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lunes, 25 de abril de 2011

La Cabalá del Arizal, Libro de Bamidbar, Shelaj: Almas de espías y de Príncipes, I

(Comentarios del rabino Moshe Wishnevsky sobre las palabras del Arizal que están resaltadas en negrita )

La porción de la Torá de esta semana comienza con la historia de los príncipes de cada tribu que fueron enviados a espiar la Tierra de Israel antes de que el Pueblo de Israel entre en ella.

Iosef les dijo (en Egipto): “Ustedes son espías…”  

Comentando el verso “Y Iosef les dijo: ‘Ustedes son espías…' (Génesis 42:9) dicen nuestros sabios que Iosef les estaba anunciando a sus hermanos que [se reencarnarían y] espiarían la tierra de Israel, pero que Ioshúa –el príncipe de la tribu de Efraim, el hijo de Iosef, no serían espías [reencarnados] .

El patriarca Iaacov tenía doce hijos, cada uno de los cuales habría de ser el progenitor de una de las doce tribus de Israel. Cuando Iosef le dijo a sus hermanos “ustedes son espías”, les estaba diciendo en realidad que once de ellos (incluyendo a su hermano Levi) se reencarnarían como espías para espiar la tierra. El Arizal nos explicará cómo funciona esto, siendo que ningún espía provino de la tribu de Leví.

Basado en esto, podremos entender muy bien este pasaje. Notemos primero que cuando la Torá se refiere a los príncipes de Israel, en un verso anterior (Bamidbar 1:16) son llamados “las cabezas de miles de Israel”, mientras que en este pasaje [acerca de los espías] son llamados “las cabezas de los hijos de Israel” (Bamidbar 13:3).

La razón de esta discrepancia es la siguiente: Cuando Dios previó que estos príncipes iban a pecar y que Moshé quería enviarlos, diseñó una forma para fortificarlos, minimizando y rectificando, de alguna manera, la maldad que ellos podrían hacer. Entonces decretó que las almas de los hijos de Iaacov, los hermanos de Iosef, que eran literalmente “los hijos de Israel [es decir Iaacov] ” estuvieran infundidos en [las almas de] los estos espías, de manera tal que [su santidad] los ayudara a no pecar por completo. De todas maneras, esto no los ayudó.

Iaacov es también conocido como “Israel”, entonces la frase “los hijos de Israel”, que hace referencia usualmente al pueblo judío como un todo, se puede entender literalmente como “los hijos de Iaacov”.

Esta infusión de las almas de los hijos de Iaacov, es un ejemplo de “ ibur ”, literalmente “impregnación”, un tipo específico de reencarnación en donde el alma que se reencarna no es el alma única y completa del cuerpo en el cual se reencarna, sino más bien se “injerta” donde hay un alma ya presente. El resultado es que el alma de un individuo retiene su conciencia e identidad intrínseca, pero su poder es incrementado por aquellas almas impregnadas que “hospeda”.

Este es el significado místico del verso “Eran todos hombres, eran las cabezas de los hijos de Israel” (Íbid 13:3), es decir, ellos mismos eran [los progenitores de] las tribus, que eran realmente las “cabezas” del pueblo judío.

La palabra “cabeza” también significa “principio”.

Este es también el significado místico del verso “ [Envía por tí mismo hombres que espíen la tierra de Canaan] que le estoy dando a los hijos de Israel”. El verbo “estoy dando” está en presente continuo, significando: “Estos hombres que estás enviando ahora para espiar la tierra que Yo les estoy dando ahora a los Hijos de Israel son también [los progenitores de] las tribus, que son llamados ‘los hijos de Israel'. Se la daré a ellos en mérito de esta expedición, si la merecen.” El alma de Iosef estaba impregnada en el espía de la tribu de Menashé…

Ahora, las once [almas de los progenitores de las] tribus [salvo Iosef] estaban infundidas en los once espías. Como la tribu de Leví no tenía ninguna porción en la Tierra, no necesitaban enviar un espía.

La Tribu de Leví no iba a obtener su sustento de la agricultura y la ganadería, su “trabajo” era servir a los sacerdotes y los Levitas del Templo y enseñar la Tora al resto del pueblo. Vivían de sus deberes de los sacrificios en el Templo, de diferentes diezmos, y en general de lo que las otras tribus debían entregarles. Vivían en ciudades especiales separadas para ellos, rodeadas de parques, pero no tenían tierras para la agricultura. Entonces, como no estaban interesados en la tierra en sí misma, no se envió ningún representante de su tribu a espiar la Tierra de Israel.

En su lugar, la tribu de Iosef estaba dividida en dos: Menashé y Efraim, los dos hijos de Iosef. Antes de su muerte, Iaacov hizo de ellos progenitores de dos tribus para que el número de estas siga siendo doce en el caso de que la tribu de Leví no sea contada.

El alma de Iosef estaba impregnada en el espía de la tribu de Menashé, por eso está escrito: “De la tribu de Iosef, de la tribu de Menashé…” (Íbid 13:11)

Al enumerar los príncipes de las tribus que fueron enviados como espías, en cada caso se usa la expresión “de la tribu X, …”. Aquí, el nombre de la tribu (Menashé) está precedido de la frase “de la tribu de Iosef”. La tribu de Efraim es mencionada antes , por eso “de la tribu de Iosef” no se puede considerar como que abarca a las dos tribus de Efraim y Menashé. Este fenómeno, nos dice el Arizal, alude entonces al hecho que el alma de Iosef estaba impregnada específicamente en el príncipe de Menashé.

A pesar de que en todos los casos Efraim tiene precedencia, de todas maneras Iosef estaba asociado con Menashé, para indicar lo que hemos dicho. Cuando Iaacov separó a Iosef en dos tribus, intentó darle precedencia a Efraim sobre Menashé, aunque este era el primogénito.

Entonces, Ioshúa quedó como el espía de la tribu de Efraim, sin la impregnación de [un progenitor de] ninguna tribu. Moshé tuvo temor de enviarlo, por si fuera a pecar. Entonces, Moshé llamó a Hoshea bin Nun, ‘Ioshúa'”.

Su nombre era “Hoshea”, pero Moshé lo cambió por “Ioshúa” en ese momento. En hebreo la única diferencia entre las letras de estos dos nombres es el agregado de la letra iud a Hoshea, quedando así Ioshúa .

[Hizo esto] porque como dicen nuestros sabios rezó por él: “Quiera Dios separarte del plan de los espías”. (Sotá 34b)

El nombre “Hoshea” significa salvación. Al agregarle la letra iud , el nombre comienza ahora con el nombre de Dios de dos letras I-áh , ( iud-hei ). El nombre “Ioshúa” se puede interpretar como “Que Dios salve”. Moshé le introdujo así el alma de Leví…

El significado místico de llamarlo con este nuevo nombre es que [así Moshé] introdujo [en Ioshúa] el alma de Leví, el hijo de Iaacov, alma no se había impregnado en el príncipe de su tribu, como mencionamos. Justamente Moshé fue capaz de hacer esto, porque [como cabeza de la tribu de Leví] debería haber ido en esta misión y ser el espía de esa tribu. En cambio envió a Ioshúa, su discípulo, en su lugar, porque [el discípulo] es considerado como un hijo, como es sabido. Entonces, el alma de Leví, que debería haber estado impregnada en Moshé, lo estaba en Ioshúa.

Podemos ahora comprender mejor una diferencia en la expresión que ocurre en este pasaje: Primero Dios dice: “Envía por ti”, dirigiéndose a Moshé en singular. Luego [en el mismo verso] dice: “Enviarán un hombre por cada una de sus tribus ancestrales”, dirigiéndose ahora en plural.

Instituto Gal Einai de Israel
Centro de difusión de Cabalá y Jasidut de Rav Itzjak Guinsburgh Shlita
La Dimensión Interior

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