BS"D
IOM KIPUR
VEZOT HABRAJÁ וְזֹאת הַבְּרָכָה
Deuteronomio 33:1-34:12 Haftara: Iehoshua 1:1-18
MATERIAL DE ESTUDIO
DE GAL EINAI
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o
ROSH HASHANÁ
TISHREI
BENDICIÓN DEL RABINO GINSBURGH SHLITA PARA EL NUEVO AÑO:
Una bendición para que sean Inscriptos y Sellados
para un año bueno y dulce, en todo lo necesario, tanto en lo material como en
lo espiritual. Un año de difusión de los manantiales del Baal Shem Tov hacia
afuera hasta el cumplimiento del propósito de "Llegará el maestro, el
Rey Mashíaj", quien vendrá y nos redimirá, y tendremos el mérito de
escuchar de su boca una "Torá nueva", una Torá de Atika, donde
no hay izquierda-juicio severo, solo derecha-bondad infinita, "Rav
Jesed" (Gran Bondad).
Para ser merecedores de esta revelación, debemos también despertar y
fortalecernos en el atributo de “Rav Jesed”, más allá de la razón y el
entendimiento (el nivel de “Atika*, la Corona suprema). Entonces se cumplirá el
dicho de los sabios: "Vendrá el bien [Moshé, el último redentor], y
recibirá el bien [la nueva Torá] del Bien [la revelación de la Esencia de
Divina, que es el bien en sí mismo, y por tanto su naturaleza es hacer el bien]
para los buenos [nosotros, el pueblo de Israel, los buenos en el mundo, como
está dicho:
“Haz el bien Havaia
]desde lo Alto[ para los buenos [Israel, desde
abajo] y a los rectos de corazón".
"היטיבה
הוי' לטובים ולישרים בלבותם"
Esta bendición está cargada de significados
cabalísticos y está dirigida a inspirar una renovación espiritual profunda para
el nuevo año.
"Y algunos indicios en el versículo “Haz el bien Havaia para los
buenos y a los rectos de corazón": La palabra Yashar
(recto) equivale a Ki veces Tov (bueno),
como es sabido. El valor numérico promedio de las Hei 5 palabras
del versículo suma 248, Abraham, el hombre de bondad y amor, la fuente
de las ramaj 248 mitzvot positivas de la Torá, como está
explicado en el Tania. Cinco veces Abraham corresponden a los 5 Jasadim
que se expanden desde el 'Atara de Jasadim' (la corona de bondad)
de Daat, la sefirá de conocimiento hacia los Hei 5
extremos, (de Jesed a Hod) y se reúnen en el Fundamento
para entregarse a Maljut, el Reinado, en el misterio de la unión entre
el novio y la novia."
ALUSIONES PARA EL AÑO 5785
Reflexionemos sobre tres frases distintas en el
Tanaj que suman (785) תשפ"ה en
2025, que nos guíen en el servicio y la
rectificación en este año:
“La viña del Señor de los Ejércitos”, Kerem Havaia
Tzvaot כֶרֶם הוי' צְבָאוֹת
El profeta Isaías (capítulo 5) compara al
pueblo de Israel con una viña plantada por Di-s,
"Porque
la viña del Señor de los Ejércitos es la casa de Israel" [Isaías
5:7]
כִּי
כֶרֶם הוי' צְבָאוֹת בֵּית יִשְׂרָאֵל
Di-s esperaba buenas "uvas, anavim
- ענבים" y la viña produjo "viñas
silvestres - באושים beushim",
en lugar de "justicia y rectitud, tzedaká mishpat veTzedaka”, משפט
וצדקה צדקה, el
Reino de Israel se condujo con derramamiento de sangre y clamor desesperado (מִשְׂפָּח
וצְעָקָה, mispaj veTzeaká), el MisericorDi-so
nos libre, ¡pero no hay que desesperarse! En el año de Kerem Hashem Tzevacot
(5785) nos esforzaremos por volver a cultivar la viña de Di-s, el pueblo
de Israel en la Tierra de Israel según la Torá de Israel, con un sistema legal
rectificado y haciendo justicia entre la persona y su prójimo.
Una viña, a diferencia de las vides dispersas,
es una "asociación" de viñas - es decir, cinco viñas dispuestas una
frente a la otra. Para ser la viña de Di-s debemos unirnos:
"וַאֲגֻדָּתוֹ עַל אֶרֶץ יְסָדָהּ"
"y
su agrupación está establecida en la tierra” [Amós 9:6]
en una cooperación fructífera.
La viña es beneficiosa y placentera, y en el
Cantar de los Cantares es el lugar de encuentro de la novia y el novio, el Amado
Supremo y la Kneset (congregación) de Israel.
Cuando Noé el hombre de la tierra plantó la
viña, su vino embriagador llevó al pecado, pero cuando el Mashiaj cuide
de la "viña del Señor de los Ejércitos", la viña alegrará a
Di-s y a las personas con su buen vino.
Figuras de Niños
En el centro de la viña de Di-s, el centro de
la vida del pueblo de Di-s en Tierra Santa, se encuentra el Templo. En el
Templo de Salomón, en el Kodesh HaKodashim, el Sancta Sanctorum, colocó
dos grandes querubines (además de los querubines sobre el Arca Sagrada, el Aron
haKodesh):
"E
hizo dos querubines en el Kodesh KaKodashim, figuras de niños" [2
Crónicas 3:10]
וַיַּעַשׂ בְּבֵית קֹדֶשׁ הַקֳּדָשִׁים
כְּרוּבִים שְׁנַיִם מַעֲשֵׂה צַעֲצֻעִים
El
rostro de los querubines es como el rostro de un niño y una niña, y los "Tzaatzuim”,
צעצעים, (lit.
juguetes) aluden a tzeetzaim, lit. la descendencia (véase Rashi y
Radak). La bendición de la
fecundidad y la
procreación que se extiende a todo Israel desde el lugar Santísimo del Templo
(a través del "Kodesh HaKodashim" de cada hogar judío, donde
reside la Shejiná, La Presencia Divina).
En el
año de la 'figura de niños' (5785 - תשפה), se nos bendecirá con;
'La herencia del Eterno, los hijos, la recompensa
es el fruto del vientre' (Salmos
127:3)
נחלת הוי' בנים שכר פרי הבטן
Muchos
descendientes que crecerán y serán educados en la 'viña del Señor de los
Ejércitos' y disfrutarán de 'la figura de niños' como corresponde a la santidad
de Israel (hasta la santidad del Kodesh HaKodashim) y, por supuesto,
esperamos la reconstrucción del Templo.
"Y el Espíritu reposó sobre él espíritu de Havaia, espíritu
de sabiduría y entendimiento." “וְנָחָה עָלָיו רוּחַ הוי' רוּחַ חָכְמָה וּבִינָה” [Isaías 11:2]
Como se
mencionó, es el Mashíaj quien cuida de la "viña del Señor de los
ejércitos", une al pueblo en una cooperación en la que cada uno da su buen
fruto y establece un reino en el que se practica el verdadero juicio y la
administración de la justicia (tzedaká), al igual que el rey David:
"Y David reinó sobre
todo Israel, y David hizo justicia y rectitud con todo su pueblo", [2 Samuel 8:15]
וַיִּמְלֹךְ דָּוִד עַל כָּל
יִשְׂרָאֵל וַיְהִי דָוִד עֹשֶׂה מִשְׁפָּט וּצְדָקָה לְכָל עַמּוֹ
y su tarea es construir el Templo en su lugar.
Está dicho de Mashíaj:
“Y reposará sobre él el
espíritu de Havaia, un espíritu de sabiduría y entendimiento, un espíritu de
consejo y fortaleza, un espíritu de conocimiento y de temor del Señor” [Isaías 11:2]
וְנָחָה
עָלָיו רוּחַ הוי' רוּחַ חָכְמָה וּבִינָה רוּחַ עֵצָה וּגְבוּרָה רוּחַ דַּעַת וְיִרְאַת
הוי
En el año 5785, תשפה, merecemos que
se cumpla 'y reposará sobre él el espíritu de Havaia, un espíritu de
sabiduría y entendimiento' en el propio Mashíaj, y por su mérito este
versículo se cumplirá también en cada uno y cada una de nosotros. A través de
la inspiración divina, hashraá elokit ('y reposará sobre él el espíritu de
Havaia') y la rectificación de la mente, tikun hamojin ('espíritu de
sabiduría y entendimiento, ruaj jojmá vebiná'), el corazón se llena de
'espíritu de consejo y fortaleza' y de 'espíritu de conocimiento y temor del
Señor', y se alcanzan todas las promesas mencionadas anteriormente, como
continuación de la profecía: “el espíritu del Mesías es la fuente de su
justicia y rectitud.”
“Y percibirá [lit. olerá] con el temor de Havaia y no juzgará por lo que vean sus ojos, ni reprenderá
por lo que oigan sus oídos, sino que juzgará con justicia a los pobres de la
tierra y reprenderá con equidad a los humildes de la tierra; y castigará [a los malvados de] la tierra con la vara de su boca y con el aliento de
sus labios matará al malvado” [Isaías 11:3-4]
וַהֲרִיחוֹ
בְּיִרְאַת הוי' וְלֹא לְמַרְאֵה עֵינָיו יִשְׁפּוֹט וְלֹא לְמִשְׁמַע אָזְנָיו יוֹכִיחַ.
וְשָׁפַט בְּצֶדֶק דַּלִּים וְהוֹכִיחַ בְּמִישׁוֹר לְעַנְוֵי אָרֶץ וְהִכָּה אֶרֶץ
בְּשֵׁבֶט פִּיו וּבְרוּחַ שְׂפָתָיו יָמִית רָשָׁע.
“Y
la justicia será el cinturón de sus lomos y la fidelidad el cinturón de sus
caderas” [Isaías
11:5]
וְהָיָה
צֶדֶק אֵזוֹר מָתְנָיו וְהָאֱמוּנָה אֵזוֹר חֲלָצָיו
Y esta es también la fuente para la
educación de los niños que se deleitan en los juguetes de los días del Mashíaj,
“Y
habitará el lobo con el cordero y el leopardo se agazapará con el cabrito; y el
becerro, el león y el toro cebado estarán juntos y un niño pequeño los
conducirá. Y la vaca y el oso pacerán juntos, sus crías acostarán; y el león
comerá afrecho como el buey. Y el niño de pecho jugará sobre la madriguera de
la serpiente, y sobre la caverna del áspid; el niño recién destetado extenderá
su mano” [Isaías
11:6-8]
וְגָר
זְאֵב עִם כֶּבֶשׂ וְנָמֵר עִם גְּדִי יִרְבָּץ וְעֵגֶל וּכְפִיר וּמְרִיא יַחְדָּו
וְנַעַר קָטֹן נֹהֵג בָּם. וּפָרָה וָדֹב תִּרְעֶינָה יַחְדָּו יִרְבְּצוּ יַלְדֵיהֶן
וְאַרְיֵה כַּבָּקָר יֹאכַל תֶּבֶן. וְשִׁעֲשַׁע יוֹנֵק עַל חֻר פָּתֶן וְעַל מְאוּרַת
צִפְעוֹנִי גָּמוּל יָדוֹ הָדָה
NOCHE DE KAPAROT ANTES
DE IOM KIPUR
Prepárate para una noche de
transformación profunda con Kaparot, dirigiendo tu energía y recursos
hacia la espiritualidad antes de Iom Kipur.
• Quedan solo unas pocas horas para el
ritual de Kaparot, un momento clave de expiación y reflexión sobre tu
vida y la de tus seres queridos, en preparación para Iom Kipur, el día más
sagrado del calendario judío.
•
El animal en Kaparot no se sacrifica en tu lugar, sino que simboliza tu
alma animal que, al ser sometida y transformada, puede elevarse y servir a
Hashem en unidad con tu alma Divina.
• De manera similar, el dinero que has
ganado con esfuerzo físico también es elevado al dedicarlo al servicio del
Creador y Su misión, representando tu capacidad de consagrar el mundo material.
• Este año, puedes dirigir el Pidión
Kaparot hacia Gal Einai, dirigido por el rabino Itzhak Ginsburgh, quien
difunde constantemente los secretos profundos de la Torá a un público diverso y
en expansión.
• Hoy tienes la oportunidad de formar
parte de esta misión sagrada de difusión de la Torá interior, cumpliendo la
promesa del Mashíaj al Baal Shem Tov: que vendrá cuando los manantiales de la
Torá se extiendan por el mundo.
SI DAMOS POR ENCIMA DE NUESTRA MEDIDA,
HASHEM NOS DA POR ENCIMA DE SU MEDIDA.
REGRESAR, DE NUEVO
¿Cómo podemos arrepentirnos de nuestro
pasado si reconocemos claramente que seguimos siendo los mismos y que en lo
fundamental no hemos cambiado? Jasidut argumenta que, en el plano
emocional/psicológico, el arrepentimiento no tiene por qué ser la presunción de
que hoy no pecaríamos, sino algo mucho más simple. Veamos
________________
En Rosh
Hashaná, el año nuevo hebreo, es "escrito" el destino de cada uno
de nosotros para el próximo año. Pero sólo diez días después, en Iom Kipur, el Día de la Expiación, el
libro es "sellado", por así decirlo. Esto significa que entre esos
dos días todavía es posible hacer cambios e incluso borrar por completo nuestro
juicio y reescribirlo. Todo depende de nosotros, de cuánto esfuerzo haremos
ahora para cambiar nuestra forma de ser y aceptar sobre nosotros nuevos y
buenos propósitos. Esta es la razón por la que estos días se conocen como los
"Diez Días de Arrepentimiento" (Aseret
Iemei Teshuvá) y la bendición habitual que se usa entre las personas
durante ellos es "que tengas un buen sellado final" (guemar jatimá tová).
Pero, ¿qué significa exactamente
arrepentirse o, como decimos en hebreo, "hacer teshuvá" o "volver en teshuvá"?
En pocas palabras, teshuvá proviene
de la palabra que significa "retornar-volver" (shuv). Teshuvá significa
regresar a nuestra fuente, nuestro origen, del cual nos hemos distanciado.
Significa dejar los lugares negativos donde nos hemos perdido y volver a Dios,
que también es volver a nosotros mismos, al yo más verdadero y más interior que
tenemos.
Tal vez por eso se explica en Cabalá que
la palabra Kipurim (como en Iom
Kipur) significa "como Purim". El propósito del arrepentimiento en
Iom Kipur es el mismo que el de los atuendos que vestimos en Purim: nos enfundamos
en una nueva apariencia para quitarnos las máscaras que, durante todos los
demás momentos, nos ocultan de los demás y de nosotros mismos.
Recuperar la Teshuvá
En la sociedad israelí moderna ha
sucedido algo triste con la expresión "Volver en Teshuvá", lajazor bitshuvá (לַחֲזֹר בִּתְשׁוּבָה). Solía referirse a la auto
rectificación, la superación personal y la búsqueda de las raíces espirituales,
pero ahora se ha reducido a una expresión escueta y superficial que describe la
transición de llevar una vida secular-no-observante a llevar una vida
religiosa-observante. De ser una transformación profunda en todos los aspectos
de la vida de una persona, se ha convertido en algo más cercano a un fenómeno
sociológico, un cambio de estilo de vida; De referirse a un proceso continuo y
multifacético ahora se ve como un cambio puntual y unidimensional.
La transición de no observar las mitzvot a observarlas es ciertamente
una parte significativa de la teshuvá
y de hecho debe haber un cierto momento decisivo en el que uno "va por todo".
Pero todo esto sigue constituyendo sólo el nivel más externo y básico de la
teshuvá. Antes de ella, después de ella y más allá de ella, fluyen sus
corrientes más profundas, que son principalmente internas y progresivas y allí
yace la esencia de la teshuvá.
A este problema la sociedad israelí
contemporánea añadió otro. Debido a que teshuvá también significa
"respuesta" en hebreo y se usa mucho más en este sentido que en el
contexto del arrepentimiento, se ha afianzado una falsa suposición de que
"volver en teshuvá"
significa dejar de hacer preguntas y que la
Torá nos dé todas las respuestas. Si bien la Torá ciertamente nos da muchas
respuestas la idea de que nos quita las dudas y las capacidades críticas es
evidentemente absurda. En todo caso, el estudio de la Torá solo suscita más y
más preguntas, no menos, y estas preguntas son una parte bienvenida del estudio
de la Torá.
Por si fuera poco, de esta versión
distorsionada del término nació otra criatura aberrante llamada lajazor
besheilá, algo así como "volver en cuestionamiento" (לַחֲזֹר בִּשְׁאֵלָה), un término coloquial
que se refiere a alguien que abandona la observancia religiosa. Este término
implica que, a diferencia del retornante acrítico, el apóstata trata de hacer
preguntas "valientes" y no conformarse con las respuestas
aparentemente superficiales proporcionadas por la Torá. Esta expresión es aún
peor: no solo fortalece la interpretación errónea de "volver en teshuvá", sino que profundiza aún
más la percepción estereotipada de que el cuestionamiento es una calle de un
solo sentido que lleva a las personas de la fe al ateísmo, nunca al revés.
El triste resultado de todo esto es que
casi todo el mundo ha perdido de vista el verdadero significado de la expresión
"hacer teshuvá": las
personas que actualmente no observan la Torá, aunque ciertamente quieren
mejorar siempre sus caminos, no la utilizarán para no ser denigrados
socialmente por haberse convertido en religiosos u observantes, y las personas
que si observan la Torá no la usarán porque ¡creen erróneamente que ya son
religiosas y observantes!
Esta doble pérdida es trágica para todos
nosotros. La Teshuvá, en su sentido original y
verdadero, es la cosa más maravillosa que toda persona honesta anhela más que
cualquier otra cosa. No hay nada más emocionante, conmovedor y alegre que
volver a nosotros mismos y a nuestro Creador. Desarrollo, crecimiento,
iluminación, superación personal, todas estas expresiones son destellos y
aspectos de la teshuvá.
Las etapas de la teshuvá
Todo esto nos lleva de nuevo a la
pregunta con la que empezamos: ¿qué significa hacer teshuvá? ¿Cómo se hace?
Bueno, la halajá (ley judía) no se conforma con descripciones generales
sino que busca definir las cosas en detalle. El proceso de la
teshuvá también tiene una definición clara, aunque no es muy fácil de
ejecutar. Aparece en la obra halájica del Rambam (Maimónides), Mishné Torá [1]:
¿Y qué es la teshuvá? Que el pecador abandone su
pecado, lo quite de sus pensamientos y resuelva en su corazón no volver a
cometerlo... Y así, deberá arrepentirse de haberlo hecho... y Quien conoce
todas las cosas ocultas testificará que nunca volverá a este pecado... y debe confesar
con sus labios y decir estas cosas que ha resuelto en su corazón.
Como podemos ver, el Rambam divide
el proceso de teshuvá en tres etapas:
1. Resolver abandonar el comportamiento
negativo.
2. Arrepentirse de haberlo hecho en el pasado.
3. Confesarlo con nuestros labios y declarar que
lo hemos dejado atrás.
Podemos observar que estas tres etapas
corresponden a las tres vertientes del tiempo: el abandono del pecado se
relaciona con el futuro, el
arrepentimiento pertenece al pasado y
la confesión refleja nuestro estado interno en el presente.
No hay forma de verificar si alguien
realmente se ha arrepentido de algo, pero hay una definición clara, y como el Rambam
dice explícitamente, "Quien conoce todas las cosas ocultas", es
decir, el Todopoderoso, es quien testificará si la teshuvá de la persona es genuina.
Parece bastante sencillo. Pero, ¿es todo
tan sencillo como parece?
Un laberinto
psicológico
Es bien sabido que el Rambam
también escribió una obra filosófica titulada "La Guía para los
Perplejos". En cierto modo, esta es una forma adecuada de describir al
propio Rambam: es una guía para aquellos que se han perdido en los
laberintos. En su obra legal Mishné Torá,
instruye a los perdidos en los laberintos de las discusiones del Talmud y diserta
sobre las normas halájicas prácticas que deben seguir, mientras que su Guía para los Perplejos enseña a los
perdidos en los laberintos de la filosofía cómo volver a la fe judía.
Los mapas que el Rambam cartografió
para estos dos laberintos son extraordinariamente detallados e impresionantes,
y debido a esto se ganó su estatus. Sin embargo, hay laberintos adicionales
para los cuales el Rambam no nos proporcionó mapas para guiarnos
simplemente porque en su generación nadie se había perdido en ellos como lo han
hecho en generaciones posteriores. Estos son los laberintos de la psicología,
que son más sinuosos y complejos que los del intelecto, y las definiciones y evidencias
no bastan para rescatarnos de ellos.
El ejemplo que tenemos ante nosotros - la
cuestión de cómo hacer teshuvá - es
una excelente ilustración de la brecha entre los laberintos intelectuales y los
psicológicos. En el plano intelectual, es relativamente fácil hablar de teshuvá: tomamos la decisión deliberada
de que a partir de ahora nos comportaremos de manera diferente y decidimos
arrepentirnos de lo que ya se ha hecho, en otras palabras, decirnos a nosotros
mismos que si nos ofrecieran decidir de nuevo no volveríamos a hacer lo mismo.
Puede ser difícil, pero no es complicado. Son decisiones intelectuales lógicas
y directas.
Por el contrario, cuando descendemos al
nivel de la emoción -y lidiamos honestamente con “quiénes somos” en este nivel-
las cosas se vuelven cada vez menos simples. Incluso si intelectualmente
entendemos que cometimos un error en un área determinada, el corazón suele ser
menos fácil de convencer. Todavía anhela cosas prohibidas y no está tan seguro
de querer dejarlas atrás. Lo único que puede hacer con relativa facilidad es
confesar su estado actual, pero lamentar el pasado es muy duro para él. Es aún
más difícil tomar decisiones y compromisos con respecto a nuestra conducta
futura.
La mayor dificultad surge cuando
reconocemos sensatamente que el propio ego del que provienen todas nuestras
acciones negativas permanece siempre presente. El arrepentimiento, la confesión
y la esperanza en el futuro simplemente no harán que desaparezca o incluso
cambie. Este reconocimiento, que se describe como un estado de bajeza, shiflut
(שִׁפְלוּת),
significa que aunque queremos dirigir nuestras vidas en una nueva dirección,
somos muy conscientes de que seguimos siendo básicamente la misma persona, con los
mismos defectos del ego incorporados. Este reconocimiento dificulta el
cumplimiento directo de los pasos descritos por el Rambam.
¿Cómo podemos presumir que lamentamos lo
que hicimos ayer si sentimos que no somos fundamentalmente diferentes hoy?
¿Cómo podemos decidir mejorar nuestras trayectorias si somos incapaces de un
cambio verdadero?
Regresar, de nuevo
Muchas generaciones después de Maimónides,
surgió otra "guía para los perplejos" que delineó incluso los
laberintos de la emoción. Su nombre fue Rabí Israel Baal Shem Tov, el fundador
del movimiento jasídico, y su genio radicó en exponer y tratar los aspectos más
sutiles del corazón. Jasidut ofrece una nueva lectura de las leyes de teshuvá del Rambam. En
particular, nos permite releer las dos cláusulas difíciles que señalábamos:
lamentar el pasado y tomar resoluciones para el futuro.
¿Cómo podemos arrepentirnos de nuestro
pasado si reconocemos claramente que seguimos siendo los mismos y que en lo
fundamental no hemos cambiado? Jasidut argumenta que, en el plano
emocional/psicológico, el arrepentimiento no tiene por qué ser la presunción de
que hoy no pecaríamos, sino algo mucho más simple.
El arrepentimiento de una manera realista
y sostenible es la experiencia de dolor por lo que fue y el reconocimiento de
que podría volver a suceder en cualquier momento. La raíz hebrea de la palabra
"arrepentimiento" (חרט, jarat) también significa "grabar", lajarot
(לַחֲרֹט). El arrepentimiento es
esencialmente el grabado de nuestros defectos en la tablilla de nuestros
corazones. Grabar nuestros fracasos pasados en nuestro corazón significa
llevarlos con nosotros en todo momento, reconociendo que son una parte
inseparable de nosotros, una parte que nos apena. Esto es lo que el rey David
quiso decir cuando escribió las palabras: "Porque yo conozco mis
transgresiones y mi pecado está para siempre delante de mí"[2].
Adoptar este enfoque gradualmente endulza
la tarea de cargar con los amargos recuerdos de nuestros pecados porque se les
da exactamente el tratamiento adecuado, no la negación, ni la justificación,
sino simplemente la pena. Este enfoque también elimina en nosotros la tendencia
a mirar hacia abajo con una lástima condescendiente a otros pecadores (o
simplemente a otras personas, como explicaremos). Si creo que me he arrepentido
completamente de mis pecados pasados, es probable que desprecie a aquellos que
"todavía" están manchados por pecados similares; pero si me queda
claro que esos mismos defectos siguen dentro de mí, trataré con mayor compasión
a las otras personas que los tengan. También tendré cuidado de no sentirme
superior a ningún individuo por la sencilla razón de que soy dolorosamente
consciente de mis fallas, pero no puedo conocer los suyas.
¿Qué pasa con la resolución para el
futuro cuando no creemos en nuestra capacidad de re-crearnos? Aquí también,
Jasidut da un vuelco a la lectura tradicional. A nivel emocional/psicológico,
explica que la resolución para el futuro no es una “decisión segura de” cambiar, sino la fe confiada en Dios de que, si Él reconoce que estamos
verdaderamente apenados, El con seguridad nos dará la fuerza necesaria para cumplir
con nuestro compromiso de no pecar de nuevo. La resolución aquí es la apertura
de nuestros brazos al Santo Bendito Es con la voluntad y el deseo de recibir Su
ayuda, porque sin Él somos incapaces de hacer nada con nosotros mismos.
Los sabios describieron esta confianza en
Dios para vencer nuestros pecados con la afirmación: "La inclinación de
una persona la abruma todos los días y busca matarla... y si no fuera por el
Santo Bendito Es que le ayuda, no podría vencerla".[3] Si bien el
grabado en el corazón es una experiencia de dolor,
abrir el corazón para recibir la ayuda de Dios nos llena de alegría. La combinación equilibrada de pesar
por el pasado y alegría por el futuro es lo que genera la teshuvá en el
momento presente.
En conclusión, deberíamos observar que
esta interpretación original de las palabras del Rambam está bellamente
reflejada por los sabios rabínicos. Enseñaron (en varias fuentes) que la
palabra "Y aconteció", vaiehi (וַיְהִי), que se refiere al pasado,
siempre indica pesar,[4] que la
palabra "Y será", vehaia (וְהָיָה), que se refiere al futuro,
siempre anuncia alegría,[5] y que la
palabra "Y ahora", veatá (וְעַתָּה), que se refiere al presente,
siempre indica arrepentimiento.[6] Esto
refleja bellamente lo que se ha dicho aquí, que debemos sentir tristeza por el
pasado, alegría por el futuro, y en el medio, en el presente, debemos hacer teshuvá. Y he aquí, la suma de los
valores numéricos, la guematria, de
las palabras hebreas para
"dolor-pesar",
360 tzaar (צַעַר) y "alegría", simjá 353 (שִׂמְחָה)
es asombrosamente la misma que la guematria
de
"teshuvá" 713 (תְשׁוּבָה), ¡RETORNO- ARREPENTIMIENTO!
Es importante explicar que la
interpretación jasídica que hemos presentado aquí no contradice el significado
directo de la norma del Rambam. Sus palabras siguen siendo válidas a
nivel intelectual. La interpretación jasídica está destinada a complementar el significado directo, a
dar al alma herramientas para lidiar con sus defectos de una manera que, por un
lado, nos abra a la posibilidad de cambio y nos haga desearlo, y, por otro
lado, nos permita reconocer nuestras limitaciones. Profundizando en estas
reflexiones jasídicas este año estaremos mejor equipados para estar ante Dios
en Iom Kipur y decir: "Tráenos de vuelta con teshuvá completa a Ti".
[1] Hiljot Teshuvá 2:2
[2] Salmos 51:5
[3] Sucá 52b; Kidushin 30b.
[4] Meguilá 10b
[5] Bereshit Rabá 42:3.
[6] Ibid. 21:6
IOM KIPUR
TSHREI
Partzuf: LOS CUATRO ASPECTOS DE NUESTRO SERVICIO DE IOM
KIPUR
Nuestro
primer partzuf o modelo de esta semana tratará sobre los cuatro
diferentes aspectos de nuestro servicio en Iom Kipur. La mayoría de las
personas probablemente identificarían la oración o el ayuno como los aspectos
más predominantes del día más sagrado del año. Sin embargo, hay 2 aspectos
adicionales que son igual de importantes: la confesión y no hacer las tareas
prohibidas en Shabat. Puesto que en conjunto hay 4 aspectos de nuestro servicio
en Iom Kipur, sería muy natural establecer la correspondencia con las cuatro
letras del Nombre esencial de Dios, Havaiá, también conocido como el
Tetragrámaton.
Los 4
elementos correspondientes al Tetragrámaton es uno de los primeros métodos de
construcción de un partzuf en la literatura cabalística y jasídica.
También es el método más empleado por el Rebe de Lubavitch. Ciertos aspectos
sobre cómo entender ese partzuf una vez construido también fueron
revisados por el quinto Rebe de Lubavitch.
Este partzuf
en particular surge de un shiur sobre los 3 capítulos diarios de Rambam
que HaRav Ginsburgh enseña una vez a la semana. Recientemente, el Rambam
diario abarcaba los capítulos de las leyes del servicio de Iom Kipur en el
Templo.
Letra de Havaia |
Aspecto de Iom Kipur |
|
|
Iud |
Apego a Dios (plegaria) |
עֲבוֹדַת הַדְּבֵקוּת Avodat HaDvekut |
י
|
Hei |
Confesión y Teshuvá |
וִדּוּי וּתְשׁוּבָה Vidui uTshuvá |
ה |
Vav |
Aflicciones del cuerpo |
עִנוּי Inui |
ו |
Hei |
Cese del trabajo |
Shvita mimlajá |
ה |
Iom Kipur en el Rambam
En la apertura de su tratado de las leyes
de Iom Kipur (Hiljot Shevitat Asor),
el Rambam afirma que hay cuatro mandamientos de la Torá que rigen el día
más sagrado del año: Los dos primeros mandamientos son: 1) "cesar en el
trabajo" y 2) "no realizar ningún trabajo en él". Estos dos
primeros mandamientos que también se encuentran en las leyes del Shabat.[1] Sin
embargo, el tercer y cuarto mandamiento son exclusivos de Iom Kipur: 3)
"afligirse por ello" y 4) "no comer ni beber en él". El Rambam
entiende que tanto el tercer como el cuarto mandamiento derivan del aspecto de
"Shabat" de Iom Kipur, porque es como si uno estuviera dejando de
comer y beber.
Para el Rambam, los preceptos de Iom
Kipur se fundamentan en la noción de "el descanso del décimo", shvitat
asor (שְׁבִיתַת עָשׂוֹר)
porque, al igual que el mandamiento "cesar en el trabajo", también
define aflicción, como "dejar de comer y beber".[2]
Sin embargo, este no es el único lugar
donde el Rambam aborda las leyes de Iom Kipur. Iom Kipur es analizado extensamente
con anterioridad en las Leyes del Retorno/Arrepentimiento (Hiljot Teshuvá), ya que es "un tiempo de arrepentimiento para
todos, tanto individual como colectivamente, y es la culminación del perdón y
la expiación para el pueblo judío. Por lo tanto, todos están obligados a
arrepentirse y confesarse en Iom Kipur". La conexión entre el mandamiento
del arrepentimiento y Iom Kipur es tan fuerte que algunos dicen que el
mandamiento de la confesión junto con el arrepentimiento - el mandamiento en el
que se basan las leyes del Retorno - es un mandamiento prescriptivo y
obligatorio solo en Iom Kipur, mientras que, durante el resto del año, es
simplemente un precepto condicional.
Se puede argumentar que la mención de Iom
Kipur en las leyes de Retorno es aún más relevante que su consideración crucial
en las leyes de Iom Kipur (Hiljot
Shevitat Asor), porque la expiación, que depende del
retorno/arrepentimiento, es la esencia misma de Iom Kipur.
Sin embargo, hay más. El Rambam
también menciona Iom Kipur en las Leyes del Servicio del Templo de Iom Kipur (Hiljot
Avodat Iom HaKipurim), todas las cuales están incluidos bajo el título de
"un mandamiento positivo, que es que todo el servicio [del Templo] de Iom
Kipur debe realizarse en el orden correcto..." Iom Kipur es un día
descrito como "una vez al año". Es un día de Apego absoluta (דְּבֵקוּת) al
Santo Bendito Es durante todo el día y todos sus rituales y servicios están
incluidos en esta "unidad".
A pesar de toda la unidad celebrada en Iom
Kipur, parece que el número 5 se repite muchas veces: cinco aflicciones, cinco
oraciones y otras. La división de la "unidad" en 5
indica que nuestra singular Apego a Dios en este día permea y abarca los cinco
niveles del alma: nefesh, ru'aj,
neshama, jaiá, y iejidá.
La Apego
se expresa a través del servicio del Templo y ahora - cuando no tenemos un
Templo, a través de nuestras oraciones en este día. La plegaria siempre fue el
alma interior de Iom Kipur. En la época en que el Santo Templo estaba en pie,
el Cohen Gadol ofrecía una breve oración en
el Lugar Santísimo, y hoy, cuando debido a nuestros pecados el servicio del
Templo no es posible, la oración es el aspecto revelado y central de todo el
día. Como concluye el Sefer HaJinuj con respecto a la mitzvá de Iom Kipur[3]:
Y
ahora, debido a nuestros pecados, cuando ya no tenemos el Templo, el Sumo
Sacerdote, las vestiduras sagradas, ni los sacrificios, todo Israel mantiene la
costumbre de servir en este día con oraciones y súplicas, como está escrito:
"Y ofreceremos las ofrendas de nuestros labios".[4]
Estructura interna de Iom Kipur
Los
cuatro
mandamientos que rigen Iom Kipur según el Rambam son los siguientes: cesar del trabajo (שְׁבִיתָה מִמְּלָאכָה), afligir el cuerpo (עִנוּי), retorno a Dios (תְשׁוּבָה) y aferrarse a Dios (דְּבֵקוּת). Corresponden a los cuatro Mundos y, por
consiguiente, también a las cuatro letras del Nombre Divino esencial Havaia, el
Tetragrámaton. Veamos esta correspondencia con más profundidad, recordando al
mismo tiempo que el versículo describe nuestro trabajo en Iom Kipur con las
palabras: "Ante Havaia serás purificado"[5]
(לִפְנֵי י-הוה תִּטְהָרוּּ), lo que significa que estos
cuatro aspectos de Iom Kipur son todos "ante Havaiá" - el Nombre esencial de Dios de
cuatro letras.
El cese del trabajo
Cesar de trabajar corresponde al Mundo de
la Acción (Asiá), el reino donde se
realizan las 39 formas arquetípicas de trabajo, y del cual uno debe abstenerse
en Iom Kipur. En cierto sentido, el Mundo de la Acción se define por estas 39
categorías de trabajo.
Cuando cesamos de nuestro trabajo y
esfuerzo diarios, estamos manifestando la explicación del Zohar del versículo:
"Dios fundó la tierra con sabiduría".[6] En el
lenguaje del Zohar, "Padre [que
habita en el Mundo de Emanación (Atzilut)]
fundó a la hija [el reinado (maljut),
que habita en el Mundo de la Acción (Asiá)]").
La fuente de este cese está en el nivel más elevado, la auto-anulación que es
el elemento básico del Mundo de Emanación, particularmente en el aspecto
interno de la sefirá de sabiduría,
pero su expresión práctica está en los trabajos del Mundo de la Acción. Al
cesar el trabajo en Iom Kipur (y Shabat), estamos infundiendo al Mundo de
Acción con el Mundo de la Emanación. Este último es el reino en el que no hay
conciencia del yo, sólo conciencia de Dios. Infundir el Mundo de Acción con
esta conciencia lo santifica y nos permite experimentar nuestra conexión con
Dios a un nivel diferente.
Aflicciones del cuerpo
Las aflicciones del cuerpo, en su sentido
más directo, representan el autocontrol, itcafia (אִתְכַּפְיָא) y, por lo tanto, deben
asociarse con el trabajo espiritual del Mundo de Formación (o, Ietzirá). En hebreo, la palabra para
"formación", ietzirá (יְצִירָה) es cognada o afín, con la palabra que significa
"inclinación", ietzer (יֵצֶר). Por lo tanto, el Mundo de Formación está asociado con
nuestras inclinaciones internas, incluida la inclinación al mal (ietzer hará), que se nos requiere vencer
y someter. Estas inclinaciones aparecen en su mayoría como deseos físicos.
Cuando dividimos las 10 sefirot de acuerdo a los Mundos, las sefirot desde bondad-jesed hasta fundamento-iesod están asociadas con Formación. En
la nomenclatura cabalística del Arizal, el mundo de Formación también
corresponde a la personalidad/partzuf general
conocido como Ze'er Anpin - el Pequeño
Rostro. Las cinco aflicciones físicas de Iom Kipur - no comer ni beber, no
lavarse, no usar suelas de cuero, no ungirse y no tener relaciones maritales -
están diseñadas para endulzar las cinco guevurot,
poderes de enérgico juicio que se extienden a través de las cinco extremidades
de Ze'er Anpin (estos forman un partzuf por derecho propio[7]).
De hecho, en Iom Kipur, se siente que
"la debilidad del cuerpo da poderío al alma".[8] Cuando uno
domina la inclinación al mal, la inclinación al bien se llena de fuerza y
vitalidad. Por lo tanto, en Iom Kipur, también hay una vitalidad interior e
incluso un cierto deleite en la aflicción, un estado al que se alude en la
frase: "sostenerlos con hambre".[9]
Aquel que realmente experimenta esto no
siente la necesidad de comer en Iom Kipur. Esta vitalidad también está
conectada con el Mundo de Formación, que es también el Mundo habitado por los
ángeles conocidos como "las criaturas sagradas", Jaiot HaKodesh
(חַיּוֹת הַקֹּדֶשׁ),
que Ezequiel describe como "correr y volver"[10] - el
versículo bíblico por excelencia que describe el pulso de la vida.[11]
El propósito de las cinco aflicciones
físicas es el servicio de teshuvá –
retorno a Dios - que está asociado con la sefirá
de entendimiento, una conexión que explicaremos en breve. Sin embargo,
debido a su conexión con la sefirá de
entendimiento, las cinco aflicciones físicas se insinúan en la continuación del
versículo citado anteriormente con respecto al cese del trabajo: "Dios
fundó la tierra con sabiduría",[12] que pasa
a describir simbólicamente la relación entre Ze'er Anpin y entendimiento: "Él estableció los cielos
[refiriéndose a Ze'er Anpin; la
Tierra es Reinado-Maljut, su
contraparte femenina] con entendimiento." La idea aquí es que de entendimiento
viene el poder de endulzar los duros juicios dentro de las cinco aflicciones
del cuerpo en Iom Kipur.
Teshuvá
El servicio de teshuvá/retorno a Dios en Iom Kipur corresponde al Mundo de
Creación, Briá (בְּרִיאָה), donde reside la sefirá de
entendimiento (o biná). De hecho, a
lo largo del Zohar, la sefirá de entendimiento se asocia con la
teshuvá, como se afirma en el versículo, "su corazón entenderá y
volverá".[13] El
acto físico de la confesión - es decir, articular físicamente el regreso del
corazón a Dios - también se asocia con la sefirá de entendimiento en la
Cabalá. En primer lugar, el Pataj Eliahu,
la introducción al Tikunei Zohar revela que, "el entendimiento es el
corazón, y con ello el corazón entiende" (בִּינָה
לִבָּא ובָהּ הַלֵּב מֵבִין). El acto de expresar
el estado del corazón se describe como "la boca del entendimiento", Pé
HaTevuná (פֶּה הַתְּבוּנָה), una frase que se asocia en el Zohar con el concepto de los
"vapores del corazón", Hevel HaLev (הֶבֶל הַלֵּב).[14]
Apegarse a Dios
Apegarse a Dios en Iom Kipur, como se
expresa a través de las oraciones del día, es el absoluto apego que es posible
en el Mundo de Emanación (Atzilut),
el Mundo en el que nuestra conciencia es una con Dios. Esto corresponde a la
letra iud de Havaia, el Tetragrámaton y a la sefirá de sabiduría (jojmá).
En la Cabalá, es costumbre analizar la
forma de la iud tal como está escrito
en un rollo de la Torá e identificar un quinto nivel, más alto, con las puntas de
la iud. Por lo tanto, aferrarse a Dios en Iom Kipur también incluye el
nivel más alto del alma conocido como iejidá
- el singular.
Un principio fundamental en el
entendimiento de cada partzuf que
incluya las sefirot intelectuales, sabiduría y entendimiento (o, en
consecuencia, las letras iud y la
primera hei de Havaia) es que son consideradas como "dos inseparables
compañeros"[15], trein
rein delo mitparshin (תְּרֵין רֵעִין דְּלָא
מִתְפָּרְשִׁין). Podemos aplicar esto
a la teshuvá y al apego a Dios, que
en Iom Kipur son inseparables. A medida que el regreso a Dios se fortalece, así
se profundiza en el apego a Él.
En efecto, hemos tomado las cuatro letras
del Tetragrámaton y las hemos "dividido", por así decirlo, en las dos
primeras y las dos últimas. Esta división se hace eco de la interpretación
jasídica del versículo, "lo oculto es para Havaiá nuestro Dios y lo revelado para nosotros y nuestra
descendencia"[16] (הַנִּסְתָּרֹת לַי-הוה אֱ-לֹהֵינוּ וְהַנִּגְלֹת לָנוּ
וּׅלְבָנֵיׅנוּ) - las ocultas son las
dos primeras letras de Havaia, iud y hei, y las reveladas son las dos letras finales, vav y hei. Obsérvese que la palabra "y lo revelado”, VeHaniglot (וְהַנִּגְלֹת) comienza
con las dos últimas letras de Havaia,
vav y hei.
Esta división encaja bien con nuestro partzuf de los cuatro aspectos de Iom
Kipur. Las dos dimensiones más "prácticas" - la aflicción del cuerpo
y el cese del trabajo - son de hecho más visibles, y por lo tanto se corresponden
muy bien con las letras "reveladas" en Havaia. Uno de ellos es positivo (afligir el cuerpo) y el otro es
prohibitivo (dejar de trabajar), lo que sigue siendo paralelo a la noción de
que la vav está asociada con Ze'er
Anpin, que es relativamente masculino y, por lo tanto, un influenciador
activo, y la hei, que está asociado
con Nukva, la contraparte femenina de Ze'er Anpin, que es relativamente más
pasiva.
Los dos aspectos superiores - la teshuvá y el apego a Dios - están
ocultos, ya que ellos no se pueden ver en el exterior. Ambas son experiencias
internas que ocurren en privado en cada persona. Por lo tanto, los dos aspectos
superiores también encajan maravillosamente con la noción de que las dos letras
superiores de Havaia, iud y hei, representan la dimensión
"oculta" de la realidad.
[1] Ver Farbrengen del Rebe del Lubavitch de Shabat Koraj 5744, que
señala que el Rambam no incluyó las leyes de Iom Kipur con las leyes de Shofar,
Sucá, y Lulav según la secuencia de las festividades, sino que
las colocó junto a las leyes de Shabat porque «no hay diferencia entre Shabat y
Iom Kipur en estos asuntos [leyes de cese del trabajo], excepto que el trabajo
intencional en Shabat se castiga con la lapidación, y en Iom Kipur con la
escisión» (Hiljot Shvitat Asor 1:2). Así pues, Iom Kipur se parece más
al Shabat que a otras festividades.
[2] Más concretamente, Iom Kipur se denomina «Shabat Shabaton». Del aspecto de Shabat, los sabios aprendieron que uno debe dejar de comer y beber, cuyo castigo es la escisión. Del aspecto de Shabaton, aprendieron las otras 4 aflicciones del cuerpo en Iom Kipur: lavarse, ungirse [con aceites o perfumes], calzar zapatos de cuero y mantener relaciones maritales.
[3] Mitzvá 185
[4] Hosea 14:3
[5] Levítico 16:30
[6] Proverbios 3:19
[7] La correspondencia entre las aflicciones y las cinco extremidades
de Ze'er Anpin está fuera de nuestro alcance aquí. Véase también la
clase del 6 de Tishrei, 5780.
[8] Basado en Zohar 1:180b
[9] Salmos 33:19. Véase la profunda explicación de esta frase en Likutei
Torá Shir HaShirim 14b
[10] Ezequiel 1:14
[11] Al igual que el pulso, que se compone de dos fases,
espiritualmente, el alma pasa constantemente por dos fases conocidas como
"correr y regresar" (רָצוֹא וָשׁוֹב). El valor numérico de estas dos fases es el
mismo que el de "Torá" (תּוֹרָה), 611.
[12] Proverbios 3:19
[13] Isaías 6:10
[14] Zohar 3:235a. Los siete vapores del segundo versículo del
Eclesiastés se asocian con el corazón y la tráquea.
[15] Ibid.3:290b y 1:123a
[16] Deuteronomio 29:28
HISTORIAS JASÍDICAS
El Rebe Moharash: SAMUEL, SAMUEL
Rabi Shmuel Schneersohn, conocido como el Rebe
Moharash, fue el cuarto Rebe de la dinastía Jabad-Lubavitch. Nació el 2 de Iyar
de 5594 (1834), en el día de Tiferet de Tiferet en la Cuenta del Omer, siendo
su padre, el Rebe Tzemaj Tzedek, y su madre, la Rebetzin Jaia Mushka. Le fue
puesto el nombre del tzadik oculto, Rabí Shmuel, el aguador de Plosk. A pesar
de ser el hijo menor, sucedió a su padre como el próximo rebe en Lubavitch,
mientras que la mayoría de sus hermanos asumieron roles de liderazgo en otras
ciudades.
Se casó con su sobrina, la Rebetzin Sterna
Schneersohn, y después de su muerte, se casó con su prima, la Rebetzin Rivka.
El Rebe Moharash trabajó incansablemente por el bienestar de los judíos rusos y
de los judíos de todo el mundo, estableciendo asentamientos judíos y abogando
en su nombre ante los funcionarios del gobierno. Acuñó la famosa expresión
jasídica "LeJatjila Ariber", manifestando: "El mundo cree que
cuando uno no puede pasar por debajo [de un obstáculo], debe ir por encima.
Pero creo que desde el principio hay que elevarse. Uno debe actuar con fuerza,
no dejarse intimidar por nada y lograr lo que hay que hacer. Y cuando comienzas
de esta manera, Dios te ayuda".
El Rebe Moharash era conocido por su estilo de vida acomodado
unido a la abundancia. Falleció el 13 de Tishrei de 5643 (1882) a la edad de 48
años y fue enterrado en Lubavitch cerca de su padre, el Tzemaj Tzedek. Su hijo,
Rabí Sholom DovBer, lo sucedió como el quinto Rebe de Lubavitch.
El día en que el Rebe
Moharash, el hijo menor del Tzemaj Tzedek, fue circuncidado, muchos jasidim estaban presentes. Algunos se
habían quedado de su peregrinación para la festividad de Pesaj, mientras que
otros habían llegado al enterarse del nacimiento del hijo del Tzemaj Tzedek.
Todo estaba listo. El mohel había
preparado todo lo necesario para realizar la mitzvá de la circuncisión, y la familia había organizado un
banquete para todos los invitados. Los asistentes esperaban ansiosos la llegada
del padre del bebé, el mismísimo Tzemaj Tzedek. Pero solo después de muchas
horas llegó el Tzemaj Tzedek y la ceremonia finalmente se llevó a cabo a última
hora del día.
Cuando el Tzemaj Tzedek
se sentó a la mesa para la celebración, comentó: "¡Ah, la sagrada sociedad
funeraria de Plosk!" Cuando el niño recibió el nombre Shmuel, sus hijos
preguntaron: "¿Pero no hay nadie en nuestra familia con el nombre
Shmuel?" El Tzemaj Tzedek respondió: "Lleva el nombre de cierto
aguador en Plosk".
Los jasidim de Plosk, que habían asistido a la ceremonia de
circuncisión del Rebe Moharash, llevaron a cabo una investigación a su regreso
a su ciudad para descubrir lo que había sucedido ese día con la sociedad
funeraria de la ciudad. Descubrieron que ese día habían fallecido dos hombres:
uno era una persona conocida y prominente, mientras que el otro era un pobre y desconocido
aguador. La sociedad funeraria se había ocupado primero del entierro del
distinguido hombre, retrasando el cuidado del aguador hasta mucho más tarde ese
mismo día. Dado que aún no lo habían enterrado, no fue posible nombrar al bebé
con el nombre del difunto (como se explica en el Zohar), lo que sugiere que el
aguador era uno de los tzadikim ocultos.
Esta historia, junto con otras
sobre el Moharash, nos enseña algo importante sobre el significado de poner el
nombre a un niño de un tzadik. Cuando
uno lleva el nombre de una persona justa, no es solo el tzadik específico al que se hace referencia el que otorga
bendiciones, sino que todos los tzadikim que
comparten ese nombre están detrás de escena y prestan su espíritu al recién
nacido. Aunque nuestra primera historia relaciona al Rebe Moharash con el tzadik
oculto de Plosk, es interesante observar que otras historias lo relacionan nada
menos que con el profeta Samuel.
Cuando el Rebe Moharash
era un niño, y su padre, el Tzemaj Tzedek, fue llamado a la Torá para leer la haftará en Rosh Hashaná, el joven
Moharash se paró frente a su padre. Mientras el Tzemaj Tzedek recitaba la Haftará - que describe el nacimiento del
profeta Samuel - y llegaba al versículo, "Por este niño recé", señaló
con su santo dedo a su hijo, el Rebe Moharash.
Cerca del momento de su
muerte, el Rebe Moharash llamó a su asistente, Reb Leivik, y le dijo:
"¡Leivik, mis años están completos, y hoy tengo cien años! En mi pasaporte
dice que tengo cincuenta y dos años, pero tú conoces mis años, y juntos suman
cien.” Después de su muerte, comprobaron y descubrieron que en el pasaporte
figuraba como de cincuenta y dos años. Los jasidim también entendieron
el significado más profundo de sus palabras - que el profeta Samuel falleció a
la edad de cincuenta y dos años, y junto con los cuarenta y ocho años del
Moharash, el total llegó a cien años.
Los jasidim reconocieron una
conexión entre el Rebe Moharash y el profeta Samuel, que contiene más que una
simple lección de aritmética. Nos enseña algo profundo sobre nuestras propias
vidas. Para entenderlo, podemos comenzar por fijarnos en una expresión similar
mencionada en la Hagadá de Pésaj: "Rabí Elazar ben Azariá dijo: 'He aquí,
soy como un hombre de setenta años'". El Talmud explica que dijo esto
después de ser nombrado jefe del Sanedrín a la edad de solo dieciocho años. Por
respeto a la comunidad que lo había aceptado como su líder a una edad tan
temprana, su barba milagrosamente se volvió blanca y parecía tener setenta
años. Sin embargo, el Arizal revela otra capa de significado detrás de esta
afirmación. ¡Rabí Elazar ben Azaria fue una reencarnación del profeta Samuel!
Ya que Samuel vivió cincuenta y dos años, sumando los dieciocho años de Rabí
Elazar a esos cincuenta y dos suma setenta, haciéndole así "como un hombre
de setenta años".
Los jasidim, que sabían que una de las razones para nombrar al Rebe
Moharash en honor al profeta Samuel, dedujeron que la intención del Rebe
Moharash en su propia declaración también se refería a esta conexión.
Cuando el Rebe de Lubavitch, Rabí
Menajem Mendel Schneersohn, mencionó las palabras de Rabí Elazar ben Azaria y
la explicación de Arizal, enseñó que cada persona puede aprender de esto. La
mayoría de las almas de nuestra generación ya han venido al mundo en
reencarnaciones anteriores. Por lo tanto, cuando nos encontramos con una tarea
en nuestro servicio a Dios que parece estar más allá de nuestras capacidades,
debemos darnos cuenta de que podemos acceder e integrar lo bueno de nuestras
encarnaciones anteriores, y esto puede ayudarnos a cumplir la tarea.
Pero al considerar lo que queda
impreso en nuestras almas de vidas pasadas, surge inmediatamente la pregunta:
¿qué pasa con los aspectos negativos de nuestras encarnaciones anteriores?
Después de todo, muchos de nosotros hemos pasado por varias vidas, no siempre
positivas. Sin embargo, el Rebe declara firmemente que no hay necesidad de
enfocarse en estos asuntos. Lo negativo no es una realidad real; es un
ocultamiento del bien que se disuelve a través de la teshuvá (o expiación a través del sufrimiento, y así
sucesivamente). El tiempo que se pasa en el Cielo entre una encarnación y otra
también sirve como expiación. Por lo tanto, lo único que perdura para siempre
es el bien dentro de nosotros. A través de este bien, todos podemos ser
"como hombres de setenta años" - jóvenes en nuestras vidas actuales,
pero llenos del poder y la experiencia de la bondad oculta dentro de nuestras
almas.
PREGUNTAS SOBRE FAMILIA Y MATRIMONIO
SHIDUJIM Y EL TEMOR AL CAMBIO
Me
encuentro actualmente en el proceso de shidujim (citas para encontrar
pareja). He notado que cuando no hay propuestas de matrimonio, rezo mucho y
tengo muchas ganas de recibir propuestas. Sin embargo, cuando finalmente algo
concreto empieza a desarrollarse, me asusto y temo a los cambios. Agradecería
el consejo del rabino.
Respuesta:
Entrar bajo
la jupá (palio nupcial) es como el salto de Najshón al Mar Rojo desconocido.
Por lo tanto, cuando esto se empieza a materializar puede surgir miedo, lo cual
es natural. Hasta ahora eras simplemente ploni almoni, una persona desconocida,
pero cuando tengas el mérito de casarte y establecer un hogar fiel en Israel,
el "almoni" -anónimo- desaparecerá y quedará ploni jadash,
una persona nueva, donde ploni es de la raíz de la palabra pele
(maravilla), que forma el acrónimo de pajad (miedo): פחד: פלוני חדש. Sobre este temor está dicho: "Dichoso el hombre que teme
siempre". Cada momento en el matrimonio es como casarse nuevamente, como
enseñó el Rogatchover, que casarse es una acción continua (una expresión que al
Rebe le gustaba mucho).
2: COMENTARIO AL INFORME DE ACTIVIDADES DE ROSH HASHANÁ:
Muchas
gracias por el informe alentador, que muestra cómo las actividades y la
comunidad de amigos continúan expandiéndose, "de triunfo en triunfo".
El Rebe habló sobre "un emisario que hace otro emisario" – de los
beneficiados salen muchos que también influirán, de un círculo a otro más
amplio (hasta que todo el pueblo de Israel se integre), bajo el símbolo de
"y su mano derecha me abrazará" (el versículo de la festividad de
Sucot).
Con la
bendición de que tengan un buen sellado final para un año bueno y dulce, con
abundancia tanto en lo espiritual como en lo material, con bondad revelada y
manifiesta.
3: CRÍTICA DE UN HIJO HACIA LOS PADRES
PREGUNTA:
Gracias a Dios estamos próximos a la boda de nuestro hijo. En este tiempo han
surgido de su parte enojos y quejas hacia mí en general y hacia la conducción
de la casa en particular. Su crítica es suave y proviene del contexto de la
importancia de la relación entre nosotros, pero a mí me desestabiliza y me
debilita, planteándome dudas sobre mi maternidad, entre otras cosas. Cosas en
las que creía y que hacía con sinceridad ahora me parecen errores o están bajo
duda. Parte de las quejas están seguramente relacionadas con los procesos que
está pasando mi hijo antes de la boda, pero a mí me causan baja autoestima,
inseguridad y una gran crisis. Ahora estoy tratando de hacer una introspección
sobre qué corregir y agradecería la guía del rabino.
Respuesta:
Hay un
dicho fundamental de Rabí Najman: "Si crees que es posible arruinar,
entonces cree que es posible reparar", todo con humildad y alegría. Lo
principal es revelar cada vez más amor en el alma, porque el amor suaviza todos
los juicios.
Que recibas
buenas noticias sobre este asunto y que se revele que no era más que una
ilusión y nunca fue real.
LECTURA DE LA TORÁ BRAJÁ 5785_1
Bendición
del 5 Tishrei 5785 7 de octubre de 2024
L"N Motl Faibl ben Alejandro
Con el
Rabino Jaim Frim
en la
sinagoga principal de Jabad Rejovot
Deuteronomio Capítulo 33
2 Dijo: Dios vino desde Sinaí, resplandeció
para ellos desde Seír, e hizo una aparición desde el monte Parán. De las santas
miríadas, les trajo de Su Diestra el fuego de una religión.
3 Aunque hay amor para las naciones, todos Tus
santos están en Tu mano. Siguen Tus pasos y sostienen Tu palabra.
4 Moshé nos prescribió la Torá, patrimonio
eterno para la congregación de Iaakov.
5Él era
rey en Ieshurún cuando los líderes del pueblo se congregaron, [y] las tribus de
Israel fueron unidas.
6Que Reuvén viva y no muera, por más que sus
filas estén numeradas.
7Lo mismo va para Iehudá. [Moshé también] dijo:
“Que Dios oiga la voz de Iehudá y lo traiga a su pueblo. Aunque su poder le
baste, que Tú lo ayudes contra sus enemigos”.
TESHUVÁ AL ESTILO DEL REBE ZUSHA DE ANIPOLI
Hasta el
advenimiento de Baal Shem Tov y el Jasidut, el proceso de teshuvá,
(arrepentimiento) en el mes de Elul y los Diez Días de Arrepentimiento desde
Rosh Hashaná hasta Iom Kipur, estaban llenos de amargura. En los libros de
moralidad (musar) que precedieron a Jasidut, incluso está escrito que la
palabra teshuvá es un acrónimo en hebreo de ayuno, saco de arpillera y cenizas,
llanto y panegíricos. De hecho, esto hacía de la teshuvá una experiencia muy
amarga.
El Jasidut
le da un giro de 180 grados a toda la experiencia de la teshuvá. Uno de los
grandes discípulos del Baal Shem Tov fue el Rebe Zusha de Anapoli. Dijo que
para él la teshuvá es algo completamente diferente. Es una renovación y
profundización gozosa de su relación con Dios. Rebe Zusha también hizo un
acrónimo de la palabra teshuvá: la primera letra de teshuvá, tav, representa el
verso “Tamim tihié im Hashem Elokecha” (“Camina simple con Havaiá, tu Dios”
[1]). La segunda letra de teshuvá, shin, es la letra inicial del verso “Shiviti
Hashem lenegdi tamid (“Siempre puse a Dios delante de mí” [2]). La vav de
teshuvá es la letra inicial del verso “Ve’ahavta lere’ajá camoja”, (“Ama a tu
prójimo como a ti mismo” [3]). La bet de teshuvá es la primera letra del
versículo “Bejol derajeja daehu” (“Conócelo en todos tus caminos)” [4]. Y la
letra final de teshuvá, la hei, es la letra que comienza el verso “ Hatznea
lejet im Elokeja (“Camina modestamente con tu Dios”). [5]
Estas son
las cinco etapas de teshuvá según Rebe Zusha.
https://galeinai.org/2024/10/01/10-ni...
Psicología Jasídica
Rosh Hashana
¿PODEMOS CAMBIAR?
¿Cambio de carácter o refinamiento del comportamiento y
rasgos?
En el entendimiento jasídico de la psique,
hay dos enfoques opuestos a la cuestión de si una persona puede cambiar:
Una aproximación enseña que es posible fundamentalmente cambiar
la naturaleza de una persona, ya que el mundo entero se crea continuamente de
nuevo a cada momento. Por lo tanto, nada es realmente fijo o estable, y todo
puede cambiar. Bien entendido, este enfoque no se basa únicamente en el propio
poder del individuo, sino en la ayuda Divina que uno recibe del Creador. Esta
ayuda no se ve como un milagro imposible, sino como una ayuda tangible y
práctica que una persona recibirá si la pide.
En contraposición a la primera postura, se encuentra otra
que sostiene que nuestro carácter básico es fijo, que nos acompaña desde el
nacimiento hasta la muerte, y que todos los intentos de cambiarlo están
destinados al fracaso. Por supuesto, esta afirmación de que no podemos cambiar
no nos exime de la responsabilidad de nuestras acciones ni de la necesidad de
trabajar por nosotros mismos y progresar. Más bien, el esfuerzo requerido es
puramente un cambio de conducta, no una transformación interna de las emociones
y tendencias de carácter, y es una pérdida de tiempo y energía intentar un
cambio imposible. Además, no sólo podemos cambiar nuestras acciones,
refrenarnos y canalizar nuestras energías de manera positiva, sino que también
podemos refinar nuestros rasgos de carácter. Se explica que, si bien una
persona no puede alterar fundamentalmente sus rasgos de carácter intrínsecos,
puede cambiar la manera en que estos rasgos se expresan, de modo que aparezcan
en una forma más suave y refinada en lugar de una forma dura y dominante. Por
ejemplo, una persona naturalmente enojada no puede volverse inherentemente
tranquila e indulgente. Pero además de evitar acciones de ira como levantar la
voz o, Dios no lo quiera, la violencia, puede refinar su respuesta emocional,
reemplazando la emoción abrumadora de la ira con un tipo de severidad más
mesurada e intelectual.
Así, cada uno de estos enfoques exige un esfuerzo personal,
y la cuestión es sólo sobre qué trabajar: en cambiar nuestro
carácter o en refinarlo. ¿Cambiar los patrones de
personalidad o simplemente corregir las acciones? En la
Torá en general, y en el Jasidut en particular, el principio es “Tanto estas
como aquellas son palabras del Dios Viviente”. Cada enfoque tiene su lugar en
el trabajo interior del alma, y los resultados fructíferos surgen
precisamente del encuentro entre ellos.
Rosh Hashaná – El cambio comienza desde la cabeza
Entre el enfoque que sostiene que una persona puede
fundamentalmente cambiar y el que considera que el carácter es inmutable, existe
una diferencia fundamental en la forma de percibir al ser humano. Una persona
está compuesta de intelecto, cualidades emocionales y patrones de conducta
(conocidos como muskal, murgash, mutba en el lenguaje de la
Cábala). El carácter firme de una persona se refleja principalmente en rasgos
emocionales y patrones de conducta o comportamiento, mientras que el intelecto,
al ser abstracto y objetivo, es más flexible y abierto al aprendizaje y al
cambio. Por lo tanto, quienes enfatizan las dimensiones emocionales y
conductuales del carácter de una persona tienden a verlo como algo difícil de
cambiar, sugiriendo en cambio que solo se puede refinar y canalizar
adecuadamente. Sin embargo, cuanto más se cree en trabajar a través del
intelecto, más posible parece el cambio. Si las emociones y los patrones de
conducta surgen de la percepción de la realidad por parte del intelecto, entonces
trabajar en el cambio intelectual puede conducir naturalmente a cambios en el
carácter de una persona.
En otras palabras, el cambio comienza desde la
cabeza, y por ello la conciencia de la posibilidad de cambio es
especialmente relevante en Rosh Hashaná. En el Libro de Ezequiel, Iom
Kipur también se conoce como "Rosh Hashaná", lo que indica que
durante los "Diez Días de Arrepentimiento" (desde Rosh Hashaná hasta Iom
Kipur), una persona es capaz de experimentar una transformación significativa
en su carácter, y esa es la tarea de estos días. Los diez días corresponden a
las diez sefirot, que se reflejan en las facultades de la persona,
y cada día de los Diez Días de Arrepentimiento es una oportunidad para
enfocarse en cambiar uno de estos rasgos. En el lenguaje de la Cabalá, las
diez sefirot forman un " partzuf "
(una personalidad completa), y durante estos días, una persona da forma a su
ser interior para el año entrante.
A pesar de la importancia de los Días de Arrepentimiento,
que exigen un esfuerzo personal significativo para lograr un cambio
fundamental, no se trata de que este sea nuestro modo constante de servicio. El
intento de cambiarse es, en esencia, centrarse en uno, aunque sea con fines
positivos, mientras que el servicio a Dios se basa en ir más allá de nosotros
mismos - volviéndonos hacia arriba, hacia Dios, y hacia afuera, cumpliendo con
nuestro rol en la realidad. En la analogía de nuestra relación con Dios con la
de una pareja, hay momentos en que nos replegamos en nuestro interior,
sintiendo que los defectos personales han creado una relación problemática. Sin
embargo, en última instancia, debemos ir más allá de la introspección, mirar
hacia afuera de nuevo, con nuestras fortalezas y debilidades, y sacar lo mejor
de ello.
Además, Rosh Hashaná y Iom Kipur, junto con los días que los
separan, se denominan “Días de Temor Reverencial”. Uno podría pensar que la
posibilidad de cambio trae una sensación de tranquilidad, pero en verdad
conlleva una inmensa responsabilidad y temor - nada está establecido ni
predeterminado, ¡y todo depende de ti! Además, hacer que nuestra personalidad
sea tan “fluida” puede dejarnos con una incertidumbre existencial sobre quiénes
somos realmente, ya que todo lo que sabemos sobre nosotros mismos está sujeto a
cambios, y es posible que nuestro verdadero yo sea completamente diferente.
Esta es otra razón por la que la conciencia del cambio - tan maravilloso como
inspirador de temor - debería concentrarse solo en estos diez días, en lugar de
vivir con esa mentalidad durante todo el año.
Finalización y alegría: de los días de temor a la alegría
de Sucot
Por eso, la segunda mitad del mes de Tishrei está dedicada a
la conciencia de que el cambio ya no es posible. La persona debe reconocer que,
incluso si fue posible reformarse a sí misma en la primera parte del mes, ese
tiempo ya pasó y ahora debe dedicarse a servir a Dios de acuerdo con su
naturaleza existente, sin ilusiones de transformación de la personalidad. Esta
mentalidad caracteriza la festividad de Sucot, donde cada una de las cuatro
especies simboliza un tipo diferente de servicio a Dios - el hermoso etrog representa
al tzadik, el lulav simboliza a los estudiosos de
la Torá, las ramas de mirto representan a aquellos con buenas acciones y
cualidades, y el sauce simboliza a aquellos que no tienen ni gusto ni olor (ni
Torá ni buenas acciones). Cuando mantenemos juntas estas especies, entendemos
que Dios desea el servicio de individuos con todo tipo de naturalezas. Y aunque
nos demos cuenta de que somos como el sauce, debemos cumplir con nuestro papel
y no perder el tiempo tratando de convertirnos en un etrog.
En este sentido, los cuatro días entre Iom Kipur y Sucot
son días de aceptación y finalización. Una vez finalizado el trabajo de
transformación personal, debemos mirarnos al espejo y aceptar lo que se
refleja, ya sea que nos hayamos renovado con éxito o que sigamos viendo el
mismo rostro del año pasado. En términos cabalísticos, estos cuatro días
corresponden a las cuatro letras del Nombre de Dios: Iud-Hei-Vav-Hei.
Cada letra simboliza un aspecto particular del alma, con el que la persona debe
reconciliarse en cada uno de los cuatro días: el primer día, debemos
aceptar que no seremos más sabios ni más creativos de lo que somos actualmente.
El segundo día, debemos llegar a un acuerdo con el alcance de nuestro
conocimiento y dejar de lado la fantasía de convertirnos en un erudito que se
sabe toda la Torá de memoria. El tercer día debemos reconciliarnos con
nuestros rasgos emocionales existentes (quizás la tarea más difícil), y el cuarto
día debemos aceptar que nuestra capacidad de influir y expresarnos en el mundo
es limitada.
Así como la posibilidad de cambio nos induce al temor,
también lo hace la aceptación de nuestra realidad actual, llenándonos de
alegría. “No hay alegría más grande que la resolución de la duda”, y esta
aceptación nos libera de la incertidumbre existencial sobre nuestro carácter,
permitiéndonos comprometernos plenamente, con una sensación de plenitud
interior, con la misión de nuestra vida. En la analogía de la relación de
pareja, cuando salimos de nuestra introspección, nos volvemos hacia nuestra
pareja, y la atmósfera se llena de la alegría de unos novios que se
“reencuentran” después de que cada uno ha reconstruido su propia identidad. El
pináculo de la alegría de Sucot es Simjat Beit Hashoevá, y nuestros
Sabios enseñaron que “de allí extraerían inspiración Divina”. A partir de esta
aceptación y alegría en nuestra renovada relación con Dios, nuestra misión en
la vida se vuelve clara: ésta es la inspiración Divina, llena de alegría, que
guiará nuestro servicio a lo largo del año entrante.
🍷 SHAVUA TOV🍷
🕯🌿BUENA SEMANA DE BENDICIÓN Y ALEGRÍA🌿🕯
Han pasado
3 días de plegaria y dedicación para un año bueno y dulce. Estamos en medio de
los 10 días de Teshuvá hacia Iom Kipur, y todavía resuenan los 100 sonidos del
Shofar que oímos en Rosh Hashaná, y te envío estas historias para compartirlas
contigo y tus seres queridos. Que Hashem te de un año de alegrías y solo cosas
buenas.
JAIM
FRIM
Shalom,
queridos lectores,
EL SHOFAR REDENTOR
Rabí Yejiel
Ashkenazi fue un tzadik oculto y maravilloso, quien más tarde se convirtió en
yerno del Baal Shem Tov, esposo de la tzadeket (justa) Eidl y padre de Rabí
Baruj de Mezhibuzh, de Rabí Efraim de Sudilkov y de Feiga, la madre de Rabí
Najman de Breslov.
Se cuenta
que cuando era joven su padre le entregó a él y a su hermano una suma de dinero
y les dijo: "Vayan a donde deseen, y en cinco años vuelvan a mí para ver
qué ha sido de ustedes". Rabí Yejiel partió al su camino y durante sus
viajes conoció al Baal Shem Tov y su sagrada enseñanza y el Baal Shem Tov
incluso lo tomó como yerno. Cuando llegó el momento de regresar a su padre era
el final del verano. Rabí Yejiel, que anhelaba estar cerca de su suegro el Baal
Shem Tov durante los Yamim Noraim (los Días Terribles), le pidió su bendición
para que no ocurriese ninguna desgracia en su camino y pudiera regresar antes
de Rosh Hashaná. Pero el Baal Shem Tov no respondió. Incluso cuando repitió su
petición el Baal Shem Tov permaneció en silencio.
Rabí Yejiel
comprendió que su maestro y suegro sabía que su petición no se cumpliría. Por
lo tanto, llevó consigo un shofar kosher para el viaje. Tras una reunión
maravillosa con su padre y su hermano, durante la cual se familiarizaron con su
nuevo camino y aprendieron de él las enseñanzas del jasidismo, Rabí Yejiel se
dirigió al puerto y se embarcó en un barco que lo llevaría a su destino. Era el
mes de Elul y el mar que al principio estaba tranquilo cambió repentinamente de
manera drástica: un fuerte viento comenzó a soplar y se alzaron enormes olas.
Dentro del
barco hubo un gran pánico; los pasajeros, desesperados, se aferraron a los
costados y lloraron amargamente, mientras que Rabí Yejiel se retiró a su
habitación y rezó con todo su corazón para que el barco no se hundiera en las
profundidades. La tormenta duró varias semanas, pero, milagrosamente, no le
ocurrió nada al barco. Cuando la tormenta se calmó los pasajeros divisaron una
franja de tierra en el horizonte. El capitán dirigió el barco hacia allí y
ancló cerca de la costa. Ese día era la víspera de Rosh Hashaná.
Rabí Yejiel
entendió que la tormenta no había sido más que una forma de llevarlo allí, para
que pudiera celebrar el día sagrado en ese lugar. Desembarcó del barco y
preguntó a los lugareños a dónde había llegado. Le respondieron que, a la
capital, el lugar de residencia del rey. Al preguntarles si había judíos en la
ciudad le dijeron que no había ni un solo judío.
Rabí Yejiel
se entristeció ante la idea de tener que pasar el Día del Juicio entre gentiles,
pero lo aceptó con amor y fe, con la creencia de que esa era la voluntad de
Dios. En la orilla del mar encontró una cabaña abandonada, organizó sus
pertenencias allí y bajó al mar a purificarse para el día sagrado. Al día
siguiente, cuando acercó el shofar a la boca y comenzó a hacer sonar las tekiot
(los sonidos del shofar), muchos de los habitantes del lugar se reunieron a su
alrededor y lo miraron con asombro.
En ese
momento, el rey también salió a pasear cerca del mar y al ver a la multitud
reunida alrededor de la cabaña, envió a uno de sus acompañantes para averiguar
el motivo de la aglomeración. El enviado regresó y le informó al rey que había
un hombre extraño allí, gritando y llorando mientras hacía sonar un cuerno. El
rey, que era un hombre sabio y erudito, comprendió de inmediato que no se
trataba de un hombre sin sentido. Ordenó a su sirviente: "Ve y dile a la
gente que no moleste a este hombre, que evidentemente es un hombre de Dios que
está rezando ante su Creador".
Después de
que la multitud se dispersara el rey llamó a Rabí Yejiel y le preguntó:
"¿De dónde eres y cómo llegaste aquí?" Rabí Yejiel le contó cómo se
habían desarrollado los acontecimientos. El rey quedó impresionado por el
hombre que tenía frente a él y le ofreció ir a su palacio. "No puedo hacer
eso hasta que termine el día", respondió Rabí Yejiel, y prometió visitarlo
después de la festividad.
Cuando se
encontraron más tarde el rey le dijo: "Has encontrado gracia ante mis
ojos. Cuéntame un poco sobre tu pueblo y tu religión". Rabí Yejiel le
habló sobre el pueblo elegido y la Torá de la verdad, y el rey quedó tan
impresionado que le pidió: "Me gustaría mucho que regresaras aquí con
trescientos judíos más, y que vivan aquí con tranquilidad y bienestar".
La
respuesta de Rabí Yejiel al rey fue: "Soy un hombre sencillo y no tengo la
capacidad de influir para que las personas dejen su tierra y vengan aquí.
Además, si Dios lo hubiera querido, habría traído judíos aquí encadenados, pero
si no han venido, es porque el Creador no desea que los judíos vivan
aquí". El rey aceptó la respuesta de Rabí Yejiel y se despidió de él con
amor y gran respeto.
No pasó
mucho tiempo antes de que Rabí Yejiel encontrara un barco que lo llevara a su
destino. Cuando llegó a Medzhybuzh, su suegro, el Baal Shem Tov, lo recibió con
amor y alegría, y le dijo: "Debes saber que en el lugar donde estuviste
había chispas muy sagradas. Si no hubieras ido y las hubieras elevado con el
poder de tus oraciones, los hijos de Israel habrían tenido que ser exiliados
allí, encadenados. Pero gracias a ti ya no vivirán allí judíos hasta la llegada
del Mashíaj".
(Fuente:
'Otzar Yirat Shamaim')"
______
El Rebe de Alexander:
EL TOQUE DEL SHOFAR DEL REY
Rabi Ierajmiel Israel Itzjak Danziger fue el
segundo Rebe de Alexander, hijo de Rabi Iejiell, el anciano Rebe de Alexander.
Fue considerado uno de los más grandes Rebes polacos de su tiempo, con miles de
seguidores. Desde muy joven se destacó por su talento y agudo intelecto. A los
cinco años viajó con su padre a Vurka. Cuando el joven Rebe de Vurka vio al
niño caminando por el patio del Beit Midrash con un sidur en la mano, le
preguntó: “¿Quién te enseñó el orden de las oraciones, tu padre o tu maestro?”.
El niño respondió: “Ni mi padre ni mi maestro, sino el propio sidur”. El libro
de Rabi Ierajmiel, Ismaj Israel sobre la Torá y las festividades, se
considera una obra fundacional del Jasidut, particularmente del Jasidut de Alexander.
Rebe Ierajmiel falleció el 29 de Tevet del año 5680 (1910).
En cierta ocasión, quien tocaba el shofar en el
Beit Midrash de Rabi Ierajmiel de Alexander se acercó al Rebe y le pidió que le
enseñara las intenciones y secretos místicos asociados con el toque del shofar.
Sin embargo, el Rebe se negó. Cuando se acercaba Rosh Hashaná, el que tocaba el
shofar regresó y le suplicó por segunda vez. "Yo mismo no conozco esos
secretos e intenciones", respondió el Rebe, "pero puedo decirles
esto: hay diez niveles de rectitud entre los tzadikim. En cuanto al
nivel más alto, no lo entendemos, y en cuanto al nivel más bajo, les contaré
una historia:
“Un terrateniente vio una vez a judíos
corriendo por las calles y le preguntó a su consejero: “¿Qué está pasando? ¿Los
judíos se están rebelando contra nosotros?”. “No”, respondió el consejero, “hoy
es Iom Kipur para ellos y están corriendo a las sinagogas”. El terrateniente
respondió: “¡Pero si yo también soy judío!”. Montó en su caballo y se dirigió a
la sinagoga. Al entrar, subió a la plataforma y declaró: “Dios, te agradezco
por el año pasado y rezo por el año que viene. ¡Pero no puedo resistir este último
resto de vitalidad de judaísmo dentro de mí!”. Luego, el terrateniente regresó
a su casa”.
Rabi Ierajmiel concluyó la historia y dijo:
"¡Incluso para un judío como él, es necesario tener la intención adecuada
al tocar el shofar!". ¿Cómo se conecta todo esto con los toques del shofar
de Rosh Hashaná? Los tres tipos de toques - Tekia, Shevarim y Terua
- pueden verse como la representación de un proceso de descenso dentro
del alma a medida que ingresa al cuerpo y atraviesa las etapas desde el tzadik más
elevado hasta el más bajo.
Todo niño judío comienza siendo un alma completamente justa,
ciertamente antes de su llegada a este mundo. Sin embargo, a medida que pasa el
tiempo y se acumulan los traumas de la vida, la rectitud simple de la Tekia
comienza a romperse. Primero, se rompe en tres Shevarim (sonidos rotos),
que simbolizan a la persona intermedia - la persona que ya no se identifica con
el tzadik, pero no es un rasha (malvado). Finalmente, estos se
rompen aún más en los nueve sonidos más cortos de Terua. En este punto,
la persona intermedia ya no puede soportar la presión y se derrumba bajo el
peso de la realidad, tanto que comienza a odiar todo lo que le recuerda su
esencia judía.
Esta es la lección que el Rebe enseñó al que
toca el shofar y a todos nosotros: en lugar de aislarnos en una torre de marfil
de tzadikim, debemos escuchar atentamente los sonidos entrecortados
del shofar. Al hacerlo, el toque del shofar se convierte en un reconocimiento
de nuestra personalidad en todas sus partes - tanto las buenas como las
defectuosas - y una declaración de solidaridad y conexión con cada judío, sin
importar su estado.
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