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miércoles, 27 de noviembre de 2024

5785 Toldot

 BS"D


TOLDOT    תּוֹלְדֹת

Génesis 25:19-28:9      Haftara: Malaji 1:1 - 2:7

 


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EL REY Y EL CAMPESINO

*Una Historia Jasídica para Despedir al Shabat*

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*_Es costumbre contar una historia jasídica sobre el Baal Shem Tov al terminar Shabat por la noche en una comida de Melavé Malká, acompañando a la Reina, el Shabat_*

*_Una segulá para un buen sustento, para tener hijos y tener satisfacciones de los niños, para una vida buena y larga y para salud_*

 

 

En un lugar remoto al borde del reino viajaba una caravana distinguida que llevaba al rey en persona. La caravana avanzó hasta llegar a una cerca que rodeaba un amplio campo. Los sirvientes del rey, sabiendo que el tiempo de Su Majestad era valioso, saltaron de la carroza y comenzaron a derribar la cerca.

El campesino dueño del campo era un hombre sencillo e ignorante. Había nacido en el pueblo cercano y allí había vivido toda su vida. Jamás había oído hablar del rey, tal era el grado de su ignorancia.

Cuando vio a los hombres destruyendo la cerca de su campo empezó a gritarles. Los sirvientes ignoraron sus palabras, y él, en un acto desesperado, comenzó a lanzar piedras una tras otra. Una piedra golpeó a los caballos, otra al cochero, y la tercera al mismísimo rey.

¡Golpear al rey!¡Un pecado imperdonable!; exclamaron los sirvientes.

Corrieron hacia el campesino, le ataron las manos con cadenas y uno de ellos desenvainó su espada, listo para ejecutarlo en el acto como correspondía a un traidor al rey.

Sin embargo, el rey, que observaba la situación, les pidió detenerse.
“Seguramente nunca ha oído hablar de mí, ni siquiera sabe lo que significa un rey”, se dijo a sí mismo. En lugar de ejecutarlo, ordenó a sus sirvientes llevar al campesino a la capital y enseñarle qué era un rey.

Y así lo hicieron los sirvientes. Al regresar al palacio, le asignaron al campesino tareas sencillas. Primero lo pusieron a barrer las calles de la ciudad. Después lo ascendieron a limpiar los patios del palacio, y poco a poco fue acercándose al rey.

Conforme pasaron los días el campesino comenzó a entender y reconocer la grandeza del rey. Observaba la admiración de los ciudadanos, la guardia real, el respeto y hasta el temor de los sirvientes hacia el monarca. Hasta que un día, sus emociones lo abrumaron. Se acercó a uno de los ministros y comenzó a llorar y a suplicarle que lo llevara ante el rey, porque deseaba pedirle perdón por haberle lanzado piedras.

Este relato se atribuye al rabino Israel Baal Shem Tov, quien concluyó diciendo:

Cuando una persona peca ante el Creador del mundo, Dios lo acerca a Él y le da entendimiento para que comprenda la magnitud de su falta.
Y mientras más se acerca el pecador al Amo del universo, más crecen en él los sentimientos de arrepentimiento y remordimiento por haber transgredido Su voluntad.

(Adaptado de “Recopilación de parábolas, historias y dichos sabios” de Eliezer Steinman)

 

LA TEFILÁ DEL REBE RASHAB

Caminos de la Jasidut, extraído de las charlas y cartas del Rebe Rayatz de Lubavitch, en relación al 20 de Jeshván – el día de su nacimiento:

Cuando era un niño pequeño, aun estudiando con mi maestro, el rabino Yekutiel, de bendita memoria, solía correr al Beit Hakneset (sinagoga) para escuchar la tefilá de mi padre. Sentía un peso en mi corazón: ¿Por qué mi padre no rezaba rápido como el resto de la congregación, como mi tío? Una vez pregunté por qué era así y mi tío, el rabino Zalman Aarón (Raza’a), me respondió que mi padre no podía pronunciar las letras rápidamente… Esto me causó gran tristeza.

Una vez, entré al Beit Hakneset y no había nadie, solo mi padre, que estaba de pie frente a la pared, rezando. Se dirigía al Eterno con súplicas y pedía misericordia. Sin embargo, no podía comprender por qué él suplicaba más que los demás o por qué necesitaba más misericordia que cualquier otra persona.

De repente, mi padre comenzó a llorar intensamente. Mi corazón se hundió dentro de mí: mi padre estaba llorando. No había nadie en la Casa de Dios y mi padre lloraba. Incliné mi oído y escuché que decía: “Shemá Israel” y lloraba, “Hashem Elokeinu” y lloraba. Se quedó en silencio, y luego, nuevamente, un gran clamor salió desde lo más profundo de su corazón: “Hashem Ejad”, con un llanto intenso y una voz estremecedora.

Esa vez no pude contenerme y fui a mi madre llorando. Le pregunté: “¿Por qué mi padre alarga su tefilá más que todos los demás? Mi tío el Raza’a dice que mi padre no puede pronunciar las letras rápidamente, pero ¿por qué no puede leer las secciones con rapidez como corresponde? ¡Hoy vi y escuché que mi padre estaba llorando! ¡Ven conmigo y te mostraré que papá está llorando!”

“¿Qué puedo hacer?”, me respondió mi madre. “¿Acaso puedo enviarlo con alguien para que le enseñe…? Ve con la abuela y pregúntale. Tal vez ella pueda arreglar algo en este asunto.”

Seguí rápidamente el consejo de mi madre. Fui a la abuela y le hice mi pregunta con la sencillez de un niño. Ella me respondió: “Tu padre es un gran jasid y un tzadik. Cada palabra y cada expresión que sale de su boca, primero piensa en el significado de lo que está diciendo”.

Recuerdo que en ese momento sus palabras me tranquilizaron, y desde entonces cambió mi percepción hacia mi padre. Porque entendí que mi padre era extraordinario en comparación con los demás. En cada paso veía que mi padre era un verdadero padre. Mi padre se levantaba por la mañana, se ponía los tefilín y recitaba el “Shemá” y luego iba a llevarle una taza de té caliente a su madre. Yo también quise hacer lo mismo, pero me lo impidieron alegando que podría quemarme con el agua hirviendo.

Fuente: Likutei Diburim (traducido), partes 3-4, pág. 907 y siguientes.
Presentado por: Instituto “Or HaJasidut”.

 

❣️Shavua Tov uMevoraj (buena y bendecida semana)❣️

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FE Y RESILIENCIA EN TIEMPOS DE GUERRA

ESTRATEGIAS PARA CULTIVARLAS, IMPACTO EN LA FAMILIA Y LA COMUNIDAD

 

 


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HACE 40 AÑOS RABI ITZJAK GINSBURGH Y RABI SHLOMO CARLEBAJ CANTAN EN UN SHEVA BRAJOT – ISRAEL

 

https://youtu.be/h4T3ds_Q780

 





HISTORIAS JASIDICAS

Rabi Isajar Dov de Belz:  APRENDIENDO DE ABRAHAM

 

 

Rabi Isajar Dov Rokeaj de Belz nació en 5614 (1854) siendo su padre, Rabi Iehoshua Rokeaj, el segundo Rebe de la dinastía Belz, y de Rivka Miriam Rokeaj, bisnieta de Rabi Avraham Yehoshua Heschel de Apta. A los catorce años, se casó con Batia Ruchama, hija del Rebe Ieshaia Meshulam Zusia Twersky de Chernobil, hijo de Rabi Aharon de Chernobil. Después de que ella falleciera a una edad temprana, se casó con Jaia Dvora, hija de su primo, Rabi Avraham Shmuel de Brzezna. Tras el fallecimiento de su padre, Rabi Iehoshua Rokeaj, el 23 de Shevat de 5654 (1894), fue coronado como Admor y Rabi de la ciudad de Belz y se convirtió en uno de los más grandes rebes jasídicos de Galicia. Con el estallido de la Primera Guerra Mundial se instaló temporalmente en la ciudad de Ratzfert, en Hungría, para luego trasladarse a Munkatch y, una vez finalizada la guerra, regresó a Galicia. Falleció en la víspera del sagrado Shabat del 22 de Jeshvan de 5687 (1926) y fue enterrado en la ciudad de Belz.

 

 

En cierta ocasión, el santo Rabi Jaim Tzvi de Siget, autor de 'Atzei Jaim', visitó a su yerno, el santo Rabi Iejezkel Shraga de Cieszanów, que era sobrino del Rebe Isajar Dov de Belz. Rabi Iejezkel Shraga de Cieszanów sugirió que viajaran para visitar al Rebe Isajar Dov, que se encontraba en ese momento en la cercana Holoshitz. Rabi Jaim Tzvi no tenía realmente el tiempo ni el dinero para gastar en el viaje, pero accedió a regañadientes a las súplicas de su yerno.

Rabi Isajar Dov estaba muy contento con su invitado y ordenó que le trajeran algo para beber. Rabi Isajar Dov le ordenó al rabino de Cieszanów que pusiera azúcar en la taza de té de su suegro, ya que la ley judía establece que "una persona está obligada a honrar a su suegro". “Hemos visto que cuando Abraham dio la bienvenida a sus invitados”, dijo Rebe Isajar Dov, “inmediatamente les dijo: ‘Refrésquense y luego sigan’, incluso antes de que entraran a su tienda. ¿Es de buena educación que un anfitrión informe a su invitado que debe irse después de que se haya refrescado? Además, ¿qué le importaba a Abraham si sus invitados permanecían bajo su techo un poco más y por qué necesitaba apresurarse para despedirlos? Debe ser que la sagrada Torá quería enseñarnos una lección de vida”, continuó el Rebe Isajar Dov. Si llega un invitado que no está interesado en visitarnos y cuya visita es contra su voluntad, no lo detengas. “Hónralo con comida y bebida y dile que, si quiere, puede irse… Según tengo entendido”, concluyó Rebe Isajar Dov, “el Rabi de Siget no tiene tiempo y está apurado”. E inmediatamente se levantó de su lugar, extendió su mano al Rabi de Siget y lo acompañó hasta la puerta de la casa. Al salir, el Rabi de Siget estaba muy asombrado por la manifiesta inspiración Divina que Rebe Isajar Dov le había mostrado y le resultó difícil calmarse.

Mientras tanto, vieron que todavía faltaba algo de tiempo para la salida del tren de Holoshitz. El Rabi de Cieszanów le sugirió a su suegro que también visitaran a Rabí Aharon de Belz (quien era el hijo de Rebe Isajar Dov) y comentaran palabras de la Torá con él. Rabí Aharon se alegró de ver a sus invitados y le ordenó a su asistente que sirviera pasteles y té. Rabí Aharon le dijo a su primo que pusiera azúcar en la taza de té de su suegro, ya que está establecido en la ley judía que "una persona está obligada a honrar a su suegro"... Rabí Aharon luego dijo las mismas palabras de Torá que habían escuchado antes de su santo padre. Sin omitir ni disminuir, sin agregar ni elaborar, repitió palabra por palabra las palabras - y cuando terminó, se levantó y acompañó a sus invitados a la puerta. Al gran asombro de Rabi de Siget por la inspiración divina de Rebe Isajar Dov, se sumó un asombro aún mayor. No dejó de elogiar esa conexión espiritual tejida entre padre e hijo, hasta el punto de que sacan sus palabras del mismo pozo y con las mismas palabras.

 

Además de la penetrante interpretación de Rebe Isajar Dov, en otra versión de la historia se suman dos interpretaciones más: una es la respuesta del invitado a las palabras de Rabí Isajar Dov, que trata sobre el hecho de que el tzadik debe influenciar y fortalecer los corazones de quienes acuden a él ("y refrésquense") para que la influencia continúe ("luego continúen"). La segunda es la reacción del anfitrión, cuando vio que el Rabi de Siget dudaba en degustar los refrescos.

Rabí Isajar Dov se dio cuenta de que su invitado estaba ayunando y estaba deliberando si romper o no su ayuno. Por eso le dijo que incluso Abraham percibió que los ángeles dudaban en comer. Después de todo, su trabajo se realiza sin comer... Pero Abraham les prometió que "entonces pasareis”, es decir, que no os volveréis corpóreos a partir de esto y podrás continuar con vuestro trabajo.

Del hecho de que ambas interpretaciones de Rabí Isajar Dov tratan sobre los ángeles y su trabajo, es evidente que el tema es cercano a su corazón. De hecho, Rabí Aharon, que conocía bien a su padre y se inspiró en él, expresó más de una vez: "¡Nuestro padre es verdaderamente un ángel!" (Y como escribió Ibn Ezra, es posible que los tres ángeles que vinieron a Abraham fueran profetas, y es posible que fueran ángeles reales).

De hecho, Jasidut enseña que hay tzadikim especiales, cuyas almas proceden de la unión de las seis sefirot inferiores y maljut (reinado), estos tzadikim son más parecidos a los ángeles (como es la tradición, por ejemplo, sobre Rabi Iejiel Michel de Zlotchov). Aquí, Rabi Isajar Dov revela un sentido de la presteza de los ángeles y la misión con la que están imbuidos, ambas características de jojmá y biná respectivamente:

Se describe a Jojmá como “un relámpago que ilumina el intelecto”, caracterizado por la velocidad de la luz y la anulación de todas las demás sensaciones conscientes. Biná, cuya esencia interna es la alegría, expresa la internalización de este relámpago y la adhesión a él, mientras se lucha con alegría y motivación para implementarlo en el mundo. Cuando las almas nacen de estos dos, son como ángeles imbuidos de Divinidad y presteza para cumplir su misión – tal como los ángeles instaron a Lot a apresurarse y escapar de Sodoma.

Es interesante ver que las tres interpretaciones de la historia pueden ser paralelas a otra obra angelical: el secreto del Jashmal en Ezequiel. Según la interpretación del Baal Shem Tov, la obra de los ángeles Jashmal consta de dos partes que son tres: jash, que significa silencio, y mal, que significa cortar, y también mal que significa habla. Estas tres juntas forman un proceso completo de sumisión, separación y endulzamiento: La parte jash se expresa en la sumisión al deseo oculto del invitado de apresurarse y seguir su camino. Aunque Rebe Isajar Dov estaba muy contento con su invitado, silenció y anuló su opinión ante la voluntad del apurado tzadik. La separación es la promesa de que la abundancia física no interferirá con (e incluso agregará elevación de aguas femeninas a) la espiritualidad de los ángeles, un rasgo que pertenece a la rectificación del pacto (mal). El endulzamiento se oculta en la interpretación del Rabi de Siget, según la cual la abundancia recibida del tzadik permanece incluso después de haberse despedido de él.

Luego de la explicación sobre los ángeles, cabe señalar que Abraham y sus características fueron parte del servicio a Dios de Rabi Isajar Dov:

 

Una vez, Rabi Aharon le pidió a su cuñado que dijera algo que había oído de su padre, Rabi Isajar Dov. El cuñado citó un dicho que lleva su nombre: "Incluso si una persona merece karet (escisión espiritual), puede rectificarlo recaudando caridad para los judíos". Rabi Aharon quedó muy impresionado y preguntó: "¿Es así? ¡Dilo otra vez!"... 

 

El servicio Divino de bondad rectifica a la persona por medio de seguir los pasos de Abraham, el secreto del mundo de Akudim (Unión): En este mundo, todas las luces están "unidas en un solo recipiente". Una persona que realiza actos de bondad también se une con los judíos que cuida. Esta inclusión dentro del colectivo de Israel "sumerge" al pecador en la Congregación de Israel, anulando así sus defectos.

 

Imagen de  Pexels  en  Pixabay

 

 

 


HOGAR JUDIO Y VIDA FAMILIAR

 

JARDÍN DEL EDEN MARITAL

 

Según el Sefer Ietzirá, cada mes del año tiene un "sentido" especial. Jeshván está asociado con el sentido del olfato. La fragancia agradable que crea una atmósfera de satisfacción, tranquilidad y reconciliación es uno de los pilares del hogar.

La primera palabra de la Torá, Bereshit, puede interpretarse como beit osher (una casa de felicidad). Cuando entramos en una “casa de felicidad”, sentimos una atmósfera de felicidad, una especie de “aroma del Jardín del Edén”, incluso antes de escuchar a los miembros de la familia y observar su comportamiento. Se cuenta que el Baal Shem Tov envió a sus discípulos a observar a una pareja que estaba sentada cada una en su rincón, cada una dedicada a sus propias actividades, sin hablarse. Los discípulos sintieron la paz y la serenidad entre ellos. Era el aire del Jardín del Edén en su hogar. ¿Cómo llevamos la fragancia del Jardín del Edén a nuestros hogares?

Oler las virtudes del otro

En realidad, el sentido del olfato ya existe en todas las parejas: la decisión de casarse, con todas sus consideraciones racionales, surge en última instancia de un sentido del olfato interior que identifica la raíz compartida de los dos (los estudios afirman que, inconscientemente, el sentido del olfato físico también influye en gran medida en la elección de una pareja). Incluso los momentos de conexión más personal y profunda están guiados por un sentido del olfato interior, cuando los sentidos de la vista y el oído se vuelven "innecesarios" e incluso interfieren.

El olfato detecta lo que se esconde bajo la superficie. La decisión de casarse, más allá de identificar el vínculo en la raíz, se basa también en el “olor” de las sorpresas compartidas y de los secretos que nos depara el futuro. A lo largo de la vida, este sentido del olfato se expresa en el reconocimiento de las modestas virtudes del cónyuge, en una maravillosa sensibilidad hacia las buenas cualidades ocultas (y, paralelamente, en la capacidad de no detenerse en los defectos del otro y hacer que emita un olor desagradable).

Éste es el sentido del olfato mesiánico, del que se dice: “Y olerá en el temor a Dios”. Mientras que el amor tiende a expandirse y expresarse externamente, las cualidades de temor, sensibilidad y modestia están relativamente ocultas y es necesario entrenar el sentido del olfato para reconocerlas. Uno debe oler cuando su cónyuge ha superado su inclinación al mal, se ha abstenido de hacer un comentario, ha actuado con sensibilidad y amabilidad, ha cedido por amor y preocupación por la paz doméstica o se ha abstenido pudorosamente de destacar un logro. Ésta es la fragancia celestial que debemos disfrutar y que nos debe llenar de amor.

Endulzar los juicios y crear satisfacción

Más allá del ambiente general, hay momentos de satisfacción que impregnan el ambiente de un buen aroma:

Una de las funciones del marido es la de “endulzar los juicios” de su esposa: disipar la amargura de la vida y sus dificultades, suavizar las críticas y colmar su sensación de carencia. En términos cabalísticos, endulzar es denominado perfumar. Cuando un hombre logra hacer feliz a su esposa y transformar un ambiente tenso en uno relajado, la casa se llena de una fragancia celestial.

De la mujer meritoria se dice que “hace la voluntad de su marido”. Jasidut explica que la mujer digna es como Sará, que hace-rectifica, la voluntad de su marido Abraham hasta que Dios le dice: “Todo lo que Sará te diga, escucha su voz”. Aquí también, cada vez que la mujer logra cumplir los deseos del hombre, especialmente cuando apunta a sus deseos ocultos, tal vez ocultos incluso para él mismo (y a veces mientras hace, rectifica y dirige su voluntad revelada), una fragancia agradable se eleva en la casa.

El sentido del olfato también está relacionado con la dimensión espiritual del alma: un cónyuge que ama siente vitalidad y alegría en cada manifestación de entusiasmo y despertar espiritual de su pareja, incluso cuando hay algo infantil o irreal en ello. Reprimir el espíritu del cónyuge, menospreciando sus sentimientos o ideas (lo que también tiene un elemento de violencia), daña el sentido del olfato y enturbia la atmósfera. Por el contrario, la atmósfera de apoyo que nutre este despertar espiritual llena la casa con el aroma del Jardín del Edén, para alegría de todos los que entran por sus puertas.


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