VIDEO CLIPS MEDITATIVOS
TEVET
Una historia para meditar
LO MÁS IMPORTANTE EN LA VIDA
¿Qué es lo más
importante para ti en la vida?
Tu carrera, tu
casa, tu auto, tu dinero, tu identidad, tu prestigio.
Piensa y luego
lee la historia
En cierta ciudad de Austria había
una sinagoga donde iban a poner la piedra fundamental del edificio. Se remató el mérito de colocarla y la compró
una persona muy rica del lugar.
De buen corazón y sin pedir nada a
cambio, quiso honrar al rabino dándole su lugar. El rabino, que era un gran sabio y tzadik
aunque no sabemos su nombre, aceptó. Después de la ceremonia, llamó a la
persona que lo había honrado y le dijo:
-
“Dime con
qué bendición quieres que te bendiga, y se cumplirá”.
El hombre le dijo:
-
“hijos, no tengo hijos”.
-
“Un pedido
muy difícil me has hecho”, le contestó el rabino, “de
todas maneras te puedo asegurar hijos, pero bajo tres condiciones muy duras”:
primera condición: perderás toda tu fortuna, segunda condición: vas a morir
cuando tu esposa esté embarazada, tercera condición: tu esposa morirá después
del parto. ¿Estás dispuesto a tener hijos?
-
Honorable
rabino, para tomar una decisión como esta tengo que consultar a mi esposa, no
puedo responsabilizarme por su vida.
Consultó a su esposa, y esta sin pestañar le
dijo:
-
“Dile al
rabino que estoy dispuesta. Quiero hijos.”
Volvió al rabino con la respuesta
firme. El rabino entonces hizo lo que tenía que hacer, le rezó a Hashem y
sucedió tal como lo prometió. El hombre perdió toda su fortuna, luego cuando su
esposa estaba embarazada se fue de este mundo, y un corto tiempo después del
nacimiento alcanzó a dejar a su hijo con una señora muy rica que le prometió
criar al niño como si fuera suyo. La mujer, viuda del Rebe de Brisk, se llamaba
Eidl, lo tomó como yerno y este tomó su nombre como apellido, y fue nada menos
que Rabi Shmuel Eidles, el Maharashá, (Austria 1555-1631).
Era muy rica y a la pareja no le faltó nada,
en su mérito nombró a su famoso libro de explicaciones sobre el Talmud, que por
lo tanto lleva el nombre de su suegra. Sobre este hijo dijo el Baal Shem Tov
que su tratado del Talmud fue escrito con Ruaj Hakodesh.
Hay tantas personas en el mundo que
no saben qué es importante y qué es secundario.
Esta pareja entregó todo lo que tenía,
su fortuna, su vida, pero al fin de cuentas ¿quién ganó más?
Si tienes hijos, y un hijo como
este que fue un gran sabio que trajo tanta luz a Israel, vale más que todo lo
que puedas hacer en la vida. ¿20, 30
años de vida no darías por traer almas así al mundo? ¿Vale la pena esperar para
casarse hasta que termines la carrera? ¿Para quién corres? ¿Esperar y tomar medidas para evitar tener
hijos? ¿Vale la pena pedir por cosas vanas sin saber que todo tiene su precio?
¿Primero está mi libertad, mi deseo, mi carrera?
La familia es la bendición y el
fundamento con que Dios nos bendijo desde que creó al hombre y para eso nos
creó. Fue el primer precepto:
fructificad y multiplicaos.
No desperdicies tu vida ni la vida
de tu alma gemela que te está esperando. No dejes esperando al alma que espera
en el cielo que le des un cuerpo para vivir aquí en la Tierra y hacer una
morada para Dios en este mundo.
Al final de la parashá “Y salió”, (Génesis 31:23) está escrito: “Y lo
persiguió en el camino durante 7 días”. Labán persiguió a Iaacov cuando huyó de
su casa con mujeres e hijos y todas sus posesiones. Porque en verdad todo le
pertenecía a Iaacov, pero Labán se enojó muchísimo y lo persiguió durante siete
días por el camino, así está escrito.
El Maguid da una explicación muy importante, fundamental para entender
lo que nos sucede en este mundo. La motivación interior que tenía Labán para
perseguir a Iaacov es que como nuestro patriarca es la columna de la Torá, amuda
deemtzaita, la columna central del Árbol de la Vida, llamada Iaacov, tenía
que lograr rescatar las chispas Divinas de la casa de Labán representadas por
sus hijas, los niños y el ganado. Todo esto eran letras que en el futuro iban a
revelarse al Pueblo de Israel y escribirse en la Torá para ser entregada por
Moshé Rabeinu a los Hijos de Israel.
Todo eso estaba al principio en posesión de Labán el arameo, el ramaí-estafador.
Iaacov logró extraer muchas de esas letras a través de trabajar duro durante
muchos años, y en el futuro llegarían a ser muchas de las palabras de la Torá.
Pero Labán en su inconsciente, en la raíz de su alma sabía que el cometido de
Iaacov era rescatar esas letras de la Torá, y ahora sentía que Iaacov se estaba
escapando sin avisarle, antes de tiempo porque todavía tenía muchas letras de
la Torá que Iaacov no pudo extraer aun, muchas chispas Divinas. Por eso lo
persiguió para que siguiera con su tarea y la completara del todo, extraer de
Labán todas las letras de la Torá, de esa Torá de Iaacov que todavía
permanecían con Labán.
Es una idea fabulosa, y de esta manera explica que así sucede con todo
justo. Si el tzadik tiene acosadores y oponentes que lo persiguen, es
porque inconscientemente saben que el tzadik tiene que rectificarlos,
extraerles lo sagrado que hay en ellos y todavía no lo ha hecho. Por eso lo
acosan para que termine la rectificación, sacar de ellos las chispas sagradas
de acuerdo a la cualidad que caracteriza a cada justo, Iaacov es la
misericordia, la Torá, Abraham el amor, e Itzjak el temor, etc. Cada tzadik
tiene que extraer de sus oponentes las chispas de acuerdo a su misión
particular, y si no lo hace entonces es como si esa cáscara impura, al acosar
al justo le está rogando que lo haga, al perseguirlo y oponérsele de esa manera
tan fuerte.
Entonces así comprendemos ante todo por qué hay acosadores y oponentes,
y logramos extraerles, con la ayuda del Todopoderoso y tal como ellos lo piden
íntimamente, inconscientemente, todas las chispas sagradas atrapadas en ellos.
SALIR DE BARBARIA
Está escrito: “no
alejará de Él al alejado”. [Shmuel II 14:14]
Hashem tiene
pensamientos, es decir, planifica desde un principio que por más lejos que
caiga la persona al final tendrá que regresar, y solo entonces vendrá la
redención. El Mashíaj se retrasa por ese que se encuentra en algún lugar lejano
y todavía no regresó a su casa, “los perdidos en la tierra de Asiria”.
[Ishaiahu 27:13]
Se explica esto en
Jasidut con la enseñanza de los sabios [Midrash Raba, al Cantar de Los
Cantares] “…uno de vosotros se exilió a Barbaria…”. Es decir que hay solo uno,
ese único judío que se encuentra en el sitio más alejado llamado Barbaria, con
todo el significado de la palabra “barbarie”. Y ese uno se exilió justo en ese
lugar, Barbaria, que también se relaciona con birur, depurar. Debemos
sacarlo de allí, y por sacarlo de Barbaria el Mashiaj se demora.
Entonces tenemos
que reconocer esto, saber que también en nuestro interior quizás hay una chispa
que también se exiló en Barbaria y necesitamos sacarla de allí. Hasta que no la
saquemos de Barbaria el Mashiaj no puede venir. Con la ayuda de Hashem
podremos depurar a nuestra Barbaria interior, y dentro del pueblo todo con
el reunión de todos los exilados del pueblo de Israel de cada lugar donde
se encuentren, rápidamente en nuestros días.
LA CARIDAD DEL EXILIO
Dicen los sabios
que HaKadosh Baruj Hu hizo un acto de caridad-tzedaká con el pueblo de
Israel al dispersarnos entre los pueblos. ¿Qué tzedaká hizo con
nosotros? En Jasidut, la interpretación interior de tzedaká es darle a
alguien una tarea, una finalidad en la vida.
Hashem, que nos
envió y nos dispersó intencionalmente entre los pueblos del mundo, le encargó
una misión a cada uno del pueblo de Israel. Cada judío tiene la misión y el
cometido de rescatar chispas sagradas, encontrar conversos, almas judías dentro
de cuerpos gentiles en cada lugar y lugar, es la tzedaká más grande.
Pero en esta época esa caridad es a nivel de “dar en secreto calma la ira de
Hashem”. [Proverbios 21:14] Y justamente como Hashem también nos da en secreto,
no tenemos tan claro que esto es para nuestro bien y que viene de Él, de qué se
trata exactamente, quién nos envía a nuestra misión para cumplir nuestra tarea.
Por eso necesitamos
un sentido interior profundo para entender que todo lo que nos sucede, aunque a
veces suframos, es parte de esa caridad. Hashem te da caridad, te da una tarea,
una misión. En el futuro por venir, que sea ya mismo, con la llegada del rey
Mashíaj se revelará todo. Veremos claramente cuál es esa misión, y en cierto
sentido eso será después haberse cumplido el objetivo, cuando todo será
perfecto y bueno y la redención haya llegado al mundo.
Entonces podremos sacar
de ese cofre cerrado todo lo que sembramos en este mundo, así es la parábola,
todos los diamantes y piedras preciosas que atrajimos de lo Alto con nuestras
buenas acciones, pero hasta ahora estuvieron ocultos a nuestra vista porque nos
fueron “dados en secreto” y no sabíamos qué había. Hoy en día, que Hashem nos
dé en secreto tiene su lado bueno, porque no siempre logramos cumplir fielmente
nuestra misión. Y si hoy supiéramos que en verdad Hashem nos está dando todo el
tiempo misiones para recompensarnos y el no cumplirlas fielmente causaría el
enojo del Creador. Esto se denomina “Y hasta lo hice” [1] refiriéndose a
la misión en este mundo inferior, el mundo de la acción, Olam haAsiá.
Pero como la dádiva es en secreto entonces no es tan grave, al contrario, eso
aplaca Su enojo.
Nosotros no
queremos que quede como un regalo en secreto, queremos que esta tzedaká
de Di-s se revele y sea retroactiva. Que se descubra que hicimos todo lo que
teníamos que hacer, como dice el Rebe de Lubavitch, que ya se completó la tarea
de depuración de las chispas sagradas. Tiene que estar claro que todo lo que
sucedió fue tzedaká, una misión que nos dio Hashem, bendito Sea. Y si
cumplimos con nuestra misión tiene que venir obligatoriamente el Rey Mashíaj,
ya mismo.
[1] Ishaiahu 43:7 – “Todo lo hice en Mi honor, lo creé, lo formé y hasta
lo hice”]
LA VENTAJA DE LA DISPERSIÓN
Está escrito que el
Mashíaj viene para revelar el significado de los taamei Torá, la
entonación de los versículos de la Torá. Uno de ellos se llama pazer, פזר. Y este es un taam
muy especial, es muy bello, se eleva muy alto en la entonación revelando una
raíz muy elevada de determinada realidad.
Pazer significa dispersar, ¿y en qué contexto se lo nombra? Está escrito que
el Creador hizo caridad, tzedaká con el pueblo de Israel al dispersarlo
entre los pueblos del mundo. Mashíaj revelará el taam, el sabor, el
placer, el buen gusto y conocimiento que hay en esta entonación, cuya raíz es
muy elevada. Comienza muy bajo y se eleva muy alto.
Pazer también
significa dispersión, como la persona dispersa que no se concentra, lo opuesto.
También en el exilio estamos dispersos psíquicamente, internamente. ¿Hay algo
bueno en esto de estar disperso? Teóricamente no es una buena condición. Sin
embargo en Jasidut está escrito que hay un trabajo de depuración y
rectificación que se realiza justamente en un estado en que la psiquis no está
concentrada, dispersa. Está escrito que incluso los sabios y los intelectuales
no pueden entender esto, esta depuración que se realiza en forma automática, y
si la persona hubiera estado concentrada y mentalmente asentada, no hubiera
podido realizar esta rectificación por sí mismo, solo estando disperso. Y por
cierto es una caridad, y no cualquier mente puede entender esa virtud, lo bueno
de la dispersión.
Otro significado de
pazer en el lenguaje de los sabios del Talmud es “palo”. A veces hay que
tomar un palo y pegarle a alguien para que cumpla correctamente la orden.
Entonces también en esto encontramos el significado de la entonación pazer,
aludiendo a que el Todopoderoso nos dispersa entre los pueblos del mundo para
agregarnos conversos, conversos de ley y chispas sagradas.
Entonces todo esto
es sumamente importante, dado que el Rey Mashíaj vendrá ya mismo para
explicarnos con buen gusto y conocimiento, con el placer más excelso las
entonaciones de la Torá, este taam especial de pazer.
LOS 72 NOMBRES Y LAS FALSAS CREENCIAS
Toda la Cabalá y
los Nombres sagrados de Hashem, como los 72 Nombres y muchos otros Nombres
sagrados, fueron dados para meditar en el poder especial de los mismos y
apegarse al Di-s Vivo y Rey del Universo.
Para segulot
materiales (objetos o palabras especiales), para atraer alguna bendición de
sustento o cualquier otra cosa, para protección, para eso hay que orar a
Hashem, extender las manos y abrir el corazón en plegaria. Es posible que uno
piense que mientras se medita en cosas de Torá y la plegaria, pero no en un
Nombre Sagrado es como apretar un botón y de repente sucede algo, esto es
totalmente inválido, es una creencia completamente falsa. El Nombre Sagrado te
ayuda a apegarte al Creador.
REVELAR LA CORONA SUPREMA DENTRO DEL
EXILIO
Galut, גלות, “exilio”, tiene las mismas letras que gulat,
גולת, bola o esfera de mármol,
como en golat hakoteret, “cúspide o cénit”, lit. “bola de adorno sobre
la columna del Templo”. [Ver Reyes I 7:41], ¿En qué se relacionan?
Está escrito: “Por
detrás y por delante me has rodeado” [Tehilim 139:5] Aludiendo a lo más oculto
(bajo), exiliado, alejado, y a la raíz más elevada de la Corona Suprema. Dentro
del exilio también existe ese lugar excelso, aun antes de agregar una alef
a golá-exilio, y transformarlo en redención, gueulá, גאולה.
Dentro del exilio
más profundo hay una revelación de lo más excelso. Por eso está escrito que en
el futuro vamos a lamentarnos y a añorar los años del exilio, a esa posibilidad
que tenemos hoy de brindar la vida durante el exilio.
¿Cuál esa cúspide
del servicio a Di-s para el pueblo de Israel? Es ese punto de mesirut nefesh
por el cual el judío está dispuesto a dar la vida por Hashem y Su Torá. Y esto
se revela especialmente en los tiempos difíciles, cuando “es un momento de sufrimiento
para Iaacov pero de él será salvado” [Irmiahu 30:7]
Tenemos una
oportunidad de oro para sacar a la luz nuestra parte más esencial, como dice el
Rebe, ahora en los últimos momentos del exilio más profundo, y revelar en
nuestra alma el lugar más elevado, la gulat hakoteret.
La raíz gramatical חל"צ, jet lamed tzadik, es
muy interesante. Cuatro de sus combinaciones tienen significado, y cada una a
su vez es una raíz en la Lengua Sagrada.
De חלצ, jalatz, derivan חלוץ, jalutz, pionero o
rescate, לחלץ, lejaletz, rescatar.
De חצ"ל deriva חציל, jatzil, berenjena. Puedes comer
berenjenas para honrar al sagrado Shabat. Pero también está לח"צ, que da lajatz, לחץ, presión; no estés
presionado por las berenjenas o porque tengas que estar a la vanguardia. Pero
lo más importante es que haya hatzlajá, הצלחה, éxito, de la raíz צל"ח, y así tzalaj, צלח, ser útil. El pionero al final triunfa en la vida.
¿Quién es llamado
“hombre exitoso” en la Torá? Iosef el justo especialmente, fue un hombre
exitoso. Los sabios denominan a esto bar mazla, que tiene buena suerte
en mérito a ese mazal que es la ayuda del Cielo. A través de su mazal
desciende hacia él el flujo (nozel) de abundancia y ayuda desde la raíz
de su alma, y así triunfa en todo lo que hace. Es decir, el pionero también
sabe salir de los problemas, aunque esté un poco presionado se sobrepone a la
presión. ¡Come una berenjena y es un hombre de éxito!
Meditemos en la
sabiduría de la combinación de las letras, jojmat hatziruf. Las letras jet
lamed tzadik, חל"צ, la base de esta raíz, están ordenadas según el alef bet,
y en correspondencia con las sefirot intelectuales. La jet a jojmá-sabiduría,
la lamed, llamada “la torre elevándose en el aire”, a biná-entendimiento
y la tzadik a daat-conocimiento, en el eje central del
árbol de la vida.
Significa que la
raíz jalatz sigue el orden del alef bet, y también de jaba”d,
jojmá, bina y daat (correspondientes a las letras iud hei vav del
Nombre Havaiá, de donde provienen todas las letras). Y sabiendo esto, podemos
conocer la correspondencia de cada combinación con cada atributo del corazón, a
qué emoción pertenece. (Ver la Teoría de la Permutación Cabalística)
Así, jalatz
es jesed, la “luz directa” y jalatz lo contrario, “la luz que
retorna” de la sefirá de iesod. Y la combinación de jalatz
es daat-biná-jojmá, y vav-hei-iud del Nombre Havaiá. Y así surge
que concuerda exactamente con Iosef el justo, el hombre exitoso, que recibe su
luz de jalatz, jesed de Abraham. Y a pesar que todo este concepto de ser
pionero, jalutz, en general corresponde a la sefirá de victoria, netzaj,
de acuerdo a la combinación de las letras jalatz corresponde a jesed,
bondad, pero su luz que regresa es la sefirá de iesod que corresponde a tzalaj.
Que logremos ser
pioneros y exitosos.
COMBINACIONES EXITOSAS: Y Queridos
amigos, para entender este video es importante conocer la sabiduría de la
combinación de las letras, jojmat hatziruf. Cada raíz de la lengua sagrada
tiene tres letras, y por lo tanto se pueden combinar en 6 formas posibles.
Estas 3 letras corresponden a las tres sefirot intelectuales jojmá-biná-daat, y
las seis combinaciones a los 6 atributos del corazón. Los sabios de Israel
conocen el significado de las palabras que existen de acuerdo a la sefirá a que
corresponde su raíz. El rabino Ginsburgh nos está revelando esos secretos. Las
raíces cuyo significado aún no se conoce serán reveladas por el Mashíaj, que
venga pronto en nuestros días, Amen. Esto es algo que sólo existe en la lengua
sagrada con que Di-s crea la realidad en todos sus detalles a cada instante de
nuevo.
SOLDADOS DE VANGUARDIA
En
mérito del soldado Elor Azariá, para larga vida.
Está escrito:
“Cuando clame por Mí, Yo le responderé; con él estoy en la aflicción, Yo lo liberaré
y lo honraré”. Es el final del capítulo 91 de Tehilim, parte de los últimos
tres versículos del capítulo. Allí hay siete verbos que terminan con las letras
hei vav, ה"ו, que suman 11, y 7 veces hei vav es עז, oz, “fortaleza”, este año 5777
“Que sea un año de Fortaleza.”
¿Cómo comienzan
estos 3 versículos? [Tehilim 91:14-16]
14: “Por
cuanto él Me desea, Yo lo liberaré; Yo lo fortaleceré por cuanto él conoce Mi
Nombre.”
15: “Cuando
clame por Mí, Yo le responderé, con él estoy en la aflicción, Yo lo rescataré y
lo honraré.”
16: “De
larga vida lo colmaré y le mostraré Mi salvación.”
Los siete verbos
corresponden a los atributos emocionales, relacionándolos desde jesed hasta
maljut, donde netzaj en el medio es: “con él estoy en la aflicción,
Yo lo rescataré…”
Por qué mérito Di-s
nos rescata (mejaletz) y nos saca de la aflicción. Porque nosotros somos
sus soldados de vanguardia (jalutzim) de Hashem. Como está escrito:
“Recluten (hejaltzu) de entre ustedes hombres para el ejército” [Números
31:3] Somos soldados fieles, y no simplemente soldados sino aquellos que van al
frente.
En un discurso
jasídico muy básico que comienza con “Recluten” del Rebe HaRaShaB, Shalom
Dovber de Lubavitch, explica que esto depende del atributo de amor al judío. La
entrega de su vida del soldado de vanguardia al pueblo de Israel, mientras
siente la unión con todo el pueblo de Israel.
Entonces, por el
mérito de ser vanguardia, se cumple en nosotros: “con él estoy en la
aflicción, Yo lo rescataré…” Nos saca y logramos la victoria, didan
notzaj. Y junto con nosotros también todas las chispas sagradas, todo lo
que todavía espera ser rescatado, para que venga la redención al pueblo de
Israel y al mundo entero.
ISRAEL: LA PRIMERA COSECHA
Meditaremos en el
secreto del exilio y la redención. En el Tana”j, (Torá, Profetas y
Escritos) la parábola del exilio es sembrar en la tierra: “Y lo sembraré para
Mí en la tierra.” [Oshea 2:25] y la redención es brotar, tzimijá. El
Mashíaj es llamado tzemaj, “brote”, el brote del justo. “Tzemaj
es su nombre y desde sus profundidades brotará.” [Zejariá 6:12]
¿Qué se siembra en
el exilio y como resultado brota? Por supuesto se siembran el cumplimiento de
los preceptos y las buenas acciones. Pero en esencia sembramos un potencial, la
fuerza de la revelación de la Divinidad. Cada precepto que realizamos atesora
dentro Divinidad. “Que nos santificaste con tus preceptos y nos ordenaste”
significa que hay una determinada dimensión del Creador dentro de cada precepto
que realizamos.
Hoy no lo vemos,
pero en la redención se abrirá el cofre y repentinamente se revelará la gran
luz que creamos en el transcurso de los años de exilio, y en realidad todo este
mundo es exilio. El pueblo de Israel es llamado la cosecha, el brote que es la
cosecha del Todopoderoso.
“Sagrado
es Israel para Havaia, la primicia de su cosecha” [Irmiahu 2:3]
Al principio de la
creación está escrito:
“Estas son las
generaciones del Cielo y la Tierra y como fueron creados”. [Génesis 2:4], cuyas
iniciales son תבואה, tvuá, “cosecha”.
Di-s creó el mundo
para sembrar y cosechar, y la cosecha somos nosotros, que realizamos las mitzvot,
los preceptos con los que nos santificó, “Sagrado es Israel para Hashem, la
primicia de su cosecha”.
Otra combinación de
las letras de cosecha, tvuá, es ואהבת, veahavta, “y amarás”: Y amarás a Havaia tu Di-s,
con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu fuerza.” [Devarim 6:5]
SUFRIMIENTO Y RECOMPENSA
“De
acuerdo al esfuerzo así es la recompensa” [Etica de los Padres 5:21]
El exilio y el
esfuerzo y el sufrimiento que pasamos en este mundo son para recibir la
recompensa de la revelación de la Gran Luz de Di-s que se revelará con la
llegada del Mashíaj. La principal revelación de luz es la Torá, como dijeron
los sabios: “Una nueva Torá saldrá de Mí”.
También la Torá que
recibimos en el monte Sinaí fue en mérito del sufrimiento de los 210 años que
estuvimos exiliados en Egipto. Pero ahora estamos en un exilio muy largo, donde
“No vimos nuestras señales (de redención)”, [Tehilim 74:9] no sabemos cuándo es
el final porque no se nos revela. Pero proporcional es la recompensa, la Torá
Nueva, “La nueva Gran Luz iluminará sobre Tzión”, incomparablemente más
luminosa que la que había hasta ahora.
También está
escrito respecto al redentor mismo, Moshé Rabeinu: “Él es el primer redentor y
él es el último redentor”. [Shemot, Midrash Rabá 82:4] Es la nueva y
última edición de Moshé, el Rey Mashíaj, que tiene una potencia
incomparablemente mayor, con una luz tremenda que se revela a los ojos de todo
el mundo. Incluso mayor que la primera revelación de Moshé Rabeinu cuando nos
sacó del exilio de Egipto y nos dio la Torá.
Esto es lo que
estamos esperando, la Gran Luz, la recompensa de acuerdo al esfuerzo y al
sufrimiento.
LA LUZ Y LA FUERZA EN LA ESENCIA DEL
ALMA
Cuanto más aumenta la oscuridad en la misma medida hay que fortalecer
la fe y pasar la prueba, atravesar la oscuridad, “[Porque] Su ira dura sólo un
momento, vivimos por Su Voluntad” [Tehilim 30:6]. Dentro de un instante todo se
transformará y se revelará una luz muy grande.
Está escrito en
Jasidut que hay dos conceptos relacionados entre sí, Or haEtzem, “la Luz
de la Esencia”, (la expresión del alma que ilumina el mundo) y Coaj haEtzem,
“la Fuerza de la Esencia” (la luz potencial del alma). En letras de Cabalá la
Luz de la Esencia es el Nombre de Di-s MӇ, mem hei, en guematria
45 (la luz para rectificar la realidad), y la Fuerza de la Esencia es el Nombre
de Di-s Sa”g, samej guimel, en guematria 63 (la potencia que da
origen a esa luz.)
Justamente en
mérito del sufrimiento, de la dureza del exilio y toda clases de crisis que
suceden en la vida del hombre en este mundo, “todas tus olas y hondas pasaron
sobre mi” [Tehilim 42:8] dice el Rey David, así dice Ioná en el vientre del
pez, por la oscuridad y el sufrimiento al final la luz de la esencia del alma,
y la potencia o la fuerza de la esencia del alma, el Nombre M”a y el
Nombre Sa”g, en el interior del alma se unen y este fenómeno de la
conexión de la luz de la esencia y la fuerza de la esencia es en sí misma la
llegada del Mashíaj.
OJALÁ HUBIESES SIDO MI HERMANO
Al final de El
Cantar de los Cantares [8:1], la novia se dirige al novio y le dice: “Oh, si
fueras como un hermano para mí, [mamando de los pechos de mi madre]”, ojala
hubieras sido mi hermano.
En los libros de
Cabalá está escrito que esta palabra “como un hermano”, כאח, caf alef jet, tiene
un secreto en sus letras. Son las iniciales de כח אור חיות, coaj or jaiut, “fuerza, luz, vitalidad”. Cuando
queremos unificar en nuestra psiquis la “fuerza”, la potencia, la capacidad de
superar una prueba, con la “luz”, la revelación de la Divinidad, lo bueno en
nuestra alma ¿cómo podemos hacerlo? Por medio de la “vitalidad”, cuando la
persona vive con fe.
El ruego la novia
“ojala hubieras sido como mi hermano”, es la manifestación en este mundo del
Creador redimiéndome, como mi Mashíaj. La llegada del Mashíaj es “así como el
deleite del novio sobre la novia [deléitate sobre mí, Mi Creador”, Ishaiahu
62:5]
El Mashíaj que hay
dentro de cada uno de nosotros es “como un hermano para mí”, mi fuerza que se
conecta con mi luz por medio de la vitalidad en mi servicio a Hashem Bendito
Sea.
YO TE AMO A TI
Todos conocemos el
dicho de Rabí Akiva que “y amarás a tu prójimo como a ti mismo”, este es un
gran principio de la Torá.
Está escrito “y
amarás a tu prójimo como a ti mismo, Yo soy Havaiá” [Vaikrá 19.18] En la Torá
hay muchos preceptos que después de enunciados está escrito “Yo soy Havaiá”, Yo
soy Di-s. ¿Por qué Di-s lo subraya después del precepto, y en especial en este
precepto que es el gran principio de la toda la Torá?
Está escrito que
“Yo” es la Shejiná, la Presencia Divina. Hillel el anciano, el más humilde de
todos los hombres, dijo “si Yo [estoy] aquí, todo [está] aquí”. [Tratado Sucá
53a] Lo dijo durante el festejo de Simjat Beit HaShoeva. Es decir, si la
Presencia Divina –llamada Yo- está aquí, todo está aquí. ¿Qué es “todo”? El
Todopoderoso, porque en todo lo que existe hizo una la unificación del
Todopoderoso y su Presencia Divina.
La principal
unificación del Todopoderoso y su Presencia Divina, que en esencia es Yo soy
Havaiá, donde “Yo” es la Shejiná y Havaiá es el Todopoderoso, es que la
Shejiná en verdad se inviste dentro de mi “yo”, salvo que mi “yo” se anula al
verdadero Yo, que es el Yo de Hashem.
Entonces también el
precepto principal más grande y fundamental de todos es que yo te amo a ti, de
verdad. Por lo tanto “a ti” es la revelación del Todopoderoso en ti; y “yo”,
ese “yo” que te ama a ti es mi “yo”, la Presencia Divina.
Por eso está
escrito “y amarás a tu prójimo como a ti mismo, Yo soy Havaia”.
DOLORES DEL PARTO DEL MASHÍAJ
La época del
exilio, inmediatamente antes de la llegada del Mashíaj en particular, se llama jevlei
Mashíaj, dolores de parto. Nace el Mashíaj, una revelación nueva que nace
dentro de la realidad.
Antes de toda
revelación y de todo nacimiento hay dolores de parto, pueden ser también
contracciones de parto [tzririm] y molestias, limitaciones [tzar]
y sufrimiento [tzaar]. Pero también está escrito “´parcelas [javalim,
lit. cuerdas para medir] han caído sobre mí en lugares placenteros” [Tehilim
16:6], hay dolores [lit. cordón] placenteros. “Porque parte de Havaiá es Su
pueblo, Iaacov es la cuerda [jevel] de su herencia”. [Números 32:9] Hay
un cordón umbilical que conecta al bebé con el útero su madre hasta su ombligo.
También javal,
“lástima”, como en Sanhedrin 111a “Lástima por aquellos que ya no están y ya no
hay como ellos”. En los días de la redención vamos a añorar de verdad los
dolores de parto del Mashíaj. Y nos lamentaremos recordando esa entrega
incondicional y el poderoso anhelo de la redención que tuvimos, y Di-s no
quiera que ya no tengamos más. Porque la esencia del judío, la esencia del
Mashíaj se revela con los dolores de parto y en cierta medida más la esencia
incluso que el mismo Mashíaj que aparecerá de repente.
Quiera Di-s
ayudarnos a lograr ambas cosas juntas, porque nosotros como Pueblo de Israel
existimos como conciliación de las paradojas. Que ameritemos el nacimiento y
también todas las “porciones que cayeron sobre mí en lugares placenteros”, toda
la belleza y el placer de entregar la vida por los dolores de parto del
Mashíaj.
LA PREPARACIÓN PARA EL PARTO: BRIT
MILÁ
¿Cuánto suma en
guematria la expresión “dolores de parto”, חבלי לידה? Jeblei, “dolores de” suma 50. Leidá, “parto”
suma 49, uno menos. Es decir que leidá más el colel, (agregando
1) es igual que jeblei. ¿Pero cuánto suma todo junto “dolores del
parto”? 99
¿Qué ocurrió cuando
Abraham Avinu tenía 99 años? Hashem le ordenó circuncidarse, que fue la
preparación previa para que pueda dar a luz cimiente verdadera, cimiente
sagrada, que es en esencia de Itzjak Avinu. ¿Cuándo nació Itzjak? Un año más
tarde, cuanto Abraham tenía 100 años.
El nacimiento en sí
mismo, el nacimiento de la redención está en el nivel de 100. 100 es la
compleción de 10 veces 10, iud veces iud, יוד פעמים יוד, cuyas
iniciales son iud pei iud, es יפי, iofi, “belleza”.
Pero los dolores de
parto, su preparación previa, es el secreto del brit milá que es 99,
guematria “dolores del parto”.
EL NACIMIENTO QUE ESTAMOS ESPERANDO
Sobre los dolores
de parto y el nacimiento mismo está dicho: [Irmiahu 30:7] “Es un momento de
sufrimiento para Iaacov y de él será redimido”. El momento de sufrimiento son
los dolores de parto, “pero de él”, a partir de esa situación de sufrimiento,
será redimido, porque la redención es el nacimiento mismo.
Todo se relaciona
justamente con Iaacov Avinu, el elegido de los patriarcas, “Es un momento de sufrimiento
para Iaacov y de él será redimido”, en el nacimiento. ¿Por qué justamente
Iaacov? Iaacov atravesó el paso de Iabok. Paso [maabar, מעבר] es como preñez, ibur,
עיבור, embarazo. ¿Qué es Iabok,
יבק? En Cabalá son las iniciales
de “unión, bendición, santidad”, ijud brajá kedushá.
La cama de Iaacov
es perfecta, y todo depende de la santidad de la unión marital del judío, del
hombre judío y la mujer judía. La unión es bendición y santidad, y la unión
sagrada produce “cimiente sagrada bendijo Dios”. La principal cimiente sagrada
que bendice Dios es en esencia el nacimiento que estamos esperando, el
nacimiento del Rey Mashíaj.
DEL MIEDO A LA ALEGRÍA
Está escrito:
[Bereshit 31:42] “Pajad Itzjak”, “El miedo de Itzjak (יצחק)”. El miedo del exilio pasa
a ser una enorme risa, tzjok, צחוק en la época de la redención. El miedo de la mujer próxima a
parir con sus dolores de parto, sus contracciones, en un instante se transforma
en una gran risa al abrazar al bebé que nació para buena suerte.
Así se tiene que
meditar y vivenciar, que un instante antes de la redención hay miedo, pero
luego de un instante pasa a ser una gran carcajada y un agradecimiento con
infinita alegría al Todopoderoso, por haberme dado, por habernos dado este
niño, porque ese niño es el Mashíaj.
NUESTRO PADRE ERES TÚ
“El miedo de Itzjak”, [Bereshit 31:42] “Pajad Itzjak”, es un
apelativo del Todopoderoso en la vivencia de Itzjak Avinu. Si el miedo es por
los dolores de parto y Itzjak porque nació hijo, “¡nos nació un hijo!” ¿Quién
es este hijo? Es el mismo Itzjak, porque su nombre Itzjak es por “una risa, tzjok,
ha hecho Elokim de mí, quien lo oiga se reirá de mí”. [Bereshit 21:6]
Justamente sobre
Itzjak está escrito que en el futuro por venir se dirá sobre él “Porque Tú eres
nuestro padre”, [Tratado de Shabat 89b] nuestro padre eres tú, más que Abraham
y que Iaacov. A pesar de que Iaacov era preferido de los patriarcas. Pero el
padre, la alegría, la risa es nuestro padre, es de Itzjak Avinu. En realidad él
es el niño, es decir que ese niño que nació, esa risa que nació es en esencia
el padre.
¿Cuál es la
alusión? Al calcular la guematria de “Miedo de Itzjak”, vemos que suma 300, la
letra shin, ש. ¿Qué otra expresión de la Torá suma 300, shin? Ben
Abraham, hijo de Abraham. “Y esta es la descendencia de Itzjak hijo de
Abraham, Abraham engendró a Itzjak”. [Bereshit 25:19] Por un lado es el hijo de
nuestro patriarca Itzjak, el hijo del amor, el fruto del tremendo amor del
Santo Bendito Sea por la congregación de Israel. Ese mismo hijo de Abraham es
el Miedo de Itzjak, ese Itzjak es en realidad “Nuestro Padre eres Tú”.
“PREÑEZ, ALUMBRAMIENTO
Y OTRO ALUMBRAMIENTO”
De acuerdo con la Cabalá cada mes
tiene un sentido o facultad. El sentido del mes de Tevet es caas, la
cólera. ¿Qué clase de sentido es la cólera? Por un lado está escrito: [Tratado
de Berajot 5a] “La persona siempre tiene que enojarse con el buen instinto contra
el mal instinto”. Lo bueno en mi tiene que encolerizarse con lo malo en mi para
anularlo y neutralizar el mal en mí.
Uno de los sinónimos en la lengua
sagrada de cólera, caas, es evrá, עברה. Está escrito que este concepto se
relaciona con ibur, עיבור, “preñez”, como “mujer preñada”. ¿Por ella qué se enoja? En
cierto sentido la cólera significa un estado de inmadurez, katnut mojin.
Pero tiene su lado bueno porque nos protege del ingreso o la aparición de
factores perjudiciales. Cuando alguien se cuida muy bien a sí mismo, como la
mujer que cuida a su embrión que tiene en el vientre y va a dar a luz, tiene
una cólera positiva que en verdad la rodea y la proteje.
El bebé recién nacido se llama olal,
“עולל”, “De la boca de los recién
nacidos y lactantes Tú has fundamentado fortaleza”. [Salmos 8:3] ¿Qué insinúa
la palabra עולל, olal?
Son las iniciales de עיבור לידה ועוד לידה, ibur leidá veod leidá, “preñez, nacimiento y otro
nacimiento”. Primero está la preñez, en Cabalá “katnut mojín”, un
estado de “niñez” o inmadurez en la psiquis que es la ira positiva, la cólera
que me protege a mí y al bebé. Luego hay que nacer, en Cabalá “ieniká”,
el estado de alimentación o “lactancia” después del embarazo. Y luego hay que
nacer una segunda vez, en Cabalá “gadlut mojín”, el estado adulto o de
madurez en la psiquis después de la lactancia.
Así, tenemos que ser como un recién
nacido, porque ese bebé contiene en potencia todas las etapas del proceso que
se revelarán en el futuro, desde la preñez hasta el primer alumbramiento, que
ya es Mashíaj ben Iosef, hasta llegar al segundo alumbramiento que llega a ser
Mashíaj ben David.
PODER TOLERAR
Entre dos extremos hay un
intermediario que los conecta. También es así con la Or Ein Sof, la Luz
Infinita. Hay una Or Ein Sof hasovev col almin, la luz infinita que
abarca a todos los mundos, y hay una Or Ein Sof hamemalé col almin, la
Luz Infinita que llena todos los mundos.
¿Qué hay entre ellas? Hay un
concepto en Cabalá: Or Ein Sof hasovel col almin, Luz Infinita que
“soporta” todos los mundos. “Soporta”, sovel es también la unión de
ambas palabras: sovev y memalé, rodea y llena.
La Luz Ein Sof que rodea los mundos
está antes de la primera contracción, llamada el Gran Círculo, la Luz Infinita
simple que rodea y permea todo. Por su lado, Or Ein Sof hamemalé, la luz
infinita que llena los mundos está después de la contracción inicial. Es la
extensión de la kav, (la línea de luz o segunda contracción), como está
dicho “y entonces penetrará Tu luz como el amanecer” [Ishaiahu 58:8], la línea
de luz, la línea de la esperanza, el cordel y la línea de la esperanza dentro
de la realidad. Pero en el medio hay algo llamado “sod nekudat hareshimu”,
el secreto del punto de la reminiscencia, que soporta (sovel) a todos
los mundos.
También en la psiquis tiene que
haber sovev col halmin, la Luz Infinita simple y desnuda, y memale
col almin, que es la luz que se relaciona con cada detalle de la realidad
para ayudar a cada uno, inclusive a sí mismo. Y también sovel col almin,
Hay un poder en el alma que simplemente soporta la realidad, hasta que
finalmente llegue a rectificarse.
Está escrito que sevel, סבל, es las iniciales de sof
behemá leshjitá, “el final del animal (casher) es el sacrificio
(ritual), como dicen los sabios. ¿Cuál es la conexión? Esta alusión es muy “simpática”, el final del animal es el
sacrificio. El animal es el alma animal del ser humano, y el sacrificio es
elevar todas las chispas sagradas, esas chispas de luz dentro del alma animal.
Hay que elevarlas a lo sagrado. ¿Cómo elevamos, cómo sacrificamos al animal y
así son atraídas? Está escrito que shajat significa meshijá,
atracción. Entonces atraemos, elevamos a las chispas a lo sagrado por medio de
que la persona soporta, o sea tolera la situación en que se encuentra con fe
simple en el Todopoderoso, Quien es la Esencia de la bondad. Y falta muy poco
hasta que llegue el momento en que todo se transforme en bien, como el “miedo
de Itzjak”, cuando todo será un tzjok, una gran risa.
EL
CUERPO DISFRUTA DEL CUERPO
Luces y recipientes: mezclarse
vs adherirse
El cuerpo y el alma de la Torá
Maimónides y el Alter Rebe
Sorprende, entonces, que uno de los 12 sentidos de la psiquis sea justamente la ira. Tener sentido de la ira es saber cómo, cuándo y por qué corresponde enojarse. Sucede que de acuerdo al judaísmo la ira no es algo malo en principio y así como todo otro rasgo de nuestra personalidad, no hace falta suprimirla completamente, sino regularla y dirigirla. La mayor parte de los enojos son superficiales y negativos, pero hay algunos que provienen de la preocupación y el cariño, y en verdad lo negativo es evitarlos. El libro del Zohar dice sabiamente: "Hay ira y hay ira... hay una ira llamada ‘bendita’ y hay una ira llamada ‘maldita’”.
La cuestión es, por supuesto, cómo distinguirlas.
Enójate y no peques
En pocas palabras, la ira negativa deriva de un exceso de nuestra conciencia del "yo", el ego. El orgullo nos hace imaginar que nos corresponde todo tipo de cosas, y cuando la gente no nos da lo que queremos nos enojamos con ellos. Esta es una ira para escaparnos de nuestra propia rectificación y para arrojar sobre los demás todas nuestras falencias inconscientes.
El primer paso en la corrección de la ira negativa es redirigir nuestra mirada crítica desde afuera hacia adentro, hacia nosotros mismos. Dicen los Salmos: "enójate y no peques." ¿Cómo puede la ira salvarnos del pecado? Explicaron los sabios: "La persona siempre tiene que encolerizar su instinto del bien sobre el instinto del mal”: tenemos que dirigir nuestra cólera hacia nuestro instinto del mal, hacia nuestros deseos e instintos egoístas. Cuanto más estemos ocupados en rectificarnos a nosotros mismos, nuestra mirada al prójimo será más indulgente. Sólo entonces podremos volver a dirigir una ira rectificada sobre las cosas malas del mundo.
La diferencia entre la ira anterior a la rectificación propia y la que viene después, es que entonces el enojo está purificado de nuestros ‘intereses’ personales, y se dedica sólo a corregir la iniquidad. Esta ira es ahora un “enojo justificado”.
La ira y la vista
Como se ha explicado en artículos anteriores, cada uno de los seis primeros sentidos es una preparación psíquica para cada uno de los seis sentidos últimos, el que se encuentra “enfrente” en el ciclo anual de los meses. El mes que se encuentra frente a Tevet es Tamuz, el sentido de la vista. ¿De qué manera se puede hablar del sentido de la vista como una preparación del camino hacia el sentido de la ira?
La cuestión del sentido de la vista es desarrollar una visión profunda, salir de la observación de lo que está en la superficie y dirigirnos hacia los estratos internos de la realidad. Y por cierto, una de las cosas más importantes que nos proporciona la visión interior es el poder de elevarnos por sobre la ira. Quien profundiza su visión puede colocar en un contexto más amplio el evento que desencadena el enojo, calmarse y sopesar con la cabeza fría la respuesta correcta que va a elegir.
Pero elevarse por encima de la ira exterior es sólo el primer paso. El Jasidismo explica que, aunque siempre tenemos que buscar el bien oculto en las cosas malas que ocurren, a nosotros o a los demás, no debemos dejar de orar y procurar "el bien visible y manifiesto", simplemente la eliminación del mal y el triunfo del bien. La observación en busca de defectos y anormalidades revelados no es completa si no conduce en última instancia una exigencia de ver cómo rectificarlos, visionar con los ojos físicos cómo hacer que haya justicia efectiva en este mundo. Este reclamo es el sentido de la ira rectificada, de la cual se dijo “mis ojos están turbios por la ira”, no está dispuesto a ver la injusticia por tanto tiempo.
Está explicado en jasidut que el motivo interior de esto es que tenemos dos ojos, que además de la visión estereoscópica, nos permite dirigir el ojo de la bondad hacia afuera y el ojo de la autocrítica hacia adentro. Y así, se puede ver a esos dos ojos como la expresión de dos tipos de ira positiva que surgen gracias a la visión interior: el ojo que mira hacia adentro engendra la ira por lo que depende de nosotros (como el dicho de los sabios mencionado, “La persona siempre tiene que encolerizar su instinto del bien sobre el instinto del mal”). Y el ojo dirigido al exterior genera ese disgusto por lo que no podemos reparar, y la súplica a Hashem por su ayuda, como la plegaria de Janá, la madre del profeta Shmuel, de quien se dijo: “por tanta plática y cólera hablé”.
Los sentidos de Dan
La tribu que corresponde al mes de tevet y al sentido de la ira es Dan, muy apropiado a su nombre, que significa ley y juicio. Se cuenta sobre esta tribu que era “la inferior de las tribus”, al contrario de la tribu de Iehudá, “la más grande de las tribus”, a pesar de que tenía mucha población. En otras palabras, la tribu de Dan era la capa más populosa, “Tu pueblo Israel” que se encontraba en la base de la pirámide social. Por esta razón fue también "el campamento de Dan recogía de todos los campamentos”, ellos iban al final de la caravana, recogiendo las cosas que los demás iban perdiendo, y por eso eran los primeros en hacer frente a los enemigos que atacaban por la retaguardia.
La correspondencia de la tribu de Dan con el sentido de la ira significa que esta clase de gente, las personas que están en el terreno y la acción, no son necesariamente las más intelectuales, la llamada “mayoría silenciosa”, tiende a tener un alto grado de sentido común y a estar alertas ante situaciones en las que se debe aplicar la ira positiva. Su conexión directa con el lado áspero de la vida y su la lealtad natural hacia sus allegados y sus aliados, les permite captar aquellas situaciones delictivas e injustas que no se las puede dejar pasar callado. Esto contrasta, por ejemplo, con la gente como Iehudá -la élite intelectual, que con talento para hablar (es decir, la cultura y la comunicación), que por tomar en cuenta tantas "consideraciones", tienden a veces perder esa tipo de honestidad simple y natural.
El atributo de la ira justificada se reconoce y es famosa en los descendientes de Dan, como el valiente Shimshón, que fue rápido para tomar represalias contra los filisteos siempre que molestaban al pueblo de Israel. Además, también aparece en el Midrash en el único hijo de Dan, cuyo nombre era Jushim, "sentidos" y era sordo. El Midrash relata que cuando los hijos de Israel desde Egipto llegaron a la Cueva de los Patriarcas para enterrar a Iaacov, apareció de repente el anciano Eisav y argumentó que la parcela de la tumba que quedaba, junto a Lea, le pertenecía según la ley. Se generó entonces una discusión legal entre los hijos de Israel y los hijos de Eisav, acerca de la naturaleza exacta de la venta de la primogenitura a Iaacov, que concluyó al enviar un mensajero de vuelta a Egipto para encontrar el documento original de la venta. Jushim hijo de Dan, que no escuchó nada de la discusión legal, preguntó cuál era el motivo de la demora, y cuando le explicaron inmediatamente gritó “¿hasta cuándo se va a seguir denigrando al abuelo?” Levantó la espada y degolló a Eisav.
La sordera de Jushim a los detalles del procedimiento judicial le permitió ver por encima de ella, e identificar el punto principal: que Eisav se estaba burlando de los hijos de Israel, los trataba de confundir y cada minuto que pasaba sin darle la contestación que le correspondía era un desprecio hacia nuestro pueblo. Por desgracia, la fuerza de este mensaje se conserva hasta hoy, y sería muy bueno que todos lo tomemos en cuenta.
La ira y la delicadeza (adinut)
La tarea de la rectificación de las cualidades se basa principalmente en hacerlas más refinadas, el desarrollo de sentidos más finos y sensibles. Pero al ocuparnos de esto, debemos tener cuidado del exceso de refinamiento, una situación en que por tanta delicadeza nos encontramos paralizados ante los crímenes y las distorsiones evidentes, incapaces de responder frente a ellos con la dureza apropiada. Al contrario, el exceso de gentileza lleva a una especie sentidos groseros y toscos. Una refinación completa, entonces, es la refinación consciente de sus limitaciones, capaz, en los momentos de necesidad, de ponerse a un lado y dar lugar a la ira justificada.
Esta relación entre la delicadeza y la firmeza se resume en el Midrash de los sabios de bendita memoria que relata acerca de uno de los valientes de David, de nombre “Adino Haetzni”. Interpretan los sabios que los nombres de los héroes de David eran en esencia calificativos de las heroicidades del rey David mismo, y que es llamado “Adino Haetzni” porque “cuando se sentaba a ocuparse de la Torá se hacía delicado (adin) como un gusano, y en el momento que salía a la guerra se endurecía como un árbol”. En David, su asertividad, su firmeza no se oponía a su delicadeza sino lo contrario, la complementaba.
David es un descendiente de Iehudá, la tribu de la nobleza, y este Midrash cuenta cómo se incorporó la cualidad de la tribu de Dan su opuesto. Pero como Iehudá tiene que aprender de Dan, también Dan tiene que aprender de Iehudá. Efectivamente, una de sus principales aspiraciones del fundador del Jasidismo, el Baal Shem Tov, era unir a los judíos simples con los sabios, y mostrarles que cada uno tiene algo que aprender del otro.
La lección que Dan tiene que aprender de Iehudá no es cómo agregar ira a la delicadeza, sino cómo moderar la ira. La ira moderada. Ira moderada no explota hacia afuera sin control, sino que se genera a partir de una comprensión lúcida. Es una cólera focalizada que viene a servir a un objetivo, no a desahogar nuestra irritación, y proviene de una personalidad tranquila y relajada, incluso divertida. Este es el significado jasídico del verso de Eclesiastes: “tov caas misjok”, “buena es la ira que la risa”: “la ira buena, explica el Jasidut, proviene de la risa, de la diversión íntima imbuida de fe de que también las cosas que más nos enfurecen son en última instancia de Dios, “El que mora en los Cielos ríe”. Fueron creados como un desafío para nosotros, para enfrentarnos a ellos con un espíritu noble y tranquilo.
*Ver los doce sentidos del alma.
En el Tratado de Avot, dedicado a rectificación de las cualidades, está dicho que el “buen ojo” es la cualidad que se destacó en Abraham, versus el "mal ojo", que es cualidad Bilaam el malvado. Y tenemos que ser "de los discípulos de Abraham Avinu" que llegan a ser "comemos en este mundo [buena vida y feliz] y alcanzamos el mundo por venir [la recompensa por las buenas acciones]". [El Tratado de los Padres, 5:19 y explicación de Rashi: “Un buen ojo, es aquel que no tiene envidia por su compañero y es preciado para él el honor de su compañero como el suyo propio”, y ver también la explicación del Rambam allí]
Simplemente, "buen ojo" significa ver al otro de forma positiva, frente a la característica del mal ojo que ve y resalta el medio vaso vacío y perverso, la especialidad del malvado Bilam. Pero la cuestión es ¿Cómo logramos adoptar esta visión del buen ojo?
¿Cómo ve el ojo?
Para ello, meditaremos en nuestra letra especial, ain, עין , y comencemos por el hecho de que la palabra עין , tiene tres significados principales en la lengua sagrada:
a. Ain: Órgano de la visión,
b. Ke’ein: La apariencia de algo y sus matices, como en los versos “la apariencia de la tierra”, [ain haaretz, Éxodo 10:5 y Rashi], “y su apariencia era como el “ojo de cristal” [einó keain habedola, lit. “perla”. Números 11:7, respecto al “man”].
c) Maaian: “manantial”, como en "Yo estoy sobre el ojo de agua". [Génesis 24:13]
Estos significados están relacionados entre sí, ya que nuestro ojo ve la apariencia de las cosas, y hay un sorprendente parecido entre el ojo (del que fluyen constantemente gotas-lágrimas) y el manantial de aguas vivas.
El ojo es un órgano maravilloso, y el proceso visual hasta el procesamiento final de la percepción visual en el cerebro es más maravilloso todavía. Acostumbrados a pensar que la visión es completamente objetiva, “veo las cosas tal como son”, pero cuando nos familiarizamos con el sistema visual nos damos cuenta de que la vista no es simplemente un reflejo de la realidad exterior, sino (y sobre todo) la forma en que percibimos.
Y si es así con la visión física, cuánto más con la visión espiritual: ¿Cómo veo al otro y lo juzgo? Depende de mi perspectiva. La apariencia de la cosa (su aspecto y su color) depende de cómo lo ve mi ojo (y luego llegaremos también al manantial, maaian.). Pero todavía hay que entender ¿cómo se puede determinar y ajustar el punto de vista?
Ojo de la Humildad
Ahora vamos a pasar a la forma de la letra ain. Primero veamos lo que sobresale al ojo, que la letra ain, ¡עין tiene dos ojos! Simplemente, a primera vista la letra semeja tener dos ojos que te miran desde su cabeza. Más específicamente, la Cabalá explica que la letra ain se escribe como una nun נ , alargada que sobre la que está inserta una vav, ו , (de nuevo, están invitados bienvenido a usar su imaginación).
Ahora añadimos las letras ain ע , nun נ y vav ו , y obtenemos la palabra ענו , anav, “humilde”, "Y el varón Moshé era muy humilde, más de todos los hombres en la tierra”. [Números 12:3]
En nuestro contexto, la humildad es la cualidad básica en la psiquis que dirige la buena mirada. Dado Moshé Rabeinu era la persona "más humilde de todos los hombres”, no busca valorarse como alguien superior a la otra persona, por eso mira a todos con buen ojo, positiva y favorablemente. Es fácil ver con buenos ojos a las "buenas personas", pero ¿qué pasa con las personas que realmente hacen cosas malas? Moshé podía ver en cada persona un punto de bondad, e incluso algo especial que no tiene Moshé! Incluso si de hecho las acciones son pésimas, ¿quién sabe qué pudiera pasar si yo estuviera exactamente en la misma situación? Y nunca se puede estar exactamente en la misma condición del otro. "No juzgues a tu amigo hasta colocarte en su lugar", [Avot 2:4] y puesto que nunca llegarás a estar en su lugar nunca lo consideres culplable, sino "¿El juzga a cada persona favorablemente”? [Avot 1:6]
Así también Abraham Avinu, fue el primero en la Torá que se destacó por la cualidad de la humildad, "y yo soy polvo y ceniza", [Génesis 18:27] por lo que mira con muy buen ojo a todo el mundo.
Cuando nos adaptamos a mirar con ojo favorable a todos, descubrimos que todo judío tiene un manantial de aguas vivas. Incluso si el manantial está obstruido y tapado con duras piedras, una visión amorosa y positiva puede descubrirlo y sacar el agua de vida afuera. La fuente de agua para el pueblo de Israel después del Éxodo de Egipto, durante los cuarenta años de vagar por el desierto, fue el pozo milagroso, llamado Beer Miriam, "El Pozo de Miriam". Miriam la profetiza con sus buenos ojos vio el agua dulce que hay en cada judío (incluso si por fuera parecen aguas amargas, maim marim), y así el pozo sube y desborda, עלי באר עֱנוּ לה . “Fue entonces que Israel cantó este cántico: Levántate, oh pozo, responde a [este cántico]." [Números 21:17. La palabra עֱנוּ , enú, “responde”, en este verso suma en escritura completa como la palabra עָנָו , anav, “humilde”, que se le dijo a Moshé, y estas son las únicas veces que aparece esta combinación de letras en la Torá.]
Ver setenta matices
Llegamos al valor numérico de la letra ain, 70. El número 70 se encuentra en la Torá en diferentes contextos famosos: Los hijos de Noaj se dividieron en setenta naciones que hablan los setenta lenguas-idiomas, con setenta almas descienden Iaacov y sus hijos a Egipto, Moshé reúne setenta ancianos para liderar al pueblo de Israel, y de aquí también los setenta y un ancianos-jueces constantes del Sanedrín (La Corte Suprema de Justicia). En palabras de los sabios, está la famosa frase "setenta caras tiene la Torá", y también mencionemos que hay setenta Nombres de Dios.
¿Qué hay en común en todos estos? Todos se ocupan de un abanico de diferentes matices que expresar una cosa, setenta puntos o miradas de lo mismo. Un aspecto fascinante de la letra ain es la relación entre ella y la letra alef, no sólo por la pronunciación parecida que tienen ambas (y sabemos que en muchos no idiomas letra ain no tiene un equivalente, y muchos de nosotros no podemos pronunciarla correctamente), sino también porque hay muchas parejas de palabras conde al alef expresa el aspecto interior de la letra ain (por ejemplo אור עור , luz-piel, la “piel humana cubre la luz del alma” [y sobre el verso “Y le hizo Hashem Elokim a Adam y a su mujer un vestido de piel” está dicho en el Midrash que Rabi Meir escribió: “un vestido de luz”, Bereshit Rabá 20:12]). También es así en relación a los setenta números, todos expresan lo mismo por dentro, la ain (70) rodea a la alef (1).
En nuestro contexto, podemos mirar a todo judío de setenta formas multicolores, setenta puntos-miradas que se captan en el ojo del espectador (donde la palabra “formas-rostros”, פנים , panim, equivalente en guematria ojos, עינים , einaim). Así como el pueblo de Israel comenzó su camino como pueblo con setenta almas (como leemos en la Torá durante el mes de Tevet), en cada judío se reflejan setenta caras diferentes. El secreto del buen ojo es saber elegir la cara con la que el otro se ve mejor y más bello, dirigir nuestra mirada a captar ese rostro hermoso.
Saber enojarse
Después de toda hermosa charla sobre el amor y el buen ojo, hay algo en Tevet que supuestamente nos puede echar a perder la diversión. Según la Cabalá, ¡el sentido de la psiquis especial del mes de Tevet es el sentimiento de la ira! ¿Cómo se asienta el sentido de la ira con la cualidad fundamental del buen ojo que estamos esforzándonos en adquirir como estudiantes de Abraham Avinu?
Hay ira y hay ira. "En tres cosas se conoce a la persona, por su copa (cosó), su bolsillo (kisó) y su ira (caasó)" [Iruvin 65:2], qué hay allí debajo la cubierta (kisui), qué se encubrir (mecusé) dentro del bolsillo (kis), qué hay dentro del vaso (cos), y qué ojo (ain) hay bajo de la cubierta (kisui) que crea la palabra ira, (caas). La ira que proviene del mal ojo (como la ira de Bilaam) es una ira negativa y venenosa, destruye el mundo, una ira que proviene del orgullo que hierve por todo aquello que no me conviene y no se doblega debajo de mí, "todo el que se enoja es como un idólatra." [Rambam, Halajot Deot 2:3, Zohar tomo III, 179a]
Pero el quien acostumbra manejarse con la cualidad del buen ojo, cuyo interior está lleno de humildad como Abraham y Moshé, sabe también estar enojado e irritarse de forma correcta. El enojo correcto comienza con enojándose consigo mismo, para ser exactos, con los aspectos malos de uno, "En la persona siempre se tiene que enojar el buen instinto sobre el mal instinto, como está dicho ‘que se enojen y no pequen’. [Salmos 4:5]." [Berajot 5a]
El hombre fue creado con dos ojos (en forma de ain, ע ), uno para mirar a los demás favorablemente, y el otro para mirarme a mí mismo con ojo crítico (para rectificar, y no con una tendencia a la desesperación, Dios no lo quiera). Entonces, cuando veo algo no bueno en los demás, automáticamente tengo que enojarme primero con mi ietzer hará que me molesta para ver lo bueno en los otros, y luego lo juzgo favorablemente, y puedo separar entre él y sus acciones y su mal instinto. Así se puede llegar a la ira rectificada, enojarse con el mal mismo y hacerle la guerra a muerte.
Está también el falso "buen ojo", que esparce sólo flores y un amor meloso. Tal ojo no distingue entre el bien y el mal y lo sagrado de lo impuro, por lo que justifica toda la injusticia y la maldad y finalmente conduce a la destrucción.
Pero un buen ojo verdadero sabe destacar el bien y resaltarlo, enojarse con la maldad y luchar contra ella hasta la victoria del bien sobre el mal, el alma humana y en el mundo.
EL MES DE TEVET
De acuerdo con el
Sefer Ietzirá, cada mes del año judío tiene una letra del alfabeto hebreo, un
signo del zodíaco, una de las doce tribus de Israel, un sentido, y un órgano
controlador del cuerpo que le corresponde.
Tevet es el décimo
de los doce meses del calendario judío
El mes de tevet
inicia el «período» (tekufá) del invierno, cuyos tres meses – tevet, shevat,
adar – corresponden a las tres tribus del campamento de Dan – Dan, Asher,
Naftalí – que estaban situados al norte del campamento).
Tevet comienza con
los últimos días de Jánuca, cuyo momento culminante es en el día octavo, Zot
Jánuca. Su décimo día, el día décimo del décimo mes («el décimo será sagrado
para Di-s»), es un día de ayuno en conmemoración del sitio de Jerusalem, el
principio de la destrucción del Templo.
Los cuatro días en
que conmemoramos la destrucción del Templo son, según el año en que ocurrió, el
17 de tamuz (el 4to mes), el 9 de av (el 5to mes), el 3 de tishrei (el 7mo mes)
y el 10 de tevet (el 10mo mes). Dicen los profetas de estos cuatro días (según
su mes respectivo): «el ayuno del cuarto, y el ayuno del quinto, y el ayuno del
séptimo, y el ayuno del décimo serán (en el futuro) para la casa de Judá para
regocijo y alegría y festividad».
La suma de los
cuatro números 4,5,7 y 10 es 26, el valor del inefable Nombre de misericordia
de Di-s, Havaiá. (Los días de las cuatro fechas mencionadas 17, 9, 3 y 10 suman
26 y 13, siendo 13 el valor de la palabra ejad («uno»). Por lo tanto 26 y 13 =
39 es el valor numérico de Havaiá ejad [«Havaiá es uno»]. 26 [el valor de los
meses] más 13 [el valor de los días] = 65 = Adnut).
Estos cuatro
números poseen un orden progresivo numérico, con diferencias de 1, 2 y 3. Si
continuamos la progresión, los siguientes tres números son 14, 19, 25 que suman
58 – jen («gracia»). Junto con 26 – Havaiá – los primeros siete números de la
progresión («todos los séptimos son queridos») equivalen a Janoj (cuyo nombre
proviene de la palabra «educación» e «iniciación», es un acrónimo de «La gracia
de Havaiá»), la séptima generación («querida») desde Adam.
Todos los días de
ayuno, cuando son observados apropiadamente, traen aquí abajo la gracia desde
su fuente de misericordia, el Nombre de Di-s Havaiá. El epítome de este proceso
(según el orden del año, de acuerdo con las palabras del profeta) es el diez de
tevet (en el secreto de «el final [el último día de ayuno del año] está
incluido en el principio [de los eventos que llevaron a la destrucción]»). Por
la Gracia Divina, el tercer y eterno Templo es construido, primero en el
corazón de Israel, para luego manifestarse físicamente en la tierra.
Letra: ain
Esta letra
significa «ojo». El mes de tevet es el mes de la rectificación y nulificación
del «mal ojo». La palabra tevet misma viene de tov, «bueno», en referencia a
«el buen ojo» (la fuente del poder de bendecir, como está dicho: «el buen ojo
bendecirá»). Esta rectificación comienza con la contemplación de las luminarias
de Jánuca (especialmente cuando están completas en el octavo día).
Todo proceso
destructivo comienza con el «mal ojo» del odio, el odio de lo profano hacia lo
sagrado (el secreto del diez, el número sagrado como ya se mencionó). Del odio
proviene la ira, el fuego de la destrucción. La letra intermedia de kaas,
«odio», es la ain. El negativo kaas debe ser primero rectificado a su
correspondiente positivo, como será explicado aquí.
Mazal: «guedi» (Capricornio – cabrito)
Nuestros sabios nos
enseñan que a los diez (una alusión al décimo mes y al nivel de diez en
general) un niño «salta como un cabrito» (Midrash Kohelet). La naturaleza
juguetona de saltar arriba y abajo «como un cabrito» refleja una etapa
importante del proceso de crecimiento. El mes de tevet, de la tribu de Dan, se
relaciona con el proceso de crecimiento, desde un estado de inmadurez a la
madurez.
La inmadurez está
caracterizada por el «mal ojo», mientras que la madurez lo está por el «buen
ojo». Guedi = 17 = tov, «bueno». Debemos jugar y saltar arriba y abajo como un
cabrito, para rectificar y endulzar la ira latente en nuestra alma animal.
Tribu: Dan
Esta tribu
representa el estado inicial de inmadurez en el alma que «madura» durante el
mes de tevet. Dan significa «juzgar». Inicialmente juzga la realidad y a los
demás en forma crítica, con severo juicio (el «mal ojo»). Esta es la naturaleza
de alguien que es inmaduro espiritualmente. Dan es comparado con una serpiente,
que muerde con el veneno de la ira. El «mal ojo» es el ojo de la serpiente. La
rectificación de Dan es ocuparse en la batalla de la ira sagrada contra la ira
del mal. Nuestros sabios nos enseñan que sólo alguien de la raíz espiritual de
Dan puede saltar espontáneamente y matar a la serpiente malvada – «uno similar
a él, lo mató».
Najash («serpiente») = 358 = Mashiaj. El poder sagrado de Dan refleja la
chispa de Mashiaj. Enseña el Zohar que el comandante en jefe del ejército de
Mashiaj vendrá de la tribu de Dan.
Sentido: ira (kaas o roguez)
El sentido de la
ira sagrada (la rectificación del mes de tevet) es la habilidad del alma de
elevar nuestra buena inclinación de enojarse sobre la mala inclinación. Esto
nos enseñan nuestros sabios en el comentario del versículo de Salmos: «Enójate
y no peques».
La ira positiva
expresa el profundo cuidado y preocupación del alma para que la realidad se
vuelva buena. Si bien en este enojo hay un cierto componente de inmadurez (dado
que la madurez absoluta, la del Creador de la realidad, sólo ve [con el ojo de
tevet] todo como bueno), no obstante de esto está dicho: «porque Israel es [se
comporta como] un muchacho, y [por eso] Yo [Di-s] lo amo».
Estudiamos en
jasidut que uno debe dirigir su ojo izquierdo («malo») hacia si mismo (con la
furia sagrada de su bien innato contra su maldad innata), para rebajar y
subyugar su ego, mientras que simultáneamente dirigir su ojo derecho («bueno»)
hacia la realidad exterior (para que con ese poder ayude a perfeccionar la
realidad misma).
Organo
Controlador: el hígado (kaved)
Enseñan nuestros
sabios que «el hígado es ira». La función del hígado es purificar la sangre con
la que está saturado. En cabalá, el hígado corresponde a la serpiente
primordial, cuya rectificación es personificada por Dan. (Los tres «regidores»
del cuerpo y el alma son el cerebro, el corazón y el hígado, que corresponden a
Adam, Javá y la serpiente, respectivamente).
La serpiente, en
cabalá, representa el estado inicial de inmadurez del alma, caracterizado por
un atributo de ira no rectificado. El veneno de la serpiente es caliente (ver
el mes de Jeshvan), como el fuego de la ira. Cuando se convierte al bien, el
fuego (y la sangre del hígado) sirve para calentar el frío mes de tevet.
Kaved = 26 =
Havaiá. Esto refleja el secreto mencionado antes, que la suma de los cuatro
meses en los que se «ayuna» por la destrucción del Templo (por el veneno de la
serpiente primordial), que terminan en tevet, equivalen juntos a 26. Al ayunar
por la destrucción rectificamos nuestro hígado – sazonamos nuestra ira – y así
«dulcificamos» la ira de Di-s (con Israel, la causa de la destrucción) y
despierta la misericordia de Havaiá para reconstruir el Templo.
VOLVIENDO A LOS DIEZ AÑOS
Ben
eser kofetz kegdí - A los diez años salta como un cabrito
Las Siete Etapas de la vida del Hombre
Los invitamos a
meditar sobre dos de las características del mes de Tevet, la primera es su signo
zodiacal, gdi, el cabrito, y el segundo su número de orden dentro
de los meses del año.
Si observamos
el Tanaj (1) vemos que los meses se cuentan comenzando
por nisan , de acuerdo a esto Tevet es el décimo mes. Por
cierto, los sabios vieron un paralelismo entre el número diez y la figura del
cabrito.
Luego de meditar
sobre el verso de Kohelet (2): hevel havalim, amar
Kohelet, hevel havalim hacol hevel , “Vanidad de Vanidades, dice Kohelet ,
vanidad de vanidades, todo es vanidad”, que revela exactamente 7 vanidades, los
sabios propusieron un modelo de siete etapas del ciclo de vida del hombre.
Al año de vida,
explicaron, el hombre se parece al rey a quien todos abrazan y besan; a los dos
y tres años, se parece a un puerco que se revuelca en el barro; a los diez años
salta como un cabrito; a los veinte años se parece a un corcel brioso, que se
acicala y busca una mujer; luego de casarse se parece a un burro que trabaja
duro; cuando nacen los hijos se asemeja a un perro que sale a la calle a lamer
pan.
Hasta aquí seis
etapas en las cuales todos los hombres se asemejan. Pero la séptima etapa es
diferente y depende del camino que siguió la persona durante su vida: si fue de
los amei haaratzot , “los pueblos de las naciones”, que
pierden el tiempo en futilidades, se parece al mono, lo aleinu ,
Hashem nos proteja; pero si consagró su vida al estudio y el perfeccionamiento
de sus cualidades entonces vuelve a ser, como cuando tenía un año, un rey.
Aparentemente la
época de “la edad de diez años salta como un cabrito” no es más importante que
las demás, pero en verdad ocupa un lugar por demás central en todo el proceso
de maduración en general.
Es en esencia la
época de más “vanidad” y futilidad, la edad de transición en que el niño ya
posee su entendimiento y comprensión, pero aun no tiene preocupaciones y es
libre de corretear como un bebé.
Así debemos ver el
curso de la vida como “ hevel ”, como un conjunto de juegos en
un parque donde vamos saltando de uno a otro. ¿Pero cómo se logra este estado
ideal? La respuesta nos la brinda justamente este mes: estando conectados con
la edad de diez años y viviendo la experiencia de “saltar como un cabrito”.
Esto está insinuado incluso en la guematria de las palabras: (como un
cabrito) kegdí suma 37, exactamente igual que hevel .
Pensar que “todo es
vanidad” suena un poco como una expresión de desesperación o desilusión, pero
para quien opta por la vida es una experiencia positiva y necesaria que
justamente triunfa sobre la desesperanza. A medida que nos volvemos adultos
adquirimos una tendencia a caer en la amargura y el cinismo, de ver la realidad
como una pesada serie de barreras que no se pueden atravesar y perder la
capacidad de jugar con ella.
Cuando nos
encontramos en esa situación, recordar que la vida es también un poco de
vanidad frena esta caída y nos permite rescatar al niño que tenemos en el alma,
que cuida la frescura y la capacidad de renovación que todavía conservamos
allí.
El invernal y
lluvioso Tevet nos invita a regresar a los diez años y saltar como un gdí en
los charcos, insuflar en nuestros huesos secos un poco del aliento (el
significado literal de hevel ) infantil de nuestra niñez y
darles vida nuevamente.
¿Mono o Rey?
Otra alusión de la
importancia que tiene esta edad en el ciclo de la vida yace en el significado
cabalístico del número 10. Explica la Cabalah que El Todopoderoso sostiene el
mundo por medio de 10 “fuerzas” llamadas sefirot . Entre
ellas, la décima y última se llama maljut o “reinado” y
expresa la fuerza de materializar en los hechos las ideas espirituales.
Entonces, de alguna
manera los 10 años (y el décimo mes Tevet) están asociados a la energía de
maljut. Esto demuestra un nexo latente entre esta edad y las etapas de apertura
y cierre del ciclo de la vida, donde en ambos se menciona al rey. De alguna
manera misteriosa, el cierre del círculo entre la ancianidad correcta y la
lactancia está relacionado con la edad de diez años. ¿Pero de qué manera?
Por cierto, es
razonable decir que la encrucijada de caminos conducentes a los dos tipos de
ancianidad que nos relata el Midrash , está ubicada en los
días de nuestros diez años. En esa edad de transición se resuelve la cuestión
de si las vivencias de la infancia se han de olvidar y desaparecerán o si
continuarán latiendo en el espíritu de la persona. Perder esa experiencia
conduce a una senectud negativa, conservarla es una garantía de una ancianidad
positiva y provechosa.
En efecto, la
profunda diferencia que existe entre un “ am haaretz ” y un
“ talmid jajam ”, entre un ignorante y un estudioso
(literalmente un “discípulo del sabio”) no es producto de la posición social o
económica de la persona sino de su propia decisión.
Un am
haaretz es quien en un momento dado de su vida decide que no tiene más
nada que aprender, que ya es un niño grande que lo sabe todo; como resultado de
esto, se va encerrando en su punto de vista hasta que se vuelve una caricatura
del hombre, un “mono”, que repite lo que ya sabía de antes.
El talmid
jajam , por el contrario, es alguien que siempre siente que tiene algo
más que aprender, que tomando en cuenta todo lo que no sabe,
todavía es un niño. Un alumno eterno como este es digno de envejecer de manera
tal que no olvida y merece el honor de un rey. En sus brincos infantiles huye
del cavod , del honor y la gloria, pero justamente por ello
este lo persigue.
Cada uno de
nosotros necesita de vez en cuando detenerse y preguntarse a si mismo, si
prefiere llegar a la ancianidad como un mono o como un rey. Si palpita aun en
su interior la urgencia del niño curioso y saltarín, que se entusiasma por
aprender cosas nuevas o no. Sólo depende de nosotros.
El Regreso del
Rey
Lo que dijimos
hasta ahora en cuanto al individuo, puede aplicarse también a nivel general
respecto del pueblo. Así como el hombre adulto que olvida su niñez envejece
rápidamente, también el pueblo que olvida los sueños de su infancia corre el
riesgo de perder el rumbo.
Y he aquí que uno de
los sueños especialmente apasionantes de la infancia de nuestro pueblo es el
establecimiento de un reino, con rey y palacio y todo, pero al estilo judío.
Por supuesto, este
sueño hoy parece completamente ajeno a la realidad. Porque para un niño de diez
años es legítimo jugar a los reyes y súbditos, pero en etapas más avanzadas
esto parece ser algo rayano en lo infradotado. De la misma manera, en épocas
antiguas era comprensible y aceptable la ambición de establecer un reino, pero
desear esto en una era moderna y sobria como la nuestra ya pasa a ser algo
primitivo.
Dejar de lado la
idea del reinado proviene por supuesto de la aprehensión por las tiranías que
vimos en los regímenes totalitarios y las cortes corruptas contra los que se
levantó la revolución francesa.
Pero el ideal del
rey judío es completamente diferente de este modelo y recuerda la diferencia
entre los dos ancianos que vimos antes: el despotismo nace dentro de quien
ostenta el poder absoluto; quien no tiene ninguna autoridad por encima de si se
siente como un niño y se asemeja al anciano am haaretz cuyo
destino es volverse inflexible y desarraigarse de su pueblo.
Pero el rey judío,
en cambio, es un soberano sometido permanentemente a las leyes del Soberano
Supremo, “el Rey de los reyes de reyes”, HaMelej maljei hamelajim ,
y por lo tanto la supremacía sobre sus súbditos se suaviza al estar junto a
ellos como compañero en su servicio a Hashem. Esto se asemeja al anciano talmid
jajam , en el que perdura la experiencia del niño, garantizando que su
autoridad no se “subirá a su cabeza” y que continuará oyendo y aprendiendo de
los demás.
Incluso desde el
punto de vista lingüístico el rey, melej en hebreo, es aquel
que nimlaj , “que busca consejo”, y no se apresura a decidir
todo por si mismo.
Al retornar en
Tevet a los días de nuestra niñez, también podemos divertirnos este año con el
sueño del soberano que no es un jefe de gobierno ( rosh memshalah )
que gobierna con la mano elevada, sino que es el melej-nimlaj ,
el rey que se aconseja y se transforma en parte del pueblo e insufla en él el
aliento de la juventud.
Rabino Itzjak
Ginsburgh
Nota 2. Se refiere a los 24 libros de la Torá, conocidos en castellano como
la Biblia, compuesto por 5 Libros de Moshé, los Profetas y las Crónicas.
IOSEF VIVE AÚN
En la porción de
la Torá Vaigash que se lee durante el mes de tevet, Iosef se revela a sus
hermanos:
"Yo
soy Iosef, ¿mi padre está vivo aún? (Génesis 45:3).
Iosef, el hermano
que se pensaba asimilado entre los gentiles durante un periodo de 22 años desde
la edad de 17 años, se revela ahora inesperadamente ante sus hermanos como un
judío orgulloso, leal a las tradiciones de su padre, el patriarca Iacob.
Iosef simboliza la chispa que vive en el corazón de cada judío, incluso
aquella que aparenta haberse asimilado a una cultura extraña y opuesta a las
tradiciones de Israel. Aunque "duermo" en el exilio, "mi corazón
está despierto" (El Cantar de los Cantares 5:2), esta es la chispa de
Iosef. Pero "toda persona tiene su día", llegará el tiempo en que la
chispa de Iosef será revelada a todos para ver que: "Yo soy Iosef, ¿mi
padre está vivo aún?"
Nuestra madre Rajel llamó a su primogénito Iosef, porque "Di-s
añadirá (iosef en hebreo) para mi otro hijo" (Génesis 30:24).
En los escritos jasídicos está explicado que la cualidad especial corporizada
por Iosef es la habilidad de influenciar favorablemente a un judío, que se ha
asociado con aquellos que están fuera del rebaño (y por lo tanto parece ser
"otro"), para volver a ser un "hijo" de su Padre en los
Cielos. Iosef es capaz de hacer esto de momento que su chispa ha ardido desde
siempre en el corazón del que está distante y aparenta ser "otro".
Por Providencia Divina, Iosef fue enviado a Egipto antes que sus
hermanos para preparar el camino, o sea implantar en la tierra de Egipto el
poder de supervivencia judío, que iba a volverse de suma importancia después
del exilio en Egipto. El alma de Iosef está escondida en los recovecos de las
almas de sus hermanos, los hijos de Israel, en el exilio, y los despierta a
salir allí dándoles la clave para la redención: "por seguro Di-s los
recordará" (Génesis 50:25).
Se afirma en el Zohar que la revelación de Iosef a sus
hermanos alude a la revelación de Di-s al pueblo judío en el Monte Sinaí:
"Yo soy el Señor tu Di-s que te sacó de la tierra de Egipto, de la casa de
esclavitud" (Exodo 20:2). El despertar para salir de Egipto, que es el
secreto de la revelación de Iosef a sus hermanos, es realmente la manifestación
de la esencia de Di-s en el pueblo judío. Cuando hay un despertar desde abajo
(el deseo inicial del pueblo de ser redimido), es evocado desde Arriba un deseo
complementario (desde Di-s para enviar a su pueblo). Estos dos son
esencialmente uno y lo mismo: "Yo soy el Señor Tu Di-s".
"Cantaré
Alabanzas a Mi Di-s Mientras Yo Exista"
Cuando los hermanos regresaron a Canaan trajeron buenas noticias:
"Iosef aún vive". A su vez, Iacov declaró: "Es grandioso, Iosef
mi hijo está vivo aún" (Génesis 45:28). Significativamente, en cada una de
las tres fervorosas declaraciones - “Yo soy Iosef, ¿está mi padre
vivo aún?", "Iosef está vivo aún" y "Es
grandioso, Iosef mi hijo está vivo aún", resalta la palabra
"aún", en hebreo od.
Sobre el versículo de Salmos "(146:2): Alabaré a Di-s mientras
viva, cantaré alabanzas a mi Di-s mientras aún viva" (en hebreo: beodi),
explica en el Tania el primer rebe de Jabad, rabi Shneur
Zalman de Liadi: "Cuando se afirma 'Alabaré a Di-s [Havaiá]
mientras viva, cantaré alabanzas a mi Di-s [Elokim] mientras aún viva',
se está indicando que la vida se trae aquí abajo desde el nombre de Di-s Havaiá y
"od" ['viva aún'] es el cuerpo - de secundaria importancia -
que deriva del Nombre de Di-s Elokim". Así vemos que od ("aún")
se refiere al cuerpo del judío que está subordinado su alma.
El alma Divina del judío es "verdaderamente parte de Di-s en el
alto (Tania, Cap. 2). Por lo tanto no es sorprendente que el alma tenga
existencia eterna. Sin embargo en cuanto al cuerpo del judío, aprendemos
inesperadamente que en cualquier situación vive y prospera, incluso cuando desciende
a Egipto "lo desnudo de la tierra". Y esto es porque en su cuerpo hay
una chispa esencial (además del alma pura que se encuentra en su interior) que
le da vida y lo sostiene: esta no es otra que la chispa de Iosef, el secreto de
"Di-s [Elokim] seguramente los recordará" (y en el secreto de:
"…no soy yo, Di-s [Elokim] le dará una respuesta favorable al
faraón" - [Génesis 41:16] - "Cantaré alabanzas a mi Di-s [Elokim]
mientras aún yo exista (beodí, en mi cuerpo)".
El Poder de
Generación
La primera expresión de entusiasmo "¿Está mi padre vivo aún?",
cuando Iosef se hace conocer a sus hermanos, se refiere al cuerpo de Iacob, el
último patriarca. A continuación, el entusiasmo se refiere al cuerpo de su hijo
Iosef, quien también fue capaz de sobrevivir y prosperar: "Iosef vive
aún", "Es grandioso, Iosef, mi hijo, está vivo aún".
De acuerdo con la cabalá, nuestro patriarca Iacob se compara a la sefirá
de tiferet, "belleza". En el esquema integral del Hombre
Supremo, esta sefirá está asociada con "el cuerpo",
el torso de la figura Suprema (como también está discutido en la sección
del Zohar "Introducción de Eliahu").
Iosef
"el Tzadik", fundamento del mundo", se compara a la
sefirá de iesod "fundamento", la "señal del
pacto sagrado", el sitio de la circuncisión (en las palabras de la
introducción de Eliahu: "El final del cuerpo"). Encontramos así que
tanto Iaacov como Iosef aluden al mismo cuerpo - la "parte principal del
cuerpo" y "el final del cuerpo" (de acuerdo con el secreto de
"el cuerpo y el sitio del pacto son considerados uno").
Acerca del versículo "estas son las generaciones de Iaacov,
Iosef" (Génesis 37:2), los escritos jasídicos explican que todas las
generaciones de Iaacov nacieron via el poder de Iosef, incluyendo aquellos que
nacieron antes que él y también las generaciones que nacieron desde entonces y
hasta el final del tiempo.
El od viviente de Iosef se refiere al "miembro
viviente" en el que está investido el poder de generación (que es el poder
del Uno Infinito), en forma tanto material como espiritual, como explica
el Baal Shem Tov. Esto refleja la vitalidad esencial de los cuerpos
judíos: que cada forma es capaz de generar infinitas formas.
El versículo que cierra la parasha vaigash es: " E
Israel habitó en la tierra de Egipto en la sección de Goyen, y tomaron posesión
de ella y crecieron y se multiplicaron sobremanera" (Génesis 47:27). El
poder de ser fructífero y multiplicarse (en forma extraordinaria, más allá de
toda medida y limitación) es el poder especial de Iosef, cuyo nombre viene de
la palabra hebrea "adición" (tosefet, como en el dicho
"el incremento de Di-s [tosefet] excede en gran medida la
esencia") - "Di-s me proveerá con un hijo adicional". En las
palabras del primer Rebe de Jabad: "Cada judío debe hacer otro
judío".
Dicen nuestros sabios que el mes de tevet es "el
mes donde un cuerpo disfruta de otro". En este mes, un od recibe
placer de otro od: "Está mi padre vivo aún" de
"Iosef vive aún", el padre ("cuerpo, torso") del hijo
("el final del cuerpo"), y el hijo del padre. Esto es facultar para
la generación de una numerosa progenie judía - la Morada para Di-s - hasta que
"todas las almas en el cuerpo serán completadas" en cuyo momento
aparecerá el redentor.
El aniversario del fallecimiento del primer Rebe de Jabad,
Rabi Shneur Zalman de Liadi, conocido como el Alter Rebe, autor
del Tania y del Shuljan Aruj, es celebrado el 24
de tevet. El solía decir que en el mundo por venir "el alma
será nutrida por el cuerpo". Habrá una inversión de la naturaleza: lo
esencial (el alma) se tornará circunstancial mientras que lo que era
circunstancial (el cuerpo) se volverá esencial. Este es el verdadero secreto de
"Iosef aún vive": el od de Iosef (que está en cada
judío) vivirá eternamente, mientras que el alma (el aspecto de "Alabaré a
Di-s mientras viva") recibirá su principal vitalidad del cuerpo que vivirá
por siempre.
EL SIGNIFICADO DEL AYUNO DEL DIEZ DE
TEVET
Propagando la Paz y la Verdad a Todos
los Pueblos
Por
Rabbi Israel Ariel
Basado
en las enseñanzas del Rabino Itzjak Ginsburgh, Shlita
Este año el ayuno
del 10 de Tevet comienza al amanecer del miércoles 6 de Enero y finaliza al
anochecer. (Consulte los horarios exactos correspondientes al área en que se
encuentre.
Así dice el
Todopoderoso: “Los ayunos del cuarto, quinto, séptimo y décimo mes se
convertirán en épocas de felicidad y regocijo y en festividades alegres para
Iehudah. Entonces, amarás la paz y la verdad. (Zejariah
8:19)
Estos versos del
profeta predicen que las mismas fechas que rememoran la caída y destrucción del
Templo Sagrado de Ierushalaim, están destinadas a transformarse en días de
alegría y felicidad con el proceso de su reconstrucción.
El Templo y las
Naciones del Mundo
Para poder
relacionar estos dos procesos, la destrucción pasada y la futura
reconstrucción, necesitamos verlos en el contexto general del objetivo del
Pueblo Judío de guiar a la humanidad al amor por la verdad y la paz,
acompañando a su vez a los pueblos de todas las naciones a lograr una relación
sincera y permanente con el Creador.
En el lenguaje del
profeta, es nuestro deber ser “una luz para los pueblos” (Ishaiah 49:6).
Fue con este
propósito que el Beit Hamikdash, el Templo, fue construido en
Ierushalaim, erigiéndose como el lugar del encuentro entre el pacto que nos
conecta con Hashem y nuestra conexión con las naciones del mundo.
Cuando consagró el
Templo, el rey Shlomoh oró ante Hashem que sirva no sólo como soporte de
nuestra unión con el Todopoderoso, sino también, según sus palabras, para que:
…El
extranjero que no pertenezca a Tu pueblo Israel, pero ha venido de una tierra
lejana en aras Tu Nombre –porque los hombres oirán acerca de Tu gran Nombre y
Tu poderosa mano y Tu brazo extendido- cuando venga y rece hacia este Templo,
entonces Te oirá desde los cielos, Tu morada, y harás lo que el extranjero Te
pida; entonces todos los pueblos de la tierra conocerán Tu Nombre y Te temerán,
como lo hizo Tu pueblo Israel, y sabrán que esta casa que he construido abriga
Tu Nombre. (I Reyes 8:41-3)
Entonces, el
proceso de destrucción del Templo que en efecto tomó muchos años, tuvo
distintas consecuencias. No sólo llevó a la trágica pérdida de nuestra
capacidad de cimentar nuestra relación con el Creador, sino que también
entorpeció y posiblemente dejó fatalmente anquilosada nuestra capacidad de
influenciar a otras naciones con nuestras ideas únicas y nuestro compromiso con
la verdad y la paz, tal como está revelado en la Torah.
En este artículo
queremos explorar el significado del la conmemoración del diez de Tevet a la
luz de nuestro rol de emisarios de Hashem para todas las naciones del mundo.
El ayuno del
décimo
En el verso de
Zejariah que hemos citado antes, el ayuno del “décimo mes” se refiere al del 10
de Tevet, el décimo mes del año judío, que rememora el comienzo del sitio de
los babilonios sobre Ierushalaim hace 2430 años. Este sitio fue la primera
etapa de la guerra que finalizó con la destrucción del Primer Templo.
Desde entonces, el
pueblo judío ha ayunado en este día (ver también II Reyes 25:1 y Iejezkel
24:1-14).
De esto surge un
interrogante simple: ¿Por qué los profetas y luego los sabios establecieron un
ayuno este día? ¿Acaso porque denota un paso previo en el camino hacia la
destrucción? Después de todo, el Templo fue el corazón del reino judío antiguo
y este corazón no fue destruido hasta Tishah beAv (el 9
de Av), unos 20 meses después. ¿Por qué la conmemoración de Tishah
beAb no es suficiente?
Para poder
contestar a estas preguntas debemos asumir que efectivamente, el 10 de Tevet (y
también el 17 de Tamuz, día en que el enemigo pudo perforar los muros
fortificados de Ierushalaim) marca un evento en si mismo, que esta relacionado
y al mismo tiempo es independiente de la destrucción final del Templo.
Para utilizar una
metáfora, podemos decir que el Templo destruido veinte meses más tarde fue como
un ave asesinada luego de cortarle las alas. Aunque el Templo estaba en pie
luego del 10 de Tevet y el servicio sagrado continuaba, ya no servía de
instrumento para lograr uno de sus objetivos más importantes para el que fue
construido, como veremos a continuación. En ese día le fue cercenada el ala
izquierda, con el establecimiento del sitio de Ierushalaim y el ala derecha el
17 de Tamuz, cuando el enemigo perforó las fortificaciones y entró en la ciudad
sagrada.
En Cabalá, el ala
izquierda simboliza el temor a Hashem, y en nuestro caso, la posibilidad del
Templo de servir como un centro conglomerante del pacto universal del hombre
con su Creador (que está basado en el temor respetuoso). Por su parte, el ala
derecha simboliza el amor al Creador y en forma similar el rol del Templo como
foco del pacto del pueblo judío con Hashem como Su pueblo elegido y amado
(unión que está comparada con la del novio y la novia, retratada en el Cantar
de los Cantares).
Los días de
ayuno de Tevet
Siguiendo con el
desarrollo de esta idea, debemos notar que el 10 de Tevet es en realidad uno de
los tres días de ayuno consecutivos del mes. Tradicionalmente, sólo las
personas intensamente devotas ayunan los otros dos, el octavo y el noveno del
mes.
El día 8 del mes se
estableció un ayuno en respuesta de la finalización de la traducción de la
Torah al griego, que no llevó a ser una luz entre las naciones sino a la
asimilación).
En generaciones
posteriores, el ayuno del noveno día de Tevet fue identificado como el iortzait (el
aniversario del fallecimiento en idish) de Ezra y Nejemiah, los dos líderes del
retorno judío a la Tierra y del renacer espiritual que siguió a los 70 años de
exilio babilónico y el logro de la reconstrucción del Templo Sagrado de
Ierushalaim. Sin embargo, algunos son de la opinión que esta fecha fue
establecida como un aniversario del nacimiento de Jesús, varios siglos más
tarde.
De acuerdo con la
tradición (ver El Libro de Nuestra Herencia), el primer día de Tevet fue
también originalmente (previo a la victoria de los Macabeos) un día de ayuno,
conmemorando la deportación del rey Iehoiajín y toda la elite de Ierushalaim
por los babilonios, aproximadamente 9 años antes del sitio de la ciudad que
culminó con la destrucción del Templo (ver II Reyes 24:8). Eventualmente, este ayuno
fue reemplazado por la celebración de Janucah.
Para apreciar
verdaderamente el significado de todos estos hechos, podemos conjeturar que “el
ayuno del 10 de Tevet”, es la culminación e incluye a todos los demás días de
ayuno que caen en los primeros diez días del mes y que en el futuro con la
llegada del Mashíaj, se transformarán en grandes festividades de alegría. Si
nuestra conjetura es correcta, entonces podemos preguntar: ¿Cuál será la
naturaleza de estas festividades?
La futura fiesta
del décimo mes
Hay dos pasajes en
el Talmud que a primera vista parecen no estar relacionados, pero verlos juntos
nos pueden dar una idea de cómo contestar estas preguntas.
Las
Calendas: El primero es un pasaje del tratado
de Avodah Zarah (8a). La Mishnah establece que las
festividades de los adoradores de ídolos son tres: Calandes, Saturnura
y Cartesem. El Talmud lo desarrolla luego y explica que Calandes
(aparentemente es una versión anterior de las Calendas romanas) se celebra
durante 8 días antes del solsticio de invierno.
El motivo para la
celebración de estas calendas es traído por nuestros sabios. Relatan que Adam,
el primer ser humano vio que desde el día en que pecó y comió del árbol del
conocimiento del bien y del mal, las horas del día se iban acortando. Tenía
miedo de que así sea cómo Hashem lo castigaba con la muerte, tal como le había
advertido. El mundo se hacía más oscuro y como retornando al caos primordial
(descrito en Génesis 1:2).
Como muestra de
arrepentimiento, Adam ayunó y rezó durante 8 días. Una vez que el solsticio de
invierno pasó Adam vio que los días se hacían más largos, concluyendo que este
era el estado de cosas normal en la naturaleza, por lo que celebró durante 8
días. El año siguiente celebró alegremente los 8 días antes del invierno y también
los 8 posteriores. El idólatra que vino a continuación de Adam mantuvo el
recuerdo de este festival pero lo transformó en una celebración pagana.
El solsticio de
invierno ocurre el 21 y el 22 de Diciembre, que en el calendario judío es
alrededor del 1 de Tevet, entre la segunda parte de Kislev y la primera de
Tevet (este año será el 13 de Tevet).
Janucah : Un segundo pasaje (Shabat 21b), acaso más familiar que el
anterior, relata que las academias de Hillel y Shamai discrepan en el orden de
encendido de las luminarias de Janucah. De acuerdo con el primero, el primer
día se debe encender una vela y luego cada día ir agregando una, hasta llegar a
8. Pero de acuerdo con Shamai, el primer día se deben encender 8 luces e ir
disminuyendo una cada día hasta el último día.
La Halajah adoptó
la opinión de Rabí Hillel, pero de todas maneras es bien sabido que en el
futuro, en los tiempos del Mashíaj se seguirá la opinión de Shamai (ver Mikdash
Melej en el Zohar I, 17b).
Los maestros
jasídicos explican con respecto a las diferencias de opinión entre esas dos
academias, que procediendo en el futuro de acuerdo con la opinión de Shamai no
se contradice la visión de Hillel, ya que este acepta que en el futuro será
como Shamai. ¿Cómo podemos entender esto respecto al encendido de las
luminarias de Janucah? ¿Cómo podremos incrementar y disminuir simultáneamente
el número de velas cada noche? Ya que mientras que en los mundos superiores dos
afirmaciones contradictorias pueden existir simultáneamente, en nuestro plano físico
no.
Entonces debemos
proponer otra conjetura: Encenderemos una vela el primer día agregando otra
cada noche (en los días en que la luz del sol disminuye, característico de
nuestro estado presente de exilio, cuando la ley está de acuerdo con la escuela
de Hillel) hasta llegar a las 8 luminarias, y luego disminuiremos nuevamente
una vela cada día (cuando la luz el sol se incrementa, de acuerdo con el estado
futuro característico de la redención, cuando la ley está de acuerdo con la
escuela de Shamai) que se encenderá el 10 de Tevet. Por lo tanto, se encenderán
velas en todos los días del principio de Tevet.
Como Kislev puede
tener 29 o 30 días, en algunos años (como el actual 5768) hay 15 días entre el
25 de Kislev (el primer día de Janucah) y el 10 de Tevet, pero en otros hay 16.
Así encenderemos 8 velas en Janucah y 7 hasta el 10 de Tevet. Veamos algunas
consecuencias matemáticas de lo que acabamos de ver. Durante los 8 días de
Janucah encendemos 36 velas:
1 más 2
más 3 más 4 más 5 más 6 más 7 más 8 = 36
llamado también el “triángulo de 8”. Si Kislev
tiene 29 días, entonces encenderemos otro “triángulo de 7” los siguientes siete
días, o sea 28 velas:
7 más 6
más 5 más 4 más 3 más 2 más 1 = 28
En
total encenderemos 64 luminarias que es 8 al cuadrado:
1 más 2
más 3 más 4 más 5 más 6 más 7 más 8 más 7 más 6 más 5 más 4 más 3 más 2 más 1 =
64
Al hacer esto,
hemos expandido el triángulo de 8 de Janucah a un cuadrado de 8. En Cabalah,
los números cuadrados, como el 64, representan una inter inclusión perfecta (hitkalelut en
hebreo). Entonces, al agregar 7 días más, hemos creado un estado perfecto de
interinclusión, la característica esencial de una realidad rectificada. En los
años en que Kislev tiene 30 días, encenderemos 36 velas adicionales, dándonos
un total de 72, formando la figura de una “diamante” de 8:
1 más 2 más 3 más 4
más 5 más 6 más 7 más 8 más 8 más 7 más 6 más 5 más 4 más 3 más 2 más 1 = 72
Lo que vimos que se
produjo de estos dos pasajes del Talmud es entonces una trama que conecta
Janucah con el 10 de Tevet como una extensa festividad que será posible en la
futura festividad de Tevet.
Ocho días de luz
para las naciones
Volvamos nuevamente
al 10 de Tevet. Como se presenta en nuestros días esta fecha representa la
pérdida de nuestra capacidad, como Pueblo Judío, de hacer brillar la luz de la
Torah y su verdadero mensaje de paz hacia las naciones del mundo. Este día
sirve como recordación colectiva de cuando perdimos la posibilidad de
influenciar y esclarecer a otras naciones acerca del Creador y su pacto con Él.
En otras palabras,
desde 10 de Tevet hasta el 9 de Av del año en que el Templo fue destruido, ya
no pudo servir como un punto focal del pacto universal entre el odopoderoso y
la humanidad, porque las naciones estaban ahora poniendo sitio a Ierushalaim y
estaban decididos a destruirla. Ya no podía ser el símbolo universal de paz y
verdad para el mundo entero.
Desde entonces,
quedó sólo como foco del pacto especial entre el Pueblo Judío y Hashem, pero
dejó de servir como fuente de inspiración y sabiduría para guiar la relación
entre los judíos y los pueblos del mundo. Cuando Ierushalaim quedó aislada ya
no podíamos competir por el corazón de la humanidad, por la dirección que el
mundo habría de tomar. Quedamos solos con nuestros asuntos personales y ya no
pudimos ver la imagen global del tikún olam, la rectificación del
mundo entero.
Por eso cuando
ayunamos hoy el 10 de Tevet también estamos lamentando la raducción de la Torah
al griego, un hecho que no sólo no probó ser un conducto para llevar el mensaje
de la Torah al mundo exterior, sino que de hecho se transformó en un escollo,
porque la Torah se vio de ahí en adelante como otra fuente de sabiduría
espiritual entre miríadas de otras, dando lugar a la asimilación, el helenismo.
La vida de Jesús
probó ser un escollo más grande aun que el anterior, por cuanto que sus
seguidores urdieron el intento más desastroso de la historia judía de llegar a
las naciones del mundo, socavando así la visión de la Torah de que seamos una
luz entre las naciones del mundo. La substitución de la verdadera salvación por
otra falsa, llevó a muchos judíos a abandonar sus raíces y adoptar una falsa
religión.
El exilio de la
elite del reino de Iehudah, de aquellos individuos profanos y versados en la
retórica popular del momento ocurrido el primero de Tevet, también cayó
sinceramente dentro de la categoría de eventos que llevaron a la pérdida de
nuestro mensaje universal y su total distorsión en manos de otros.
Entonces, podemos
suponer que la celebración que comienza el octavo día de Janucah y continua
durante los siguiente siete u ocho días, celebrará el despertar judío en aras
de la tarea del tikún olam, una propuesta renovada para el corazón
de la humanidad. Así como los días se prolongan y hay más luz natural del sol,
la continua disminución de las velas que se encienden hasta ese día 8
simbolizará la necesidad cada vez más pequeña de luz artificial proveniente de
la mano del hombre, indicando que brilla cada vez más fuerte la luz natural
divina de Hashem. El propio Creador se vuelve nuestra luz. Durante los 8
días de Janukah conmemoramos la victoria tanto militar como cultural de la
Torah sobre el paganismo, de la misma manera durante los 8 de la festividad de
Tevet nos regocijaremos con la renovada influencia del mensaje de la Torah y
con los frutos del pacto con el Todopoderoso que serán disfrutados por toda la
humanidad. Celebraremos nuestro renovado compromiso de guiar al mundo, de
actuar como una luz entre las naciones a través de la paz y la verdad.
Desde el mensaje para las naciones hasta el
Templo
¿Cómo ocurrirá el
proceso de la reconstrucción del Templo?
Puede ser que
primero se construya el Templo y después sus alas se extenderán para por un
lado reavivar nuestra identidad nacional (el ala derecha que fue cercenada,
como dijimos, el 17 de Tamuz) y por otro nuestro alcance universal (el ala
izquierda que fue cortada el 10 de Tevet).
Pero también puede
ser (y esto es más probable) que nuestro renovado interés en rectificar el
mundo y en influenciar a la humanidad con el mensaje universal que se encuentra
en la Torah reavive nuestro interés por el Templo y nos impulse a esforzarnos
por construirlo pronto en nuestra época.
Como sea, este
análisis puede ayudarnos a enfocar nuestros pensamientos y sentimientos en este
ayuno especial del 10 de Tevet. Ayunamos y nos lamentamos por la pérdida de
nuestro rol de guías espirituales y físicos de la humanidad y rezamos y nos
comprometemos nuevamente a reencontrar la fuerza necesaria para volver a
exponer el profundo mensaje que la Torah tiene para toda la humanidad.
TOP SECRET
CABALÁ Y JASIDUT: VINO Y ACEITE
Los Secretos de la
Torá tienen una conexión con el vino y el aceite. El vino alude a los “secretos
de la Torá”, razín en arameo, y el aceite a los “secretos de los secretos de la
Torá”, razín de razín . ¿Cuál es la diferencia entre los dos?
Los secretos de la
Torá se refieren a las enseñanzas del Arizal, Rabi Itzjak Luria, el santo
cabalista que vivió en Safed hace más de 400 años. Su Cabalá describe los
secretos que tuvieron lugar luego que Dios contrajo Su luz infinita (el
tzimtzum ). El secreto de los secretos de la Torá se refiere a las enseñanzas
del Baal Shem Tov y sus estudiantes, cuyas enseñanzas jasídicas llegan hasta
más allá de la contracción y se dirige a los niveles de la realidad que
existieron antes de ella, es decir, la luz infinita de Dios tal como se
revelaba antes de la contracción.
Aunque esta
explicación de la diferencia entre el vino y el aceite de la Torá, entre Cabalá
y Jasidut, es técnicamente correcta, no es muy reveladora para aquellos que no
tienen el conocimiento profundo de la Cabalá que se necesita para apreciarlo.
Entonces vayamos a Jánuca para que consigamos una explicación más instructiva.
Secreto y Alto Secreto
La gente tiene dos
tipos de secretos. Primero están los secretos personales, que pueden ser
eventos o acciones que la persona oculta por vergüenza y que serán confesados
sólo antes de partir de este mundo. O pueden ser las acciones buenas e
importantes que uno ha realizado en la vida, o los dulces sentimientos que
tiene en su corazón, como el amor y el temor que poseemos, de los cuales dice
la Torá que deben ser “ocultos para Havaiá nuestro Dios”. 1 A veces los
secretos personales se refieren a eventos que ocurrieron en la niñez, que
nosotros conocemos, pero están aquellos que son de tiempo en que estuvimos en
el vientre materno; estos están ocultos incluso de nuestra conciencia, y cuánto
más todavía aquellos de encarnaciones previas. Acerca de estos tipos de
secretos personales dicen los sabios que “cuando entre el vino, salen los
secretos” 2 Los secretos personales pueden revelarse si tomamos suficiente
vino, por eso están conectados con el vino. El vino alude a partzuf ima , el
principio madre en Cabalá. “La mente de la Madre, o sea con la misericordia de
la madre, que se ocupa y cría al niño, y conserva todos los secretos del niño.
Pero hay también un
nivel de secreto mucho superior, el secreto de los secretos, que son llamados
“alto secreto”. Son como los secretos militares, que deben ser guardados con
todas nuestras fuerzas porque involucran asuntos de vida o muerte. Cuando una
persona sabe un secreto militar, debe llegar al auto sacrificio para guardarlo.
Pero, así como los secretos personales están ligados al vino o sea de consumo
personal, los secretos militares tienen que ver con el aceite, que es una
fuente de energía, una parte de la infraestructura de la sociedad, y así como
todos los recursos energéticos se mantiene a nivel público, proveyendo combustible
para todos.
El Alto Secreto de las Velas de Jánuca
Jánuca es la
festividad de la luz y el aceite, y era la favorita del Baal Shem Tov. Durante
Jánuca, las velas de aceite de nuestra menorá revelan el alto secreto militar,
el secreto de los secretos de cómo los Hasmoneos, que eran pocos y débiles,
lograron la victoria sobre una enorme cantidad de poderosos griegos y sus
partidarios helenizados. El secreto de la victoria está por supuesto en el
espíritu y la repercusión en nuestra época. Las treinta y seis luminarias que
encendemos en Jánuca se asocian con las historias de los treinta y seis
tzadikim, los justos por cuyo mérito el mundo existe. Uno podría pensar que las
historias acerca de los tzadikim son secretos personales, que revelan la forma
en que cada uno de ellos ejercita sus atributos de amor y temor para servir a
Dios. Sin embargo, en realidad las llamas intentan revelar los secretos
militares del tzadik, sus tácticas para ganar la guerra contra el exilio y
traer la redención final.
Algunos tzadikim
tienen también secretos personales, historias que nos cuentan cómo llevaron a
cabo su rectificación personal, que se relaciona al alma tal como existe
después de la contracción, un secreto personal revela la raíz del alma en el
Hombre Primordial ( Adam Kadmón ). Pero los tzadikim discípulos del Baal Shem
Tov, no dedicaron sus vidas a su rectificación personal, sino a realizar
acciones en aras de todo el pueblo judío, acciones que lleven al tikún olam (la
rectificación del mundo) bajo dominio del Todopoderoso.
Uno de los secretos
militares que llegan hasta nosotros por los maestros jasídicos es que debemos
desear entregar toda nuestra parte en el Mundo por Venir para hacer un acto de
bondad a incluso un solo judío. La devoción de los actos de benevolencia a este
nivel es un alto secreto militar utilizado por Tzivot Hashem, los ejércitos de
Dios, que deben entregarse unos a otros como los soldados en el campo de
batalla.
En concordancia con
la distinción de la que hablamos entre el vino y el aceite, los secretos
personales pertenecen a la rectificación individual, que provienen desde antes
de la contracción, los secretos militares que se refieren a la redención de
todo el pueblo judío. La revelación de estos secretos militares enseñados por
nuestro maestro el Baal Shem Tov y explicados por los maestros jasídicos es
como el rey que dilapida sus tesoros más apreciados en la época de guerra para
forzar la victoria. 3
Los Secretos Militares en los Sueños del
Faraón
Nuestra parashá de
la semana Miketz se lee siempre en Jánuca, y los secretos militares también
juegan en ella un rol muy importante. Todos los consejeros del Faraón
interpretaron sus sueños como una revelación de un secreto personal (siete
hijas, etc.) Sólo Iosef el tzadik pudo interpretarlos como una revelación de un
secreto militar, una interpretación que afectó a todo Egipto, no sólo al Faraón
personalmente. Existe una pregunta bien conocida acerca de la aparente jutzpá
(irreverencia) de Iosef al ofrecerle al Faraón su consejo adicional de cómo
prepararse para la inminente hambruna. 4 De acuerdo a nuestra presente
discusión, la razón de esto es que revelar el secreto miliar encerrado en el
sueño del Faraón, requirió de Iosef asumir un rol de liderazgo. Conocer los
secretos militares eleva al individuo privado a la raíz de su alma antes de la
contracción, requiriendo de él la toma de responsabilidad y actuar. Más aun,
aunque de acuerdo a las leyes de Egipto, un esclavo estaba vedado de poder
político, una vez que Iosef hubo revelado el secreto militar y se volvió
indispensable para los planes de emergencia de Egipto, esta restricción fue
cancelada.
El Olvido del Ministro del Vino
Ahora podemos
entender más profundamente por qué Iosef tenía que ser olvidado por el ministro
de la bebida del Faraón. Este personaje era el responsable del vino del Faraón,
que ahora sabemos que representa los secretos personales. Si Iosef hubiera sido
traído al Faraón gracias a él, hubiera estado limitado a revelar sólo secretos
personales, específicamente sus propios secretos personales como un hombre
secuestrado de la tierra de los hebreos, un hombre inocente puesto en prisión.
Pero no hubiera sido capaz de revelar su origen superior antes de la
contracción, el hombre destinado a salvar a Egipto, el mayor secreto militar
del Faraón. Por cierto, cuando eventualmente Iosef viene ante el Faraón para
interpretar su sueño, no se mencionan sus propios secretos personales, son
olvidados completamente y en cambio Iosef se transforma en la voz para las
palabras de Dios.
Finalmente, el
valor del “secreto militar” ( sod tzvaí ) tiene el mismo valor numérico que las
tremendamente importantes tres primeras palabras de los Diez Mandamientos, “Yo
soy Havaiá tu Dios” 5 ( Anoji Hashem Elokeja ). Es también igual a las palabras
“Abre mis ojos” 6 ( Gal Einai ), con las que comienza nuestra plegaria a Dios
“Abre mis ojos para que pueda ver las maravillas de Tu Torá”.
Que tengamos el
mérito de revelar el alto secreto, los secretos militares de la Torá que nos
indique cómo influenciar a todos nuestros hermanos y hermanas para retornar a
Dios como una preparación para la redención completa y final.
(de la clase
brindada en la primera vela de Jánuca, 5769, por el Rabino Itzjak Ginsburgh)
1Deuteronomio 29:28
2Eruvin 65a
3Ver Bati Legani, c. 11
4Ver Likutei Sijot 15, pág. 399
5Éxodo 20:2
6Salmos 119:18
EL
CUERPO DISFRUTA DEL CUERPO
Un extracto del shiur impartido el 7 de Tevet, 5771 (lunes 13 de
diciembre, 2010)
Luces y recipientes: mezclarse
vs adherirse
Antes
morir Moshé nos enseñó que “No sólo de pan vive el hombre, pues el hombre
vive de la palabra hablada de Dios”. Este verso no significa que el hombre
no necesita el pan para vivir –no puedes vivir de espiritualidad– sino más bien
que sólo el pan no es suficiente. Se explica en Cabalá que el pan –entendido
aquí como un símbolo arquetípico de todas las fuentes de alimentación– contiene
tanto una dimensión física como una dimensión espiritual. La dimensión física
no puede sostener la vida por sí sola, debe ir de la mano con la dimensión
espiritual del pan, que es “la palabra hablada de Dios” investida en la
dimensión física.
Para
utilizar el modelo de las luces y los recipientes, la palabra hablada de Dios
es la luz investida en el recipiente, que es el cuerpo físico del pan. La luz
dentro del pan es idéntica a las chispas sagradas contenidas en los alimentos.
Pero sin el cuerpo del pan, sin su dimensión física, la luz no puede ser
transferida a nosotros. Por lo tanto la dimensión física del pan es necesaria para
alimentarnos, (en sentido figurado) de la luz, según nos enseña el Maguid de
Mezritch. En este sentido, la dimensión física es clave para alcanzar la
dimensión espiritual.
Este es un
principio muy importante. En lugar de mirar la dimensión física de nuestra
realidad como que oculta la existencia de la dimensión espiritual, el jasidut
nos enseña a ver la dimensión física como el puente hacia lo espiritual. Cada
faceta física contiene chispas sagradas que no las oculta de nosotros, sino que
las guarda, las almacena, para que podamos llegar a ellas. Este cambio de
perspectiva se relaciona específicamente con el mes de Tevet, del que dicen los
sabios [en el mes de Tevet,] “El cuerpo disfruta del cuerpo” (הַגּוּף נֶהֱנֶה מֵהַגּוּף, ha guf neehné mehaguf).
El mes de
Tevet se trata acerca de ver el valor intrínseco de lo físico, similar a este
ejemplo donde vemos que el cuerpo actúa como el recipiente que puede contener
lo espiritual, haciéndolo así accesible al alma.
De la
misma manera, las enseñanzas del Arizal explican que mientras las luces, es
decir las cosas espirituales, se pueden mezclar, las luces no puede adherirse
una a la otra. No puede haber adhesión (דְּבֵקוּת,
dvecut) de las luces. La adhesión es un estado que sólo los recipientes
pueden alcanzar. Es la dimensión física la que puede adherirse, así como el pan
se adhiere a la palabra hablada de Dios que habita en él (y se adhiere al
cuerpo que lo consume), o como el cuerpo que puede adherirse a Dios.
Una de las
mayores paradojas inherentes al Todopoderoso es que Dios en sí mismo no es ni
físico ni espiritual, más bien es ambos al mismo tiempo. No obstante justamente
el cuerpo físico sí puede adherirse a la raíz del ser limitado, raíz que se
encuentra en la esencia infinita de Dios (a veces llamada la verdadera esencia
del ser, en contraposición a la esencia de la anulación absoluta), tal y como
el pan físico se adhiere al recipiente espiritual de la palabra pronunciada por
Dios, como se explica más arriba). De hecho, se dice en el jasidismo que cuando
el Mashíaj llegue ¡el cuerpo sustentará al alma!
El cuerpo y el alma de la Torá
La Torá es
comparada con el pan de Dios, y como el pan, la Torá también tiene una
dimensión espiritual y una dimensión física. La dimensión espiritual de la Torá
es llamada figurativamente alma de la Torá (נִשְׁמָתָא דְּאוֹרַיְיתָא, níshmeta deoraita) y la dimensión física de la Torá se
llama su cuerpo (גוּפָא דְּאוֹרַיְיתָא,
gufa deoraita). Vemos que al igual que todos los objetos en la dimensión
física de la Torá pueden adherirse el uno al otro, pueden conectarse, de la
misma manera los recipientes se pueden amalgamar entre sí.
Los
objetos de la dimensión física de la Torá son los criterios o fundamentos sobre
un tema u otro en la Torá. La mayoría de las veces los sabios mantuvieron
opiniones dispares y están en disputa entre sí acerca de cómo analizar un tema
en particular. Sin embargo, los objetos de la dimensión física se adhieren, se
conectan para formar un todo único, y como el Talmud afirma, “Éstas y
aquellas son palabras del Dios viviente” (אֵלּוּ וְאֵלוּ דִּבְרֵי אֱ- לֹהִים
חַיִּים,
Elu veelu divrei Elokim jaim).
Así como
el Nombre de Dios, elegido para esta expresión es Elokim, un Nombre que
denota pluralidad (a pesar de que la esencia de Dios es, por supuesto, Una,
Única y Singular), del mismo modo, las diversas opiniones dispares y posiciones
académicas que componen el cuerpo de la ley de la Torá son al final una unidad.
No sólo las posiciones opuestas asumidas por los sabios no conducen a la
polarización de la Torá, sino que todas las opiniones conforman un todo único y
actúan para unir a los sabios en el amor.
La
dimensión espiritual de la Torá, el alma de la Torá, es similar a la luz. Desde
la perspectiva de la luz no hay cuerpos separados. Desde la perspectiva de Dios
todos los cuerpos son como la nada –ninguno de ellos ocupa algún espacio en
absoluto. Así, desde la perspectiva de la dimensión espiritual de la Torá no
hay conflictos reales y todo está sereno y armonioso. En el Tania, el Alter
Rebe, fundador de Jabad, cita el Zohar que indica que en el alma de la Torá
realmente no hay conflictos o diferencias de opinión.
Así como
las luces no pueden adherirse, los cuerpos no pueden mezclarse. Por definición
los cuerpos luchan. Dos cuerpos no pueden ocupar el mismo espacio, por lo que
las diferentes opiniones –cuerpos de pensamiento– de los sabios las ponen en
disputa entre sí. Pero en lugar de provocar polarización y distanciamiento
entre los mismos sabios, los unen más, les hace adherirse entre sí, aumentando
el amor y el vínculo entre ellos. Los sabios aprenden esto del versículo: “Por
lo tanto, se hará constar en el libro de las guerras de Dios, Vahev en Sufa...”
(Números 21:14). El significado literal del versículo, según Rashi, es que Dios
hizo como Él lo deseó en Sufa, es decir, en el mar de Suf, el Mar
Rojo, cuando ahogó a los egipcios y salvó al pueblo judío.
Pero los
sabios aprenden que si las guerras, es decir, la diferencia entre cuerpos
-diferentes opiniones– es efectivamente la guerra de Dios, significa que la
disputa es únicamente en aras del cielo (y no por algún motivo ulterior, como
el honor, o la envidia), entonces va a terminar [Sufa] con un estado de
“Vahev” (וָהֵב), una palabra que no sólo se parece a la palabra “amor” (אַהֲבָה, ahavá), sino que realmente tiene la misma guematria,
13. Por lo tanto, se trata de una nueva explicación para el dicho relacionado
con el mes de Tevet “El cuerpo disfruta del cuerpo”. Cuando las diferentes
opiniones sobre una cuestión de la Torá derivan del amor a la Torá, entonces
los cuerpos, las opiniones, ganan amor y respeto mutuo y se adhieren entre sí
para formar un todo unificado.
Maimónides y el Alter Rebe
Hay una
serie de grandes sabios, cuya fecha de fallecimiento, su iortzait, es en
el mes de Tevet. Dos de ellos son Maimónides, también conocido como “el gran
águila”, y el Alter Rebe, también conocido como “la gran luminaria”. Aparte de
que ambos fallecieron en el mes de Tevet (Maimónides, el 20 y el Alter Rebe el
24), veamos ahora cómo estos grandes sabios tienen una afinidad particular con
el dicho de que en Tevet, “El cuerpo disfruta del cuerpo”.
Maimónides
y el Alter Rebe tienen en común que ambos escribieron un gran trabajo que
pertenece al sector del cuerpo de la Torá, es decir, un trabajo legal, halájico.
Y Ambos escribieron un trabajo seminal que dentro del sector del alma de la
Torá. Maimónides, conocido por las iniciales hebreas de su nombre, “Rambam”, es
más ampliamente reconocido por su trabajo perteneciente al cuerpo de la Torá,
la Mishné Torá, mientras que su trabajo del alma de la Torá, “La
Guía de los Perplejos”, aunque de gran prestigio, no es considerado como la
médula de cualquier pensamiento o alma judía.
El Alter
Rebe es lo opuesto. Él también era un legalista, dedicándose a la dimensión física
de la Torá y a producir un Shulján Aruj actualizado. Pero la principal
de todas sus obras es su trabajo del alma de la Torá, el Tania. En el caso del
Alter Rebe se puede decir que el cuerpo de su escritura (el Shulján Aruj)
es parte e integrante del alma de su escritura (el Tania). Se dice que cuando
uno estudia el Shulján Aruj del Alter Rebe, en realidad está estudiando
jasidut.
Con el
Rambam la relación entre el cuerpo y el alma es al revés. Se podría decir que “La
Guía para El Perplejo” (la obra del alma de la Torá del Rambam) es un
extenso comentario y la expansión de los primeros cuatro capítulos de la Mishnéh
Torá (su obra del cuerpo de la Torá). Por cierto, en los tiempos modernos
nos encontramos con que el Rogachover, uno de los grandes genios del siglo XX,
vio los principios filosóficos de “La Guía para el Perplejo” como que
proporciona las bases racionales para toda la metodología del Rambam de la toma
de decisiones legales en el Mishnéh Torá.
En
cualquier caso, ya que en el mes de Tevet el cuerpo disfruta del cuerpo,
podemos decir que en este mes el cuerpo del Rambam –su Mishnéh Torá–
goza del cuerpo del Alter Rebe –su Shulján Aruj, y viceversa. Así que
este es un mes especialmente propicio para el estudio en conjunto de estas dos
grandes obras. Efectivamente hemos visto muchas veces en el pasado como una
gran cantidad del razonamiento del Alter Rebe en su Shulján Aruj se
remonta a la metodología del Rambam en la Mishnéh Torá. Y sabemos de la
relación especial que el Rebe de Lubavitch tenía por el estudio del Rambam, a
pesar de que a menudo no nos guiamos según la opinión del Rambam. Sin embargo,
el Rambam es el único de los grandes juristas que abarca todas las mitzvot
y las leyes de la Torá en su obra legal, incluso hasta las leyes de los reyes y
sus guerras y las leyes del Mashíaj.
Ahora
vamos a hacer un poco de guematria que demuestra cómo estos dos cuerpos
disfrutan uno del otro. El valor numérico de "Mishnéh Torá"
1006 (מִשְׁנֶה תּוֹרָה)
junto con “Shulján Aruj” 684 שֻׁלְחָן עָרוּךְ)) es 1690, el producto de Havaiáh 26 (י–הוה) por Adni 65 (א–דני).
El producto del Nombre esencial de Dios (Havaiáh) con el Nombre Adni,
que simboliza Su soberanía (reinado) representa la gran unificación de la
unificación superior y de la unificación inferior.
Muchos
estudiosos llaman al cuerpo del Rambam por un nombre diferente, Haiad
Hajazakáh (הַיָד הַחֲזָקָה),
“La mano fuerte”. Si sumamos este nombre cuyo valor numérico es 144 a Shulján
Aruj del Alter Rebe 684, la suma es 828, ó 4 veces “luz” 207 (אוֹר, or), ¡¡lo que implica que el valor promedio de cada una
de las 4 palabras en esta hermosa unión entre los cuerpos del Rambam y del
Alter Rebe es “luz”!!
828 es
también el valor de Tzafnat Paaneaj, el nombre dado por el faraón a
Iosef, que significa “el que descifra lo oculto”, elegido por el
Rogachover (cuyo nombre propio fue Iosef) para sus propios libros. Hemos
mencionado al Rogachover anteriormente como uno de los comentaristas modernos
más importantes de la obra del Rambam.
Tevet 5773
EL
SENTIDO DE LA IRA REFINADO
Es difícil pensar
en un rasgo peor que la cólera. No en vano dijeron los sabios “No trates de
calmar a tu amigo cuando está enojado": cuando nos enojamos, cuando
"la sangre sube a la cabeza”, la cara se pone bordó y sentimos que estamos
a punto de explotar, perdemos el control de nosotros mismos. Perder el control
es perder lo que nos hace seres humanos, nuestra imagen Divina dentro de
nosotros. Por eso uno de los objetivos principales de la labor espiritual en
todos los sitios es trascender la ira.
Sorprende, entonces, que uno de los 12 sentidos de la psiquis sea justamente la ira. Tener sentido de la ira es saber cómo, cuándo y por qué corresponde enojarse. Sucede que de acuerdo al judaísmo la ira no es algo malo en principio y así como todo otro rasgo de nuestra personalidad, no hace falta suprimirla completamente, sino regularla y dirigirla. La mayor parte de los enojos son superficiales y negativos, pero hay algunos que provienen de la preocupación y el cariño, y en verdad lo negativo es evitarlos. El libro del Zohar dice sabiamente: "Hay ira y hay ira... hay una ira llamada ‘bendita’ y hay una ira llamada ‘maldita’”.
La cuestión es, por supuesto, cómo distinguirlas.
Enójate y no peques
En pocas palabras, la ira negativa deriva de un exceso de nuestra conciencia del "yo", el ego. El orgullo nos hace imaginar que nos corresponde todo tipo de cosas, y cuando la gente no nos da lo que queremos nos enojamos con ellos. Esta es una ira para escaparnos de nuestra propia rectificación y para arrojar sobre los demás todas nuestras falencias inconscientes.
El primer paso en la corrección de la ira negativa es redirigir nuestra mirada crítica desde afuera hacia adentro, hacia nosotros mismos. Dicen los Salmos: "enójate y no peques." ¿Cómo puede la ira salvarnos del pecado? Explicaron los sabios: "La persona siempre tiene que encolerizar su instinto del bien sobre el instinto del mal”: tenemos que dirigir nuestra cólera hacia nuestro instinto del mal, hacia nuestros deseos e instintos egoístas. Cuanto más estemos ocupados en rectificarnos a nosotros mismos, nuestra mirada al prójimo será más indulgente. Sólo entonces podremos volver a dirigir una ira rectificada sobre las cosas malas del mundo.
La diferencia entre la ira anterior a la rectificación propia y la que viene después, es que entonces el enojo está purificado de nuestros ‘intereses’ personales, y se dedica sólo a corregir la iniquidad. Esta ira es ahora un “enojo justificado”.
La ira y la vista
Como se ha explicado en artículos anteriores, cada uno de los seis primeros sentidos es una preparación psíquica para cada uno de los seis sentidos últimos, el que se encuentra “enfrente” en el ciclo anual de los meses. El mes que se encuentra frente a Tevet es Tamuz, el sentido de la vista. ¿De qué manera se puede hablar del sentido de la vista como una preparación del camino hacia el sentido de la ira?
La cuestión del sentido de la vista es desarrollar una visión profunda, salir de la observación de lo que está en la superficie y dirigirnos hacia los estratos internos de la realidad. Y por cierto, una de las cosas más importantes que nos proporciona la visión interior es el poder de elevarnos por sobre la ira. Quien profundiza su visión puede colocar en un contexto más amplio el evento que desencadena el enojo, calmarse y sopesar con la cabeza fría la respuesta correcta que va a elegir.
Pero elevarse por encima de la ira exterior es sólo el primer paso. El Jasidismo explica que, aunque siempre tenemos que buscar el bien oculto en las cosas malas que ocurren, a nosotros o a los demás, no debemos dejar de orar y procurar "el bien visible y manifiesto", simplemente la eliminación del mal y el triunfo del bien. La observación en busca de defectos y anormalidades revelados no es completa si no conduce en última instancia una exigencia de ver cómo rectificarlos, visionar con los ojos físicos cómo hacer que haya justicia efectiva en este mundo. Este reclamo es el sentido de la ira rectificada, de la cual se dijo “mis ojos están turbios por la ira”, no está dispuesto a ver la injusticia por tanto tiempo.
Está explicado en jasidut que el motivo interior de esto es que tenemos dos ojos, que además de la visión estereoscópica, nos permite dirigir el ojo de la bondad hacia afuera y el ojo de la autocrítica hacia adentro. Y así, se puede ver a esos dos ojos como la expresión de dos tipos de ira positiva que surgen gracias a la visión interior: el ojo que mira hacia adentro engendra la ira por lo que depende de nosotros (como el dicho de los sabios mencionado, “La persona siempre tiene que encolerizar su instinto del bien sobre el instinto del mal”). Y el ojo dirigido al exterior genera ese disgusto por lo que no podemos reparar, y la súplica a Hashem por su ayuda, como la plegaria de Janá, la madre del profeta Shmuel, de quien se dijo: “por tanta plática y cólera hablé”.
Los sentidos de Dan
La tribu que corresponde al mes de tevet y al sentido de la ira es Dan, muy apropiado a su nombre, que significa ley y juicio. Se cuenta sobre esta tribu que era “la inferior de las tribus”, al contrario de la tribu de Iehudá, “la más grande de las tribus”, a pesar de que tenía mucha población. En otras palabras, la tribu de Dan era la capa más populosa, “Tu pueblo Israel” que se encontraba en la base de la pirámide social. Por esta razón fue también "el campamento de Dan recogía de todos los campamentos”, ellos iban al final de la caravana, recogiendo las cosas que los demás iban perdiendo, y por eso eran los primeros en hacer frente a los enemigos que atacaban por la retaguardia.
La correspondencia de la tribu de Dan con el sentido de la ira significa que esta clase de gente, las personas que están en el terreno y la acción, no son necesariamente las más intelectuales, la llamada “mayoría silenciosa”, tiende a tener un alto grado de sentido común y a estar alertas ante situaciones en las que se debe aplicar la ira positiva. Su conexión directa con el lado áspero de la vida y su la lealtad natural hacia sus allegados y sus aliados, les permite captar aquellas situaciones delictivas e injustas que no se las puede dejar pasar callado. Esto contrasta, por ejemplo, con la gente como Iehudá -la élite intelectual, que con talento para hablar (es decir, la cultura y la comunicación), que por tomar en cuenta tantas "consideraciones", tienden a veces perder esa tipo de honestidad simple y natural.
El atributo de la ira justificada se reconoce y es famosa en los descendientes de Dan, como el valiente Shimshón, que fue rápido para tomar represalias contra los filisteos siempre que molestaban al pueblo de Israel. Además, también aparece en el Midrash en el único hijo de Dan, cuyo nombre era Jushim, "sentidos" y era sordo. El Midrash relata que cuando los hijos de Israel desde Egipto llegaron a la Cueva de los Patriarcas para enterrar a Iaacov, apareció de repente el anciano Eisav y argumentó que la parcela de la tumba que quedaba, junto a Lea, le pertenecía según la ley. Se generó entonces una discusión legal entre los hijos de Israel y los hijos de Eisav, acerca de la naturaleza exacta de la venta de la primogenitura a Iaacov, que concluyó al enviar un mensajero de vuelta a Egipto para encontrar el documento original de la venta. Jushim hijo de Dan, que no escuchó nada de la discusión legal, preguntó cuál era el motivo de la demora, y cuando le explicaron inmediatamente gritó “¿hasta cuándo se va a seguir denigrando al abuelo?” Levantó la espada y degolló a Eisav.
La sordera de Jushim a los detalles del procedimiento judicial le permitió ver por encima de ella, e identificar el punto principal: que Eisav se estaba burlando de los hijos de Israel, los trataba de confundir y cada minuto que pasaba sin darle la contestación que le correspondía era un desprecio hacia nuestro pueblo. Por desgracia, la fuerza de este mensaje se conserva hasta hoy, y sería muy bueno que todos lo tomemos en cuenta.
La ira y la delicadeza (adinut)
La tarea de la rectificación de las cualidades se basa principalmente en hacerlas más refinadas, el desarrollo de sentidos más finos y sensibles. Pero al ocuparnos de esto, debemos tener cuidado del exceso de refinamiento, una situación en que por tanta delicadeza nos encontramos paralizados ante los crímenes y las distorsiones evidentes, incapaces de responder frente a ellos con la dureza apropiada. Al contrario, el exceso de gentileza lleva a una especie sentidos groseros y toscos. Una refinación completa, entonces, es la refinación consciente de sus limitaciones, capaz, en los momentos de necesidad, de ponerse a un lado y dar lugar a la ira justificada.
Esta relación entre la delicadeza y la firmeza se resume en el Midrash de los sabios de bendita memoria que relata acerca de uno de los valientes de David, de nombre “Adino Haetzni”. Interpretan los sabios que los nombres de los héroes de David eran en esencia calificativos de las heroicidades del rey David mismo, y que es llamado “Adino Haetzni” porque “cuando se sentaba a ocuparse de la Torá se hacía delicado (adin) como un gusano, y en el momento que salía a la guerra se endurecía como un árbol”. En David, su asertividad, su firmeza no se oponía a su delicadeza sino lo contrario, la complementaba.
David es un descendiente de Iehudá, la tribu de la nobleza, y este Midrash cuenta cómo se incorporó la cualidad de la tribu de Dan su opuesto. Pero como Iehudá tiene que aprender de Dan, también Dan tiene que aprender de Iehudá. Efectivamente, una de sus principales aspiraciones del fundador del Jasidismo, el Baal Shem Tov, era unir a los judíos simples con los sabios, y mostrarles que cada uno tiene algo que aprender del otro.
La lección que Dan tiene que aprender de Iehudá no es cómo agregar ira a la delicadeza, sino cómo moderar la ira. La ira moderada. Ira moderada no explota hacia afuera sin control, sino que se genera a partir de una comprensión lúcida. Es una cólera focalizada que viene a servir a un objetivo, no a desahogar nuestra irritación, y proviene de una personalidad tranquila y relajada, incluso divertida. Este es el significado jasídico del verso de Eclesiastes: “tov caas misjok”, “buena es la ira que la risa”: “la ira buena, explica el Jasidut, proviene de la risa, de la diversión íntima imbuida de fe de que también las cosas que más nos enfurecen son en última instancia de Dios, “El que mora en los Cielos ríe”. Fueron creados como un desafío para nosotros, para enfrentarnos a ellos con un espíritu noble y tranquilo.
*Ver los doce sentidos del alma.
Tevet - טבת
EL BUEN OJO עין טובה
Según la Cabalá, cada mes en el
calendario hebreo fue creado por una letra [אות , ot] del alef bet. En el ciclo
actual aprendemos acerca del mes a través de la letra que le corresponde, y
descubrimos maravillas [nifla-ot].
¿Cómo podemos
cambiar la perspectiva que tenemos del prójimo, abrir de nuevo los ojos y verlo
con una luz positiva? Esta tarea es adecuada para Tevet, ya que de acuerdo a la
Cabalá este mes se creó con la letra ain ע , y una simple conexión entre el nombre de la letra y del
mes crea el concepto de buen ojo, ain tová.
En el Tratado de Avot, dedicado a rectificación de las cualidades, está dicho que el “buen ojo” es la cualidad que se destacó en Abraham, versus el "mal ojo", que es cualidad Bilaam el malvado. Y tenemos que ser "de los discípulos de Abraham Avinu" que llegan a ser "comemos en este mundo [buena vida y feliz] y alcanzamos el mundo por venir [la recompensa por las buenas acciones]". [El Tratado de los Padres, 5:19 y explicación de Rashi: “Un buen ojo, es aquel que no tiene envidia por su compañero y es preciado para él el honor de su compañero como el suyo propio”, y ver también la explicación del Rambam allí]
Simplemente, "buen ojo" significa ver al otro de forma positiva, frente a la característica del mal ojo que ve y resalta el medio vaso vacío y perverso, la especialidad del malvado Bilam. Pero la cuestión es ¿Cómo logramos adoptar esta visión del buen ojo?
¿Cómo ve el ojo?
Para ello, meditaremos en nuestra letra especial, ain, עין , y comencemos por el hecho de que la palabra עין , tiene tres significados principales en la lengua sagrada:
a. Ain: Órgano de la visión,
b. Ke’ein: La apariencia de algo y sus matices, como en los versos “la apariencia de la tierra”, [ain haaretz, Éxodo 10:5 y Rashi], “y su apariencia era como el “ojo de cristal” [einó keain habedola, lit. “perla”. Números 11:7, respecto al “man”].
c) Maaian: “manantial”, como en "Yo estoy sobre el ojo de agua". [Génesis 24:13]
Estos significados están relacionados entre sí, ya que nuestro ojo ve la apariencia de las cosas, y hay un sorprendente parecido entre el ojo (del que fluyen constantemente gotas-lágrimas) y el manantial de aguas vivas.
El ojo es un órgano maravilloso, y el proceso visual hasta el procesamiento final de la percepción visual en el cerebro es más maravilloso todavía. Acostumbrados a pensar que la visión es completamente objetiva, “veo las cosas tal como son”, pero cuando nos familiarizamos con el sistema visual nos damos cuenta de que la vista no es simplemente un reflejo de la realidad exterior, sino (y sobre todo) la forma en que percibimos.
Y si es así con la visión física, cuánto más con la visión espiritual: ¿Cómo veo al otro y lo juzgo? Depende de mi perspectiva. La apariencia de la cosa (su aspecto y su color) depende de cómo lo ve mi ojo (y luego llegaremos también al manantial, maaian.). Pero todavía hay que entender ¿cómo se puede determinar y ajustar el punto de vista?
Ojo de la Humildad
Ahora vamos a pasar a la forma de la letra ain. Primero veamos lo que sobresale al ojo, que la letra ain, ¡עין tiene dos ojos! Simplemente, a primera vista la letra semeja tener dos ojos que te miran desde su cabeza. Más específicamente, la Cabalá explica que la letra ain se escribe como una nun נ , alargada que sobre la que está inserta una vav, ו , (de nuevo, están invitados bienvenido a usar su imaginación).
Ahora añadimos las letras ain ע , nun נ y vav ו , y obtenemos la palabra ענו , anav, “humilde”, "Y el varón Moshé era muy humilde, más de todos los hombres en la tierra”. [Números 12:3]
En nuestro contexto, la humildad es la cualidad básica en la psiquis que dirige la buena mirada. Dado Moshé Rabeinu era la persona "más humilde de todos los hombres”, no busca valorarse como alguien superior a la otra persona, por eso mira a todos con buen ojo, positiva y favorablemente. Es fácil ver con buenos ojos a las "buenas personas", pero ¿qué pasa con las personas que realmente hacen cosas malas? Moshé podía ver en cada persona un punto de bondad, e incluso algo especial que no tiene Moshé! Incluso si de hecho las acciones son pésimas, ¿quién sabe qué pudiera pasar si yo estuviera exactamente en la misma situación? Y nunca se puede estar exactamente en la misma condición del otro. "No juzgues a tu amigo hasta colocarte en su lugar", [Avot 2:4] y puesto que nunca llegarás a estar en su lugar nunca lo consideres culplable, sino "¿El juzga a cada persona favorablemente”? [Avot 1:6]
Así también Abraham Avinu, fue el primero en la Torá que se destacó por la cualidad de la humildad, "y yo soy polvo y ceniza", [Génesis 18:27] por lo que mira con muy buen ojo a todo el mundo.
Cuando nos adaptamos a mirar con ojo favorable a todos, descubrimos que todo judío tiene un manantial de aguas vivas. Incluso si el manantial está obstruido y tapado con duras piedras, una visión amorosa y positiva puede descubrirlo y sacar el agua de vida afuera. La fuente de agua para el pueblo de Israel después del Éxodo de Egipto, durante los cuarenta años de vagar por el desierto, fue el pozo milagroso, llamado Beer Miriam, "El Pozo de Miriam". Miriam la profetiza con sus buenos ojos vio el agua dulce que hay en cada judío (incluso si por fuera parecen aguas amargas, maim marim), y así el pozo sube y desborda, עלי באר עֱנוּ לה . “Fue entonces que Israel cantó este cántico: Levántate, oh pozo, responde a [este cántico]." [Números 21:17. La palabra עֱנוּ , enú, “responde”, en este verso suma en escritura completa como la palabra עָנָו , anav, “humilde”, que se le dijo a Moshé, y estas son las únicas veces que aparece esta combinación de letras en la Torá.]
Ver setenta matices
Llegamos al valor numérico de la letra ain, 70. El número 70 se encuentra en la Torá en diferentes contextos famosos: Los hijos de Noaj se dividieron en setenta naciones que hablan los setenta lenguas-idiomas, con setenta almas descienden Iaacov y sus hijos a Egipto, Moshé reúne setenta ancianos para liderar al pueblo de Israel, y de aquí también los setenta y un ancianos-jueces constantes del Sanedrín (La Corte Suprema de Justicia). En palabras de los sabios, está la famosa frase "setenta caras tiene la Torá", y también mencionemos que hay setenta Nombres de Dios.
¿Qué hay en común en todos estos? Todos se ocupan de un abanico de diferentes matices que expresar una cosa, setenta puntos o miradas de lo mismo. Un aspecto fascinante de la letra ain es la relación entre ella y la letra alef, no sólo por la pronunciación parecida que tienen ambas (y sabemos que en muchos no idiomas letra ain no tiene un equivalente, y muchos de nosotros no podemos pronunciarla correctamente), sino también porque hay muchas parejas de palabras conde al alef expresa el aspecto interior de la letra ain (por ejemplo אור עור , luz-piel, la “piel humana cubre la luz del alma” [y sobre el verso “Y le hizo Hashem Elokim a Adam y a su mujer un vestido de piel” está dicho en el Midrash que Rabi Meir escribió: “un vestido de luz”, Bereshit Rabá 20:12]). También es así en relación a los setenta números, todos expresan lo mismo por dentro, la ain (70) rodea a la alef (1).
En nuestro contexto, podemos mirar a todo judío de setenta formas multicolores, setenta puntos-miradas que se captan en el ojo del espectador (donde la palabra “formas-rostros”, פנים , panim, equivalente en guematria ojos, עינים , einaim). Así como el pueblo de Israel comenzó su camino como pueblo con setenta almas (como leemos en la Torá durante el mes de Tevet), en cada judío se reflejan setenta caras diferentes. El secreto del buen ojo es saber elegir la cara con la que el otro se ve mejor y más bello, dirigir nuestra mirada a captar ese rostro hermoso.
Saber enojarse
Después de toda hermosa charla sobre el amor y el buen ojo, hay algo en Tevet que supuestamente nos puede echar a perder la diversión. Según la Cabalá, ¡el sentido de la psiquis especial del mes de Tevet es el sentimiento de la ira! ¿Cómo se asienta el sentido de la ira con la cualidad fundamental del buen ojo que estamos esforzándonos en adquirir como estudiantes de Abraham Avinu?
Hay ira y hay ira. "En tres cosas se conoce a la persona, por su copa (cosó), su bolsillo (kisó) y su ira (caasó)" [Iruvin 65:2], qué hay allí debajo la cubierta (kisui), qué se encubrir (mecusé) dentro del bolsillo (kis), qué hay dentro del vaso (cos), y qué ojo (ain) hay bajo de la cubierta (kisui) que crea la palabra ira, (caas). La ira que proviene del mal ojo (como la ira de Bilaam) es una ira negativa y venenosa, destruye el mundo, una ira que proviene del orgullo que hierve por todo aquello que no me conviene y no se doblega debajo de mí, "todo el que se enoja es como un idólatra." [Rambam, Halajot Deot 2:3, Zohar tomo III, 179a]
Pero el quien acostumbra manejarse con la cualidad del buen ojo, cuyo interior está lleno de humildad como Abraham y Moshé, sabe también estar enojado e irritarse de forma correcta. El enojo correcto comienza con enojándose consigo mismo, para ser exactos, con los aspectos malos de uno, "En la persona siempre se tiene que enojar el buen instinto sobre el mal instinto, como está dicho ‘que se enojen y no pequen’. [Salmos 4:5]." [Berajot 5a]
El hombre fue creado con dos ojos (en forma de ain, ע ), uno para mirar a los demás favorablemente, y el otro para mirarme a mí mismo con ojo crítico (para rectificar, y no con una tendencia a la desesperación, Dios no lo quiera). Entonces, cuando veo algo no bueno en los demás, automáticamente tengo que enojarme primero con mi ietzer hará que me molesta para ver lo bueno en los otros, y luego lo juzgo favorablemente, y puedo separar entre él y sus acciones y su mal instinto. Así se puede llegar a la ira rectificada, enojarse con el mal mismo y hacerle la guerra a muerte.
Está también el falso "buen ojo", que esparce sólo flores y un amor meloso. Tal ojo no distingue entre el bien y el mal y lo sagrado de lo impuro, por lo que justifica toda la injusticia y la maldad y finalmente conduce a la destrucción.
Pero un buen ojo verdadero sabe destacar el bien y resaltarlo, enojarse con la maldad y luchar contra ella hasta la victoria del bien sobre el mal, el alma humana y en el mundo.
EL DÉCIMO DESCENSO HACIA EL DIEZ DE
TEVET
El año judío
comienza solemnemente con el sonido del shofar de Rosh Hashaná (el Año Nuevo),
y continúa alcanzando nuevos clímax con Iom Kipur (el Día del Perdón), Sucot
(La Festividad de los Tabernáculos) y Simjat Torá (el Regocijo de la Torá). A
pesar de un cierto descenso de la energía durante el mes de Jeshvan, que no
tiene festividades, el aroma de las festividades sigue acompañándonos hasta que
llegamos al tercer mes del año, Kislev. Kislev es iluminado por las velas de
Janucá, que brillan durante del final del mes incluyendo el inicio del mes de
Tevet. Las velas de Janucá simbolizan el final de la luz que brilla en las
festividades con las que comenzó el año. Entonces llega el mes de Tevet y el
ayuno del Diez de Tevet, el primero de los ayunos que conmemoran la destrucción
del Templo.1
El Diez de Tevet
marca el comienzo del asedio a Jerusalén, entonces empezamos a darnos cuenta de
que hay fechas en el calendario judío que no son ocasiones tan felices...
El descenso más
hondo
Podríamos decir que
el Diez de Tevet es el descenso más hondo. En Rosh Hashaná todo es prístino y
claro, incipiente y puro, como si nos encontráramos en la cima de la montaña
respirando profundamente el aire fresco que viene de las alturas. Entonces,
nuestras oraciones están en el más alto nivel posible, al orar a Dios:
"Reina sobre el mundo entero con Tu gloria".2 Pero es difícil
mantenerse en la cima de esta montaña espiritual, y después de las fiestas,
naturalmente, comienzan a descender. Las grandes luces desaparecen poco a poco,
los sentimientos de santidad y elevación espiritual se desgastan y parece que
perdemos la energía espiritual que adquirimos a principios de año.
La finalización de
este proceso es simbolizado por el número diez, que siempre representa un punto
final. Esto se ve simplemente con nuestros diez dedos, o en el sistema decimal
en el que el número diez es el número final. De hecho, el Diez de Tevet es el
décimo desde dos direcciones: es el décimo día del décimo mes (cuando contamos
los meses de Nisan). Algunos años, como en este año 5774, el Diez de Tevet cae
en verdad el día 100 del año y 100 es 10 al cuadrado (102). Por lo tanto, hemos
descendido los diez niveles y llegamos al piso. Parece oportuno entonces, que el
Diez de Tevet represente todo el proceso de destrucción, ya que fue en este día
que Nabucodonosor, el rey de Babilonia, comenzó el asedio a Jerusalén -el
principio del fin del primer templo.
Jasidut nos enseña
que cada fenómeno en el plano nacional también se refleja en el plano personal.
Por ello, el Diez de Tevet debe explicarse no sólo con referencia a la
destrucción de Jerusalén y el Templo en su contexto literal, sino también a los
acontecimientos que se producen en nuestra psiquis. Y una vez que hayamos
construido el templo en nuestras almas, el templo físico en el monte Moriá
también será reconstruido. Lo mismo es cierto desde la perspectiva opuesta: una
vez que el Templo es reconstruido, la luz de la Presencia Divina ilumina en
nuestros corazones, como lo indica el verso: "Y harás para Mí un templo y
Yo habitaré dentro de ellos" -"dentro de ellos" en plural, lo
que significa que Dios morará dentro del pueblo judío.3 Cada uno de nosotros
tiene una Jerusalén interior en su corazón, un punto interior de perfecto temor
del Cielo.4 Este punto de Jerusalén dentro de nuestro corazón se despierta en
Rosh Hashaná, pero desaparece poco a poco hasta que las luces se apagan
finalmente el Diez de Tevet.
Paralelo a esto en
escala nacional, la reconstrucción de Jerusalén y del Templo son el punto
culminante de la conexión entre el pueblo judío y el Todopoderoso. Sin embargo,
vemos que inmediatamente después de la dedicación del primer Templo por el rey
Salomón, se inició un proceso de declinación espiritual que terminó con el
asedio y la destrucción del Templo. En los últimos años, también se ha
convertido en un costumbre mencionar el terrible Holocausto, que no podemos
imaginar una noche más oscura que su negra sombra.
Cuando el Descenso
se vuelve Positivo
Así ¿cuál es el
propósito de este descenso? ¿Por qué ayunamos en el Diez de Tevet? ¿Es para
regodearnos con la tristeza y la depresión, sólo para derramar lágrimas por
haber llegado a un punto tan bajo? ¡No, en absoluto! Un día de ayuno es un día
que nos despierta para rectificar la situación desde abajo, como escribe
Maimónides5:
“Hay ciertos días
en que todo el pueblo judío ayuna debido a las tribulaciones que han tenido
lugar en ellos. [Esto es] para despertar los corazones y abrir los caminos
hacia el arrepentimiento y esto debe recordarnos nuestras malas acciones y las
de nuestros antepasados, que no fueron mejores que nuestros propios actos,
tanto es así que ellos trajeron sobre ellos y sobre nosotros estas
dificultades. Porque, al recordar estas cosas, vamos a volver a hacer el
bien...
Puesto que cada
ayuno es "Para despertar los corazones y abrir los caminos hacia el
arrepentimiento", tomemos nota del tipo de despertar que es especialmente
adecuado al ayuno del Diez de Tevet. Ya hemos visto que el ayuno del décimo mes
es una fase de descenso y podemos aprender de esto que debemos encontrar el
camino particular al arrepentimiento al cual tenemos acceso en ese día. La
clave está en transformar el propio descenso en algo bueno. ¿Cómo se puede
lograr esto?
Entremezclado con
todo estado emocional de despertar hay algo superficial y no del todo
auténtico. Cuando nuestro corazón late con entusiasmo y palpitan fuertes
sentimientos dentro de nosotros, siempre existe un sentido del yo, el ego, que
siente estas emociones y con frecuencia no son cien por ciento auténticas.
Estas emociones suelen incluir un tanto o más de imaginación, o un intento de
reproducir algo que no es realmente nuestro. Pueden también estar acompañados
por una auto-excitación, hasta cierto punto, que produce una experiencia
artificial de éxtasis espiritual. Dentro de semejante atmósfera de ensueño tan
edificante, uno se siente flotar en algún lugar por encima del suelo y por
encima de nuestro propio carácter. Muchas de las luces que alcanzamos en este
estado no se convierten en una adquisición personal propia. Para hacerlas
nuestras, tenemos que descender con ellas al nivel más bajo posible, para
renunciar a nuestro éxtasis espiritual, dejar a un lado nuestra imaginación y
permanecer un poco "secos". Cuando llegamos a lograr hacer esto,
alcanzamos el nivel más profundo de nuestro ser interior que es el “mí”
esencial sin ningún tipo de adornos. Un proceso de descenso como este es la
verdadera curación del alma de una persona, una especie de "dieta psicológica",
que se deshace de todas las grasas en exceso y revela nuestros huesos y nuestra
esencia fuertes y sanos.
Así, después de los
primeros cien días de benevolencia del año, debemos completar nuestra dieta
psicológica ayunando el Diez de Tevet. En lugar de una caída negativa, debemos
descender a un nivel positivo en el que logremos bajar todas las grandes luces
que hemos experimentado previamente al nivel del suelo de nuestras almas. En el
Diez de Tevet debemos volver a Dios de una manera en que no se esperan grandes
luces. Sólo tenemos que descender a la realidad mundana y al nivel esencial del
alma y simplemente empezar a servir a Dios desde ese nivel.
A nivel nacional,
después de su destrucción, Jerusalén fue reconstruida y el Templo inaugurado,
con una magnífica belleza incomparable. Pero retrospectivamente, se hizo
evidente que algunas de las grandes luces no fueron completamente integradas
por la esencia interior de la nación. Por esta razón, fue necesario pasar por
un proceso de depuración más profundo, tal como advirtieron todos los profetas.
Ellos fueron enviados para hacer retornar al pueblo judío al Todopoderoso y nos
advirtieron que el Templo no tiene que ser asociado a un certificado de
seguridad de que esta completo en sí mismo y que no requiere ningún otro
servicio. En este contexto, el mensaje del Diez de Tevet es trabajar en el
proceso positivo de traer las grandes luces espirituales al mundo y verlas en
la realidad mundana. De hecho, los sabios describen la morada de la Presencia
Divina en el Templo como un descenso positivo: "Cuando Dios creó el mundo
deseó tener para Él una morada en los mundos inferiores."6 Las
transgresiones expulsan a la Presencia Divina de la tierra al cielo, mientras
que las buenas acciones de los justos reconstruyen el Mishkán (Tabernáculo) y
el Templo y logran traer a la Presencia Divina hacia abajo a los reinos
inferiores.
El exilio de la
Divina Presencia del Templo se describe como las diez travesías que realizó la
Presencia Divina desde que se elevó del lugar Sagrado de los Sagrados en el
Templo, hasta llegar a su morada en los cielos.7 La redención es un descenso
renovado de la Presencia Divina a la realidad inferior, literalmente, como se
le llama "Una morada en los mundos inferiores."
Un Ayuno Fácil
El profeta Zacarías
anunció que todos los días de ayuno que conmemoran la destrucción del Templo se
convertirá en alegría y felicidad, "El ayuno del cuarto mes [el 17 de
Tamuz] y el ayuno del quinto mes [el 9 de Av] y el ayuno del séptimo mes [Tzom
Guedalia, 3 de Tishrei] y el ayuno del décimo mes [10 de Tevet] será para la
Casa de Iehudá para gozo y felicidad y tiempos festivos".8 Aun cuando
ayunamos y lloramos, ya podemos sentir la gozo futuro que se esconde en estos
días. De hecho, en estos días estaban destinados a estar alegres desde el
principio, "El final en la acción está primero en el pensamiento."
En la práctica, el
Diez de Tevet es el ayuno más fácil, ya que cae durante los días más cortos de
invierno. Esto es especialmente cierto este año (5774) que cae en viernes,
cuando estamos ocupados en los preparativos del Shabat y apenas sentir el ayuno
en absoluto. Esto indica la sencillez con la que podemos transformar este ayuno
y endulzarlo, uniendo el viernes al Shabat, que es "el sabor del Mundo
Venidero”. Al percibir la destrucción en su punto inicial, podemos transformar
el descenso negativo en un descenso positivo, trayendo la Presencia Divina a
este mundo inferior.
Reinado en el
Reinado
De acuerdo a la
sabiduría cabalística, podemos percibir fácilmente el descenso antes mencionado
como un concepto positivo. En Cabalá, la creación del mundo se describe como un
largo, complejo e intrincado proceso evolutivo de descenso desde la espiritual
Luz Divina Infinita hasta las profundidades de la realidad mundana en el mundo
tal como lo conocemos.
El sistema básico
que transcurre en este proceso es el entramado de las diez sefirot, de las
cuales la décima y más baja es la sefirá de reinado. Dentro de la sefirá de
reinado existe una inter inclusión de las diez sefirot, por lo que todas las
sefirot de hecho finalizan en “reinado de reinado", que es el décimo del
décimo, exactamente igual que el Diez de Tevet, el décimo día del décimo mes.
Sin embargo, aunque
el sistema de las sefirot desciende a la sefirá de reinado, la más baja de
todas, el descenso no es un declive negativo y de deterioro. Por el contrario,
se esfuerza por cumplir el deseo de Dios para alcanzar el punto más bajo hacia
el que está dirigida. Toda la evolución de los mundos espirituales pretende
alcanzar el punto más bajo, para revelar el reino de Dios dentro de nuestra
realidad mundana superficial que parece totalmente ajena a la espiritualidad.
El objetivo final es dar a conocer el reino de Dios en todos los niveles del
mundo y en la conciencia de todas las creaciones. Entonces "Dios será Rey
sobre todo el mundo. En ese día Dios será Uno y Su Nombre será Uno".9 La
extensión de su reinado en todas sus creaciones es un descenso positivo. Por
otra parte, la raíz "descender" (ירד ) también se refiere a "el gobierno y reinado" (como
lo encontramos en varios versículos de la Torá).10
El reino de Dios no
es sólo una idea abstracta o meramente una cuestión de reconocer la soberanía
de Dios en nuestros corazones. El reino de Dios se presenta con un atuendo muy
concreto, en la forma del reino de Israel. Cuando el pueblo judío se une en la
Tierra de Israel bajo una autoridad rectificada que sigue a la Torá, se
convierte en el reino de Israel, que sirve de trono para el reino de Dios en el
mundo. Esta idea se hace evidente en el versículo que se refiere al rey
Salomón: "Y se sentó Salomón en el trono de Dios como rey".11
El
plan correcto para construir el reino de Israel
aparece
como un proceso de tres etapas:12
1. La rectificación
de liderazgo al punto de Coronar un rey de Israel. Debe ser un rey justo que se
preocupe por su pueblo, descendiente del rey David, cuyo éxito demuestra que él
es el Mashíaj.
2. La victoria sobre todos los enemigos: esta
etapa de la guerra va a culminar con la victoria sobre Amalec, el enemigo
arquetípico del pueblo judío, que será esencialmente eliminando internacional
todo el mal del mundo.
3. La construcción del Templo, llegando a una
edad de oro cuando la Presencia Divina se encuentre dentro del pueblo judío, y
a través de ellos llegue a todo el mundo.
Las
tres fechas que conmemoran la destrucción
van en paralelo a las tres etapas de este
proceso:
1. El Diez de Tevet, con el comienzo del
asedio sobre Jerusalén vio la nulidad del reino judío en Israel.
2. El diecisiete de Tamuz, se produjo una
brecha en la muralla que rodeaba a Jerusalén y la guerra se extendió a todos
los rincones.
3. El remanente de la capacidad militar se
desmoronó el Nueve de Av, cuando el propio Templo fue destruido.
También
en este caso, nuestra tarea es transformar
los días de ayuno en alegría y felicidad, por
lo tanto:
1. El Diez de
Tevet, el día de la décima sefirá, un día en que se anuló el reinado judío, es
nuestra tarea restablecer el reino de Israel, mediante la unión del pueblo en
torno a un liderazgo rectificado que sigua la Torá. Esto rectifica el descenso,
empezando desde abajo, desde el nivel primero y fundamental de rectificar la
dirección del Estado.
2. El diecisiete de
Tamuz nos enfrentamos al aspecto militar de las cosas, cuando se hace evidente
que el Mashíaj triunfará, sin una sola batalla y sin disparar ni una bala (como
Rabi Najman de Breslev enseña).
3. El Nueve de Av
estamos ocupados con la reconstrucción del Templo, que es el sello divino que
resulta de nuestro propio trabajo: "Con fuego lo has quemado y con fuego
lo reconstruirás en el futuro".13
Adaptado y
traducido del artículo titulado " El ayuno del Décimo Mes”, del libro,
Maaián Ganim מעין גנים tomo Bereshit (בראשית ).
NOTAS
1 El Ayuno de
Guedalia (el 3 de Tishrei) precede al Diez de Tevet en el calendario, pero
cronológicamente hablando, el Ayuno de Guedalia era el ayuno que culminó la
destrucción.
2 Plegarias de Rosh
Hashaná.
3 Éxodo 25:8.
Reishit Jojmá, Shaar Haahavá, cap. 6.
4 Las letras
principales de las palabras, "el temor completo a los Cielos" (יִראַת שָׁמַיִם שְׁלֵמָה ) son
las siglas de "Jerusalén" (יְרֻשַׁלַם ).
5 Hiljot Taanit 5:1.
6 Tanjuma, Naso 16.
7 Rosh Hashaná 31a.
8 Zacarías 8:19.
9 Zacarías 14:9.
10 Por ejemplo,
Génesis 1:28; Números 24:19.
11 Crónicas I
29:23.
12 Maimónides,
Hiljot Melajim (Leyes de Reyes).
13 A partir de la
adición a la oración de pie (amidá) en el Nueve de Av.
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