El
concepto/realidad de la enfermedad está fuertemente conectado en la Torá con el
del exilio. El pueblo (o individuo) en exilio ha sido desterrado de su origen,
de su patria. La separación es equivalente a la enfermedad, tanto en los planos
espiritual o físico. En general, la enfermedad –debilitamiento– es el
distanciamiento entre el alma y el cuerpo; en la terminología de la cabalá y el
jasidut, la separación de la luz de sus recipientes (como en el mundo primordial
del caos, una realidad que experimenta disociación y distanciamiento de sus
luces respecto a sus recipientes, y por lo tanto se rompen, dicho de otra manera
se vuelven enfermos, y al fin mueren).
Encontramos la
yuxtaposición de los conceptos de exilio y enfermedad en la expresión “este
exilio enfermo” (utilizado a menudo en jasidut).
El Zohar
llega hasta decir que la Shejiná misma (la Presencia Divina de Di-s en la
creación, Su luz inmanente e infinita que “llena todos los mundos”) está
“enferma” durante el exilio (el exilio del pueblo judío). Rabi Shneur Zalman de
Liadi explica en extenso este tema en el Tania.
La sangre está
asociada con la sefirá de biná, el principio madre (“la madre da
el rojo [la sangre] a su hijo”). El último y más largo exilio es llamado por el
profeta como: “el exilio enfermo es el exilio de Edom”, de la palabra
“rojo” (adom) y “sangre” (dam).
Se explica en
jasidut que la rectificación consumada del principio madre en el alma se realiza
a través del amor ilimitado por nuestro prójimo judío. De esta manera, uno
vivencia a todo el pueblo judío unido, con amor y compañerismo, bajo las alas
protectoras de la madre “Divina”. El amar a todos los judíos como a uno mismo
conecta todos los órganos del “cuerpo” Divino; el amor en si es la sangre
vivificante que une todos los órganos del cuerpo. La palabra dam,
“sangre”, está asociada con la palabra adam, “hombre”, connotando en
particular al pueblo judío como un todo. Sólo con ahavat jinam, “amor
gratuito” por todo Israel rectificamos la causa de “el exilio enfermo”, que es
el sinat jinam, el odio gratuito.
Enseñan nuestros
sabios que todos los exilios del pueblo judío, incluido el último llamado exilio
de Edom, reflejan (diferentes aspectos de) el de Egipto, arquetípico y
primero. En cabalá, Egipto corresponde también, en impureza, al útero materno,
(el éxodo de Egipto es el nacimiento del pueblo de Israel de este vientre
impuro). Por lo tanto, todos los exilios, así como todas las enfermedades,
comienzan y terminan con la disfunción de la sangre, lo que resulta en el
debilitamiento del sistema inmunológico. En la terminología de la cabalá:
“biná se extiende hasta hod”, como explicaremos.
La Torá
traza una comparación adicional del estado de exilio (un estado espiritual
insano) y su conección con la característica de hod, una propiedad del
sistema inmunológico. Encontramos que el ángel de Esav hirió a
Iacov en muslo izquierdo; es esta lesión, en definitiva, la que lo envió
junto con sus hijos al exilio, y denota en general la naturaleza del exilio del
pueblo judío.
La pierna o
muslo izquierdo es identificado con hod. Este es el órgano más vulnerable
a las lesiones. Este se asocia también con el sistema del cuerpo (el
inmunológico) más susceptible a los desórdenes, confusión e incapacidad para
distinguir entre Esav y Iacov. Tras su victoria sobre el ángel de
Esav, le fue esencial a Iacov reestablecer y reforzar su verdadera
identidad, por lo que forzó al ángel a bendecirlo con su verdadero nombre, no
conocido hasta ese momento, Israel.
En conclusión,
cuando rectificamos nuestra capacidad de reconocimiento y agradecimiento a Di-s
por todo lo que tenemos, nos relacionamos con El por encima de la lógica y la
razón y retornamos a El en sumisión (todas características del poder rectificado
hod del alma), así seremos curados de la enfermedad del exilio y seremos
capaces de experimentar nuestro retorno a la salud y la redención. Encontramos
de esta manera que hod es la vulnerabilidad de la enfermedad (por donde atacó el
ángel), pero también el punto por donde se supera la enfermedad, donde somos
débiles eprecisamente por donde nos fortalecemos; por donde nos enfermamos es
por donde podemos ser curados. Por eso, en toda enfermedad está incluida la
clave para la naturaleza de la cura en si.
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