A primera vista contar el omer es una tarea de lo más sencilla;
en efecto cada noche después de la salida de las estrellas, bendecimos de la
siguiente manera: Baruj atá Hashem Elokeinu Melej Haolam asher kideshanu
bemitzvotav vetzivanu al Sefirat haOmer, que podríamos traducir como:
“Bendito eres Tú Hashem Elokeinu Rey del Mundo que nos santificó con tus
preceptos y nos ordenó la Cuenta del Omer.”
Luego decimos: “Hoy es el día uno del Omer”, la noche siguiente
“dos días…”, luego “tres días…” y así sucesivamente, hasta llegar a 49 días.
Pero por supuesto podemos involucrarnos en esta tarea de una
manera más interesante y productiva agregándole algunas cosas. Si miramos un
poco más intensamente, vemos que la cuenta del omer tiene dos significados, uno
terrenal y otro espiritual, análogos a los de Pesaj y Shavuot.
En el plano terrenal, sefirat haomer es la época de la
cosecha que se extiende desde Pesaj, la Fiesta de la Primavera, cuando desde el
día siguiente a la festividad de las matzot se comienza a levantar la
cosecha, hasta Shavuot, la Fiesta de las Primicias” en que se llevan al Beit
HaMikdash los bikurim , las primicias de los productos
cosechados de la tierra.
Desde el punto de vista espiritual, la sefirat haomer
une a Pesaj, la “Festividad de la Libertad” (en la cual el Pueblo de Israel se
libera de la esclavitud de Mitzraim, como se denomina en hebreo al antiguo
Egipto y cuya traducción sería “estrecheces”) con Shavuot, la “Festividad de la
Entrega de la Torá”, que conmemora el momento en que el Pueblo de Israel se
plantó al pie del monte Sinaí y tuvo el mérito de que su Creador se les revele
por primera vez como pueblo.
OBTENER LA LIBERTAD EN ARAS DE UN OBJEIVO SUPERIOR
¿Cuál es el significado de esta transición de una libertad
recién adquirida a la entrega de la Torá? Sencillamente, este proceso nos viene
a enseñar que no es suficiente salir de la esclavitud y la opresión para
conseguir la verdadera independencia. La salida de Mitzraim es como salir del
vientre materno, cuando recién empieza el proceso de crecer verdaderamente y
desarrollarse hasta lograr reconocer y tomar conciencia de nuestro origen
Divino. Año tras año volvemos a reproducir este proceso para pasar por él una y
otra vez, pero cada vez desde a un nivel más elevado.
Cada año debemos nacer, crecer y hacernos merecedores de una
“Torá Nueva” adecuada a nuestro nuevo grado, y por eso dedicamos la época del
omer para procurar la enmienda de nuestro comportamiento y nuestras cualidades
espirituales.
Entonces, la sefirá no es simplemente la cuenta de los días,
sino también un proceso progresivo de introspección y examen de las cualidades
del alma. En ese contexto nos concentramos cada día en una cualidad diferente y
tratamos de perfeccionarla, según el orden de las sefirot tal como figuran en el
Árbol de la Vida, una por semana, inter incluyendo cada día cada sefirá en la
sefirá de la semana, como ya conocemos.
PEDIR Y BUSCAR
Para entender con más profundidad cómo se puede utilizar este
conteo como herramienta de crecimiento espiritual, meditemos en algunos versos
del Libro de Proverbios del rey Shlomoh que aluden a nuestra época de la
sefirá: (Proverbios II, 3-4)
“…Im laBiná tikrá, latvunah titen koleja.
Im tevakshena jacasef vejamatmonim tajpesena.
Az tavín irat Hashem…”
“Si has de convocar al entendimiento, presta tu voz a la
inteligencia.
Si lo pides como al dinero y como tesoros lo buscas.
Entonces entenderás lo que es el temor a Hashem… “
¿Qué es la biná -el entendimiento- y cuál es su conexión con
sefirathaomer? El entendimiento es la sabiduría profunda e
interna del corazón. Es la verdad que el corazón conoce en su interior pero no
se revela en la superficie.
La Cabalá habla acerca de los Jamishím Shaarei Biná, “los
Cincuenta Portales de la Sabiduría”, cincuenta “pasos” espirituales que hay que
dar para llegar a adquirir el entendimiento espiritual. La cuenta del omer de 49
días representa justamente esos pasos, agregados al paso cincuenta de Shavuot.
Encontramos otra insinuación en la palabra matmonim,
“tesoros”, que se puede separar en mem-tet monim, una alusión a la
cuenta de mem tet (de guematria 49) días entre Pesaj y Shavuot. Entonces, la
sefirat haomer es una travesía en busca del tesoro oculto del entendimiento.
El segundo verso diferencia entre dos formas de convocar a la
Biná, de lograr adquirir entendimiento: el pedido y la búsqueda. La diferencia
entre ambos radica en que quien pide está interesado en algo que ya conoce y por
eso lo “solicita”, esperando conseguir el objeto que desea. Efectivamente, aquí
está pidiendo “dinero”, la clase de valor más conocido y generalmente más
solicitado.
No así el que busca, quien está interesado en algo
“desconocido” y sale “a buscarlo”. Por lo tanto aquí el objeto buscado incluso
está oculto, es un “tesoro” que no se sabe exactamente qué es y donde está
escondido.
Entre ambas metáforas, la búsqueda del tesoro es la que más se
puede asociar con la cuenta del omer. Pasar revista a las cualidades del alma es
como buscar un tesoro, debemos excavar en nuestro interior y descubrir las
cualidades buenas que tenemos ocultas. Así nos purificamos y nos hacemos dignos
de recibir una abundancia espiritual nueva.
EL VERDADERO SECRETO
Existe una efervescencia en la cultura de hoy en día alrededor
de libros y videos pretendiendo enseñar métodos para enriquecerse que hasta
ahora estaban guardados celosamente como un secreto para unos pocos elegidos y
de repente son descubiertos y revelados públicamente, como por ejemplo la así
llamada “ley de la gravedad”. De acuerdo con este método, debemos concentrar
nuestra imaginación alrededor de objetos y valores que queremos poseer y de esa
manera son atraídos automáticamente hacia nosotros.
El estilo con que son presentadas las cosas en esos libros y
videos, hace que se vean revestidos de un atuendo muy espiritual, pero en la
práctica se trata de un sistema que “saltea”, evita el esfuerzo en aras de un
cambio espiritual verdadero A pesar de la abundancia de ejercicios mentales que
propone y del acento que pone en el estado de conciencia del hombre, no se
cuestiona para nada quién ese “yo” hacia el que queremos atraer todo, si soy
apto o merecedor de todas esas cosas, o si acaso mi pedido purifica y refina de
alguna manera mis bajos deseos o los manifiesta y satisface.
En otras palabras, este método deja al corazón con su
superficialidad y no llega ni siquiera a rozar la voluntad y deseos interiores.
De acuerdo con la Cabalá toda cosa negativa tiene una raíz
espiritual superior a través de la cual se la puede reparar y concretar de
manera correcta. La ley de la gravedad no es una excepción: se trata de una
versión grosera de la expresión del rey Shlomó
tebakshenajakesef , “pídela como al dinero”, que anula la
jaf (“como”) comparativa y en vez de entendimiento pide-exige
simplemente dinero.
Y de la misma manera, el tikún , la reparación del
pedido de dinero es ujematmonim tejapsena , “y como tesoros la
buscarás”: en vez de valores visibles hay que desear tesoros interiores y más
profundos, y en vez de pedir que lleguen a nosotros, debemos desplazarnos de
nuestros lugares y salir en busca de ellos.
Por cierto, lo que puede generar una transición desde un mero
pedido de plata material hacia la búsqueda del tesoro interior es justamente la
Cuenta del Omer. El refinamiento de las cualidades de forma progresiva no deja
nuestras pasiones terrenales en su estado primitivo, sino que ve en cada deseo
la cubierta de una demanda espiritual profunda y trata de rastrearla hacia el
interior. La Biná , ese entendimiento que conspira contra ese deseo inmaduro es
una honda conexión con lo íntimo del corazón que asegura que sus deseos sean
cumplidos.
ENCONTRAR EL TESORO
La ilustración de esta idea se encuentra en la estructura
im... az… , “si… entonces…”, de los versos citados de Proverbios. Si
nos enfocamos en el valor numérico de estas palabras se revela que alef mem
(im , 41) más alef zain (az , 8) suma mem
tet (49). De acuerdo a esto se puede dividir la cuenta del omer en dos sub
etapas: los 41 días iniciales a nivel de im , que dan lugar a lucha interior,
planeamiento y preparación y los 8 días finales a nivel de az , en el que
implementamos el proyecto que preparamos en la primera parte.
En nuestro caso, el pedido de dinero en sí mismo debemos
dejarlo más bien para los días últimos de az , y en cuanto a la búsqueda de los
tesoros ocultos dedicamos los días de im para el trabajo interior, después de
los cuales llega preparado y maduro el momento de la concreción.
Y el que busca, encuentra!