jerárquica conceptual, podemos encontrar en cada elemento de ese conjunto un principio básico para identificarlo con los otros elementos. Esto se denomina el principio de "interinclusión" (hitkalelut). Esto implica que hay aspectos de nuestra emuná en el Yo, la Razón y en Di-s que se reflejan entre si.

Exploremos el espectro completo de la emuná que deriva de la aceptación de este principio:

La emuná del Alma Animal:


  1. Su expresión primaria: la creencia en la capacidad del Yo de sobrellevar las adversidades físicas y emocionales de la vida e incluso tener éxito y prosperar.
  2. Como reflejo del Alma Racional: confianza en los poderes de evaluación de la realidad que tiene nuestro ser. La fe en la razón se manifiesta a este nivel como la validación de la interpretación particular de la propia experiencia inmediata de cada individuo.
  3. Como reflejo del Alma Divina: creencia en los poderes trascendentes del Ser, aquellos recursos internos que derivan claramente de un lugar ubicado más allá del intelecto y las emociones y que expresa la influencia de nuestra Alma Divina sobre las capas más externas de la personalidad. La expresión posiblemente más significativa de esta dimensión de la fe es la capacidad de autosacrificio.

La emuná del Alma Racional:


  1. Expresión primaria: fe en la razón humana y en el poder de nuestro intelecto para evaluar la realidad y determinar la verdad.
  2. Como reflejo del Alma Animal: creencia en los axiomas de la vida civilizada promulgados dentro del medio ambiente propio. Esto deriva de la experiencia acumulada y la sabiduría de nuestra cultura nativa.
  3. Como reflejo del Alma Divina: creencia en el intelecto Divino oculto que concibió la naturaleza y toda la realidad creada. Este especto de la emuná puede ser conectada con la creencia de Di-s como Elokim, una designación que evoca el dominio de Di-s sobre la naturaleza. [Incluso el Faraón fue capaz de alcanzar este nivel de emuná, como es evidente de su respuesta (Números 5:2) al pedido de Moisés de liberar de la esclavitud a los hijos de "Di-s, el Señor de Israel": "Yo no conozco a Di-s (Havaiá, como está esccrito en la Torá)". Inferimos de esto que el Faraón sólo negó su conocimiento de Di-s en su aspecto de Hashem (Havaia) pero no como Elokim, el poder inherente detrás de la naturaleza].

Esta dimensión de emuná afirma que existen leyes de la naturaleza inspiradas Divinamente que son inconcientes para el hombre, leyes que son responsables de la forma en que nuestras mentes procesan la realidad. Concientemente, con su origen en un intelecto Divino universal e inescrutable, este nivel de emuná es en si un fenómeno cuya existencia sólo puede ser afirmada a través de la fe. [Algunas interpretaciones de la física moderna también sugieren que las leyes fundamentales del conocimiento conciente, por su propia naturaleza, son inaccesibles a la razón humana y posiblemente están basadas en alguna Realidad Superior].

La emuná del Alma Divina:


  1. Expresión primaria: Creencia en el Di-s único, fuera de cuya Escencia es labrada el alma judía.
  2. Como reflejo del Alma Animal: creencia en el carácter Divino del pueblo judío, quien lleva colectivamente la marca de la Divinidad en sus almas. La "fe en Israel" se expresa principalmente como una creencia persistente en la pureza y bondad innatas del alma judía.
  3. Como reflejo del Alma Racional: creencia en la Torá, vehículo del Intelecto Divino, como declara el Zohar: "la á surge de la Sabiduría de Di-s". Más que de nuestra fe en el poder de la razón humana, esta creencia también surge de apreciar el alcance ilimitado y en permanente evolución que proviene de la sabiduría de la Tora. La comunidad de sabios de cada generación, por medio de su perspectiva individual en su comprensión de la Torá, revela una dimensión inexplorada de la sabiduría Divina que aguarda ser revelada, como se sugiere de la introducción standard del Midrash: "Abrío rabi tal y tal…". (Las tres faces de la emuná manifestadas a través del Alma Divina reflejan la aseveración del Zohar que "Israel, la Torá y Di-s son Uno").

En resumen, cada una de estas tres almas que posee el judío está coronada por un halo de emuná. Cada emuná del alma abriga elementos inspirados por los otros dos. Juntos abarcan 9 dimensiones que constituyen el conjunto completo de la fe judía.

El Alma Animalemuná en:
  1. los poderes trascendentes del ser
  2. nuestra capacidad de evaluar la realidad
  3. nuestras capacidades físicas emocionales
El Alma Racional emuná en:
  1. la sabiduría Divina de la naturaleza
  2. la razón humana
  3. la moral social
El Alma Divinaemuná en:
  1. Di-s
  2. La Torá
  3. Israel

Difusión de Cabalá y Jasidut de Rav Itzjak Guinsburgh Shlita

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