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sábado, 9 de septiembre de 2023

5783 ROSH HASHANÁ

 BS"D



ROSH HASHANÁ





UN AÑO BUENO Y DULCE




SHANÁ TOVÁ UMETUKÁ




https://www.youtube.com/shorts/xKCjh1nwmNw?feature=share




¡Mazal Tov!

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Rabino Jaim Mates Frim


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La Cuarta Revolución por Zoom -

EL PODER ESTÁ EN NOSOTROS PARA TRAER AL MESÍAS

Shaná Tová

con el rabino Jaim Frim

 


https://youtu.be/ggBpVhx3IOU

 

 

última conferencia del año.

es el momento de tomar esa decisión que hasta ahora no te atreviste a tomar.

nadie lo hará por ti, y nadie lo hará mejor que tú.

Porque el Creador te dio solo a ti esa misión que solo tú y Él conocen, y sólo a ti te dio los secretos y las armas para llevarla a cabo con éxito.

No esperes más, decide ser parte activa y no un mero espectador, dejar de hacer lo mismo y este año 5784 será diferente.

Shaná tová.

Que seas inscripto y sellado para un año excelente y dulce.

 

Jaim Frim

 






CALENDARIO HEBREO: Mes de Elul

 

LOS SIGNOS DEL NUEVO AÑO: 5784

 

Siguiendo nuestra costumbre anual, veamos algunas de las muchas guematriot -alusiones numéricas- del valor numérico del año que ahora comenzamos 5784 desde la creación. Es costumbre aceptada referirse a un año descontando los miles. Por lo tanto, el próximo año se conocerá como 784 o תשפ"ד. Veamos primero una serie de apariciones y significados del número 784 en la Torá y luego consideremos frases de cuatro palabras cuyas iniciales son תשפד.

 

Un año de poder y potencial

Aritméticamente 784 es un número cuadrado que indica un estado de inter-inclusión, hitcalelut (הִתְכַּלְּלוּת). La última vez que tuvimos un año cuyo valor era un número cuadrado fue hace 55 años (en 5729, el equivalente a 1969) y la próxima vez será dentro de 57 años (en el año 5841, el equivalente a 2081).

Efectivamente 784 es el cuadrado de 28, el valor de “fuerza” o “poder” o “potencial”, coaj (כֹּחַ). 28 es también el valor de “iejí” (יְחִי), la primera palabra en la proclamación hecha por la reina Batsheba ante el rey David, “Viva mi señor, el rey David, por siempre”[1], iejí adoní hamelej David leolam (יְחִי אֲדֹנִי הַמֶּלֶךְ דָּוִד לְעֹלָם).

La palabra “poder” (כֹּחַ) aparece en la conocida frase del Eclesiastés:

“Todo lo que esté en tu poder hacer, hazlo con todas tus fuerzas”[2]

כֹּל אֲשֶׁר תִּמְצָא יָדְךָ לַעֲשׂוֹת בְּכֹחֲךָ עֲשֵׂה

Col asher timtzá iadeja laasot becojajá asé

El Baal Shem Tov explica[3] que esta frase nos anima a conectar nuestras acciones con nuestros pensamientos, especialmente a conectar el “poder de la nada”, el poder de autoanulación inherente a la sefirá de sabiduría con nuestras acciones para que nuestras acciones estén unificadas con Dios e imbuidas de Divinidad. Este es el poder del alma para unirse con Dios.

Agregamos que dado que 784 es el cuadrado de “poder” (כֹּחַ), es decir, el valor de “poder” multiplicado por “poder”, se refiere a este poder interno del alma para unirse con Dios multiplicado por el poder del cuerpo, llevando a una unificación de cuerpo y alma con Dios. De hecho, la suma de “alma”, neshamá (נְשָׁמָה) y “cuerpo”, guf (גּוּף) es 484, también un cuadrado, lo que indica un estado de inter-inclusión entre el alma y el cuerpo.

Un año del tzadik y sus acciones

784 es el valor de la frase bíblica, “La acción del justo [es para la vida]”[4], peulat tzadik [lejaim] (פְּעֻלַּת צַדִּיק [לְחַיִּים]).[5]

Sólo las palabras “la acción de un justo” (פְּעֻלַּת צַדִּיק), cuyo valor es 784, también es igual a 8 veces “para la vida” (לְחַיִּים, lejaim), u 8 veces 98. Pero como la frase “la acción de un justo” (פְּעֻלַּת צַדִּיק) tiene 8 letras, significa que el valor promedio de cada letra es 98, o “para la vida” (לְחַיִּים). La propiedad esencial de la persona justa, el tzadik, descrita en esta frase es que sopesa continuamente todas sus acciones para asegurarse de que traen vida al mundo, animando a los demás y añadiendo vivacidad en todo lo que encuentra. Su intención es que todo revele la fuerza Divina que continuamente trae y asegura su existencia.

El valor de toda la frase, “La acción del justo es para la vida”[6] (פְּעֻלַּת צַדִּיק לְחַיִּים) es 882, que es el doble del valor de “verdad”, emet (אֱמֶת) el cuadrado doble de 21, aludido en el Nombre de Dios, “Seré lo que seré”[7], ehié asher ehié (אֶהְיֶה אֲשֶׁר אֶהְיֶה).

En un hecho matemático conexo, 784 es la suma de un cuadrado y un cubo. El cuadrado es 441, el valor de “verdad” (אֱמֶת), como arriba, y el cubo es 343, que es 7 al cubo, un número muy importante en la Torá que describe el aumento de la luminosidad Divina del reino material en el futuro.[8] De hecho, 343 es también el valor de “material”, gueshem (גֶּשֶׁם).

Un año de portales

Hay otra frase en Proverbios, que también involucra a los justos, y cuyo valor es 784, “los portales del justo”, shaarei tzadik (שַׁעֲרֵי צַדִּיק). En relación con la primera frase, “la acción del justo”, que describe al tzadik en si y por lo tanto corresponde a la sefirá de fundamento (iesod), esta segunda frase corresponde a la sefirá de reinado (maljut).

El año de Metushelaj (Matusalén)

La figura bíblica central cuyo nombre suma 784 es Matusalén (מְתוּשֶׁלַח), el hombre que tuvo la vida más larga registrada: 969 años. 969 es en sí mismo un número interesante. Es el tetraedro de 17, o la suma de los números triangulares desde el triángulo de 1 hasta el triángulo de 17.[9] 17 es el valor de “bueno”, tov (טוֹב) y además el valor de “vida”, 68, jaim (חַיִּים) es 4 veces “bueno” (טוֹב). Esta bondad se plasmó en la larga vida de Matusalén y en su longevidad, 969 es también el valor de la conocida frase: “Havaiá es bueno para todos y Su compasión descansa sobre todas Sus creaciones”, Tov Havaia lacol verajamav al col maasav (טוֹב י-הוה לַכֹּל וְרַחֲמָיו עַל כָּל מַעֲשָׂיו). Matusalén fue un ejemplo del principio de que las acciones de un tzadik son para la vida, tanto en términos de su longevidad, como se señaló, como en su actuación como un tzadik perfecto, que protegió a su generación del Diluvio. Por lo tanto, el próximo año, 5784, será un año de buenas acciones por parte de los justos, lo que conducirá a una vida larga y buena para todos.

Un año de aguas vivas

Otra hermosa frase cuyo valor es 784 es “Aguas vivas de Jerusalén”[10], maim jaim mirushalaim (מַיִם חַיִּים מִירוּשָׁלִַם), que describe la fuente que surgirá desde la ubicación del Sagrado de Sagrados en el Monte del Templo. Estas aguas vivas - que aluden entre otras cosas a las enseñanzas internas de la Torá, sanarán al mundo entero y anunciarán la venida del Mashíaj, trayendo así la vida eterna en el año 5784.

Un año de amor a la paz

Muchos libros sagrados hacen uso de una hermosa expresión, “amor a la paz”, ahavat shalom (אַהֲבַת שָׁלוֹם), cuya guematria también es 784. Así, en 5784, tenemos la oportunidad de amar haciendo las paces los unos con los otros, mereciendo así alcanzar la verdadera paz.

Todo esto ocurre en Jerusalén, la ciudad de la paz, donde las acciones del tzadik - quien es referido como “paz” - traen la paz.

Un año de paz, bondad y salvación

El versículo: “¡Cuán hermosas son en la montaña las huellas del mensajero, anunciando la paz, anunciando el bien, anunciando la salvación, diciendo a Tzión: “¡Tu Dios reina!”[11], ma navú al heharim ragle mebaser mashmia shalom mebaser tov mashmia ieshua omer letzion malaj elokaij  (מַה נָּאווּ עַל הֶהָרִים רַגְלֵי מְבַשֵּׂ֗ר מַשְׁמִיעַ שָׁלוֹם מְבַשֵּׂר טוֹב מַשְׁמִיעַ יְשׁוּעָה אֹמֵר לְצִיּוֹן מָלַךְ אֱ-לֹהָיִךְ) está fuertemente asociado con el año nuevo, 5784, porque la suma de sus palabras centrales, “paz” (שָׁלוֹם), “bien” (טוֹב) y “salvación” (יְשׁוּעָה), es 784.

Observando este versículo más de cerca, notamos que el valor de sus dos primeras palabras es 45, (מַה) y 63, navú (נָּאווּ), aludiendo a la rectificación de la realidad a través de la capacidad de mantener las “luces de energía caótica dentro de recipientes rectificados”, orot detohu bekelim detikun  (אוֹרוֹת דְּתֹהוּ בְּכֵלִים דְּתִקּוּן).[12]

 

LAS FRASES PARA EL AÑO

Pasamos ahora a frases de cuatro palabras cuyas iniciales son תשפד:

 

La primera es: תְּהֵא שְׁנַת פֵּשֶׁר דָּבָר,[13] tihié shnat pesher dabar, que significa “que este sea un año de interpretación de las cosas”, un año en el que se revela el significado de las cosas. Las palabras פֵּשֶׁר דָּבָר también significan “compromiso”.[14]

 

Otra es: תְּהֵא שְׁנַת פֶּתַח דְּבָרִים, tihié shnat petaj debarim, “Que este sea un año de liberación de nuestras palabras”,[15] un año en el que podamos abrir nuestras bocas y nuestras palabras brillen.

 

Otra frase es: תְּהֵא שְׁנַת פְּלִיאָה דַּעַת, tihié shnat pelia daat, “Que este sea un año de conocimiento maravilloso”. Las palabras “conocimiento maravilloso” (פְּלִיאָה דַּעַת) provienen de Salmo 139:6.

 

Además, תְּהֵא שְׁנַת פִּקּוּדֶיךָ דָּרַשְׁתִּי, tihié shnat pikudeja darashti, “Que éste sea un año de búsqueda de Tus mandamientos”, haciéndose eco de la frase que aparece en Salmos 119:45 y 119:94.

 

Una frase final es:  תְּהֵא שְׁנַת פָּדָה בְּשָׁלוֹם נַפְשִׁי, shnat shnat pada beshalom nafshí, “Que este sea un año en que [Dios] me redima en paz mi alma”.[16] Las dos letras פד con las que comienza la palabra “redimir” (פָּדָה) también aluden a la redención del hijo primogénito, pidión haben (פִּדְיוֹן הַבֵּן), “Israel es mi hijo primogénito”.[17]

 

Que todos seamos inscritos y sellados para un año bueno y dulce.

 



[1] 1 Reyes 1:31

[2] Eclesiastés 9:10

[3] Keter Shem Tov (Kehot: edición de 2004), §91

[4] Proverbios 10:16. El versículo completo dice: “La acción del justo es para la vida; la ganancia del malvado produce miseria” (פְּעֻלַּת צַדִּיק לְחַיִּים תְּבוּאַת רָשָׁע לְחַטָּאת).

[5]

[6] Proverbios 10:16. El versículo completo dice: “La acción del justo es para la vida; la ganancia del malvado produce miseria” (פְּעֻלַּת צַדִּיק לְחַיִּים תְּבוּאַת רָשָׁע לְחַטָּאת).

[7] Éxodo 3:14.

[8] Basado en Isaías 30:26 y Pesajim 68a

[9] Los primeros 17 números triangulares son: 1, 3, 6, 10, 15, 21, 28, 36, 45, 55, 66, 78, 91, 105, 120, 136 y 153. Su suma es 969

[10] Zacarías 14:8.

[11] Isaías 52:7.

[12] El 45 representa los recipientes rectificados y el 63 la energía caótica proveniente del Mundo del Caos, que se hizo añicos y se rompió. El valor de todo el verso es 4082, que es el producto de 314 y 13, o el Nombre de Dios, “Shakai” (שַׁ-דַּי) y “uno”, ejad (אֶחָד). Este producto sugiere la rectificación de la realidad a través de las acciones del tzadik, una vez más - ya que Shakai es el Nombre asociado con la sefirá de fundamento, el tzadik, pilar del mundo - que limita la naturaleza en constante expansión de creación revelando la unicidad de Dios.

[13] La expresión פֵּשֶׁר דָּבָר se origina en Eclesiastés 8:1, “Quién como el sabio, y quién como el que sabe interpretar las cosas…” (מִי כְּהֶחָכָם וּמִי יוֹדֵעַ פֵּשֶׁר דָּבָר).

[14] Berajot 10a

[15] Véase Rashi en Génesis 16:8. El ángel le hizo a Hagar una pregunta cuya respuesta conocía para liberar sus palabras - para que ella se sintiera cómoda hablando con él.

[16] Salmos 55:19

[17] Éxodo 4:22.


EL SECRETO DEL SONIDO DEL SHOFAR SEGÚN EL ZOHAR

El Llanto de una Madre

Con el rabino Jaim Frim

 

 


https://youtu.be/AH_YEUrvZZA

 

LECTURA DE LA TORÁ HAAZINU: ESCUCHEN LOS CIELOS ... 5783

Oiga la Tierra las palabras de Mi boca

 


 

https://youtu.be/lsbgQiqm1-o

 

Una Reflexión sobre el Shofar y escucha el sonido

Minuto 7:06

¿Por qué es tan importante el tema de la teoría de los valores de la que estamos hablando, y con la ayuda de Hashem vamos a continuar? Porque es universal. En todas las culturas, en todas las religiones, todas hablan de los valores y tenemos mucho, muchísimo en común. Por ejemplo, la regla de oro: “no le hagas a tu prójimo lo que no quieras que te hagan.” En diferentes versiones esa regla de oro del bien, ser una buena persona, aparece en casi todas las culturas del mundo. Obviamente es muy importante meditar en las sutiles diferencias, porque a veces una sutil diferencia puede ser infinitamente significativa y derivar en infinitas ramificaciones. Pero de todas maneras es también muy importante entender que hay una base en común de moralidad y ética en todo el mundo, y si ahora estamos hablando de conceptos y de llegar al mundo no judío, que denominamos la cuarta Revolución, debemos tener una terreno en común, y esa base es la llamada en filosofía la teoría de los valores, o ética, o moralidad. Esa es la base en común en la que debemos meditar y entender para poder alcanzar a todos.

 sigue aquí     • La Clave para Llegar a todas las Cult...  

 

 

 


OCULTO Y REVELADO

 

https://youtu.be/586f9VbXIVI

En dónde se paran los arrepentidos

los justos perfectos no pueden llegar allí.

¿Por qué?

También porque teshuvá,

Retorno – Arrepentimiento

Es Keter, la Corona Inconsciente,

el nivel oculto.

Tzadikim revelado

El servicio de los tzadikim, justos,

es a un nivel revelado.

Pero el servicio de los baalei teshuvá es una revelación del nivel oculto en el alma.

 

 





HISTORIAS DEL BAAL SHEM TOV

Calendario hebreo: Rosh Hashaná

 

El Baal Shem Tov:

 CUANDO EL ZORRO OLVIDÓ SUS PARÁBOLAS

 

El Midrash[1] relata la siguiente parábola:

Una vez el rey león se enojó con todos los animales. Los animales se consultaron entre sí en busca de alguien que pudiera ir a apaciguar al rey.

“Iré”, dijo valientemente el zorro, “porque sé trescientas parábolas y usaré mi sabiduría para apaciguar al león”. Los animales dijeron: "Que así sea".

Todos los animales siguieron detrás del zorro mientras este se acercaba respetuosa y cuidadosamente al rey de los animales. Pero cuando se acercaban al león, el zorro se volvió hacia todos los animales que lo miraban ansiosamente y dijo: "He olvidado cien parábolas". Los animales lo animaron: "Habrá bendiciones en las doscientos que aún recuerdas". Después de dar unos cuantos pasos más hacia el león el zorro se volvió y dijo: “He olvidado otras cien parábolas”. Los animales respondieron: “Hay bendición incluso en cien [que recuerdes]”. Finalmente, justo cuando estaba a punto de acercarse al rey de los animales el zorro se volvió de nuevo y dijo: “Me he olvidado todo. Entonces cada animal debió apaciguar al león lo mejor que pueda”.

 

El discípulo del Baal Shem Tov, Rebe Iaacov Iosef de Polonne, dijo[2] que la intención del zorro era que los animales se acercaran al león con sumisión. Por eso, inicialmente dijo que conocía parábolas que podían apaciguar al león, para que los demás animales estuvieran dispuestos a presentarse ante el rey.

Conectó esta parábola midráshica con una parábola que el Baal Shem Tov dijo antes de Rosh HaShaná y Iom Kipur sobre los cantores y líderes de las oraciones comunitarias durante los Días de Temor, que la gente no debería confiar en ellos, más bien, cada persona debe hacer sus propios esfuerzos individuales al orar.

 

No Cuentes Conmigo

Como trasfondo para comprender la parábola y su moraleja debemos recordar que en el pasado, el cantor o líder de las oraciones era el rabino de la comunidad o el propio Rebe jasídico: el tzadik. No hace falta decir que los miembros de la congregación confiaban en el tzadik que hiciera el servicio de oración y arrepentimiento por ellos. Tuvieron la suerte de tener un tzadik entre ellos que creían que podía hacer el trabajo necesario para mantener su conexión con Dios y, por lo tanto, se sentían tranquilos.

Usamos todo tipo de “intermediarios” en nuestra relación con Dios porque nos ayudan a crear la conexión y mantenerla cerca. Estos intermediarios podrían ser muy buenos, pero a veces necesitamos elevarnos por encima de ellos y crear una conexión directa con Dios.

Al Baal Shem Tov no le gustaban las parábolas como la del zorro -un género particular de alegorías que era común en la época de los sabios mishnáicos y talmúdicos. Prefería la inocencia y la sinceridad y las maquinaciones del zorro inteligente no eran de su agrado. Sin embargo, es evidente que esta parábola del zorro en particular es una excepción, ya que nos enseña a no confiar en la astucia del zorro y sus parábolas. Esta parábola nos enseña que el poder de la parábola en sí es limitado, porque el zorro terminó olvidando todas sus astutas parábolas.

En un nivel más profundo, cuando nuestra relación con Dios es a través de un tzadik la conexión que tenemos con él debe ser tratada como una parábola, una parábola cuyo significado es la conexión que tenemos con Dios. La conexión con el tzadik sirve como un medio relativamente tangible que representa nuestra conexión con Dios. Pero, aunque ésta es una necesidad muy humana (revestir nuestra relación con Dios con la apariencia de nuestra relación con un tzadik), hay ocasiones en las que esto es completamente inapropiado. Cuando se acercan Rosh Hashaná y Iom Kipur, el astuto zorro nos enseña: Olvídate de la parábola, olvídate de los diversos intermediarios que te ayudan a sentirte conectado con Dios y preséntate ante Dios tal como eres.

Las etapas de la parábola

El Baal Shem Tov enseña que todo proceso tiene tres etapas: sumisión, separación y dulcificación. El proceso de soltar las amarras a las que nos aferramos también requiere de las tres etapas descritas en la parábola.

Al principio los animales dependen del zorro. La situación parece mala, el león está enojado con nosotros porque hemos pecado. El zorro sabe cómo apaciguarlo, tenemos la oportunidad de ser rescatados. Por fin, todos los animales acompañan al zorro ante el rey y se atreven a presentarse ante él, porque han puesto sus esperanzas en el zorro.

El zorro, sin embargo, no actúa según el guion. De repente no hay zorro ni parábola, nada en qué confiar. "Lo siento", dice el zorro. “Dependías de una conexión externa con el rey a través de mí y de mi astucia, pero ahora tu bote salvavidas se ha hundido. Al principio, los animales están asustados y desanimados. "¿Que haremos? Ya estamos ante el rey, no tenemos dónde escondernos”. Este es un estado de profunda sumisión en el alma, expresado por el silencio.

En la siguiente etapa los animales y nosotros logramos reunir fuerzas y liberarnos de la desesperación. Ellos (y nosotros) necesitamos decirnos a nosotros mismos: Aparentemente, en lugar de caer en una desesperación completa y absoluta, ¡solo debemos desistir de nuestro camino anterior equivocado, e intentar un nuevo camino! En lugar de nuestra creencia anterior de que no podíamos recurrir directamente al rey, sino que necesitábamos al zorro como intermediario, tal vez podamos probar algo nuevo y sorprendente. Quizás podamos hacer frente a la ira del rey nosotros mismos, sin intermediarios. Esta es la etapa de separación, que diferencia el camino anterior del nuevo camino.

¿Tendremos éxito los animales y nosotros? Al principio, dudamos. Sin embargo, de forma lenta pero segura, nos vamos llenando de confianza. Finalmente, reunimos el coraje para hablar ante el Rey, el Creador y decir: “Padre nuestro, Rey nuestro”. Esta es la etapa del endulzamiento y del habla.

 

Puedes hacerlo

El zorro era inteligente. No dejó que los animales eludieran sus problemas. Si no hubieran confiado en él, lo más probable es que se hubieran quedado en casa, hundiéndose cada vez más en una situación ya de por sí negativa.

El león puede estar enojado. Es posible que hayamos transgredido ante Dios durante el año, por lo que, comprensiblemente, preferimos mantener la distancia. Especialmente porque no sabemos qué hacer. Por eso el zorro nos llevó ante el rey. No más evitar la situación. No más procrastinar, no más evadir el problema. Como cuando el médico nos dice: “Su situación es peligrosa. ¡Debes encargarte de esto!

Llegar hasta la presencia del Rey no sólo pone fin a nuestros problemas de evasión. Una vez que estemos realmente ante el Rey durante los Días de Temor, estamos capacitados. Es cierto que estar en presencia del Rey nos produce asombro y nos llena de ansiedad (especialmente cuando nos damos cuenta de que no tenemos a nadie en quien confiar). Pero, dado que el Rey es, después de todo, nuestro Creador, Su misma presencia, que experimentamos cuando nos congregamos con otros judíos y le oramos, nos inspira fe en nuestra relación con Él y en nuestra capacidad de mantener esa relación. Del mismo modo, un buen médico explicará claramente al paciente lo mala que es su salud para animarle a empezar a afrontarla y, con suerte, a corregirla. Al mismo tiempo, el médico infunde al paciente la confianza y el coraje necesarios para sanar.

Arriba dijimos que las tres etapas de cada proceso expuesto por el Baal Shem Tov comienzan con la sumisión y luego continúan con la separación y el endulzamiento. Ahora hemos añadido que incluso antes de la presentación inicial, hay un estado implícito de dulcificación que nos insta y anima a pasar por el proceso necesario. Sólo a través de la experiencia de este endulzamiento implícito podemos someternos adecuadamente y poner en marcha todo el proceso desvelado.

 

Siempre delante de mi

El servicio diario en el Templo Sagrado de Jerusalén incluía el sacrificio diario consistente en dos ovejas, una sacrificada al amanecer y otra por la tarde. Estos eran conocidos como los dos sacrificios “constantes”, o en hebreo, el tamid de la mañana y el tamid de la tarde; la palabra tamid (תָּמִיד) significa literalmente "siempre". Este elemento central y consistente del servicio del Templo se convirtió en la base de la noción de que cada individuo (incluso cuando no hay servicio en el Templo) debe colocar constantemente dos versículos que incluyan esta palabra, tamid, en ellos: “Pongo a Dios ante mí siempre”[3], Pongo a Dios ante mí siempre, shiviti Havaia lenegdí tamid (שִׁוִּיתִי הוי' לְנֶגְדִּי תָמִיד) y “Mi pecado está siempre ante mí”[4], vejatatí negdí tamid (וְחָטָאתִי נֶגְדִּי תָּמִיד). Desde el momento en que una persona se levanta por la mañana debe meditar y poner a Dios ante él, siempre (como está escrito al comienzo del Shulján Aruj). Siempre que sienta arrogancia también debe recordar sus transgresiones para que su corazón no se vuelva altivo.

Estos dos sacrificios diarios son co-dependientes. Normalmente, no se recomienda pensar constantemente en nuestro estado de bajeza debido a nuestras transgresiones: “Mi pecado está siempre ante mí”, ya que puede llevarnos a la desesperación sin forma de escapar. Sin embargo, si comenzamos el día contemplando a Dios ante nosotros, precediendo así su Presencia a cualquiera de nuestras transgresiones, tendremos un sólido anclaje con el que enraizarnos en cada momento y evitar caer en la desesperación, a pesar de admitir nuestras iniquidades. Sobre el sustrato de la Presencia de Dios, el individuo puede entonces revelar sus defectos y, sin embargo, seguir confiando en que pueden superarse y rectificarse.

Los sabios conectan el versículo: “Busquen a Dios donde Él pueda ser encontrado, llámenLo cuando esté cerca”[5], dirshú Havaiá behimatzu kerauhu bihioto karov (דִּרְשׁוּ הוי' בְּהִמָּצְאוֹ קְרָאֻהוּ בִּהְיוֹ תוֹ קָרוֹב) con los 10 días entre Rosh Hashaná y Iom Kipur inclusive. Estos 10 días se conocen como los Diez Días de Teshuvá (retorno). En estos días de regreso a Dios, podemos acudir directamente al Rey, construyendo nuestra conexión y relación con Él con la confianza de que reconstruiremos lo que ha sido roto y seremos inscritos y sellados para un buen y dulce nuevo año.

 

Imagen por StockSnap desde Pixabay



[1] Bereshit Rabá 78:7

[2] Keter Shem Tov (edición de Kehot), §35.

[3] Salmos 16:8

[4] Salmos 51:5

[5] Isaias 55:6





CALENDARIO HEBREO: Rosh Hashaná

 

BUENOS DÍAS, MUNDO

En Rosh Hashaná rezamos, escuchamos el shofar, comemos una manzana con miel y nos bendecimos unos a otros con “un año bueno y dulce”. Pero ¿qué sucede en el interior, en nuestras dimensiones profundas y ocultas? ¿Qué sucede no sólo dentro de nosotros, sino también con Dios?

Sueño y despertar

Primero, recordemos lo que sucedió en Rosh Hashaná. “Este es el día, el comienzo de Tus obras, un recuerdo del primer día”.[1] Rosh Hashaná es nuestro cumpleaños, el día de la creación del hombre en el sexto día de la creación. Este cumpleaños es también nuestro aniversario de bodas: el día en que Adam fue creado, rápidamente se llegó a la conclusión de que “No es bueno que el hombre esté solo; le haré una ayuda adecuada junto a él”.[2] Dios realiza un procedimiento quirúrgico sobre Adam y entonces le trae a su esposa, Eva.

Un proceso similar, dicen los cabalistas, tiene lugar en cada Rosh Hashaná en los mundos superiores. Así como Adam se quedó dormido, en la noche de Rosh Hashaná es como si Dios mismo estuviera adormecido. Este sueño, llamado “dormita”, termina cuando tocamos el shofar. El shofar desencadena todo un proceso en el que Dios finalmente se sienta en el asiento de la compasión y nos inscribe para una vida buena y pacífica.

Una ayudante apropiada frente a él

Para entender mejor esto, regresaremos a Adam. Su sueño se produjo después de intentos fallidos de encontrar pareja. Considera todas las criaturas que Dios creó y no encuentra una pareja adecuada. “Y Adam no encontró ayuda frente a él.”[3] Parece que en este punto Adam siente desesperación y frustración. El sueño no es sólo un escape, porque Adam no se durmió por iniciativa propia. Es Dios quien le trajo el sueño. Este sueño es más bien un “tiempo muerto” - olvida la realidad que estás experimentando y navega con las alas de tu imaginación. Muéstrate abierto al cambio. Y luego, cuando despiertes, verás lo que has estado buscando frente a ti. Es más, comprenderás que ese “otro” estuvo contigo todo el tiempo. Ella era parte de ti. Simplemente era necesario separarla de ti para que puedas conectarte con ella cara a cara. “Esta vez, hueso de mis huesos y carne de mi carne, ésta se llamará mujer”.[4]

De manera similar, en Rosh Hashaná - y aún más precisamente, al final del año anterior - Dios dice: “Ha pasado otro año y ¿dónde nos encontramos?”. ¿Dónde está Mi mundo? ¿Hay alguien en Mi mundo con quien realmente pueda comunicarme cara a cara? ¿Alguien Me quiere? ¿Hay alguien aquí que quiera Mi reino?’ Las cosas parecen un poco polvorientas y sin pasión. Aquí todos están durmiendo. ¿Quién puede ser Mi ayuda frente a Mí?

Es como si Dios se adormeciera. Como si dijera: “No quiero seguir dando vida a la creación porque alguna vez lo quise o por un seco sentido de responsabilidad”. Dejo todo y me voy a dormir. Despiértame cuando haya algo por lo que despertar”. Toda la vitalidad del año pasado ya ha expirado y, mientras tanto, el mundo contiene la respiración, pendiendo de un hilo virtual. Este sueño está lleno de expectativas. El año viejo ya quedó atrás y soñamos con un año nuevo y bueno.

El shofar despertador

¿Qué puede despertar a Dios de su letargo? Podemos, con el simple sonido de la tekiá cuando tocamos el shofar. La tekiá es nuestro llamado a Dios. Todavía está sin palabras, sin ningún detalle. Es una expresión de la esencia del simple deseo de conectarse. Desde nuestro lugar, por muy lejano que esté, lanzamos una larga cuerda que logra unirse a la raíz de todas las raíces - a Dios, cuando está refugiado en Sí mismo, en el sueño llamado dormita. “Dios dijo: 'Di ante Mí en Rosh Hashaná maljuiot (reinos), zijronot (recuerdos) y shofarot (shofares). Reinos para que Me hagáis Rey sobre vosotros. Recuerdos para que vuestra memoria se eleve ante Mí para siempre. ¿Y con qué? Con el shofar.”[5]

La tekiá es nuestro mensaje a Dios: hay alguien aquí en este mundo que realmente Te quiere, alguien que quiere que Tú seas rey sobre él. Y no es un extraño, sino más bien, literalmente, un “hueso de Tus huesos”, porque nuestras almas son literalmente parte de Dios.

Cuando este es el caso, vale la pena que Dios despierte. Entonces está dispuesto a renovar Su reino y renovar la Creación. “Dios, el Dios de Israel es Rey y Su reino lo gobierna todo.”[6] No porque así fue el año pasado, sino porque ahora todo comienza de nuevo, una nueva luz del nuevo año. Esta luz nunca antes existió, porque todos los años transcurridos desde la Creación ya no son relevantes. Ahora comienza un nuevo año, un año que nos despierta del sueño y nos despierta del letargo.

 


[1] Rosh Hashana 27a:15

[2] Génesis 2:18

[3] Génesis 2:20

[4] Génesis 2:23

[5] Rosh Hashana 16a

[6] Oraciones matinales de Rosh Hashana.





CALENDARIO HEBREO: Elul

(Basado en una clase dada el 15 de Elul de 5775)

 

TOCAR EL SHOFAR DESDE ELUL HASTA IOM KIPUR

La Torá nos dice que toquemos el shofar el primer día del mes de Tishrei, en Rosh Hashaná. Pero en realidad empezamos a tocar el shofar un mes antes, el primer día del mes de Elul. Tocamos el shofar una tercera vez.

Los rituales relacionados con Rosh Hashaná se tratan en las dos fuentes principales de la halajá, el Tur y el Shulján Aruj, y comienzan[1] con una discusión de la costumbre (y las costumbres del pueblo judío se interpretan como “Torá”[2]) de hacer sonar el shofar todas las mañanas en el mes de Elul. Lo primero que menciona es el midrash[3] de que en el primer día de Elul, Moshé ascendió al monte Sinaí por tercera vez, siguiendo el mandato de Dios: “Havaiá le dijo a Moshé: 'Ven a Mí, sube a la montaña y quédate allí'”[4], vaiomer Havaia el Moshe alé elai hahara veheie sham (וַיֹּאמֶר הוי' אֶל מֹשֶׁה עֲלֵה אֵלַי הָהָרָה וֶהְיֵה שָׁם). El midrash continúa que cuando Dios dijo: “Ven a Mí a la montaña” (el midrash cita sólo estas tres palabras del versículo), tocaron el shofar y un mensajero pasó por el campamento, y se hizo la proclamación que, una vez más, consistió en de sólo tres palabras, “Moshé subió a la montaña” (מֹשֶׁה עָלָה לָהָר).

Lo que se logró con el sonido del shofar, el mensajero y la proclamación fue que el pueblo supo que Moshé había subido al monte y entendió que debían tener mucho cuidado de no caer en el pecado que había acontecido la primera vez que subió, cuando se desviaron y terminaron adorando al Becerro de Oro. Fue gracias al sonido de este shofar - después denominado “el shofar del desierto” - al comienzo de los últimos cuarenta días, que el pueblo, desde el 1 de Elul hasta Iom Kipur, cuidaron su conducta, se controlaron, se arrepintieron y tuvieron precaución de no caer en el pecado que habían cometido inicialmente. El midrash continúa (y el Tur continúa citando) que,

El Santo Bendito fue exaltado con ese shofar como está dicho: “Dios ha ascendido con una teruá [sonido de shofar]” (עָלָה אֱ-לֹהִים בִּתְרוּעָה).

 

“Moshé subió a la montaña” y “Dios ha ascendido con una teruá

El midrash y posteriormente el Tur sólo mencionan la primera mitad del verso de los Salmos, “Dios ha ascendido con una teruá [sonido de shofar]” (עָלָה אֱ-לֹהִים בִּתְרוּעָה), pero no mencionan la segunda mitad, “Havaiá con el sonido del shofar”, Havaia bekol shofar (הוי' בְּקוֹל שׁוֹפָר). Ahora bien, si “Dios ha ascendido con una teruá” se refiere al shofar que se toca en Rosh Jodesh, el primer día de Elul, entonces la primera impresión que tenemos es que existe alguna asociación entre Moshé y Dios. Debido a que Dios le dice a Moshé que suba a la montaña, se toca el shofar, y los Salmos describen esto como "Dios ha ascendido con una teruá [sonido de shofar]". Sabemos que a Moshé se le conoce como el “hombre de Dios” (אִישׁ הָאֱ-לֹהִים), por lo que tenemos una posible explicación para la asociación. Aun así, debemos reflexionar sobre cómo esto se relaciona con nuestra preparación durante el mes de Elul para las Grandes Festividades.

El Shofar en Rosh Hashaná y Iom Kipur

Ahora, expliquemos la segunda mitad del versículo: las enseñanzas jasídicas siempre explican que las dos mitades del versículo reflejan una dinámica de “correr y regresar”, ratzó vashov (רָצוֹא וָשׁוֹב), que también puede describirse como “un ascenso y luego un descenso”, Haalaá vehamshajá (הַעֲלָאָה וְהַמְשָׁכָה). Primero, “Dios ha ascendido con una teruá” que describe la “carrera” o el ascenso y luego viene el “regreso” y el descenso de la Divinidad a lo largo de la segunda mitad del versículo, “Havaia [es traído hacia abajo] por el sonido del shofar.

Dado que la primera mitad describe el ascenso de Moshé (y el ascenso de Dios) en Elul (con la costumbre de tocar el shofar en Elul), entonces debemos concluir que la segunda mitad se refiere a la mitzvá propiamente dicha, el requisito de tocar el shofar en Rosh Hashaná y también en Iom Kipur del Iovel (Jubileo, el año 50º), que conmemoramos cada año tocando el shofar por última vez al final de Iom Kipur. El sonido del Iovel también se describe como el sonido de la libertad. Moshé estuvo en la montaña durante los últimos 40 días; cuando ascendió tocaron el shofar y cuando descendió con las segundas Tablas con la Torá “renovada” -llamada la Torá de los Baalei Teshuvá, los que han regresado a Dios- aparentemente tocaron el shofar una vez más, un toque cuya esencia se captura en la segunda mitad del verso, "Havaiá con el sonido del shofar".

Unas palabras de explicación sobre el toque del shofar en Iom Kipur. Respecto a Rosh Hashaná, estamos acostumbrados a decir que “el mandamiento particular hasta el día de hoy es el shofar”, pero no existe tal mandamiento relacionado con Iom Kipur; sólo en el año del Iovel -una vez cada 50 años- cada judío debe tocar el shofar.[5] De hecho, la luz especial del año del Iovel ilumina cada Iom Kipur (por eso se hace sonar un sonido largo al final del día), pero el mandamiento de la Torá es sobre Rosh Hashaná. Entonces, para concluir este punto, a partir del toque inicial del shofar en Rosh Hashaná, ya estamos atrayendo la energía y el sonido del shofar que se relaciona con la segunda mitad del verso, “Havaiá [es traído hacia abajo] por el sonido del shofar”.

 

El resplandor del rostro de Moshé

Rosh Hashaná marca el trigésimo primer día en que Moshé estuvo en la montaña (en su tercer ascenso), todavía aprendiendo y recibiendo la Torá. Pero hay que decir que algo internamente empezó a cambiar desde el primer día de aquel año en que Moshé estuvo en la montaña. Ya sentía que empezaba a descender a la tierra. ¿Qué podría significar esto? Podemos explicarlo como un cambio en la Torá que estaba aprendiendo - se volvió más práctica. Sin embargo, pasaron diez días hasta que realmente descendió y llegó al suelo. Esto fue en Iom Kipur cuando bajó con el segundo juego de Tablas ante nuestros ojos.

¿Qué más cambió cuando Moshé descendió en Iom Kipur? ¿Cuál fue la principal innovación la tercera vez que Moshé estuvo en la montaña? Ya mencionamos el segundo conjunto de Tablas. Pero la principal novedad fue el resplandor del rostro de Moshé, hasta tal punto que el pueblo tenía miedo de acercarse a él. Tenía una semblanza totalmente Divina.

Este fenómeno Divino, junto con el miedo de aproximarse a él cuando descendió de la montaña en Iom Kipur, sugiere que ya no era simplemente “el hombre de Dios” (אִישׁ הָאֱ-,לֹהִים, ish haElokim); superando incluso la interpretación del Zohar de que “hombre de Dios” significa que él no era el “esposo”, por así decirlo, de la Presencia Divina, la Shejiná. Más bien, este resplandor Divino en su rostro indica que había alcanzado el nivel descrito por la frase “el rostro del Dios Soberano”,[6] sobre la cual el Zohar[7] dice que alude a Rabí Shimon bar Iojai, quien también tenía un rostro radiante como Moshé.

Esto justifica interpretar todo el versículo como una alusión a Moshé. Cuando Moshé ascendió a la montaña, se le asocia con Elokim, “Dios [Elokim] ha ascendido con una teruá [sonido de shofar]”. Y cuando desciende de la montaña, ya está asociado con el Nombre esencial de Dios, Havaiá, “Havaiá [es traído hacia abajo] por el sonido del shofar”, y esto aparece en la forma de su resplandor Divino. Esto nos lleva a otro significado de la palabra "shofar".

Normalmente, se entiende por shofar (שׁוֹפָר) el cuerno de un animal que está ahuecado y puede usarse para tocar como una trompeta. Sin embargo, en arameo shofar está relacionado con la palabra "rostro", shufreih (שׁוּפְרֵיהּ). Una referencia importante a esta palabra aramea se encuentra en la declaración talmúdica: “El rostro de Iaacov se parece al rostro de Adam”[8], shufrei deIaacov meein shufrei deAdam harishón (שׁוּפְרֵיהּ דְּיַעֲקֹב מֵעֵין שׁוּפְרֵיהּ דְּאדָם הָרִאשׁוֹן). Más allá de eso, la esencia interna de nuestro patriarca Iaacov es Moshé; como afirma el Zohar, “Moshé por dentro y Iaacov por fuera”.[9]

El sonido del Shofar cambia de dirección

Hay una famosa alusión lingüística a los 40 días desde el 30 de Av (que es el primer día de la luna nueva de Elul) hasta Iom Kipur, el tercer conjunto de 40 días que Moshé pasó en el monte Sinaí. Se encuentra en las letras finales de la conocida frase cuyas iniciales forman la palabra “Elul” (אֱלוּל), “Yo soy para mi amado y mi amado es para mí” (אֲנִי לְדוֹדִי וְדוֹדִי לִי, ani le dodi vedodi li). Las letras finales son cuatro letras iud (יייי), cuya suma es 40. Pero observe que la palabra final, “para mí” (לִי), en su conjunto, también es igual a 40, lo que significa que los últimos 10 días -desde Rosh Hashaná hasta Iom Kipur- abarca los 40 días. De hecho, la letra lamed (ל) de “mí” (לִי) corresponde a los primeros treinta días -los 30 días de Elul- y la iud (י) en la palabra corresponde a los Diez Días de Arrepentimiento desde Rosh Hashaná hasta Iom Kipur.

Los sabios nos enseñan[10] que la palabra “para mí” indica una realidad eterna e inmutable tanto en este mundo como en el próximo. Entonces, desde el momento en que comienzan los últimos 10 días, cuando la congregación de Israel declara que el Amado, es decir, el Todopoderoso, es “para mí”, refleja que la esencia de Dios que desciende hasta nosotros, entrando y penetrando en nosotros. De haber estado en un estado de ascenso (“Dios [Elokim] ha ascendido con una teruá [sonido de shofar]”), la Divinidad cambia ahora de dirección y comienza a descender.

El día 29 de Elul, víspera de Rosh Hashaná, no tocamos el shofar y el cambio de dirección también se insinúa por la interrupción del sonido del shofar en este último día de Elul. Así como la vitalidad del año pasado se desvanece en la víspera de Rosh Hashaná y una nueva vitalidad desciende sobre el Universo, una nueva revelación de la Divinidad que nunca antes se había visto, como está escrito en el Tania. El hecho de que no toquemos el shofar en este día sugiere que debe haber una diferencia entre los toques del shofar del ascenso y los toques del shofar que atraen la esencia de Dios hacia abajo.

En general, cada mandamiento bíblico tiene como objetivo atraer la luz, es decir, producir una revelación de la Divinidad en la realidad mundana. Es por eso que la palabra hebrea para “mandamiento”, mitzvá, significa literalmente conexión y unión, porque una mitzvá conecta al Santo Bendito con la Shejiná, la Presencia Divina. La unificación y conexión creadas atraen abundantes bendiciones al mundo. Esto comienza en Rosh Hashaná y continúa hasta Iom Kipur, hasta la esencia del shofar del año jubilar, que tocamos cada año al final de Iom Kipur.



[1] §581

[2] (מנהג ישראל תורה)

[3] Pirkei DeRabi Eliezer 46:2

[4] Éxodo 24:12.

[5] Hiljot Shemitá VeIovel 10:10.

[6] Éxodo 23:17.

[7] Zohar 2:38a

[8] Bava Metzia 84a

[9] Tikunei Zohar 13.

[10] Vaikrá Rabá 2:2




VER EL ROSTRO SONRIENTE DE DIOS

 


https://youtu.be/capvID2ZazM

 

Es muy importante que cada uno vea ante sí las palabras

ROSTRO SONRIENTE

פנים שוחכות

PANIM SOJACOT

Porque es lo que el Rey nos muestra ahora.

¿Cuánto suman sus letras interiores?

Nun iud = 50 y 10 = 60

Vav jet caf vav = 6 8 100 6 = 120

Exactamente el doble

y ambas suman las letras interiores de Su Rostro?

¡Suma exactamente PANIM! Rostro.

Es decir que las letras iniciales y finales

de Rostro Sonriente, suman

exactamente “sonriente”.

Está rostro adentro y sonriente como marco

abarcador.

Es ya algo muy bello, y más todavía

cuando Rostro Sonriente suma 1000 (luces)






DE LA TESHUVÁ A LA REDENCIÓN

- EL SECRETO DEL ETROG - [1]

 

Una generación de buscadores

Nuestra generación es una generación de teshuvá. La teshuvá comienza buscando la verdad, buscando quién soy y por qué estoy aquí. Hay muchas personas en el camino, buscando respuestas a sus preguntas. Junto con la teshuvá, muchas personas buscan alternativas curativas naturales. Ambos fenómenos van de la mano. Los sabios enseñan que existe una fuerte conexión entre teshuvá y sanación, "la teshuvá es grandiosa, porque trae curación al mundo".[2] Dios es el sanador de toda carne, que conecta nuestras almas con nuestros cuerpos. Si queremos estar sanos, necesitamos estar en contacto con el Todopoderoso que dice: "Yo soy Dios, tu Sanador".[3]

Las personas comienzan a buscar algo más profundo cuando sienten una sensación de vacío en sus vidas, una falta de significado. Muchos israelíes viajan al Lejano Oriente después de su servicio militar y comienzan a buscar algo más allá. A veces un judío fuera de su hábitat natural piensa más libremente y está más abierto a escuchar la verdad. Muchos descubren la conexión con Dios cuando están lejos de la Tierra Santa, en los distintos hogares judíos que les acogen. Allí descubren el significado de sus raíces judías.

Así como la teshuvá se relaciona con la curación, la redención depende de la teshuvá: "Si el pueblo judío hace teshuvá, será redimido".[4] Como dijo el anterior Rebe de Jabad: "Teshuvá inmediata, redención inmediata".[5]

El origen de estos tres conceptos relacionados, teshuvá, sanación y redención, es un cuarto concepto, a partir del cual comienza el proceso: la fe. La creencia en Dios es "el fundamento de los fundamentos y el pilar de la sabiduría".[6] A veces, cuando las personas emprenden su búsqueda por primera vez, creen en algo indefinido, que es difícil de llamar "Dios". Buscan un propósito, que se encuentra en los nichos inconscientes e inaccesibles de la mente. Concluyen que, si la vida tiene un propósito, entonces alguien o algo le dio un propósito. Ese Alguien espera algo de mí. Aspiran a alcanzar lo desconocido y descubrir a Dios. Sin fe, una persona vive sin nada más que sus instintos naturales.

Estos cuatro conceptos tienen un orden particular: primero necesitamos la fe. La fe es la razón por la que la gente busca algo que falta en su vida. Tienen la convicción de que hay algo más allá de lo que se ve a simple vista, tal vez exista un Dios. Si no, no habría nada que buscar. El mazal (signo zodiacal) de Elul, el mes de la teshuvá, es Virgo, la virgen. Una alusión al sentido de búsqueda de este mes es que el valor numérico de "Virgen", betulá (בְּתוּלָה) es 443, que es también el valor numérico de "Quizás hay Dios", ulai iesh elokim (אוּלַי יֵשׁ אֶ־לֹהִים).

Elul, el mes de la teshuvá y la búsqueda

El propósito de Dios al redimirnos de Egipto fue entregarnos la Torá en el monte Sinaí. Antes de la Entrega de la Torá, todos los judíos fueron sanados. Dios nos da la Torá, que es el objetivo final de la redención, cuando estemos todos sanos, fuertes y felices.

El advenimiento del Mashíaj y la redención final es la revelación de una nueva dimensión de la Torá, "[Una nueva] Torá emanará de Mí" - y para que todos podamos recibir esta nueva revelación de la Torá del Mashíaj, necesitamos estar sanos en mente y cuerpo. En el Monte Sinaí no había nadie ciego o sordo, todos estaban en su mejor estado de salud. Para estar lo suficientemente sanos como para recibir la nueva Torá, la revelación de la gran luz de la redención, debemos hacer teshuvá. El comienzo de la teshuvá es fortalecer nuestra fe en Dios y nuestra fe en Su Torá, es decir, la fe en el hecho de que Dios se comunica con la humanidad. Esto lleva naturalmente a la creencia de que la vida tiene un propósito. Primero creemos y luego hacemos teshuvá, lo que trae curación. Una vez que estamos sanados, somos redimidos.

Cuatro tipos de Perfección

La fe, la teshuvá, la curación y la redención deben ser todas "completas", como encontramos en el sidur. Después de las oraciones de la mañana, muchos tienen la costumbre de leer los 13 Principios de Fe de Maimónides, los cuales comienzan con la frase "Creo con fe completa". El más famoso es "Creo con total fe en el advenimiento del Mashíaj". Con respecto a la teshuvá, decimos tres veces al día en la oración de la Amidá: "Retórnanos con teshuvá completa ante Ti". Más adelante en la Amidá decimos "Sánanos... con curación completa", refuá shlemá (רפואה שלמה). Con respecto a la redención, hay versiones de la Amidá que afirman: "Y redímenos con una redención completa pronto y en nuestros días". Entonces vemos que los sabios agregaron la palabra "completa" a cada una de estas palabras.

Las letras iniciales de estas cuatro palabras (אֶמוּנָה תְּשׁוּבָה רְפוּאָה גְּאוּלָה) deletrean, etrog (אֶתְרֹג). El servicio de teshuvá comienza en el mes de Elul y llega a su conclusión después de Rosh Hashaná y Iom Kipur. Luego, en Sucot, tomamos[7] el etrog, que es un objeto físico que simboliza el servicio psicológico que realizamos durante los días previos a la festividad. Esto comienza con nuestra fe en el advenimiento del Mashíaj, que comenzó en Tishá B'Av. Según los sabios, Tishá B'Av es el día en el que nace el Mashíaj, el día en que la fe en la venida del Mashíaj nace en el corazón colectivo judío. Este es el significado profundo del versículo de los Salmos que dice: "Cuando caigo en picado a las profundidades del abismo, ¡aquí estás Tú!"

A veces descubrimos a Dios en los momentos más bajos de nuestra vida, descubrimiento que activa el proceso de redención. "El final (la redención) está encastrado en el principio (la fe)". En el etrog se alude a los cuatro conceptos: fe, teshuvá, curación y redención. La ley más importante respecto al etrog es que debe estar completo, que no debe ser carente. Así también, cada uno de estos cuatro conceptos debe ser completo.

Enfatizar la palabra "completo" implica que existe la posibilidad de que esté incompleto. En Jasidut aprendemos que algo que es completo siempre tiene dos dimensiones complementarias, que parecen contradecirse entre sí; una dimensión interior y una dimensión exterior. La idea de plenitud, shlemut (שְׁלֵמוּת) alude al hecho de que las dos dimensiones están en paz, shalom (שָׁלוֹם) entre sí. Si sólo se manifiesta una dimensión, compite con la otra dimensión y el fenómeno no es completo. Al comprender cómo la fe, la teshuvá, la curación y la redención contienen dos dimensiones, podemos entender cómo deben manifestarse completamente.

En Jasidut, un concepto muy importante es el de "interioridad", pnimiut (פְּנִימִיוּת). Jasidut Jabad en particular enfatiza que debemos experimentar cada evento desde su dimensión interna. Un verso importante que describe la actitud equivocada en Jasidut es: "el tonto no desea la comprensión, sino la revelación de su corazón". El tonto busca algo, pero su búsqueda es experimentar su propio ego ("la revelación de su corazón"). Muchas personas viajan al este esperando encontrar eso, pero si Dios les ayuda, se dan cuenta de que las trampas externas de la vida e incluso la satisfacción obtenida por las experiencias místicas superficiales son artificiales, y comienzan a buscar la verdadera comprensión.

Todo debe estar completo en ambas dimensiones, especialmente los cuatro conceptos que están explícitamente relacionados con la compleción. No debemos negar ni ignorar los aspectos externos de la realidad, porque cuando ambas dimensiones, interna y externa, se unen, la realidad se vuelve completa. La realidad externa es significativa sólo cuando se junta con la dimensión interna de la realidad y (en el orden actual de la realidad) está subordinada a ella.

En este mundo, el cuerpo está subordinado al alma, recibe su energía del alma. Sin embargo, en el futuro, el alma será alimentada por el cuerpo. El influjo divino fluirá del cuerpo al alma. Entonces, se revelará la ventaja de la dimensión externa de la realidad. En este mundo, la Luz Infinita que llena todos los mundos brilla primero para el alma y, a través del alma, para el cuerpo. Pero en el futuro, se revelará la Luz Infinita que rodea todos los mundos. La luz circundante de Dios brilla primero hacia la dimensión exterior de la realidad, hacia el cuerpo y desde el cuerpo hacia el alma. Entonces vemos que cada una de las dos dimensiones de la realidad tiene una ventaja sobre la otra y ambas deben unirse para manifestar la plenitud que Dios desea en Su creación.

Derrotar a Amalek

Los sabios afirman que incluso el Nombre Divino de Dios, Havaiá (el Nombre esencial de Dios), no está completo en la actualidad. Aprenden esto de la frase que se relaciona con la guerra en curso contra el pueblo amalequita. Amalek es la esencia del escepticismo, que es el poder que se opone a la fe. El valor numérico de Amalek (עֲמָלֵק) es 240, que es igual al valor numérico de "duda", safek (סָפֵק). Amalek aspira a separar las dos primeras letras del Divino Nombre de Dios, la iud y la hei, de las dos segundas letras, la vav y la hei, como los sabios interpretan la frase: "Porque una mano está sobre el trono de Ka, una guerra de Dios con Amalek de generación en generación"[8] (כִּי יָד עַל כֵּס יָ־הּ מִלְחָמָה לַֽהוי' בַּֽעֲמָלֵק מִדֹּר דֹּר).

El Nombre Divino, , se escribe sólo con una iud y una hei. Es el aspecto interno del Nombre Completo (por lo que también es uno de los Nombres de Dios que está prohibido borrar), pero tiene sólo la mitad de las letras de Havaiá. La vav-hei, las otras dos letras del Divino Nombre de Dios, son el aspecto exterior, el cuerpo, por así decirlo, del Nombre. Esto se ilustra en el versículo: "Las cosas ocultas son para Havaiá tu Dios, y las cosas reveladas son para nosotros y para nuestros hijos".[9] Necesitamos tanto iud-hei, el aspecto interno, como vav-hei, el aspecto externo, para que este Nombre de Dios sea completo. De manera similar, todo debe estar completo, con su dimensión interior, la parte oculta y con la dimensión exterior, la parte revelada. La guerra de Dios contra Amalek en cada generación es para reparar y unir las dos mitades de Su Divino Nombre - los aspectos interno y externo de la realidad - entre los cuales Amalek desea dividir.

Fe completa

Ahora que entendemos el significado de compleción, podemos contemplar las dimensiones internas y externas de cada aspecto dentro de los cuatro conceptos mencionados anteriormente, comenzando con la fe.

El pueblo judío es "creyente, hijos de creyentes".[10] Heredamos nuestra fe inherente de los Patriarcas, especialmente Abraham, de quien el versículo dice: "Y creyó en Dios y Él lo consideró una obra de caridad hacia él".

Después de la división del Mar Rojo, el versículo dice: "Y creyeron en Dios y en Moisés, Su siervo".[11] Para ser un judío creyente, debemos creer en Dios y en Su verdadero profeta. Según Maimónides, existen 13 principios de fe. Sin embargo, los principales pilares de la fe para el pueblo judío son que hay un Dios que se comunica con nosotros a través de la Torá, que nos dio a través del verdadero profeta, Moisés, Su fiel servidor, como dice el versículo: "Moisés nos ordenó la Torá…” (este es el primer verso que un padre le enseña a decir a su hijo pequeño en hebreo).

¿Cuál es la dimensión revelada y cuál la dimensión oculta de la fe?

La respuesta obvia es que la dimensión interna es creer en la existencia de Dios y experimentar Su providencia a lo largo de la vida, y sentir cómo "Desde Dios se dirigen los pasos del hombre y en Sus caminos él desea".[12] La dimensión externa de la fe es que se nos ordena creer que Dios tiene un profeta con quien se comunica y debemos aceptar su profecía. Ésta es una posibilidad auténtica, que refleja una faceta de la Torá. Pero la Torá es una joya multifacética. Jasidut lo explica desde la perspectiva opuesta. Nuestra fe en Dios es el aspecto externo de la fe. Pero Moisés no fue simplemente un profeta que nos enseñó a caminar en el sendero de Dios.

En cada generación hay una chispa de Moisés que aparece en un individuo que tiene el poder de revelar una dimensión oculta y más profunda de nuestra fe en Dios. En general, esa chispa de Moisés está oculta. Si se descubriera en su totalidad, ese individuo se revelaría como el Mashíaj, quien revelará los secretos más íntimos de la "nueva Torá", lo que nos llevará a una realización más elevada y profunda de nuestra fe en Dios que marcará el comienzo de la era de la redención definitiva.

Para penetrar este nivel más profundo de fe, necesitamos conectarnos con el mensajero de Dios que nos enseña la Torá en cada generación, especialmente la dimensión más interna de la "nueva Torá" (la Torá del Mashíaj).

En Rosh Hashaná, hay una mitzvá de la Torá de tocar el shofar. Pero, en el mes de Elul, la costumbre es tocar el shofar todos los días para despertarnos de un sueño profundo y regresar a Dios en teshuvá de corazón. El valor numérico de la expresión "Y creyeron en Dios y en Moisés, Su siervo", es 586, que es el valor numérico de shofar (שׁוֹפָר). Esto alude a la doble medida de fe necesaria para proceder con nuestra teshuvá. Si es así, según estas dos interpretaciones, la fe tiene dos dimensiones: "Y creyeron en Dios y en Moisés, Su siervo".

Teshuvá completa

Algunos podrían preguntar, si creemos en Dios, ¿por qué necesitamos la Torá? ¿No es suficiente creer en nuestro corazón? Incluso podrían citar la frase talmúdica: "El Todopoderoso desea el corazón".[13] Este pensamiento lleva a separar los dos niveles de creencia en Dios y en Moisés, quien nos transmitió la Torá. Contemplar las dimensiones internas y externas de la fe nos ayuda a comprender que nuestra fe debe expresarse a través de la lealtad a la Torá. Esto lleva a una mayor comprensión de los dos niveles de teshuvá.

La teshuvá puede ser hacia afuera o hacia adentro. Los sabios definen estos dos tipos de teshuvá como teshuvá por temor y teshuvá por amor. El miedo al castigo surge de la kelipá ("cáscara") de noga (luz traslúcida), que contiene una mezcla de bien y mal. Noga se encuentra entre la cáscara impura y la santidad. Puede motivar cosas buenas, pero no es del lado de la santidad. Dios es la esencia de la bondad y todo lo que es verdaderamente santo es "sólo para Dios", pero noga posee motivaciones egocéntricas (miedo al castigo y búsqueda de recompensa), que vitalizan las cáscaras del mal.

El miedo al castigo es una motivación externa. Pero hay otros niveles de temor que son completamente santos, como el temor al pecado (miedo a ser separado de Dios al pecar), el temor ante la exaltación de Dios, el temor a la vergüenza (es decir, sentirme avergonzado de existir de una manera que oculta la luz de Dios). Cuando hacemos teshuvá por temor, "los pecados deliberados se vuelven no intencionales",[14] pero el pecado no se convierte en algo bueno.

Cuando hacemos teshuvá por amor a Dios, "los pecados deliberados se convierten en méritos".[15] Después de hacer teshuvá de corazón por amor, el pecado se convierte en una mitzvá. Este es un fenómeno increíble. Hacer teshuvá desde el amor me lleva de vuelta al momento en que pequé deliberadamente y convierte lo que hice del mal al bien, de la oscuridad a la luz, de lo amargo a lo dulce.

En nuestra generación no necesitamos predicar el miedo al castigo. Hay personas que pueden sentirse motivadas por ello, pero ese no es el mensaje que nuestra generación requiere. Especialmente en el mes de Elul, Dios se dirige a nuestra generación y nos da un llamado de atención para hacer teshuvá. Esto podría ser teshuvá por temor que proviene completamente del lado de la santidad, o más específicamente, teshuvá por amor.

Estas dos dimensiones de la teshuvá son el resultado directo del descubrimiento de nuestra fe en Dios. Una vez que creemos que hay un Creador en el mundo y que el Todopoderoso nos ha dado una misión, debemos ajustarnos a las reglas. Este es el nivel inferior de teshuvá, que es la teshuvá desde tipos positivos de temor. Un baal teshuvá de este tipo comenzará a hacer lo que Dios espera que haga, es decir, las mitzvot. Conforme a las reglas de Dios es muy importante, pero es la dimensión exterior de la teshuvá.

La dimensión interna de la teshuvá es la teshuvá desde el amor. Hay una alusión bien conocida al mes de Elul en la frase: "Yo soy para mi Amado y mi Amado es para mí" (אֲנִי לְדוֹדִי וְדוֹדִי לִי).[16] Las letras iniciales de las cuatro palabras de esta frase son un acrónimo de Elul (אֶלוּל). La dimensión interior de la teshuvá, desde el amor, no implica únicamente amoldarse a las reglas de Dios. Está motivado por el deseo de unirse con Dios y aferrarse a Él. El Zohar afirma que, a través del amor, somos atraídos hacia Dios y Dios penetra en nuestro ser, hasta el punto de que nos unificamos y unimos completamente como una sola esencia. Las personas que viajan a la India en busca de lo desconocido no están interesadas en ajustarse a las reglas, sino todo lo contrario. El visitante del Lejano Oriente busca a Dios, como una joven que busca a su amado. En efecto, el mes de Elul es el mazal de Virgo, la doncella en busca de su amado, "Yo soy para mi Amado". De la misma manera su amado busca su amor: "Mi Amado es para mí". El propósito de encontrar al cónyuge es unirse a través del amor y unirse como una sola carne. Ésta es la esencia interna de la teshuvá.

Comenzamos diciendo que nuestra generación es una generación de teshuvá, y es este nivel interno de teshuvá en particular al que nos referimos, unirnos con Dios. Esto debe ir acompañado de la expresión externa de conformidad con las reglas. Estas son las dos facetas de la teshuvá completa que traerán la redención completa.

Curación Completa

Está claro que existen dos dimensiones de curación necesarias para una recuperación completa. Deseamos a todos los que están enfermos que tengan "una completa recuperación del alma y del cuerpo". Es bien sabido que existe una relación recíproca y holística entre cuerpo y alma. Estar sano significa estar curado, en cuerpo y alma. La curación física es la dimensión exterior y revelada de la curación, pero sin sanar el alma, la dimensión interior oculta, la salud física no puede ser suficiente.

Hay varios métodos para curar el cuerpo, y lo mismo ocurre con el alma. Alcanzando la verdad de Dios a través de una fe completa y uniéndonos a Él en un amor verdadero y guardando Sus mandamientos. Estos dos tipos de unión desbloquean el poder de curación del "Sanador de toda carne, que hace maravillas".[17] Los sabios explican que ésta es la maravilla de unificar el alma y el cuerpo.

Redención completa

La redención nos lleva a otro conjunto de conceptos que también se relacionan con la teshuvá: lo individual y lo colectivo. La teshuvá puede ser personal o nacional, de manera similar la redención es individual o colectiva. Entendemos que, si un individuo hace teshuvá, esto afectará su comportamiento y su estilo de vida. Pero, incluso si se vuelve observante de la mitzvá, eso no tendrá un efecto directo en la gestión del país. Una persona observante puede quedarse en casa cumpliendo todas las mitzvot y viviendo una vida confortable. La Shejiná (Presencia Divina) residirá con él, y esa es su redención personal. Pero, "Desde el día en que el Templo fue destruido, el Todopoderoso no tiene más en Su mundo que los cuatro codos de la halajá [ley judía]". Esta es una descripción del exilio nacional. El estado de "cuatro codos" en lo colectivo es un estado de exilio. La teshuvá colectiva y nacional se reflejará en la forma en que se gestiona el Estado, en el ámbito público, no sólo en el ámbito privado de cada judío individual.

Una expresión jasídica dice que el día que llegue el Mashíaj, leeremos sobre ello en los periódicos. Todo el mundo lo sabrá, porque alcanzará dimensiones colectivas, tanto del pueblo judío como de los no judíos.

La redención de lo colectivo es la dimensión interior, oculta, y la principal, de la redención. La redención completa es cuando la redención colectiva y la redención individual se unen, como se alude en el séptimo principio ("todos los siete son queridos") de la interpretación de la Torá, "De una generalización que necesita un detalle y de un detalle que necesita una generalización".[18] La meta es alcanzar la redención del colectivo, y dentro de él, la redención de cada individuo de sus problemas personales en cuerpo y espíritu. La redención completa será cuando estas dos dimensiones se unan en una sola. La unión del individuo y del colectivo depende de la unión de todos con Dios, de la revelación de que "Dios es todo y todo es Dios".

Los conceptos de individual y colectivo también se refieren a teshuvá. Hasta ahora, el principal tipo de teshuvá en nuestra generación se relacionaba con los individuos. Alguien se convirtió en baal teshuvá, y otro. Pero nuestra aspiración es alcanzar la teshuvá del colectivo. Necesitamos despertar al pueblo judío para que haga teshuvá y reconozca que somos el pueblo elegido por Dios para traer la redención al mundo. Esto debe hacerse evidente en la sociedad y el gobierno. La redención verdadera y completa para nosotros, el pueblo judío, y el mundo entero, es el logro máximo de la humanidad para unirse con Dios.

Una doncella se regocijará en la danza

Concluiremos con otra idea que está relacionada con el mazal del mes de la teshuvá, Elul: hay un verso que afirma "entonces una doncella se regocijará en la danza". El 15 de Av y Iom Kipur, las muchachas salen a bailar para encontrar a su alma gemela.[19] La doncella virgen (cuyo mes es el mes de Elul) se regocijará en la danza. En las generaciones recientes, el principal portavoz de la redención es el fundador del movimiento jasídico, el Baal Shem Tov. Enseñó al pueblo judío cómo hacer teshuvá desde el amor. Él interpreta este verso de una manera única, diciendo que la danza de la doncella es "un pie adentro y un pie afuera". "Un pie adentro" se acerca y “un pie afuera” se aleja. Hay algo en la danza que se relaciona con los dos movimientos de “correr y regresar” (que es el secreto de la vida en general - “y los seres vivientes corren y regresan”). El pulso de la vida en la danza, en un momento me acerco, y al siguiente, me alejo. La misma dinámica también es evidente en el matrimonio.

Después de que la doncella encuentra a su alma gemela elegida, de acuerdo con las leyes de pureza familiar, hay momentos en que la pareja debe distanciarse temporalmente el uno del otro. Hay momentos de acercamiento y hay momentos de distancia[20], entre nosotros y el Todopoderoso, como pareja. La dimensión interna de la teshuvá a través del amor refleja la misma danza de la vida que en la vida matrimonial y el deseo de aferrarse a Dios como dice el versículo: "Y él se aferrará a su esposa". Si traducimos esta danza como la describió el Ba'al Shem Tov, al pueblo judío en su conjunto, como colectivo, hay momentos en la historia en los que el pueblo está lejos de Dios y hay momentos en los que estamos cerca de Él. Sin embargo, no se trata sólo de un ciclo que se repite, sino de una espiral. Con cada ciclo de alejarnos y acercarnos, nos elevamos más y más y nos acercamos al verdadero objetivo. Durante muchas generaciones, casi dos siglos de danza de la historia, la mayoría de la nación se ha desprendido de sus raíces. También hoy existe el fenómeno del cuestionamiento incluso en los círculos religiosos. Esto no es sólo un fenómeno personal-individual sino parte del secreto de la danza del pueblo judío con su Amado, el Todopoderoso. Cuando entendemos que esto es un baile, nos damos cuenta de que ha llegado el momento de que el baile continúe con "un pie adentro". También podemos justificar un pie afuera, porque eso es lo que hace alegre el baile de la doncella. Pero, el fin último del baile es llegar a la unión completa entre los novios.

Deseamos a todos que merezcamos este apego, que es la teshuvá desde el amor, la teshuvá del colectivo. Este tipo de teshuvá incluye a todos los individuos, pero en última instancia es la redención de la nación judía como una entidad indivisible y, junto con la nación judía, del mundo en general. Y, como se mencionó anteriormente en el nombre del Rebe anterior, "teshuvá inmediata, redención inmediata".

 

FE-TESHUVÁ-SANACIÓN-REDENCIÓN EN LAS SEFIROT

 

Las cuatro etapas: desde Elul a Sucot

Estas cuatro etapas de fe-teshuvá-sanación-redención corresponden a cuatro períodos de tiempo durante el período entre Elul y Sucot, el Tiempo de nuestro Regocijo. Podemos construir un modelo básico comenzando con la correspondencia más obvia. En este caso, queda claro que la teshuvá corresponde a los Diez Días de Arrepentimiento que comienzan en Rosh Hashaná y terminan en Iom Kipur. Dado que la fe precede a la teshuvá, como se mencionó, entendemos que la esencia de Elul es la fe en un solo Dios. El valor numérico de "Uno", ejad (אֶחָד), es 13, aludiendo a los 13 atributos de misericordia que Dios nos revela durante este mes. Estos atributos también se conocen como las 13 rectificaciones de la fe.[21] Cuando Dios nos revela Sus 13 atributos durante Elul, aunque no seamos conscientes de ello, en algún nivel, sabemos que el Rey está en el campo,[22] y nos disponemos a buscarLe, lo que es el comienzo de la teshuvá, como se mencionó. Sentimos que hay Alguien a quien buscar, y necesitamos expandirnos más allá de nuestros límites normales para buscarLe. Esto nos permite rectificar nuestra fe en Él.[23]

 

Después de haber alcanzado la fe rectificada en un Dios único durante Elul, llegamos a los Diez Días de Arrepentimiento, que se relacionan con la teshuvá. La tekiá guedolá (gran toque del shofar) después del servicio Neilá (cierre) en Iom Kipur es curativo, porque representa la absolución de todos los pecados. La redención corresponde a Sucot, el "Tiempo de nuestro Regocijo".

Encontrar la clave

Cuando buscamos un sistema cabalístico que sea paralelo a un proceso particular, primero buscamos la clave que nos dirige al modelo apropiado. Esto lo hacemos encontrando un pensamiento de la Torá que vincule explícitamente una de las ideas con un concepto cabalístico, encontrando un modelo apropiado (las 10 sefirot, las cuatro letras del Nombre Divino de Dios, los cuatro Mundos, etc.) y luego encontrando correspondencias relevantes. entre las ideas restantes. Al hacerlo, podemos comparar las correspondencias. Al percibir los conceptos a través del prisma de sus homólogos cabalísticos, a menudo descubrimos nuevas ideas sobre el tema en cuestión. En el caso de los cuatro conceptos fe, teshuvá, curación y redención, comenzamos con teshuvá, que el Zohar asocia explícitamente con biná (la sefirá de entendimiento).

Sin embargo, la teshuvá asociada con biná es específicamente una teshuvá superior, que se relaciona con aferrarse a Dios en una unión definitiva. Este nivel es el nivel de la teshuvá completa que se manifestará específicamente en el futuro, que también está asociado con biná (en el Libro de la Formación, se hace referencia a biná como "la profundidad del futuro"). Sin embargo, en general, la teshuvá incluye tanto la teshuvá desde el amor como la teshuvá desde el temor, que se relacionan con jesed (la sefirá de bondad) y guevurá (la sefirá de poder), respectivamente. Esto nos lleva a la conclusión de que nuestro estado actual de teshuvá corresponde al amor y al temor, que son los dos primeros poderes emotivos del alma. Habiendo descubierto esto, el siguiente paso es encontrar el modelo que incorpore esta correspondencia.

En Jasidut, las sefirot, que corresponden a los poderes del alma, a menudo se dividen en tres niveles: los poderes intelectuales, emotivos y conductuales del alma. Cada uno de estos niveles contiene tres sefirot: el nivel intelectual contiene jojmá, biná y daat (las sefirot de sabiduría, entendimiento y conocimiento), el nivel emotivo contiene jesed, guevurá y tiferet (bondad, poder y belleza) y el nivel conductual contiene netzaj, hod y iesod (victoria, reconocimiento y fundamento). La décima y última sefirá, maljut (la sefirá de reinado), es independiente. Corresponde al resultado final de nuestras acciones. En su estado rectificado, maljut es un reflejo completo de keter (la sefirá de la corona super-consciente) que se encuentra por encima de las diez sefirot.

 

Super-consciente

 

Keter - corona

 

Intelectual

Biná

 entendimiento

da'at

conocimiento

Jojmá

 sabiduría

Emotivo

guevurá

poder

Tiferet

belleza

Jesed

bondad

Conductual

Hod

reconocimiento

Iesod

fundamento

Netzaj

victoria

Resultado final

 

Maljut

reinado

 

 

Teshuvá emotiva

Como se mencionó, la teshuvá corresponde al amor y al temor, las dos "alas" del alma.[24] Sin alas un pájaro no puede volar, lo que nos enseña que sin teshuvá no podemos elevarnos más allá de nuestro estado actual de conciencia. La teshuvá no se manifiesta en la mente sino en el corazón. Tiferet (la sefirá de belleza) es la extensión final de biná (la sefirá de entendimiento), que es llamada específicamente "el corazón".[25]

Arriba, mencionamos que las letras iniciales de la frase "Yo soy para mi Amado y mi Amado es para mí" (אֲנִי לְדוֹדִי וְדוֹדִי לִי),[26] deletrean Elul (אֶלוּל). Esta frase alude al servicio de aferrarse a Dios en oración durante Elul, como se explica en las enseñanzas del Rebe de Lubavitch, Rebe Menajem Mendel Schneerson. Otro acrónimo de Elul está en la frase "[Dios circuncidará] tu corazón y el corazón [de tu descendencia]" ([וּמָל הוי' אֱ־לֹהֶיךָ] אֶת לְבָֽבְךָ וְאֶת לְבַב [ זַרְעֶךָ]). El Rebe nos enseña que este versículo se relaciona con el servicio de teshuvá durante Elul. Primero, nos corresponde a nosotros circuncidar el prepucio de nuestro corazón,[27] pero una vez que nuestra teshuvá está completa, Dios circuncida nuestro corazón y el corazón de nuestra descendencia. La teshuvá completa afecta tanto a "tu corazón" como al "corazón de tu descendencia", que se extiende "hasta el fin de todas las generaciones". "Generación", dor (דוֹר) es una abreviatura de la expresión aramea "temor y amor", djilu urejimu (דְּחִילוּ וּרְחִימוּ), en alusión a la teshuvá desde el temor y la teshuvá desde el amor. El propósito de la teshuvá es circuncidar el corazón. De aquí vemos que el lugar de la teshuvá está en los poderes emotivos del alma.

Fe intelectual

Una vez que hemos decidido que la teshuvá es amor y temor, las alas del corazón, y dado que sabemos que la fe está por encima de la teshuvá, podemos asignar la fe al nivel por encima de la teshuvá en los poderes intelectuales del alma. Esta es una innovación que requiere meditación. Por lo general, enseñamos que la fe está más allá de toda razón, asociada con la cabeza desconocida e incognoscible en el keter supra consciente (la sefirá de corona). Sin embargo, en el Tania, el Alter Rebe enseña que la creencia en Dios se relaciona con el poder consciente de jojmá (la sefirá de sabiduría), es decir, el primero de los poderes intelectuales del alma. De manera similar, en Cabalá, la "fe", emuná (אֶמוּנָה), está relacionada con el principio madre, que corresponde a biná (la sefirá de entendimiento).[28] En el Sefer Hamitzvot,[29] Maimónides usa el término "creer" en Dios, mientras que en el Mishné Torá,[30] utiliza el término "saber". Para cumplir con la mitzvá de creer en Dios, debemos “’conocer’Le”. Primero hay que creer: "Conoce al Dios de tu padre"[31] y luego podremos "servirLe". Aquí vemos que la fe está estrechamente relacionada con todas las facultades intelectuales del alma. De hecho, la única manera de acercarse a un no creyente es mediante una discusión racional.

Se nos enseña que Abraham, el primer judío, alcanzó su creencia mediante el poder del razonamiento intelectual.[32] Este es el significado del nombre original de Abraham, Avram (אַבְרָם), que se divide en dos sílabas que significan "padre", ab (אָב), refiriéndose al principio padre en la Cabalá, es decir, jojmá (la sefirá de sabiduría), y "exaltado", ram (רָם). Abraham usó su exaltado poder intelectual para convertirse en el primer verdadero creyente en Dios. De aquí vemos que la fe se manifiesta en el nivel intelectual del alma.

Conocemos a Dios con nuestro poder intelectual de daat (la sefirá de conocimiento), que es llamada "la llave" para abrir los seis poderes emotivos del alma. Una vez que logramos revelar en nuestra mente nuestra fe supra racional en Dios, la teshuvá llega naturalmente al corazón.

Curación instintiva

Dado que la fe se manifiesta en el intelecto y la teshuvá en el corazón, se deduce que la curación se manifiesta en los poderes instintivos del alma. Son netzaj, hod y iesod (las sefirot de victoria, reconocimiento y fundamento). Estas tres sefirot corresponden a tres sistemas fisiológicos, el sistema endocrino, que controla y regula las hormonas, el sistema inmunológico y el sistema reproductivo, respectivamente. El sistema inmunológico protege al cuerpo contra invasores extraños y, por lo tanto, está relacionado con la salud física, mientras que la disfunción del sistema endocrino a menudo afecta la salud mental. En Cabalá, netzaj (el sistema endocrino) y hod (el sistema inmunológico) corresponden a los dos riñones, que se denominan "riñones consultores". Ofrecen consejos para sanar el alma y el cuerpo. De manera similar, el sistema reproductivo (es decir, iesod, la sefirá de fundamento), que se relaciona con la autorrealización,[33] es un aspecto importante de la curación.

A un nivel más profundo, normalmente, cuando hablamos del vínculo entre el cuerpo y el alma, nos referimos al vínculo entre la neshamá (alma, נְשָמָה) y el cuerpo, guf (גוּף). Sin embargo, con respecto a la curación hablamos de "la curación del alma (nefesh, psique, no neshamá)" y "la curación del cuerpo". Mientras que la neshamá corresponde a los poderes conscientes del alma, principalmente al intelecto, la nefesh es el nivel de nuestra alma que controla nuestro estilo de vida inconsciente, natural y habitual.

Cuando el alma (nefesh) está sana, el cuerpo hace lo propio. Estar sano significa actuar con naturalidad, es decir, adoptar una sensación natural de bienestar físico y psicológico.

Cuando un médico da una prescripción para una buena salud, a menudo receta caminar (como ejemplo de ejercicio), lo que conseguimos con nuestras piernas, que al igual que los riñones, también corresponden a netzaj y hod. Pero las cosas más simples suelen ser las más difíciles, porque requieren cambiar nuestros hábitos. Una vez que nos acostumbramos a la nueva forma de vida, el hábito se vuelve natural y entonces la persona se recupera. Aunque parece que no tenemos control sobre el funcionamiento de los sistemas inmunológico y endocrino, con un poco de esfuerzo podemos controlar los malos hábitos que se han vuelto naturales en nosotros y formar nuevos hábitos que promuevan una buena salud física y mental.

Este es el fundamento de la expresión: "Grande es la teshuvá que trae curación al mundo". Hacer una teshuvá sincera en nuestros corazones nos lleva a crear un estilo de vida nuevo y positivo.

Redención – Acción que refleja el superconsciente

Habiendo explicado esto, queda que la redención corresponde a maljut (la sefirá de reinado). En particular, esto se manifiesta como "el final (maljut) está engarzado en el principio (keter)".

El proceso de tres etapas de fe, teshuvá y curación concluye con la redención, que en Cabalá alude a la redención de las 288 chispas que cayeron en el reino inferior cuando los recipientes del Mundo del Caos se hicieron añicos. A esto se alude en la suma de los valores numéricos de estas cuatro palabras (אֶמוּנָה תְּשׁוּבָה רְפוּאָה גְּאוּלָה), que es igual a 1.152, lo que equivale a 4 veces 288, es decir, el valor medio de las cuatro palabras son 288.

Cuando cada uno de estos niveles sea refinado en la redención definitiva, reflejarán una fe completa en Dios. A esto se alude en la suma de los valores numéricos de todas estas palabras cuando se les agrega la palabra "completo", shlemá (שְׁלֵמָה), que es igual a 2.652, lo que a su vez es igual a 102 (el valor numérico de "fe" (אֶמוּנָה)] veces 26 (el valor numérico del Nombre esencial de Dios, Havaiá).

 



[1] Traducción de una transmisión de radio con el rabino Ginsburgh para Kan Moreshet. Elul 5777.

[2] Iomá 86a

[3] Éxodo 15:26

[4] Shir Hashirim Raba, 5. Veáse también Sanhedrin 97b.

[5]  Kol Kore 1, 1 de Sivan 5701 etc

[6] Mishné Torá, Introducción al Sefer Hamada

[7] Sostenemos el etrog en nuestra mano izquierda, que representa el servicio del poder, "la izquierda disuade". Ahora, a través de nuestro servicio de gozosa teshuvá, "la mano izquierda acerca" incluso más de lo que "la mano derecha acerca".

[8] Éxodo 17:16

[9] Deuteronomio 29:28

[10] Shabat 97a

[11] Éxodo 14:31

[12] Salmos 37:23

[13] Sanhedrin 106b

[14] Iomá 86b

[15] Ibid.

[16] Cantar de los Cantares 6:6

[17] Bendición Asher Iatzar

[18] Safra, Vaikra 1

[19] Mishná Ta'anit 4:8.

[20] Véase Eclesiastés 3.5

[21] Veáse Zohar Shemot 177a

[22] Rebe Schneur Zalman de Liadi, Likutei Torá, Parashat Reé, p. 32

[23] Las dos primeras letras de Elul (אֶלוּל) deletrean el Nombre Divino pronunciado Kel (א־ל), que tiene un valor numérico de 31. El valor ordinal de estas dos letras es 13, que también es el valor numérico reducido de Elul (אֶלוּל). La suma de los valores numéricos de Elul (אֶלוּל) y "fe", emuná (אֶמוּנָה) es 169, siendo igual a a 132. El Nombre Divino Kel es el Nombre asociado con la fe, como en la frase "un Dios de fe sin injusticia" (Deuteronomio 32:4).

[24] Tania cap. 40

[25] "Iesod Ima termina en z"a de tiferet" (Etz Jaim, 331:3; 333:1) y "biná es el corazón" (Pataj Eliahu, Tikunei Zohar 123a).

[26] Cantar de los Cantares 6:6

[27] Deuteronomio 10:16

[28] Introducción al Tikunei Zohar 2a

[29] Sefer Hamitzvot, mitzvá 1

[30] Mishné Torá, Sefer Hamada, 1:1

[31] I Crónicas 28:9

[32] Véase, por ejemplo, Midrash Hagadol Bereshit 12; Bereshit Rabá 18:13

[33] Véase Cuerpo, Mente y Alma, pág. 82-83.







UN CONSEJO PARA LA UNIÓN

 

Del Rabino Itzjak Ginsburgh

 

 


https://youtu.be/GOm3zW2uwx4

 

El tema es la unión entre nosotros, ¿qué nos une? El pegamento que nos une debe ser la Torá, esa es la verdadera conexión.

Es muy aconsejable, que como ya comenzamos hace un año estudiar cada día un capítulo del Na”j, los profetas y los hagiógrafos. Si cada uno estudia ese capítulo cada día, aunque sea en forma superficial, esto decididamente nos une. Además del estudio del Jita”s, Jumash, Tehilim y Tania, (el Pentateuco, los Salmos y el Tania) que ordenó el Rebe anterior el Rebe agregó el Rambam, todo esto trae unión entre los jasidim, en este estudio diario.

Para nosotros agregamos algunas cosas no muy difíciles, es decir no complicadas. Agregamos el capítulo del Na”j, hoy estamos con el libro de Iov, el libro de psicología más importante del Tana”j. Comenzamos la próxima semana con el Orden de Nashim, “Mujeres” de la Mishná, un capítulo cada semana y la semana anterior terminamos con el tratado de Jaguigá, “Ofrendas”, que es el final del Orden de Moed, “Festividades”.

En mi opinión, para todos los que están sentados aquí, después de estudiar el Jitas, el Rambam, todo, y también todas estas cosas (y de acuerdo con quien está sentado aquí también que lean “Maravillas”, por lo menos una parte, algo que sea agradable como Razi, la sección para niños). Y esto en verdad une a todos juntos.

¿Y qué sucede si lee Razi y no llega a estudiar Jita”s? Hashem lo perdone.







El Rebe Raiatz: 

EL SOLDADO Y ROSH HASHANÁ

 

El rabino Arie Leib Iudobin, jasid del Rebe Raiat”z de Lubavitch, fue el rabino de la comunidad de Jabad en la ciudad de Vitebsk en Bielorrusia, en el período anterior a la caída de la Cortina de Hierro. Más tarde, cuando se abrieron las puertas emigró a Israel y murió en 1992.

Me encontré con un judío querido que vivió en su juventud en Vitebsk y frecuentaba la sinagoga de Jabad. En una ocasión escuchó de boca del rabino Arie Leib la parábola que les contaré, una parábola especial para Rosh Hashaná:

 

En un país había un rey grande y poderoso y una vez libró una gran guerra contra el país vecino. Durante la guerra logró penetrar en el territorio del país enemigo y comenzó a conquistar cada vez más. En medio del ardiente ataque de repente se encontró rodeado de soldados enemigos en un lugar donde no podía retroceder. Había un soldado valiente y leal a su lado, el soldado cargó con valentía hacia los soldados enemigos y comenzó a matar a muchos de ellos hasta que el resto intentó retirarse. Así se salvó la vida del rey gracias al leal soldado.

Al final de la guerra y después de la gran victoria el rey se volvió hacia el valiente soldado y le dijo: 'Porque haberme salvado la vida puedes pedirme lo que quieras y te lo daré'. El soldado pensó un poco y dijo: 'En verdad, mi señor el rey, nada me falta, tengo todo lo que necesito'. El rey lo miró: 'Soldado, piénsalo bien, puedes pedirme lo que quieras'. El soldado, que no era tan sabio, respondió sinceramente al rey: "Mi señor el rey, tengo uniformes elegantes y armas nuevas, buena comida y una tienda limpia y ordenada. ¿Qué más necesito?" Al ver esto, el rey dijo: "Soldado, estás ante el rey, piensa en tu futuro, puedes recibir lo que te asegurará para toda la vida y te dará una vida feliz, todo está abierto ante ti".

Finalmente, el soldado respondió con decisión: "¡El comandante! ¡Mi comandante, no lo soporto! Le pido a mi señor el rey que lo despida inmediatamente". El rey escuchó el pedido y lo hizo inmediatamente, llamó al comandante del soldado y le dijo que intercambiara su puesto con otro comandante del mismo rango de otra compañía. Cuando nombró al nuevo comandante, le dijo: "Mira a este soldado, enséñale muy bien qué pedir cuando esté delante del rey".

🍷

Cada uno de nosotros está ante el Rey en Rosh Hashaná, el día en que se abren los tesoros de la misericordia y puedes pedirle cualquier cosa, lo que quieras; ¡sólo tienes que saber qué pedir! Dios se dirige a nosotros de manera personal y paternal: "Puedo darte todo y quiero darte todo lo que tengo, pide desde el fondo de tu corazón, piensa en las cosas que son más importantes para ti, en las más íntimas y elevadas que deseaste alguna vez, te las daré. Sólo pídelo...".







Escuela para Padres

HISTORIAS PARA SELIJOT Y ROSH HASHANA

CHARLA CON LOS RABINOS

IEHUDA LEIV COHEN y

JAIM MATES FRIM

 


 

https://youtu.be/UX-0BhcJLk4

 

 

Rebe Mijel en el Todopoderoso

Contemos otra historia sobre él antes de llegar a Selijot. Cuando se casó, su suegro le dio una enorme dote: mil dinares de oro. Algo realmente sorprendente en ese momento y una cantidad que podría invertir y vivir de las ganancias durante toda su vida. Su primer pensamiento fue hacer exactamente eso y liberarse para estudiar Torá toda su vida. Pero luego tuvo un segundo pensamiento:

 



Pirkei Avot 1:6: INCLUSO EL MALVADO PUEDE LLEGAR A SER GRANDE

 

Iehoshua Ben Perajia y Nitai el Arbelita recibieron de ellos. Iehoshua Ben Perajia dijo: haz para ti un maestro, adquiere para ti un amigo y juzga a cada hombre por el lado del mérito

Pirkei Avot Capítulo 1, Mishná 6

 

El Rebe de Lubavitch asociaba las palabras de Iehoshua Ben Perajia con los acontecimientos de su vida.[1] El Talmud dice[2] “La izquierda siempre debe rechazar y la derecha debe acercar… no como Iehoshua Ben Perajia, quien empujó a Ieshu el Notzri con sus dos manos”. Se cuenta que Iehoshua Ben Perajia y su discípulo Ieshu se hospedaron en una posada. Cuando se fueron, Iehoshua Ben Perajia dijo: "Qué hermosa es esta posada". Su discípulo, sin embargo, se mostró menos entusiasta, “Los ojos de la (mujer) posadera no son hermosos”.

"¡Tú eres un malvado!" Rabi Iehoshua respondió, “¿Eso es lo que te preocupa?" Y lo condenó al ostracismo. Ieshu se inclinó a la adoración de ídolos. En ese momento, Iehoshua Ben Perajia le pidió a su antiguo discípulo que regresara de sus malos caminos.

“Esto es lo que he aprendido de ti”, replicó Ieshu. “Cualquier persona que peca y haga pecar al público, no se le da oportunidad de arrepentirse…”

Después de esta historia, explica el Rebe de Lubavitch, Iehoshua Ben Perajia enfatizó la regla "Juzga a cada hombre, incluso a Ieshu el Notzri, que pecó e hizo que otros pecaran para el lado del mérito".

Los comentaristas[3] dicen que “Juzgar a todo hombre para el lado del mérito” no se refiere a una persona completamente malvada que debería ser juzgada del lado de la culpabilidad. Esto se aplica al enfoque simple de la Corte Rabínica aquí en la tierra. Pero cuando nos relacionamos con el Cielo en nuestros pensamientos, debemos juzgar favorablemente incluso a la persona extremadamente malvada, y si lo logramos, ¡realmente se transformará y se arrepentirá!

¿Cómo pudo haberse arrepentido Ieshu? Después de todo, él pecó e hizo que pecara la comunidad. El Tania explica que todos pueden arrepentirse, “Porque esta cosa está muy cerca de ti”.[4] Incluso si se dice de una persona que “no se le da tiempo para que se arrepienta”, esto significa que “No le tomamos de la mano para alentarlo con un momento favorable para que se arrepienta, pero si persevera y se arrepiente no hay nada que pueda oponerse el arrepentimiento”.[5] Incluso una persona sumamente malvada puede arrepentirse en un momento, tanto que “sus pecados intencionales se convierten en méritos para él”.[6] (Y si semejante pecador puede arrepentirse, ¡cuánto más lo será para todos y cada uno de nosotros)!

La capacidad de juzgar favorablemente a una persona totalmente malvada proviene de la capacidad de ver su potencial oculto. Este es el papel de nuestra generación, la generación del Mashíaj. Está escrito que, en el futuro, determinaremos la ley de acuerdo con la opinión de la Casa de Shamai,[7] quienes emitían sus juicios de acuerdo con el potencial (a diferencia de la Casa de Hilel, quienes emitían sus juicios de acuerdo con la situación real).[8] Cuando observamos el potencial de una persona malvada y reconocemos el hecho de que puede arrepentirse y alcanzar un nivel superior el nuestro, ya que “En el lugar en el que están aquellos los arrepentidos, no pueden estar los tzadikim consumados”[9] - entonces nos hacemos pequeños a nuestros ojos en comparación con él. Esto es una segulá (amplificador espiritual) para el atributo de bajeza.

 

Esta clase se dio en memoria del gran baal teshuvá Rabi Uri Zohar, de justa y bendita memoria.

 



[1] Véase el libro del rabino Ginsburgh, Mivjar Shiurei Hitbonenut II p243, Sijat Parashat B'ha'alotja 5741 y más.

[2] Sanhedrín 107b (en las versiones sin censura).

[3] Ver los comentarios del Rambam, Rabeinu Ioná, Rabi Ovadia de Bartenura y más.

[4] Deuteronomio 30:14.

[5] Tania cap. 25

[6] Iomá 86b

[7] Mikdash Melej en el Zohar Parte 1:17b, en el nombre del Arizal. Traído en Likutei Torá Koraj 54:3.

[8] Ver Likutei Sijot 6, p.70 y siguientes; Beit Ha'otzar 1:27; L´Or Hahalaja en el artículo " L´shitot Beit Shamai v'Beit Hilel".

[9] Berajot 34:2





 HISTORIAS JASÍDICAS

Maestros espirituales

LAS PIEDRAS DEL AMOR. PREPARÁNDOSE PARA SELIJOT CON EL REBE MIJEL DE ZLOTSHOV

 

*basado en un shiur dado en Motza'ei Shabat 26 Elul 5773

Apuntes tomados durante la clase, no revisados ni editados por HaRav Ginsburgh

 

1. El amor del Rebe Mijel de Zlotshov por su compañero judío

Hoy en Shabat fue el iorzait del Rebe Ijiel Mijel de Zlotshov, uno de los discípulos más conocidos del Ba'al Shem Tov. Dado que estamos aquí en la cuarta comida del rey David, melavé malka, es apropiado contar historias sobre los tzadikim.

Comencemos con un dicho del Rebe Mijel. Solía decir que, si uno tomara todo el amor, todo el amor con el que todo padre ama a sus hijos (no incluía a las madres, pero con toda certeza esa era su intención) y se juntase todo, todo el amor en el mundo, ni siquiera estaría cerca del amor que el Todopoderoso ama a un judío malvado, un rasha en el pueblo judío.

Continuó y dijo: “Si veo a un judío saliendo de una casa de iniquidad (esa es la frase que usó, es decir, un lugar donde la gente va a pecar), mi amor por ese judío en particular no cambiaría ni siquiera un pelo porque veo le veo partir de ese lugar, sino que pensaré en él como si se hubiera caído de cabeza y se hubiera roto la cabeza, y evaluaré la situación y pensaré en lo que se necesita hacer para recomponerle”.

Cada uno de los grandes tzadikim, cada uno de los estudiantes del Baal Shem Tov tiene un dicho especial sobre el amor del pueblo judío, el gran amor, ahava rabá (אַהֲבָה רַבָּה), que no tiene fronteras. Aparentemente, éste es el que caracteriza a Rebe Mijel de Zlotshov.

2. Piedras del Amor

Rebe Mijel dijo que, si viera a un judío saliendo de una casa de iniquidad, entonces el amor hacia él no disminuiría en absoluto, al contrario, debería aumentar, porque ahora tiene compasión por él.

Como se sabe, muchas veces es compasión, rajamim, la que despierta el amor, como en el versículo “Iaacov que redimió a Abraham” donde Iaacov representa la compasión y Abraham representa el amor. Pero podría plantearse la pregunta: ¿Qué haría Rebe Mijel si viera a un judío a punto de entrar en un lugar así? ¿Entonces qué? Sin duda, su amor por este judío no disminuiría, pero la pregunta es, dado que existe una mitzvá de evitar que otra persona haga algo malo, leafrushei meisura (לְאֶפְרוּשֵׁי מֵאִיסּוּרָא), ¿qué haría Rebe Mijel?

Está escrito en el Tania que cuando Moshé Rabeinu se enfrentó a tal situación, prefirió enojarse para evitar que el pueblo judío pecara, todo por verdadero amor a Israel. Al parecer, Rebe Mijel también actuaría de la misma manera. ¿Pero qué haría exactamente? ¿Le tiraría una piedra a este judío? Si por experiencia supiera que tirar piedras no ayuda mucho, ¿qué haría entonces, especialmente máxime si despierta en una persona la reacción contraria? Más aún, si la reprimenda no surge del verdadero amor por el prójimo judío, considerando cómo él describió cómo el Todopoderoso ama incluso al mayor rashá entre el pueblo judío. Si existe tal amor y, sin embargo, existe una mitzvá de evitar que alguien cometa un pecado, debes trabajar duro para averiguar qué se puede hacer.

Rebe Mijel habló de alguien que sale de una casa de pecados y luego evalúa el daño espiritual que le sobrevino y lo trata. Las raíces de tres letras de “dañar” (נזק) y “arrojar” (זרק) provienen de la misma raíz de dos letras, זק. ¿El lanzamiento puede ser algo positivo en algún sentido, puede prevenir daños, nezeq (נֶזֶק)?

Una idea es mirar las marcas de cantilación o entonación. Está escrito que el Mashíaj vendrá a interpretar los significados de las marcas de cantilación. El primer ta'am o marca de cantilación es zarka (זַרְקָא), que es similar a "lanzar". El segundo es segol (סֶגּוֹל), que es similar a segulá, o encanto. Estos dos siempre van juntos, por lo que debe haber algún efecto especial en lanzar. De hecho, en Jasidut se enseña mucho sobre el poder de arrojar (incluso piedras). La pregunta es qué hay que lanzar. ¿A cuánto es igual numéricamente “lanzar” (זרק) más “piedra” (אבן)? Es igual a 307 más 53, o 360, el valor de Shejem (שְׁכֶם). El valor de “arrojar una piedra” (זְרִיקַת אֶבֶן) es 770, lo que implicaría una fuerte conexión entre las dos palabras. La guematria de “lanzar piedras” (זְרִיקַת אֲבָנִים), en plural (que significa tirar muchas piedras), es 820, el valor del verso, “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (וְאָהַבְתָּ לְרֵעֲךָ כָּמוֹךָ).

A veces una piedra no es una piedra. Para entender realmente el efecto de arrojar piedras tenemos que recordar que, en el Libro de la Formación, la palabra “piedra” (אבן) significa una “letra”: “1 piedra construye 1 casa, 2 piedras construyen 3 casas, 3 piedras construyen 6 casas”, etc. Esta enseñanza es el secreto de las “permutaciones”, tzeruf (צֵרוּף), o “combinaciones”, basadas en la función matemática llamada factorial. Por lo tanto, el nivel más elevado de amor que es útil para prevenir daños, útil para impedir que un judío haga algo que está prohibido, no es lanzar piedras sino letras; muchas, muchas letras que forman muchas palabras. Cuando estas palabras salen lanzadas desde el corazón y entran en el corazón del otro causan un impacto.

Mencionamos Shejem, la ciudad de Iosef Hatzadik y sobre Iosef es dicho que él es la “piedra de Israel”, misham roé even Israel (מִשָּׁם רוֹעֶה אֶבֶן יִשְׂרָאֵל). La palabra “piedra” (אֶבֶן) en hebreo se considera un acrónimo de “padre” (אָב) e “hijo” (בֵּן) y la forma plural, “piedras” (אֲבָנִים) es un acrónimo de “padres e hijos” (אֲבוֹת וּבָנִים). La primera vez que aparece la palabra “amor” en la Torá es cuando Dios le ordena a Abraham que tome a su amado hijo Itzjak y lo sacrifique. En total, la palabra “amor” aparece 42 veces en el Pentateuco, y a estos los llamamos los 42 viajes del “amor” (מב מַסְּעוֹת אַהֲבָה) en la Torá.[1] El primer viaje que hizo el amor a nuestro mundo, la primera vez que el amor aparece en la Torá, es en el amor de un padre – Abraham - por su hijo - Itzjak.[2] Cuando se lanza una piedra, una letra, que sale del corazón, con mucha fuerza, debe ser con la fuerza del primer amor, el de Abraham por Itzjak, aunque tenían rasgos de carácter diferentes (Abraham es bondadoso, el eje derecho de las sefirot e Itzjak era fuerza, el eje izquierdo de las sefirot), estaban unidos por la Akeidá como explicaremos.

3. Los significados más profundos tras una piedra

Si queremos ir aún más lejos con el significado de piedra, en Saar haIjud vehaEmuná dice que la palabra para “piedra” en hebreo, even אֶבֶן, es una combinación, una unificación de dos Nombres santos. Las letras בן son el relleno de Havaiá que es igual a 52 (יוד הה וו הה) y la א adicional proviene del relleno de Havaiá que es igual a 45 (יוד הא ואו הא) o del relleno que es igual a 63 (יוד הי ואו הי). El Alter Rebe trae la piedra como ejemplo de cómo todos los objetos en el mundo se crean a partir de las letras hebreas, y de todas las cosas que pudo haber elegido, eligió la piedra.

Todo esto es sólo un preludio de nuestro tema principal de esta noche: Selijot. Durante las Selijot pedimos perdón al Todopoderoso, pero no nos olvidamos de pedir también por el Mashíaj y la redención. Ésa es la petición principal que hacemos esta noche. En este sentido, los judíos son muy sabios. Cuando alguien ha hecho algo mal y viene a pedir perdón, es posible que no necesariamente comprenda que el mejor momento para pedir algo adicional a la persona a la que has ofendido es cuando estás pidiendo perdón. Pero eso es lo que hizo Moshé Rabeinu y de él aprendemos cómo conducir nuestras Selijot. Después del pecado del Becerro de Oro, Moshé Rabeinu vio que Dios estaba perdonando y por eso pidió más. Entonces, por un lado, uno debe venir con gran bajeza y humildad a Selijot. Somos culpables de haber actuado mal y nos avergonzamos por ello, pero al mismo tiempo, debemos aprovechar la oportunidad para pedir todo lo que necesitamos al Todopoderoso.

En la palabra אבן la letra ב es común tanto para el padre (אָב) como para el hijo (בֵּן). Pero, si agregáramos una “madre”, im (אֵם) y un “hijo” (בֵּן), encontraríamos que su acrónimo es “Amén” (אָמֵן). Entonces, cada vez que decimos Amén debemos meditar en el amor de una madre por sus hijos, representado en el versículo, “la madre echada sobre sus hijos”[3] (הָאֵם רוֹבֶצֶת עַל הַבָּנִים). El padre ama de lejos, pero el amor de la madre es cercano y próximo. La suma de estos dos acrónimos, “piedra” y “Amén” (אֶבֶן אָמֵן), es 144, o 12 al cuadrado. El asunto: si lanzas una piedra, más vale que sea tal que la otra persona esté dispuesta a responder Amén. La piedra y el Amén deben ser como dos compañeros que no se separan. Entonces, si hablabas palabras desde el corazón y no había ningún Amén del otro lado, aparentemente no funcionó. Amén se dice después de una bendición. Esto está relacionado con el día de hoy, ya que el Rebe Mijel de Zlotshov falleció en 5546 (תקמ"ו), hace 227 años,[4] y el valor de “bendición” (בְּרָכָה) ¡es 227. ¡Así que hay muchas bendiciones de parte de él ahora mismo!

4. Rebe Mijel ora a última hora del día

Más sobre el Rebe Mijel. Fue el primero entre los discípulos del Baal Shem Tov en daven (rezar) al final del día. El propio Ba'al Shem Tov, en su minian daven vatikin, al amanecer. El primero en cambiar esto, y fueron muchos los que adoptaron su costumbre, fue el Rebe Mijel. Lo sorprendente es que pertenecía al claustro de Brod, un centro de grandes genios de la Torá. Y aunque el rezaba tarde, nadie dijo una palabra. Hasta que un día entró un hombre joven y acomodado y le preguntó: “¿Por qué rezas tan tarde? ¡Nunca escuchamos tal cosa, ni siquiera del Baal Shem Tov!” Rebe Mijel respondió con un poco de audacia. Le dijo al joven rico: “Observa a todos los grandes eruditos de la Torá que hay aquí. Me han visto hacer esto durante años y nadie me hizo esta pregunta. Eres el primero en hacerlo. Entonces, debo concluir que no eres tú quien hace la pregunta, es tu dinero. Y como es tu dinero el que me pregunta, y yo no tengo en cuenta tu dinero para nada, no le voy a dar respuesta”.

Lo que aprendemos de esto es que si no tienes en cuenta el dinero para nada, puedes llegar tarde. Además, dado que Rebe Mijel falleció el día de la creación del mundo (el 25 de Elul), debe tener una conexión con el acto de la creación. Una de las razones por las que rezó tarde fue para reunir todas las chispas de todas las oraciones dichas por quienes le precedieron y rectificarlas. Hay algunas formas diferentes de explicar el motivo del rezo tarde, pero quien inició este minhag fue Rebe Mijel.

Otra cosa sobre Rebe Mijel fue que recibió la llave de la recámara de la música de Jasidut, razón por la cual el Maguid de Mezritch envió al Alter Rebe (el fundador de Jabad) a Rebe Mijel para recibir el secreto de los nigunim (melodías jasídicas) de él. La conexión entre los dos - Rebe Mijel y el Alter Rebe permaneció - a pesar de que el Alter Rebe no se quedó con él. Un Shabat, se escuchó a Rebe Mijel decir una enseñanza al estilo de Jabad, que no era su estilo en absoluto. ¿Dónde lo escuchó? Más tarde explicó que lo escuchó telepáticamente del Alter Rebe y lo repitió en su honor.

5. La confianza del Rebe Mijel en el Todopoderoso

Contemos otra historia sobre él antes de llegar a Selijot. Cuando se casó, su suegro le dio una enorme dote: mil dinares de oro. Algo realmente sorprendente en ese momento y una cantidad que podría invertir y vivir de las ganancias durante toda su vida. Su primer pensamiento fue hacer exactamente eso y liberarse para estudiar Torá toda su vida. Pero luego tuvo un segundo pensamiento: si su sustento provendría de una inversión y estaría asegurado durante toda su vida, ¿cómo podría trabajar en su confianza en Dios - que Dios proveería para él? Entonces, pensó que debería dar la mitad de la enorme suma a tzedaká. Reunió a todos los pobres que conocía y les pidió que trajeran a otros pobres, y en poco tiempo pudo repartir la mitad de la dote.

Pero como la suma era tan grande, incluso con sólo la mitad, podía invertir y vivir de las ganancias. Entonces, comenzó a pensar en su situación nuevamente y decidió que todavía tendría problemas para desarrollar su confianza en el Todopoderoso. Entonces, tomó la decisión de donar la otra mitad de la dote también a la tzedaká. Nuevamente vinieron más y más pobres y la otra mitad se fue. Tiró su dinero, tal como se lanzan piedras (de hecho, los comerciantes de diamantes se refieren a los diamantes como piedras). De toda la enorme dote que había recibido, sólo se quedó con una vaca, para al menos tener leche por la mañana. Todas las mañanas su esposa iba a ordeñar la vaca para tener al menos algo que darles a sus hijos al comienzo del día.

Un día pensó: "¿Dónde está mi confianza en Hashem?" Entonces, llamó al shojet para que sacrificara la vaca y le dio toda la carne a los pobres. No se lo dijo a su esposa y a la mañana siguiente ella salió a ordeñar la vaca. Ella preguntó ingenuamente: "¿Dónde está la vaca?" Y él respondió: “Ella subió al cielo”. Su esposa entendió lo que había sucedido. Luego preguntó: “¿Qué pasará con nosotros?” Él dijo: "Dios ayudará".

6. La esposa del Rebe Mijel y la Tzedaká infinita

Después de un tiempo, llegó una novia pobre, no tenía dinero para su boda y no tenía vestido. Se dirigió a su esposa, que tenía un solo vestido. Le pidió que le diera su vestido a esta pobre muchacha. Ella estaba feliz de hacerlo.

Lo que vemos en estas dos historias es que todo proviene de la esposa. Todo el dinero era de ella y cada vez que volvía a pensar en qué hacer con su dinero, era gracias a su esposa.

Entonces, su esposa felizmente le dio su vestido y se hizo un vestido de arpillera. No dice cuánto tiempo tuvo que vestirlo.

Hace unos días, aprendimos en el Tania que cuando se trata de tzedaká, la enseñanza de Rabí Akiva, “tu vida es lo primero” (חייך קודמין) sólo se aplica cuando tú y el pobre tenéis las necesidades básicas para vivir. Pero si él tiene menos que tú, tienes que asegurarte de que tenga lo necesario, antes de que tú y tu familia tengáis algo más que las necesidades básicas. Si el pobre no tiene pan para alimentar a su familia, pero tú tienes carne, debes asegurarte de que la familia pobre tenga lo que tú tienes.

En el Tania de hoy, aprendemos el versículo “Tu mandamiento es muy generoso” (רחבה מצותך מאד), que se refiere a la mitzvá de tzedaká que Dios realiza con el mundo, al sostenerlo gratuitamente, como un acto de caridad. De la misma manera, cuando damos tzedaká creamos un recipiente infinitamente grande para la revelación de Dios en el futuro. Por hashgajá (Providencia Divina), las cartas más poderosas en Igueret HaKodesh relacionadas con la tzedaká se encuentran en la lectura diaria de Tania para los últimos días de Elul. El día más importante de todo el año para dar tzedaká, según el Arizal, es la víspera de Sucot, pero todo el mes de Elul es especial para tzedaká.

En el shiur anterior mencionamos el verso “Piel por piel” (עור בעד עור), etc. Este verso aparece tres veces en el Tania y una de las apapriciones es en este igueret, por lo que sugerimos que cada persona aumente su tzedaká por 276, el valor de “piel” (עור).

 

Imagen de Iael Shilo יעל שילה – Trabajo propio, CC BY 3.0,

https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=11533579

 

 



[1] Explicado detalladamente en el artículo del mismo nombre en Sha’arei Ahava VeRatzon.

[2] Génesis 22:4. “Toma a tu hijo, tu único hijo, a quien amas, Itzjak…”

[3] Deuteronomio 22:6

[4] Hasta la fecha, en 5783, han pasado 237 años.

 



CUANDO SER MENTOR DE OTROS

P: Estoy en posición de guiar e influir en otros en su camino espiritual hacia la observancia de la Torá. Pero yo mismo estoy lejos de ser perfecto y tengo muchos fallos que necesitan corregirse y cuestiones en mi vida que tengo que mejorar. ¿Se supone que debo rectificarme primero antes de intentar influir en los demás? ¿O debería seguir adelante y ser mentor, con fallos y todo?

 

R: Las generaciones anteriores solían exigir que una persona se perfeccionara antes de dedicarse a ser mentor de otros. Pero el Rebe de Lubavitch enseñó que esta demanda ha cambiado. El principio del Rebe, que nos encargó, es enseñar a otros tan pronto como aprendamos algo nuevo: si has aprendido la letra alef, enséñala a tantas personas como sea posible – y sólo entonces aprende la siguiente letra, bet. Además, y lo más importante, desde el momento en que una persona realmente quiere rectificarse, en el Cielo ya se considera que ha completado la rectificación en lo que se refiere a influir positivamente en los demás.

 



TRAYENDO AL MASHÍAJ EN 770

La Juventud Estudia y es Feliz






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