BS"D
ROSH HASHANÁ
SHANÁ TOVÁ UMETUKÁ
https://www.youtube.com/shorts/xKCjh1nwmNw?feature=share
¡Mazal Tov!
En Gal Einai en Español, cumplimos 25 años de de difusión de los manantiales del Jasidut por todo el mundo.
¿Como lo festejamos? ¡¡¡DIFUNDIENDO AÚN MÁS!!!
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Rabino Jaim Mates Frim
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EL PODER ESTÁ EN NOSOTROS PARA TRAER AL MESÍAS
Shaná Tová
con el rabino Jaim Frim
última conferencia del año.
es el momento de tomar esa decisión que hasta ahora no te
atreviste a tomar.
nadie lo hará por ti, y nadie lo hará mejor que tú.
Porque el Creador te dio solo a ti esa misión que solo tú y
Él conocen, y sólo a ti te dio los secretos y las armas para llevarla a cabo
con éxito.
No esperes más, decide ser parte activa y no un mero
espectador, dejar de hacer lo mismo y este año 5784 será diferente.
Shaná tová.
Que seas inscripto y sellado para un año excelente y
dulce.
Jaim Frim
CALENDARIO HEBREO: Mes de Elul
LOS SIGNOS DEL NUEVO AÑO: 5784
Siguiendo nuestra costumbre anual, veamos
algunas de las muchas guematriot -alusiones numéricas- del valor numérico
del año que ahora comenzamos 5784 desde la creación. Es costumbre aceptada
referirse a un año descontando los miles. Por lo tanto, el próximo año se
conocerá como 784 o תשפ"ד.
Veamos primero una serie de apariciones y significados del número 784 en la
Torá y luego consideremos frases de cuatro palabras cuyas iniciales son תשפד.
Un año de poder y potencial
Aritméticamente 784 es un número cuadrado que
indica un estado de inter-inclusión, hitcalelut (הִתְכַּלְּלוּת).
La última vez que tuvimos un año cuyo valor era un número cuadrado fue hace 55
años (en 5729, el equivalente a 1969) y la próxima vez será dentro de 57 años
(en el año 5841, el equivalente a 2081).
Efectivamente 784 es el cuadrado de 28, el
valor de “fuerza” o “poder” o “potencial”, coaj (כֹּחַ). 28 es también el valor de “iejí”
(יְחִי), la primera palabra en la proclamación
hecha por la reina Batsheba ante el rey David, “Viva mi señor, el rey David, por
siempre”[1], iejí
adoní hamelej David leolam (יְחִי אֲדֹנִי הַמֶּלֶךְ דָּוִד לְעֹלָם).
La palabra “poder” (כֹּחַ)
aparece en la conocida frase del Eclesiastés:
“Todo lo
que esté en tu poder hacer, hazlo con todas tus fuerzas”[2]
כֹּל אֲשֶׁר תִּמְצָא יָדְךָ לַעֲשׂוֹת בְּכֹחֲךָ
עֲשֵׂה
Col asher timtzá
iadeja laasot becojajá asé
El Baal Shem Tov explica[3] que esta
frase nos anima a conectar nuestras acciones con nuestros pensamientos, especialmente
a conectar el “poder de la nada”, el poder de autoanulación inherente a la sefirá
de sabiduría con nuestras acciones para que nuestras acciones estén unificadas
con Dios e imbuidas de Divinidad. Este es el poder del alma para unirse con
Dios.
Agregamos que dado que 784 es el cuadrado de “poder” (כֹּחַ), es decir, el
valor de “poder” multiplicado por “poder”, se refiere a este poder interno del
alma para unirse con Dios multiplicado por el poder del cuerpo, llevando a una
unificación de cuerpo y alma con Dios. De hecho, la suma de “alma”, neshamá
(נְשָׁמָה) y “cuerpo”,
guf (גּוּף) es 484, también
un cuadrado, lo que indica un estado de inter-inclusión entre el alma y el
cuerpo.
Un año del tzadik y sus acciones
784 es el valor de la frase bíblica, “La acción
del justo [es para la vida]”[4], peulat
tzadik [lejaim] (פְּעֻלַּת צַדִּיק
[לְחַיִּים]).[5]
Sólo las palabras “la acción de un justo” (פְּעֻלַּת צַדִּיק), cuyo valor es 784, también es igual a 8
veces “para la vida” (לְחַיִּים, lejaim),
u 8 veces 98. Pero como la frase “la acción de un justo” (פְּעֻלַּת צַדִּיק) tiene 8 letras, significa que el valor
promedio de cada letra es 98, o “para la vida” (לְחַיִּים).
La propiedad esencial de la persona justa, el tzadik, descrita en esta
frase es que sopesa continuamente todas sus acciones para asegurarse de que
traen vida al mundo, animando a los demás y añadiendo vivacidad en todo lo que
encuentra. Su intención es que todo revele la fuerza Divina que continuamente
trae y asegura su existencia.
El valor de toda la frase, “La acción del justo
es para la vida”[6]
(פְּעֻלַּת צַדִּיק לְחַיִּים) es 882, que es el
doble del valor de “verdad”, emet (אֱמֶת)
el cuadrado doble de 21, aludido en el Nombre de Dios, “Seré lo que seré”[7], ehié
asher ehié (אֶהְיֶה אֲשֶׁר אֶהְיֶה).
En un hecho matemático conexo, 784 es la suma
de un cuadrado y un cubo. El cuadrado es 441, el valor de “verdad” (אֱמֶת), como arriba, y el cubo es 343, que es 7
al cubo, un número muy importante en la Torá que describe el aumento de la
luminosidad Divina del reino material en el futuro.[8] De hecho,
343 es también el valor de “material”, gueshem (גֶּשֶׁם).
Un año de portales
Hay otra frase en Proverbios, que también involucra a los
justos, y cuyo valor es 784, “los portales del justo”, shaarei tzadik (שַׁעֲרֵי צַדִּיק). En
relación con la primera frase, “la acción del justo”, que describe al tzadik en
si y por lo tanto corresponde a la sefirá de fundamento (iesod),
esta segunda frase corresponde a la sefirá de reinado (maljut).
El año de Metushelaj (Matusalén)
La figura bíblica central cuyo nombre suma 784
es Matusalén (מְתוּשֶׁלַח), el hombre que tuvo la
vida más larga registrada: 969 años. 969 es en sí mismo un número interesante.
Es el tetraedro de 17, o la suma de los números triangulares desde el triángulo
de 1 hasta el triángulo de 17.[9] 17 es el
valor de “bueno”, tov (טוֹב)
y además el valor de “vida”, 68, jaim (חַיִּים)
es 4 veces “bueno” (טוֹב). Esta bondad se
plasmó en la larga vida de Matusalén y en su longevidad, 969 es también el
valor de la conocida frase: “Havaiá es bueno para todos y Su compasión
descansa sobre todas Sus creaciones”, Tov Havaia lacol verajamav al col maasav
(טוֹב י-הוה לַכֹּל וְרַחֲמָיו עַל כָּל מַעֲשָׂיו).
Matusalén fue un ejemplo del principio de que las acciones de un tzadik
son para la vida, tanto en términos de su longevidad, como se señaló, como en
su actuación como un tzadik perfecto, que protegió a su generación del
Diluvio. Por lo tanto, el próximo año, 5784, será un año de buenas acciones por parte
de los justos, lo que conducirá a una vida larga y buena para todos.
Un año de aguas vivas
Otra hermosa frase cuyo valor es 784 es “Aguas
vivas de Jerusalén”[10], maim
jaim mirushalaim (מַיִם חַיִּים מִירוּשָׁלִַם),
que describe la fuente que surgirá desde la ubicación del Sagrado de Sagrados
en el Monte del Templo. Estas aguas vivas - que aluden entre otras cosas a las
enseñanzas internas de la Torá, sanarán al mundo entero y anunciarán la venida
del Mashíaj, trayendo así la vida eterna en el año 5784.
Un año de amor a la paz
Muchos libros sagrados hacen uso de una hermosa
expresión, “amor a la paz”, ahavat shalom (אַהֲבַת שָׁלוֹם), cuya guematria también es 784.
Así, en 5784, tenemos la oportunidad de amar haciendo las paces los unos con los
otros, mereciendo así alcanzar la verdadera paz.
Todo esto ocurre en Jerusalén, la ciudad de la paz, donde las
acciones del tzadik - quien es referido como “paz” - traen la paz.
Un año de paz, bondad y salvación
El versículo: “¡Cuán hermosas son en la montaña
las huellas del mensajero, anunciando la paz, anunciando el bien, anunciando la
salvación, diciendo a Tzión: “¡Tu Dios reina!”[11], ma
navú al heharim ragle mebaser mashmia shalom mebaser tov mashmia ieshua omer letzion
malaj elokaij (מַה נָּאווּ עַל הֶהָרִים רַגְלֵי מְבַשֵּׂ֗ר מַשְׁמִיעַ שָׁלוֹם
מְבַשֵּׂר טוֹב מַשְׁמִיעַ יְשׁוּעָה אֹמֵר לְצִיּוֹן מָלַךְ אֱ-לֹהָיִךְ)
está fuertemente asociado con el año nuevo, 5784, porque la suma de sus
palabras centrales, “paz” (שָׁלוֹם),
“bien” (טוֹב) y “salvación” (יְשׁוּעָה), es 784.
Observando este versículo más de cerca, notamos
que el valor de sus dos primeras palabras es 45, má (מַה) y 63, navú (נָּאווּ),
aludiendo a la rectificación de la realidad a través de la capacidad de mantener
las “luces de energía caótica dentro de recipientes rectificados”, orot
detohu bekelim detikun (אוֹרוֹת דְּתֹהוּ בְּכֵלִים דְּתִקּוּן).[12]
LAS FRASES PARA EL AÑO
Pasamos ahora a frases de cuatro palabras cuyas
iniciales son תשפד:
La primera es: תְּהֵא שְׁנַת פֵּשֶׁר דָּבָר,[13] tihié shnat pesher dabar, que significa “que este sea un año de
interpretación de las cosas”, un año en el que se revela el significado de las
cosas. Las palabras פֵּשֶׁר דָּבָר también significan
“compromiso”.[14]
Otra es: תְּהֵא שְׁנַת פֶּתַח דְּבָרִים,
tihié shnat petaj debarim, “Que este sea un año de liberación de
nuestras palabras”,[15] un año en
el que podamos abrir nuestras bocas y nuestras palabras brillen.
Otra frase es: תְּהֵא שְׁנַת פְּלִיאָה דַּעַת,
tihié shnat pelia daat, “Que este sea un año de conocimiento
maravilloso”. Las palabras “conocimiento maravilloso” (פְּלִיאָה
דַּעַת) provienen de Salmo 139:6.
Además, תְּהֵא שְׁנַת פִּקּוּדֶיךָ דָּרַשְׁתִּי,
tihié shnat pikudeja darashti, “Que éste sea un año de búsqueda de Tus
mandamientos”, haciéndose eco de la frase que aparece en Salmos 119:45 y
119:94.
Una frase final es: תְּהֵא שְׁנַת פָּדָה
בְּשָׁלוֹם נַפְשִׁי, shnat shnat pada beshalom nafshí, “Que este sea un año en que [Dios] me redima en
paz mi alma”.[16]
Las dos letras פד con
las que comienza la palabra “redimir” (פָּדָה) también aluden a la redención del hijo
primogénito, pidión haben (פִּדְיוֹן הַבֵּן), “Israel es mi hijo primogénito”.[17]
Que todos seamos inscritos y sellados para un año bueno y
dulce.
[1] 1 Reyes
1:31
[2] Eclesiastés
9:10
[3] Keter
Shem Tov (Kehot: edición de 2004), §91
[4] Proverbios
10:16. El versículo completo dice: “La acción del justo es para la vida; la
ganancia del malvado produce miseria” (פְּעֻלַּת צַדִּיק לְחַיִּים תְּבוּאַת רָשָׁע לְחַטָּאת).
[5]
[6] Proverbios
10:16. El versículo completo dice: “La acción del justo es para la vida; la
ganancia del malvado produce miseria” (פְּעֻלַּת צַדִּיק לְחַיִּים תְּבוּאַת רָשָׁע לְחַטָּאת).
[7] Éxodo
3:14.
[8] Basado
en Isaías 30:26 y Pesajim 68a
[9] Los
primeros 17 números triangulares son: 1, 3, 6, 10, 15, 21, 28, 36, 45, 55, 66,
78, 91, 105, 120, 136 y 153. Su suma es 969
[10] Zacarías
14:8.
[11] Isaías
52:7.
[12] El 45
representa los recipientes rectificados y el 63 la energía caótica proveniente
del Mundo del Caos, que se hizo añicos y se rompió. El valor de todo el verso
es 4082, que es el producto de 314 y 13, o el Nombre de Dios, “Shakai” (שַׁ-דַּי) y “uno”, ejad (אֶחָד). Este producto sugiere la rectificación
de la realidad a través de las acciones del tzadik, una vez más - ya que
Shakai es el Nombre asociado con la sefirá de fundamento, el tzadik,
pilar del mundo - que limita la naturaleza en constante expansión de creación
revelando la unicidad de Dios.
[13] La
expresión פֵּשֶׁר דָּבָר se
origina en Eclesiastés 8:1, “Quién como el sabio, y quién como el que sabe
interpretar las cosas…” (מִי כְּהֶחָכָם וּמִי
יוֹדֵעַ פֵּשֶׁר דָּבָר).
[14] Berajot
10a
[15] Véase
Rashi en Génesis 16:8. El ángel le hizo a Hagar una pregunta cuya respuesta
conocía para liberar sus palabras - para que ella se sintiera cómoda hablando
con él.
[16] Salmos
55:19
[17] Éxodo
4:22.
EL SECRETO DEL SONIDO DEL SHOFAR SEGÚN EL ZOHAR
El Llanto de una Madre
Con el rabino Jaim Frim
LECTURA DE LA TORÁ HAAZINU: ESCUCHEN LOS CIELOS ... 5783
Oiga la Tierra las palabras de Mi boca
Una Reflexión sobre el Shofar y escucha el sonido
Minuto 7:06
¿Por qué es tan importante el tema de la teoría de los
valores de la que estamos hablando, y con la ayuda de Hashem vamos a continuar?
Porque es universal. En todas las culturas, en todas las religiones, todas
hablan de los valores y tenemos mucho, muchísimo en común. Por ejemplo, la
regla de oro: “no le hagas a tu prójimo lo que no quieras que te hagan.” En
diferentes versiones esa regla de oro del bien, ser una buena persona, aparece
en casi todas las culturas del mundo. Obviamente es muy importante meditar en
las sutiles diferencias, porque a veces una sutil diferencia puede ser
infinitamente significativa y derivar en infinitas ramificaciones. Pero de
todas maneras es también muy importante entender que hay una base en común de
moralidad y ética en todo el mundo, y si ahora estamos hablando de conceptos y
de llegar al mundo no judío, que denominamos la cuarta Revolución, debemos
tener una terreno en común, y esa base es la llamada en filosofía la teoría de
los valores, o ética, o moralidad. Esa es la base en común en la que debemos
meditar y entender para poder alcanzar a todos.
sigue aquí
OCULTO Y REVELADO
En dónde se paran los
arrepentidos
los justos perfectos
no pueden llegar allí.
¿Por qué?
También porque teshuvá,
Retorno –
Arrepentimiento
Es Keter, la
Corona Inconsciente,
el nivel oculto.
Tzadikim
revelado
El servicio de los tzadikim,
justos,
es a un nivel
revelado.
Pero el servicio de
los baalei teshuvá es una revelación del nivel oculto en el alma.
HISTORIAS DEL
BAAL SHEM TOV
Calendario
hebreo: Rosh Hashaná
El Baal Shem Tov:
CUANDO EL ZORRO OLVIDÓ SUS PARÁBOLAS
El Midrash[1] relata la
siguiente parábola:
Una vez el rey león se enojó con
todos los animales. Los animales se consultaron entre sí en busca de alguien
que pudiera ir a apaciguar al rey.
“Iré”, dijo valientemente el
zorro, “porque sé trescientas parábolas y usaré mi sabiduría para apaciguar al
león”. Los animales dijeron: "Que así sea".
Todos los animales siguieron
detrás del zorro mientras este se acercaba respetuosa y cuidadosamente al rey
de los animales. Pero cuando se acercaban al león, el zorro se volvió hacia
todos los animales que lo miraban ansiosamente y dijo: "He olvidado cien
parábolas". Los animales lo animaron: "Habrá bendiciones en las
doscientos que aún recuerdas". Después de dar unos cuantos pasos más hacia
el león el zorro se volvió y dijo: “He olvidado otras cien parábolas”. Los
animales respondieron: “Hay bendición incluso en cien [que recuerdes]”.
Finalmente, justo cuando estaba a punto de acercarse al rey de los animales el
zorro se volvió de nuevo y dijo: “Me he olvidado todo. Entonces cada animal debió
apaciguar al león lo mejor que pueda”.
El discípulo del Baal Shem Tov, Rebe Iaacov Iosef de
Polonne, dijo[2]
que la intención del zorro era que los animales se acercaran al león con
sumisión. Por eso, inicialmente dijo que conocía parábolas que podían apaciguar
al león, para que los demás animales estuvieran dispuestos a presentarse ante
el rey.
Conectó esta parábola midráshica con una parábola que el
Baal Shem Tov dijo antes de Rosh HaShaná y Iom Kipur sobre los
cantores y líderes de las oraciones comunitarias durante los Días de Temor, que
la gente no debería confiar en ellos, más bien, cada persona debe hacer sus
propios esfuerzos individuales al orar.
No Cuentes Conmigo
Como trasfondo para comprender la parábola y su moraleja
debemos recordar que en el pasado, el cantor o líder de las oraciones era el
rabino de la comunidad o el propio Rebe jasídico: el tzadik. No hace
falta decir que los miembros de la congregación confiaban en el tzadik
que hiciera el servicio de oración y arrepentimiento por ellos. Tuvieron la
suerte de tener un tzadik entre ellos que creían que podía hacer el
trabajo necesario para mantener su conexión con Dios y, por lo tanto, se
sentían tranquilos.
Usamos todo tipo de “intermediarios” en nuestra relación con
Dios porque nos ayudan a crear la conexión y mantenerla cerca. Estos
intermediarios podrían ser muy buenos, pero a veces necesitamos elevarnos por
encima de ellos y crear una conexión directa con Dios.
Al Baal Shem Tov no le gustaban las parábolas como la del
zorro -un género particular de alegorías que era común en la época de los
sabios mishnáicos y talmúdicos. Prefería la inocencia y la sinceridad y las maquinaciones
del zorro inteligente no eran de su agrado. Sin embargo, es evidente que esta
parábola del zorro en particular es una excepción, ya que nos enseña a no
confiar en la astucia del zorro y sus parábolas. Esta parábola nos enseña que
el poder de la parábola en sí es limitado, porque el zorro terminó olvidando
todas sus astutas parábolas.
En un nivel más profundo, cuando nuestra relación con Dios
es a través de un tzadik la conexión que tenemos con él debe ser tratada
como una parábola, una parábola cuyo significado es la conexión que tenemos con
Dios. La conexión con el tzadik sirve como un medio relativamente
tangible que representa nuestra conexión con Dios. Pero, aunque ésta es una
necesidad muy humana (revestir nuestra relación con Dios con la apariencia de
nuestra relación con un tzadik), hay ocasiones en las que esto es
completamente inapropiado. Cuando se acercan Rosh Hashaná y Iom Kipur,
el astuto zorro nos enseña: Olvídate de la parábola, olvídate de los diversos
intermediarios que te ayudan a sentirte conectado con Dios y preséntate ante
Dios tal como eres.
Las etapas de la
parábola
El Baal Shem Tov enseña que todo proceso tiene tres etapas:
sumisión, separación y dulcificación. El proceso de soltar las amarras a las
que nos aferramos también requiere de las tres etapas descritas en la parábola.
Al principio los animales dependen del zorro. La situación
parece mala, el león está enojado con nosotros porque hemos pecado. El zorro
sabe cómo apaciguarlo, tenemos la oportunidad de ser rescatados. Por fin, todos
los animales acompañan al zorro ante el rey y se atreven a presentarse ante él,
porque han puesto sus esperanzas en el zorro.
El zorro, sin embargo, no actúa según el guion. De repente
no hay zorro ni parábola, nada en qué confiar. "Lo siento", dice el
zorro. “Dependías de una conexión externa con el rey a través de mí y de mi
astucia, pero ahora tu bote salvavidas se ha hundido. Al principio, los
animales están asustados y desanimados. "¿Que haremos? Ya estamos ante el
rey, no tenemos dónde escondernos”. Este es un estado de profunda sumisión
en el alma, expresado por el silencio.
En la siguiente etapa los animales y nosotros logramos
reunir fuerzas y liberarnos de la desesperación. Ellos (y nosotros) necesitamos
decirnos a nosotros mismos: Aparentemente, en lugar de caer en una
desesperación completa y absoluta, ¡solo debemos desistir de nuestro camino
anterior equivocado, e intentar un nuevo camino! En lugar de nuestra creencia
anterior de que no podíamos recurrir directamente al rey, sino que
necesitábamos al zorro como intermediario, tal vez podamos probar algo nuevo y
sorprendente. Quizás podamos hacer frente a la ira del rey nosotros mismos, sin
intermediarios. Esta es la etapa de separación, que diferencia el camino
anterior del nuevo camino.
¿Tendremos éxito los animales y nosotros? Al principio,
dudamos. Sin embargo, de forma lenta pero segura, nos vamos llenando de
confianza. Finalmente, reunimos el coraje para hablar ante el Rey, el Creador y
decir: “Padre nuestro, Rey nuestro”. Esta es la etapa del endulzamiento
y del habla.
Puedes hacerlo
El zorro era inteligente. No dejó que los animales eludieran
sus problemas. Si no hubieran confiado en él, lo más probable es que se
hubieran quedado en casa, hundiéndose cada vez más en una situación ya de por
sí negativa.
El león puede estar enojado. Es posible que hayamos
transgredido ante Dios durante el año, por lo que, comprensiblemente,
preferimos mantener la distancia. Especialmente porque no sabemos qué hacer.
Por eso el zorro nos llevó ante el rey. No más evitar la situación. No más
procrastinar, no más evadir el problema. Como cuando el médico nos dice: “Su
situación es peligrosa. ¡Debes encargarte de esto!
Llegar hasta la presencia del Rey no sólo pone fin a
nuestros problemas de evasión. Una vez que estemos realmente ante el Rey
durante los Días de Temor, estamos capacitados. Es cierto que estar en
presencia del Rey nos produce asombro y nos llena de ansiedad (especialmente
cuando nos damos cuenta de que no tenemos a nadie en quien confiar). Pero, dado
que el Rey es, después de todo, nuestro Creador, Su misma presencia, que
experimentamos cuando nos congregamos con otros judíos y le oramos, nos inspira
fe en nuestra relación con Él y en nuestra capacidad de mantener esa relación.
Del mismo modo, un buen médico explicará claramente al paciente lo mala que es su
salud para animarle a empezar a afrontarla y, con suerte, a corregirla. Al
mismo tiempo, el médico infunde al paciente la confianza y el coraje necesarios
para sanar.
Arriba dijimos que las tres etapas de cada proceso expuesto
por el Baal Shem Tov comienzan con la sumisión y luego continúan con la
separación y el endulzamiento. Ahora hemos añadido que incluso antes de la
presentación inicial, hay un estado implícito de dulcificación que nos insta y
anima a pasar por el proceso necesario. Sólo a través de la experiencia de este
endulzamiento implícito podemos someternos adecuadamente y poner en marcha todo
el proceso desvelado.
Siempre delante de mi
El servicio diario en el Templo Sagrado de Jerusalén incluía
el sacrificio diario consistente en dos ovejas, una sacrificada al amanecer y
otra por la tarde. Estos eran conocidos
como los dos sacrificios “constantes”, o en hebreo, el tamid de la
mañana y el tamid de la tarde; la palabra tamid (תָּמִיד) significa literalmente "siempre". Este elemento
central y consistente del servicio del Templo se convirtió en la base de la
noción de que cada individuo (incluso cuando no hay servicio en el Templo) debe
colocar constantemente dos versículos que incluyan esta palabra, tamid,
en ellos: “Pongo a Dios ante mí siempre”[3], Pongo a
Dios ante mí siempre, shiviti Havaia lenegdí tamid (שִׁוִּיתִי הוי' לְנֶגְדִּי תָמִיד) y “Mi pecado está
siempre ante mí”[4],
vejatatí negdí tamid (וְחָטָאתִי נֶגְדִּי תָּמִיד).
Desde el momento en que una persona se levanta por la mañana debe meditar y
poner a Dios ante él, siempre (como está escrito al comienzo del Shulján
Aruj). Siempre que sienta arrogancia también debe recordar sus
transgresiones para que su corazón no se vuelva altivo.
Estos dos sacrificios diarios son co-dependientes.
Normalmente, no se recomienda pensar constantemente en nuestro estado de bajeza
debido a nuestras transgresiones: “Mi pecado está siempre ante mí”, ya que
puede llevarnos a la desesperación sin forma de escapar. Sin embargo, si
comenzamos el día contemplando a Dios ante nosotros, precediendo así su
Presencia a cualquiera de nuestras transgresiones, tendremos un sólido anclaje
con el que enraizarnos en cada momento y evitar caer en la desesperación, a
pesar de admitir nuestras iniquidades. Sobre el sustrato de la Presencia de
Dios, el individuo puede entonces revelar sus defectos y, sin embargo, seguir
confiando en que pueden superarse y rectificarse.
Los
sabios conectan el versículo: “Busquen a Dios donde Él pueda ser encontrado,
llámenLo cuando esté cerca”[5], dirshú
Havaiá behimatzu kerauhu bihioto karov (דִּרְשׁוּ
הוי' בְּהִמָּצְאוֹ קְרָאֻהוּ בִּהְיוֹ תוֹ קָרוֹב) con los 10 días
entre Rosh Hashaná y Iom Kipur inclusive. Estos 10 días se
conocen como los Diez Días de Teshuvá (retorno). En estos días de
regreso a Dios, podemos acudir directamente al Rey, construyendo nuestra
conexión y relación con Él con la confianza de que reconstruiremos lo que ha
sido roto y seremos inscritos y sellados para un buen y dulce nuevo año.
Imagen por StockSnap desde Pixabay
[1] Bereshit Rabá 78:7
[2] Keter Shem Tov (edición de Kehot), §35.
[3] Salmos 16:8
[4] Salmos 51:5
[5] Isaias 55:6
CALENDARIO HEBREO: Rosh Hashaná
BUENOS DÍAS, MUNDO
En Rosh Hashaná rezamos, escuchamos el shofar, comemos una
manzana con miel y nos bendecimos unos a otros con “un año bueno y dulce”. Pero
¿qué sucede en el interior, en nuestras dimensiones profundas y ocultas? ¿Qué
sucede no sólo dentro de nosotros, sino también con Dios?
Sueño y despertar
Primero, recordemos lo que sucedió en Rosh Hashaná. “Este es
el día, el comienzo de Tus obras, un recuerdo del primer día”.[1] Rosh
Hashaná es nuestro cumpleaños, el día de la creación del hombre en el sexto día
de la creación. Este cumpleaños es también nuestro aniversario de bodas: el día
en que Adam fue creado, rápidamente se llegó a la conclusión de que “No es
bueno que el hombre esté solo; le haré una ayuda adecuada junto a él”.[2] Dios
realiza un procedimiento quirúrgico sobre Adam y entonces le trae a su esposa,
Eva.
Un proceso similar, dicen los cabalistas, tiene lugar en
cada Rosh Hashaná en los mundos superiores. Así como Adam se quedó dormido, en
la noche de Rosh Hashaná es como si Dios mismo estuviera adormecido. Este
sueño, llamado “dormita”, termina cuando tocamos el shofar. El shofar
desencadena todo un proceso en el que Dios finalmente se sienta en el asiento
de la compasión y nos inscribe para una vida buena y pacífica.
Una ayudante apropiada
frente a él
Para entender mejor esto, regresaremos a Adam. Su sueño se
produjo después de intentos fallidos de encontrar pareja. Considera todas las
criaturas que Dios creó y no encuentra una pareja adecuada. “Y Adam no encontró
ayuda frente a él.”[3]
Parece que en este punto Adam siente desesperación y frustración. El sueño no
es sólo un escape, porque Adam no se durmió por iniciativa propia. Es Dios
quien le trajo el sueño. Este sueño es más bien un “tiempo muerto” - olvida la
realidad que estás experimentando y navega con las alas de tu imaginación. Muéstrate
abierto al cambio. Y luego, cuando despiertes, verás lo que has estado buscando
frente a ti. Es más, comprenderás que ese “otro” estuvo contigo todo el tiempo.
Ella era parte de ti. Simplemente era necesario separarla de ti para que puedas
conectarte con ella cara a cara. “Esta vez, hueso de mis huesos y carne de mi
carne, ésta se llamará mujer”.[4]
De manera similar, en Rosh Hashaná - y aún más precisamente,
al final del año anterior - Dios dice: “Ha pasado otro año y ¿dónde nos
encontramos?”. ¿Dónde está Mi mundo? ¿Hay alguien en Mi mundo con quien
realmente pueda comunicarme cara a cara? ¿Alguien Me quiere? ¿Hay alguien aquí
que quiera Mi reino?’ Las cosas parecen un poco polvorientas y sin pasión. Aquí
todos están durmiendo. ¿Quién puede ser Mi ayuda frente a Mí?
Es como si Dios se adormeciera. Como si dijera: “No quiero
seguir dando vida a la creación porque alguna vez lo quise o por un seco
sentido de responsabilidad”. Dejo todo y me voy a dormir. Despiértame cuando
haya algo por lo que despertar”. Toda la vitalidad del año pasado ya ha
expirado y, mientras tanto, el mundo contiene la respiración, pendiendo de un
hilo virtual. Este sueño está lleno de expectativas. El año viejo ya quedó
atrás y soñamos con un año nuevo y bueno.
El shofar despertador
¿Qué puede despertar a Dios de su letargo? Podemos, con el
simple sonido de la tekiá cuando tocamos el shofar. La tekiá es
nuestro llamado a Dios. Todavía está sin palabras, sin ningún detalle. Es una
expresión de la esencia del simple deseo de conectarse. Desde nuestro lugar,
por muy lejano que esté, lanzamos una larga cuerda que logra unirse a la raíz
de todas las raíces - a Dios, cuando está refugiado en Sí mismo, en el sueño
llamado dormita. “Dios dijo: 'Di ante Mí en Rosh Hashaná maljuiot
(reinos), zijronot (recuerdos) y shofarot (shofares).
Reinos para que Me hagáis Rey sobre vosotros. Recuerdos para que vuestra
memoria se eleve ante Mí para siempre. ¿Y con qué? Con el shofar.”[5]
La tekiá es nuestro mensaje a Dios: hay alguien aquí
en este mundo que realmente Te quiere, alguien que quiere que Tú seas rey sobre
él. Y no es un extraño, sino más bien, literalmente, un “hueso de Tus huesos”,
porque nuestras almas son literalmente parte de Dios.
Cuando este es el caso, vale la pena que Dios despierte.
Entonces está dispuesto a renovar Su reino y renovar la Creación. “Dios, el
Dios de Israel es Rey y Su reino lo gobierna todo.”[6] No porque
así fue el año pasado, sino porque ahora todo comienza de nuevo, una nueva luz
del nuevo año. Esta luz nunca antes existió, porque todos los años
transcurridos desde la Creación ya no son relevantes. Ahora comienza un nuevo
año, un año que nos despierta del sueño y nos despierta del letargo.
[1] Rosh Hashana 27a:15
[2] Génesis 2:18
[3] Génesis 2:20
[4] Génesis 2:23
[5] Rosh Hashana 16a
[6] Oraciones
matinales de Rosh Hashana.
CALENDARIO HEBREO: Elul
(Basado en una clase dada el 15 de Elul de 5775)
TOCAR EL SHOFAR DESDE ELUL HASTA IOM KIPUR
La Torá nos dice que toquemos el shofar el primer día
del mes de Tishrei, en Rosh Hashaná. Pero en realidad empezamos a tocar el shofar
un mes antes, el primer día del mes de Elul. Tocamos el shofar una
tercera vez.
Los rituales relacionados con Rosh Hashaná se tratan
en las dos fuentes principales de la halajá, el Tur y el Shulján Aruj,
y comienzan[1]
con una discusión de la costumbre (y las costumbres del pueblo judío se interpretan
como “Torá”[2])
de hacer sonar el shofar todas las
mañanas en el mes de Elul. Lo primero que menciona es el midrash[3] de que en
el primer día de Elul, Moshé ascendió al monte Sinaí por tercera vez, siguiendo
el mandato de Dios: “Havaiá le dijo a Moshé: 'Ven a Mí, sube a la
montaña y quédate allí'”[4], vaiomer
Havaia el Moshe alé elai hahara veheie sham (וַיֹּאמֶר
הוי' אֶל מֹשֶׁה עֲלֵה אֵלַי הָהָרָה וֶהְיֵה שָׁם). El midrash continúa
que cuando Dios dijo: “Ven a Mí a la montaña” (el midrash cita sólo
estas tres palabras del versículo), tocaron el shofar y un mensajero pasó por
el campamento, y se hizo la proclamación que, una vez más, consistió en de sólo
tres palabras, “Moshé subió a la montaña” (מֹשֶׁה עָלָה
לָהָר).
Lo que se logró con el sonido del shofar, el mensajero
y la proclamación fue que el pueblo supo que Moshé había subido al monte y
entendió que debían tener mucho cuidado de no caer en el pecado que había acontecido
la primera vez que subió, cuando se desviaron y terminaron adorando al Becerro
de Oro. Fue gracias al sonido de este shofar - después denominado “el shofar
del desierto” - al comienzo de los últimos cuarenta días, que el pueblo, desde
el 1 de Elul hasta Iom Kipur, cuidaron su conducta, se controlaron, se
arrepintieron y tuvieron precaución de no caer en el pecado que habían cometido
inicialmente. El midrash continúa (y el Tur
continúa citando) que,
El Santo
Bendito fue exaltado con ese shofar como está dicho: “Dios ha ascendido
con una teruá [sonido de shofar]” (עָלָה
אֱ-לֹהִים בִּתְרוּעָה).
“Moshé subió a la
montaña” y “Dios ha ascendido con una teruá”
El
midrash y posteriormente el Tur sólo mencionan la primera mitad del verso de
los Salmos, “Dios ha ascendido con una teruá [sonido de shofar]”
(עָלָה אֱ-לֹהִים בִּתְרוּעָה), pero no mencionan
la segunda mitad, “Havaiá con el sonido del shofar”, Havaia bekol
shofar (הוי' בְּקוֹל שׁוֹפָר). Ahora bien, si
“Dios ha ascendido con una teruá” se refiere al shofar que se
toca en Rosh Jodesh, el primer día de Elul, entonces la primera impresión que
tenemos es que existe alguna asociación entre Moshé y Dios. Debido a que Dios
le dice a Moshé que suba a la montaña, se toca el shofar, y los Salmos
describen esto como "Dios ha ascendido con una teruá [sonido de shofar]".
Sabemos que a Moshé se le conoce como el “hombre de Dios” (אִישׁ הָאֱ-לֹהִים), por lo que tenemos una posible
explicación para la asociación. Aun así, debemos reflexionar sobre cómo esto se
relaciona con nuestra preparación durante el mes de Elul para las Grandes Festividades.
El Shofar en Rosh
Hashaná y Iom Kipur
Ahora,
expliquemos la segunda mitad del versículo: las enseñanzas jasídicas siempre
explican que las dos mitades del versículo reflejan una dinámica de “correr y
regresar”, ratzó vashov (רָצוֹא וָשׁוֹב),
que también puede describirse como “un ascenso y luego un descenso”, Haalaá
vehamshajá (הַעֲלָאָה וְהַמְשָׁכָה).
Primero, “Dios ha ascendido con una teruá” que describe la “carrera” o
el ascenso y luego viene el “regreso” y el descenso de la Divinidad a lo largo
de la segunda mitad del versículo, “Havaia [es traído hacia abajo] por el
sonido del shofar.”
Dado que la primera mitad describe el ascenso de Moshé (y el
ascenso de Dios) en Elul (con la costumbre de tocar el shofar en Elul),
entonces debemos concluir que la segunda mitad se refiere a la mitzvá propiamente
dicha, el requisito de tocar el shofar en Rosh Hashaná y también
en Iom Kipur del Iovel (Jubileo, el año 50º), que conmemoramos cada año
tocando el shofar por última vez al final de Iom Kipur. El sonido
del Iovel también se describe como el sonido de la libertad. Moshé estuvo en la
montaña durante los últimos 40 días; cuando ascendió tocaron el shofar y
cuando descendió con las segundas Tablas con la Torá “renovada” -llamada la Torá
de los Baalei Teshuvá, los que han regresado a Dios- aparentemente
tocaron el shofar una vez más, un toque cuya esencia se captura en la
segunda mitad del verso, "Havaiá con el sonido del shofar".
Unas palabras de explicación sobre el toque del shofar
en Iom Kipur. Respecto a Rosh Hashaná, estamos acostumbrados a
decir que “el mandamiento particular hasta el día de hoy es el shofar”,
pero no existe tal mandamiento relacionado con Iom Kipur; sólo en el año
del Iovel -una vez cada 50 años- cada judío debe tocar el shofar.[5] De hecho,
la luz especial del año del Iovel ilumina cada Iom Kipur (por eso se hace
sonar un sonido largo al final del día), pero el mandamiento de la Torá es
sobre Rosh Hashaná. Entonces, para concluir este punto, a partir del
toque inicial del shofar en Rosh Hashaná, ya estamos atrayendo la
energía y el sonido del shofar que se relaciona con la segunda mitad del
verso, “Havaiá [es traído hacia abajo] por el sonido del shofar”.
El resplandor del
rostro de Moshé
Rosh Hashaná marca el trigésimo primer día en que Moshé
estuvo en la montaña (en su tercer ascenso), todavía aprendiendo y recibiendo
la Torá. Pero hay que decir que algo internamente empezó a cambiar desde el
primer día de aquel año en que Moshé estuvo en la montaña. Ya sentía que
empezaba a descender a la tierra. ¿Qué podría significar esto? Podemos
explicarlo como un cambio en la Torá que estaba aprendiendo - se volvió más
práctica. Sin embargo, pasaron diez días hasta que realmente descendió y llegó
al suelo. Esto fue en Iom Kipur cuando bajó con el segundo juego de
Tablas ante nuestros ojos.
¿Qué más cambió cuando Moshé descendió en Iom Kipur?
¿Cuál fue la principal innovación la tercera vez que Moshé estuvo en la
montaña? Ya mencionamos el segundo conjunto de Tablas. Pero la principal
novedad fue el resplandor del rostro de Moshé, hasta tal punto que el pueblo
tenía miedo de acercarse a él. Tenía una semblanza totalmente Divina.
Este fenómeno Divino, junto con el miedo de aproximarse a él
cuando descendió de la montaña
en Iom Kipur, sugiere que ya no era simplemente “el hombre de Dios” (אִישׁ הָאֱ-,לֹהִים,
ish haElokim); superando incluso la interpretación del Zohar de que
“hombre de Dios” significa que él no era el “esposo”, por así decirlo, de la
Presencia Divina, la Shejiná. Más bien, este resplandor Divino en su
rostro indica que había alcanzado el nivel descrito por la frase “el rostro del
Dios Soberano”,[6]
sobre la cual el Zohar[7] dice que
alude a Rabí Shimon bar Iojai, quien también tenía un rostro radiante
como Moshé.
Esto justifica interpretar todo el versículo como una
alusión a Moshé. Cuando Moshé ascendió a la montaña, se le asocia con Elokim,
“Dios [Elokim] ha ascendido con una teruá [sonido de shofar]”. Y
cuando desciende de la montaña, ya está asociado con el Nombre esencial de
Dios, Havaiá, “Havaiá [es traído hacia abajo] por el sonido del shofar”,
y esto aparece en la forma de su resplandor Divino. Esto nos lleva a otro
significado de la palabra "shofar".
Normalmente,
se entiende por shofar (שׁוֹפָר)
el cuerno de un animal que está ahuecado y puede usarse para tocar como una
trompeta. Sin embargo, en arameo shofar está relacionado con la palabra
"rostro", shufreih (שׁוּפְרֵיהּ).
Una referencia importante a esta palabra aramea se encuentra en la declaración
talmúdica: “El rostro de Iaacov se parece al rostro de Adam”[8], shufrei
deIaacov meein shufrei deAdam harishón (שׁוּפְרֵיהּ
דְּיַעֲקֹב מֵעֵין שׁוּפְרֵיהּ דְּאדָם הָרִאשׁוֹן). Más allá de eso, la
esencia interna de nuestro patriarca Iaacov es Moshé; como afirma el Zohar, “Moshé
por dentro y Iaacov por fuera”.[9]
El sonido del Shofar
cambia de dirección
Hay una
famosa alusión lingüística a los 40 días desde el 30 de Av (que es el primer
día de la luna nueva de Elul) hasta Iom Kipur, el tercer conjunto de 40
días que Moshé pasó en el monte Sinaí. Se encuentra en las letras finales de la
conocida frase cuyas iniciales forman la palabra “Elul” (אֱלוּל), “Yo soy para mi amado y mi amado es para
mí” (אֲנִי לְדוֹדִי
וְדוֹדִי לִי, ani le dodi vedodi li). Las letras
finales son cuatro letras iud (יייי),
cuya suma es 40. Pero observe que la palabra final, “para mí” (לִי), en su conjunto, también es igual a 40, lo que significa que
los últimos 10 días -desde Rosh Hashaná hasta Iom Kipur- abarca
los 40 días. De hecho, la letra lamed (ל)
de “mí” (לִי) corresponde a los primeros treinta días -los
30 días de Elul- y la iud (י) en la palabra
corresponde a los Diez Días de Arrepentimiento desde Rosh Hashaná hasta Iom
Kipur.
Los
sabios nos enseñan[10] que la
palabra “para mí” indica una realidad eterna e inmutable tanto en este mundo
como en el próximo. Entonces, desde el momento en que comienzan los últimos 10
días, cuando la congregación de Israel declara que el Amado, es decir, el
Todopoderoso, es “para mí”, refleja que la esencia de Dios que desciende hasta
nosotros, entrando y penetrando en nosotros. De haber estado en un estado de
ascenso (“Dios [Elokim] ha ascendido con una teruá [sonido de shofar]”),
la Divinidad cambia ahora de dirección y comienza a descender.
El día 29 de Elul, víspera de Rosh Hashaná, no
tocamos el shofar y el cambio de dirección también se insinúa por la
interrupción del sonido del shofar en este último día de Elul. Así como
la vitalidad del año pasado se desvanece en la víspera de Rosh Hashaná y
una nueva vitalidad desciende sobre el Universo, una nueva revelación de la
Divinidad que nunca antes se había visto, como está escrito en el Tania.
El hecho de que no toquemos el shofar en este día sugiere que debe haber
una diferencia entre los toques del shofar del ascenso y los toques del shofar
que atraen la esencia de Dios hacia abajo.
En general, cada mandamiento bíblico tiene como objetivo
atraer la luz, es decir, producir una revelación de la Divinidad en la realidad
mundana. Es por eso que la palabra hebrea para “mandamiento”, mitzvá,
significa literalmente conexión y unión, porque una mitzvá conecta al
Santo Bendito con la Shejiná, la Presencia Divina. La unificación y
conexión creadas atraen abundantes bendiciones al mundo. Esto comienza en Rosh
Hashaná y continúa hasta Iom Kipur, hasta la esencia del shofar
del año jubilar, que tocamos cada año al final de Iom Kipur.
[1] §581
[2] (מנהג ישראל תורה)
[3] Pirkei
DeRabi Eliezer 46:2
[4] Éxodo
24:12.
[5] Hiljot
Shemitá VeIovel 10:10.
[6] Éxodo
23:17.
[7] Zohar
2:38a
[8] Bava
Metzia 84a
[9] Tikunei
Zohar 13.
[10] Vaikrá
Rabá 2:2
VER EL ROSTRO SONRIENTE DE DIOS
Es muy importante que
cada uno vea ante sí las palabras
ROSTRO SONRIENTE
פנים שוחכות
PANIM SOJACOT
Porque es lo que el
Rey nos muestra ahora.
¿Cuánto suman sus
letras interiores?
Nun iud = 50 y
10 = 60
Vav jet caf vav
= 6 8 100 6 = 120
Exactamente el doble
y ambas suman las
letras interiores de Su Rostro?
¡Suma exactamente PANIM!
Rostro.
Es decir que las
letras iniciales y finales
de Rostro Sonriente,
suman
exactamente
“sonriente”.
Está rostro adentro y
sonriente como marco
abarcador.
Es ya algo muy bello,
y más todavía
cuando Rostro
Sonriente suma 1000 (luces)
DE LA TESHUVÁ A LA REDENCIÓN
- EL SECRETO DEL ETROG - [1]
Una generación de
buscadores
Nuestra generación es una generación de teshuvá. La teshuvá
comienza buscando la verdad, buscando quién soy y por qué estoy aquí. Hay
muchas personas en el camino, buscando respuestas a sus preguntas. Junto con la
teshuvá, muchas personas buscan alternativas curativas naturales. Ambos
fenómenos van de la mano. Los sabios enseñan que existe una fuerte conexión
entre teshuvá y sanación, "la teshuvá es grandiosa, porque
trae curación al mundo".[2] Dios es el
sanador de toda carne, que conecta nuestras almas con nuestros cuerpos. Si
queremos estar sanos, necesitamos estar en contacto con el Todopoderoso que
dice: "Yo soy Dios, tu Sanador".[3]
Las personas comienzan a buscar algo más profundo cuando
sienten una sensación de vacío en sus vidas, una falta de significado. Muchos
israelíes viajan al Lejano Oriente después de su servicio militar y comienzan a
buscar algo más allá. A veces un judío fuera de su hábitat natural piensa más
libremente y está más abierto a escuchar la verdad. Muchos descubren la
conexión con Dios cuando están lejos de la Tierra Santa, en los distintos
hogares judíos que les acogen. Allí descubren el significado de sus raíces
judías.
Así como la teshuvá se relaciona con la curación, la
redención depende de la teshuvá: "Si el pueblo judío hace teshuvá,
será redimido".[4] Como dijo
el anterior Rebe de Jabad: "Teshuvá inmediata, redención
inmediata".[5]
El origen de estos tres conceptos relacionados, teshuvá,
sanación y redención, es un cuarto concepto, a partir del cual comienza el
proceso: la fe. La creencia en Dios es "el fundamento de los fundamentos y
el pilar de la sabiduría".[6] A veces,
cuando las personas emprenden su búsqueda por primera vez, creen en algo
indefinido, que es difícil de llamar "Dios". Buscan un propósito, que
se encuentra en los nichos inconscientes e inaccesibles de la mente. Concluyen que,
si la vida tiene un propósito, entonces alguien o algo le dio un propósito. Ese
Alguien espera algo de mí. Aspiran a alcanzar lo desconocido y descubrir a
Dios. Sin fe, una persona vive sin nada más que sus instintos naturales.
Estos cuatro conceptos tienen un orden particular: primero
necesitamos la fe. La fe es la razón por la que la gente busca algo que falta
en su vida. Tienen la convicción de que hay algo más allá de lo que se ve a
simple vista, tal vez exista un Dios. Si no, no habría nada que buscar. El mazal
(signo zodiacal) de Elul, el mes de la teshuvá, es Virgo, la virgen. Una
alusión al sentido de búsqueda de este mes es que el valor numérico de
"Virgen", betulá (בְּתוּלָה)
es 443, que es también el valor numérico de "Quizás hay Dios", ulai
iesh elokim (אוּלַי יֵשׁ אֶ־לֹהִים).
Elul, el mes de la teshuvá
y la búsqueda
El propósito de Dios al redimirnos de Egipto fue entregarnos
la Torá en el monte Sinaí. Antes de la Entrega de la Torá, todos los judíos
fueron sanados. Dios nos da la Torá, que es el objetivo final de la redención,
cuando estemos todos sanos, fuertes y felices.
El advenimiento del Mashíaj y la redención final es la
revelación de una nueva dimensión de la Torá, "[Una nueva] Torá emanará de
Mí" - y para que todos podamos recibir esta nueva revelación de la Torá
del Mashíaj, necesitamos estar sanos en mente y cuerpo. En el Monte Sinaí no
había nadie ciego o sordo, todos estaban en su mejor estado de salud. Para
estar lo suficientemente sanos como para recibir la nueva Torá, la revelación
de la gran luz de la redención, debemos hacer teshuvá. El comienzo de la
teshuvá es fortalecer nuestra fe en Dios y nuestra fe en Su Torá, es
decir, la fe en el hecho de que Dios se comunica con la humanidad. Esto lleva
naturalmente a la creencia de que la vida tiene un propósito. Primero creemos y
luego hacemos teshuvá, lo que trae curación. Una vez que estamos
sanados, somos redimidos.
Cuatro tipos de Perfección
La fe,
la teshuvá, la curación y la redención deben ser todas
"completas", como encontramos en el sidur. Después de las
oraciones de la mañana, muchos tienen la costumbre de leer los 13 Principios de
Fe de Maimónides, los cuales comienzan con la frase "Creo con fe
completa". El más famoso es "Creo con total fe en el advenimiento
del Mashíaj". Con respecto a la teshuvá, decimos tres veces al día
en la oración de la Amidá: "Retórnanos con teshuvá
completa ante Ti". Más adelante en la Amidá decimos
"Sánanos... con curación completa", refuá shlemá (רפואה שלמה). Con respecto a la redención, hay
versiones de la Amidá que afirman: "Y redímenos con una redención
completa pronto y en nuestros días". Entonces vemos que los sabios
agregaron la palabra "completa" a cada una de estas palabras.
Las
letras iniciales de estas cuatro palabras (אֶמוּנָה תְּשׁוּבָה רְפוּאָה גְּאוּלָה)
deletrean, etrog (אֶתְרֹג).
El servicio de teshuvá comienza en el mes de Elul y llega a su
conclusión después de Rosh Hashaná y Iom Kipur. Luego, en Sucot, tomamos[7] el etrog,
que es un objeto físico que simboliza el servicio psicológico que realizamos
durante los días previos a la festividad. Esto comienza con nuestra fe en el
advenimiento del Mashíaj, que comenzó en Tishá B'Av. Según los sabios, Tishá
B'Av es el día en el que nace el Mashíaj, el día en que la fe en la venida
del Mashíaj nace en el corazón colectivo judío. Este es el significado profundo
del versículo de los Salmos que dice: "Cuando caigo en picado a las
profundidades del abismo, ¡aquí estás Tú!"
A veces
descubrimos a Dios en los momentos más bajos de nuestra vida, descubrimiento
que activa el proceso de redención. "El final (la redención) está encastrado
en el principio (la fe)". En el etrog se alude a los cuatro
conceptos: fe, teshuvá, curación y redención. La ley más importante
respecto al etrog es que debe estar completo, que no debe ser carente.
Así también, cada uno de estos cuatro conceptos debe ser completo.
Enfatizar
la palabra "completo" implica que existe la posibilidad de que esté
incompleto. En Jasidut aprendemos que algo que es completo siempre tiene dos
dimensiones complementarias, que parecen contradecirse entre sí; una dimensión
interior y una dimensión exterior. La idea de plenitud, shlemut (שְׁלֵמוּת) alude al hecho de que las dos dimensiones
están en paz, shalom (שָׁלוֹם) entre sí. Si sólo se
manifiesta una dimensión, compite con la otra dimensión y el fenómeno no
es completo. Al comprender cómo la fe, la teshuvá, la curación y la
redención contienen dos dimensiones, podemos entender cómo deben manifestarse
completamente.
En Jasidut, un
concepto muy importante es el de "interioridad", pnimiut (פְּנִימִיוּת). Jasidut Jabad en particular enfatiza que
debemos experimentar cada evento desde su dimensión interna. Un verso
importante que describe la actitud equivocada en Jasidut es: "el tonto no
desea la comprensión, sino la revelación de su corazón". El tonto busca
algo, pero su búsqueda es experimentar su propio ego ("la revelación de su
corazón"). Muchas personas viajan al este esperando encontrar eso, pero si
Dios les ayuda, se dan cuenta de que las trampas externas de la vida e incluso
la satisfacción obtenida por las experiencias místicas superficiales son
artificiales, y comienzan a buscar la verdadera comprensión.
Todo debe estar completo en ambas dimensiones, especialmente
los cuatro conceptos que están explícitamente relacionados con la compleción.
No debemos negar ni ignorar los aspectos externos de la realidad, porque cuando
ambas dimensiones, interna y externa, se unen, la realidad se vuelve completa.
La realidad externa es significativa sólo cuando se junta con la dimensión
interna de la realidad y (en el orden actual de la realidad) está subordinada a
ella.
En este mundo, el cuerpo está subordinado al alma, recibe su
energía del alma. Sin embargo, en el futuro, el alma será alimentada por el
cuerpo. El influjo divino fluirá del cuerpo al alma. Entonces, se revelará la
ventaja de la dimensión externa de la realidad. En este mundo, la Luz Infinita
que llena todos los mundos brilla primero para el alma y, a través del alma,
para el cuerpo. Pero en el futuro, se revelará la Luz Infinita que rodea todos
los mundos. La luz circundante de Dios brilla primero hacia la dimensión
exterior de la realidad, hacia el cuerpo y desde el cuerpo hacia el alma.
Entonces vemos que cada una de las dos dimensiones de la realidad tiene una
ventaja sobre la otra y ambas deben unirse para manifestar la plenitud que Dios
desea en Su creación.
Derrotar a Amalek
Los sabios afirman que incluso el Nombre Divino de Dios, Havaiá
(el Nombre esencial de Dios), no está completo en la actualidad. Aprenden esto
de la frase que se relaciona con la guerra en curso
contra el pueblo amalequita. Amalek es la esencia del escepticismo, que es el
poder que se opone a la fe. El valor numérico de Amalek (עֲמָלֵק)
es 240, que es igual al valor numérico de "duda", safek (סָפֵק). Amalek aspira a separar las dos primeras
letras del Divino Nombre de Dios, la iud y la hei, de las dos
segundas letras, la vav y la hei, como los sabios interpretan la
frase: "Porque una mano está sobre el trono de Ka, una guerra de Dios con Amalek de generación en
generación"[8]
(כִּי יָד עַל כֵּס יָ־הּ מִלְחָמָה לַֽהוי' בַּֽעֲמָלֵק
מִדֹּר דֹּר).
El
Nombre Divino, Ká, se escribe sólo con una iud y una hei.
Es el aspecto interno del Nombre Completo (por lo que también es uno de
los Nombres de Dios que está prohibido borrar), pero tiene sólo la mitad de las
letras de Havaiá. La vav-hei, las otras dos letras del
Divino Nombre de Dios, son el aspecto exterior, el cuerpo, por así decirlo, del
Nombre. Esto se ilustra en el versículo: "Las cosas ocultas son para Havaiá
tu Dios, y las cosas reveladas son para nosotros y para nuestros hijos".[9] Necesitamos
tanto iud-hei, el aspecto interno, como vav-hei, el
aspecto externo, para que este Nombre de Dios sea completo. De manera similar,
todo debe estar completo, con su dimensión interior, la parte oculta y con la
dimensión exterior, la parte revelada. La guerra de Dios contra Amalek en cada
generación es para reparar y unir las dos mitades de Su Divino Nombre - los
aspectos interno y externo de la realidad - entre los cuales Amalek desea dividir.
Fe completa
Ahora que entendemos el significado de compleción, podemos
contemplar las dimensiones internas y externas de cada aspecto dentro de los
cuatro conceptos mencionados anteriormente, comenzando con la fe.
El pueblo judío es "creyente, hijos de creyentes".[10] Heredamos
nuestra fe inherente de los Patriarcas, especialmente Abraham, de quien el
versículo dice: "Y creyó en Dios y Él lo consideró
una obra de caridad hacia él".
Después
de la división del Mar Rojo, el versículo dice: "Y creyeron en Dios y en
Moisés, Su siervo".[11] Para ser
un judío creyente, debemos creer en Dios y en Su verdadero profeta. Según
Maimónides, existen 13 principios de fe. Sin embargo, los principales pilares
de la fe para el pueblo judío son que hay un Dios que se comunica con nosotros
a través de la Torá, que nos dio a través del verdadero profeta, Moisés, Su
fiel servidor, como dice el versículo: "Moisés nos ordenó la Torá…” (este
es el primer verso que un padre le enseña a decir a su hijo pequeño en hebreo).
¿Cuál es
la dimensión revelada y cuál la dimensión oculta de la fe?
La
respuesta obvia es que la dimensión interna es creer en la existencia de Dios y
experimentar Su providencia a lo largo de la vida, y sentir cómo "Desde
Dios se dirigen los pasos del hombre y en Sus caminos él desea".[12] La
dimensión externa de la fe es que se nos ordena creer que Dios tiene un profeta
con quien se comunica y debemos aceptar su profecía. Ésta es una posibilidad
auténtica, que refleja una faceta de la Torá. Pero la Torá es una joya
multifacética. Jasidut lo explica desde la perspectiva opuesta. Nuestra fe en
Dios es el aspecto externo de la fe. Pero Moisés no fue simplemente un profeta
que nos enseñó a caminar en el sendero de Dios.
En cada
generación hay una chispa de Moisés que aparece en un individuo que tiene el
poder de revelar una dimensión oculta y más profunda de nuestra fe en Dios. En
general, esa chispa de Moisés está oculta. Si se descubriera en su totalidad,
ese individuo se revelaría como el Mashíaj, quien revelará los secretos más
íntimos de la "nueva Torá", lo que nos llevará a una realización más
elevada y profunda de nuestra fe en Dios que marcará el comienzo de la era de
la redención definitiva.
Para
penetrar este nivel más profundo de fe, necesitamos conectarnos con el
mensajero de Dios que nos enseña la Torá en cada generación, especialmente la
dimensión más interna de la "nueva Torá" (la Torá del Mashíaj).
En Rosh
Hashaná, hay una mitzvá de la Torá de tocar el shofar. Pero, en
el mes de Elul, la costumbre es tocar el shofar todos los días para
despertarnos de un sueño profundo y regresar a Dios en teshuvá de
corazón. El valor numérico de la expresión "Y creyeron en Dios y en
Moisés, Su siervo", es 586, que es el valor numérico de shofar (שׁוֹפָר). Esto alude a la doble medida de fe
necesaria para proceder con nuestra teshuvá. Si es así, según estas dos
interpretaciones, la fe tiene dos dimensiones: "Y creyeron en Dios y en
Moisés, Su siervo".
Teshuvá completa
Algunos podrían preguntar, si creemos en Dios, ¿por qué
necesitamos la Torá? ¿No es suficiente creer en nuestro corazón? Incluso
podrían citar la frase talmúdica: "El Todopoderoso desea el corazón".[13] Este
pensamiento lleva a separar los dos niveles de creencia en Dios y en Moisés,
quien nos transmitió la Torá. Contemplar las dimensiones internas y externas de
la fe nos ayuda a comprender que nuestra fe debe expresarse a través de la
lealtad a la Torá. Esto lleva a una mayor comprensión de los dos niveles de teshuvá.
La teshuvá puede ser hacia afuera o hacia adentro.
Los sabios definen estos dos tipos de teshuvá como teshuvá por temor
y teshuvá por amor. El miedo al castigo surge de la kelipá
("cáscara") de noga (luz traslúcida), que contiene una mezcla
de bien y mal. Noga se encuentra entre la cáscara impura y la santidad.
Puede motivar cosas buenas, pero no es del lado de la santidad. Dios es la
esencia de la bondad y todo lo que es verdaderamente santo es "sólo para
Dios", pero noga posee motivaciones egocéntricas (miedo al castigo
y búsqueda de recompensa), que vitalizan las cáscaras del mal.
El miedo al castigo es una motivación externa. Pero hay
otros niveles de temor que son completamente santos, como el temor al pecado
(miedo a ser separado de Dios al pecar), el temor ante la exaltación de Dios,
el temor a la vergüenza (es decir, sentirme avergonzado de existir de una
manera que oculta la luz de Dios). Cuando hacemos teshuvá por temor,
"los pecados deliberados se vuelven no intencionales",[14] pero el
pecado no se convierte en algo bueno.
Cuando hacemos teshuvá por amor a Dios, "los
pecados deliberados se convierten en méritos".[15] Después de
hacer teshuvá de corazón por amor, el pecado se convierte en una mitzvá.
Este es un fenómeno increíble. Hacer teshuvá desde el amor me lleva de
vuelta al momento en que pequé deliberadamente y convierte lo que hice del mal
al bien, de la oscuridad a la luz, de lo amargo a lo dulce.
En nuestra generación no necesitamos predicar el miedo al
castigo. Hay personas que pueden sentirse motivadas por ello, pero ese no es el
mensaje que nuestra generación requiere. Especialmente en el mes de Elul, Dios
se dirige a nuestra generación y nos da un llamado de atención para hacer teshuvá.
Esto podría ser teshuvá por temor que proviene completamente del lado de
la santidad, o más específicamente, teshuvá por amor.
Estas dos dimensiones de la teshuvá son el resultado
directo del descubrimiento de nuestra fe en Dios. Una vez que creemos que hay
un Creador en el mundo y que el Todopoderoso nos ha dado una misión, debemos
ajustarnos a las reglas. Este es el nivel inferior de teshuvá, que es la
teshuvá desde tipos positivos de temor. Un baal teshuvá de este
tipo comenzará a hacer lo que Dios espera que haga, es decir, las mitzvot.
Conforme a las reglas de Dios es muy importante, pero es la dimensión exterior
de la teshuvá.
La
dimensión interna de la teshuvá es la teshuvá desde el amor. Hay
una alusión bien conocida al mes de Elul en la frase: "Yo soy para mi
Amado y mi Amado es para mí" (אֲנִי לְדוֹדִי
וְדוֹדִי לִי).[16]
Las letras iniciales de las cuatro palabras de esta frase son un acrónimo de
Elul (אֶלוּל). La dimensión interior de la teshuvá,
desde el amor, no implica únicamente amoldarse a las reglas de Dios. Está
motivado por el deseo de unirse con Dios y aferrarse a Él. El Zohar
afirma que, a través del amor, somos atraídos hacia Dios y Dios penetra en
nuestro ser, hasta el punto de que nos unificamos y unimos completamente como
una sola esencia. Las personas que viajan a la India en busca de lo desconocido
no están interesadas en ajustarse a las reglas, sino todo lo contrario. El
visitante del Lejano Oriente busca a Dios, como una joven que busca a su amado.
En efecto, el mes de Elul es el mazal de Virgo, la doncella en busca de
su amado, "Yo soy para mi Amado". De la misma manera su amado busca
su amor: "Mi Amado es para mí". El propósito de encontrar al cónyuge
es unirse a través del amor y unirse como una sola carne. Ésta es la esencia
interna de la teshuvá.
Comenzamos diciendo que nuestra generación es una generación
de teshuvá, y es este nivel interno de teshuvá en particular al
que nos referimos, unirnos con Dios. Esto debe ir acompañado de la expresión
externa de conformidad con las reglas. Estas son las dos facetas de la teshuvá
completa que traerán la redención completa.
Curación Completa
Está claro que existen dos dimensiones de curación
necesarias para una recuperación completa. Deseamos a todos los que están
enfermos que tengan "una completa recuperación del alma y del
cuerpo". Es bien sabido que existe una relación recíproca y holística
entre cuerpo y alma. Estar sano significa estar curado, en cuerpo y alma. La
curación física es la dimensión exterior y revelada de la curación, pero sin
sanar el alma, la dimensión interior oculta, la salud física no puede ser
suficiente.
Hay varios métodos para curar el cuerpo, y lo mismo ocurre
con el alma. Alcanzando la verdad de Dios a través de una fe completa y
uniéndonos a Él en un amor verdadero y guardando Sus mandamientos. Estos dos
tipos de unión desbloquean el poder de curación del "Sanador de toda
carne, que hace maravillas".[17] Los sabios
explican que ésta es la maravilla de unificar el alma y el cuerpo.
Redención completa
La redención nos lleva a otro conjunto de conceptos que
también se relacionan con la teshuvá: lo individual y lo colectivo. La teshuvá
puede ser personal o nacional, de manera similar la redención es individual o
colectiva. Entendemos que, si un individuo hace teshuvá, esto afectará
su comportamiento y su estilo de vida. Pero, incluso si se vuelve observante de
la mitzvá, eso no tendrá un efecto directo en la gestión del país. Una
persona observante puede quedarse en casa cumpliendo todas las mitzvot y
viviendo una vida confortable. La Shejiná (Presencia Divina) residirá
con él, y esa es su redención personal. Pero, "Desde el día en que el
Templo fue destruido, el Todopoderoso no tiene más en Su mundo que los cuatro
codos de la halajá [ley judía]". Esta es una descripción del exilio
nacional. El estado de "cuatro codos" en lo colectivo es un estado de
exilio. La teshuvá colectiva y nacional se reflejará en la forma en que
se gestiona el Estado, en el ámbito público, no sólo en el ámbito privado de
cada judío individual.
Una expresión jasídica dice que el día que llegue el
Mashíaj, leeremos sobre ello en los periódicos. Todo el mundo lo sabrá, porque
alcanzará dimensiones colectivas, tanto del pueblo judío como de los no judíos.
La redención de lo colectivo es la dimensión interior,
oculta, y la principal, de la redención. La redención completa es cuando la
redención colectiva y la redención individual se unen, como se alude en el
séptimo principio ("todos los siete son queridos") de la
interpretación de la Torá, "De una generalización que necesita un detalle
y de un detalle que necesita una generalización".[18] La meta es
alcanzar la redención del colectivo, y dentro de él, la redención de cada
individuo de sus problemas personales en cuerpo y espíritu. La redención
completa será cuando estas dos dimensiones se unan en una sola. La unión del
individuo y del colectivo depende de la unión de todos con Dios, de la
revelación de que "Dios es todo y todo es Dios".
Los conceptos de individual y colectivo también se refieren
a teshuvá. Hasta ahora, el principal tipo de teshuvá en nuestra
generación se relacionaba con los individuos. Alguien se convirtió en baal
teshuvá, y otro. Pero nuestra aspiración es alcanzar la teshuvá del
colectivo. Necesitamos despertar al pueblo judío para que haga teshuvá y
reconozca que somos el pueblo elegido por Dios para traer la redención al
mundo. Esto debe hacerse evidente en la sociedad y el gobierno. La redención
verdadera y completa para nosotros, el pueblo judío, y el mundo entero, es el
logro máximo de la humanidad para unirse con Dios.
Una doncella se
regocijará en la danza
Concluiremos con otra idea que está relacionada con el mazal
del mes de la teshuvá, Elul: hay un verso que afirma "entonces una
doncella se regocijará en la danza". El 15 de Av y Iom Kipur, las muchachas
salen a bailar para encontrar a su alma gemela.[19] La
doncella virgen (cuyo mes es el mes de Elul) se regocijará en la danza. En las
generaciones recientes, el principal portavoz de la redención es el fundador
del movimiento jasídico, el Baal Shem Tov. Enseñó al pueblo judío cómo hacer teshuvá
desde el amor. Él interpreta este verso de una manera única, diciendo que la
danza de la doncella es "un pie adentro y un pie afuera". "Un
pie adentro" se acerca y “un pie afuera” se aleja. Hay algo en la danza
que se relaciona con los dos movimientos de “correr y regresar” (que es el
secreto de la vida en general - “y los seres vivientes corren y regresan”). El
pulso de la vida en la danza, en un momento me acerco, y al siguiente, me
alejo. La misma dinámica también es evidente en el matrimonio.
Después de que la doncella encuentra a su alma gemela
elegida, de acuerdo con las leyes de pureza familiar, hay momentos en que la
pareja debe distanciarse temporalmente el uno del otro. Hay momentos de
acercamiento y hay momentos de distancia[20], entre
nosotros y el Todopoderoso, como pareja. La dimensión interna de la teshuvá
a través del amor refleja la misma danza de la vida que en la vida matrimonial
y el deseo de aferrarse a Dios como dice el versículo: "Y él se aferrará a
su esposa". Si traducimos esta danza como la describió el Ba'al Shem Tov,
al pueblo judío en su conjunto, como colectivo, hay momentos en la historia en
los que el pueblo está lejos de Dios y hay momentos en los que estamos cerca de
Él. Sin embargo, no se trata sólo de un ciclo que se repite, sino de una
espiral. Con cada ciclo de alejarnos y acercarnos, nos elevamos más y más y nos
acercamos al verdadero objetivo. Durante muchas generaciones, casi dos siglos
de danza de la historia, la mayoría de la nación se ha desprendido de sus
raíces. También hoy existe el fenómeno del cuestionamiento incluso en los
círculos religiosos. Esto no es sólo un fenómeno personal-individual sino parte
del secreto de la danza del pueblo judío con su Amado, el Todopoderoso. Cuando
entendemos que esto es un baile, nos damos cuenta de que ha llegado el momento
de que el baile continúe con "un pie adentro". También podemos
justificar un pie afuera, porque eso es lo que hace alegre el baile de la
doncella. Pero, el fin último del baile es llegar a la unión completa entre los
novios.
Deseamos a todos que merezcamos este apego, que es la teshuvá
desde el amor, la teshuvá del colectivo. Este tipo de teshuvá
incluye a todos los individuos, pero en última instancia es la redención de la
nación judía como una entidad indivisible y, junto con la nación judía, del
mundo en general. Y, como se mencionó anteriormente en el nombre del Rebe
anterior, "teshuvá inmediata, redención inmediata".
FE-TESHUVÁ-SANACIÓN-REDENCIÓN
EN LAS SEFIROT
Las cuatro etapas: desde
Elul a Sucot
Estas cuatro etapas de fe-teshuvá-sanación-redención
corresponden a cuatro períodos de tiempo durante el período entre Elul y Sucot,
el Tiempo de nuestro Regocijo. Podemos construir un modelo básico comenzando
con la correspondencia más obvia. En este caso, queda claro que la teshuvá
corresponde a los Diez Días de Arrepentimiento que comienzan en Rosh Hashaná y
terminan en Iom Kipur. Dado que la fe precede a la teshuvá, como se
mencionó, entendemos que la esencia de Elul es la fe en un solo Dios. El valor numérico de "Uno", ejad
(אֶחָד), es 13, aludiendo a los 13 atributos de misericordia
que Dios nos revela durante este mes. Estos atributos también se conocen como
las 13 rectificaciones de la fe.[21] Cuando
Dios nos revela Sus 13 atributos durante Elul, aunque no seamos conscientes de
ello, en algún nivel, sabemos que el Rey está en el campo,[22] y nos
disponemos a buscarLe, lo que es el comienzo de la teshuvá, como se
mencionó. Sentimos que hay Alguien a quien buscar, y necesitamos expandirnos
más allá de nuestros límites normales para buscarLe. Esto nos permite
rectificar nuestra fe en Él.[23]
Después de haber alcanzado la fe rectificada en un Dios
único durante Elul, llegamos a los Diez Días de Arrepentimiento, que se
relacionan con la teshuvá. La tekiá guedolá (gran toque del shofar)
después del servicio Neilá (cierre) en Iom Kipur es curativo, porque
representa la absolución de todos los pecados. La redención corresponde a Sucot,
el "Tiempo de nuestro Regocijo".
Encontrar la clave
Cuando buscamos un sistema cabalístico que sea paralelo a un
proceso particular, primero buscamos la clave que nos dirige al modelo
apropiado. Esto lo hacemos encontrando un pensamiento de la Torá que vincule
explícitamente una de las ideas con un concepto cabalístico, encontrando un
modelo apropiado (las 10 sefirot, las cuatro letras del Nombre Divino de
Dios, los cuatro Mundos, etc.) y luego encontrando correspondencias relevantes.
entre las ideas restantes. Al hacerlo, podemos comparar las correspondencias.
Al percibir los conceptos a través del prisma de sus homólogos cabalísticos, a
menudo descubrimos nuevas ideas sobre el tema en cuestión. En el caso de los
cuatro conceptos fe, teshuvá, curación y redención, comenzamos con teshuvá,
que el Zohar asocia explícitamente con biná (la sefirá de entendimiento).
Sin embargo, la teshuvá asociada con biná es
específicamente una teshuvá superior, que se relaciona con aferrarse a
Dios en una unión definitiva. Este nivel es el nivel de la teshuvá
completa que se manifestará específicamente en el futuro, que también está
asociado con biná (en el Libro de la Formación, se hace referencia a biná
como "la profundidad del futuro"). Sin embargo, en general, la teshuvá
incluye tanto la teshuvá desde el amor como la teshuvá desde el temor,
que se relacionan con jesed (la sefirá de bondad) y guevurá
(la sefirá de poder), respectivamente. Esto nos lleva a la conclusión de
que nuestro estado actual de teshuvá corresponde al amor y al temor, que
son los dos primeros poderes emotivos del alma. Habiendo descubierto esto, el
siguiente paso es encontrar el modelo que incorpore esta correspondencia.
En Jasidut, las sefirot, que corresponden a los
poderes del alma, a menudo se dividen en tres niveles: los poderes
intelectuales, emotivos y conductuales del alma. Cada uno de estos niveles
contiene tres sefirot: el nivel intelectual contiene jojmá, biná
y daat (las sefirot de sabiduría, entendimiento y conocimiento),
el nivel emotivo contiene jesed, guevurá y tiferet
(bondad, poder y belleza) y el nivel conductual contiene netzaj, hod
y iesod (victoria, reconocimiento y fundamento). La décima y última sefirá,
maljut (la sefirá de reinado), es independiente. Corresponde al
resultado final de nuestras acciones. En su estado rectificado, maljut
es un reflejo completo de keter (la sefirá de la corona super-consciente)
que se encuentra por encima de las diez sefirot.
Super-consciente |
|
Keter - corona |
|
Intelectual |
Biná entendimiento |
da'at conocimiento |
Jojmá sabiduría |
Emotivo |
guevurá poder |
Tiferet belleza |
Jesed bondad |
Conductual |
Hod reconocimiento |
Iesod fundamento |
Netzaj victoria |
Resultado final |
|
Maljut reinado |
|
Teshuvá emotiva
Como se mencionó, la teshuvá corresponde al amor y al
temor, las dos "alas" del alma.[24] Sin alas
un pájaro no puede volar, lo que nos enseña que sin teshuvá no podemos
elevarnos más allá de nuestro estado actual de conciencia. La teshuvá no
se manifiesta en la mente sino en el corazón. Tiferet (la sefirá
de belleza) es la extensión final de biná (la sefirá de entendimiento),
que es llamada específicamente "el corazón".[25]
Arriba,
mencionamos que las letras iniciales de la frase "Yo soy para mi Amado y
mi Amado es para mí" (אֲנִי לְדוֹדִי
וְדוֹדִי לִי),[26]
deletrean Elul (אֶלוּל). Esta frase alude al
servicio de aferrarse a Dios en oración durante Elul, como se explica en las
enseñanzas del Rebe de Lubavitch, Rebe Menajem Mendel Schneerson. Otro acrónimo
de Elul está en la frase "[Dios circuncidará] tu corazón y el corazón [de
tu descendencia]" ([וּמָל הוי'
אֱ־לֹהֶיךָ] אֶת לְבָֽבְךָ וְאֶת לְבַב [ זַרְעֶךָ]). El Rebe nos enseña
que este versículo se relaciona con el servicio de teshuvá durante Elul.
Primero, nos corresponde a nosotros circuncidar el prepucio de nuestro corazón,[27] pero una
vez que nuestra teshuvá está completa, Dios circuncida nuestro corazón y
el corazón de nuestra descendencia. La teshuvá completa afecta tanto a
"tu corazón" como al "corazón de tu descendencia", que se
extiende "hasta el fin de todas las generaciones".
"Generación", dor (דוֹר)
es una abreviatura de la expresión aramea "temor y amor", djilu
urejimu (דְּחִילוּ וּרְחִימוּ), en alusión a la teshuvá
desde el temor y la teshuvá desde el amor. El propósito de la teshuvá
es circuncidar el corazón. De aquí vemos que el lugar de la teshuvá
está en los poderes emotivos del alma.
Fe intelectual
Una vez que hemos decidido que la teshuvá es amor y
temor, las alas del corazón, y dado que sabemos que la fe está por encima de la
teshuvá, podemos asignar la fe al nivel por encima de la teshuvá
en los poderes intelectuales del alma. Esta es una innovación que requiere meditación.
Por lo general, enseñamos que la fe está más allá de toda razón, asociada con
la cabeza desconocida e incognoscible en el keter supra consciente (la sefirá
de corona). Sin embargo, en el Tania, el Alter Rebe
enseña que la creencia en Dios se relaciona con el poder consciente de jojmá
(la sefirá de sabiduría), es decir, el primero de los poderes
intelectuales del alma. De manera similar, en Cabalá, la "fe", emuná
(אֶמוּנָה), está relacionada con el principio madre,
que corresponde a biná (la sefirá de entendimiento).[28] En el Sefer
Hamitzvot,[29]
Maimónides usa el término "creer" en Dios, mientras que en el Mishné
Torá,[30]
utiliza el término "saber". Para cumplir con la mitzvá de
creer en Dios, debemos “’conocer’Le”. Primero hay que creer:
"Conoce al Dios de tu padre"[31] y luego
podremos "servirLe". Aquí vemos que la fe está estrechamente
relacionada con todas las facultades intelectuales del alma. De hecho, la única
manera de acercarse a un no creyente es mediante una discusión racional.
Se nos
enseña que Abraham, el primer judío, alcanzó su creencia mediante el poder del
razonamiento intelectual.[32] Este es el
significado del nombre original de Abraham, Avram (אַבְרָם),
que se divide en dos sílabas que significan "padre", ab (אָב), refiriéndose al principio padre en la
Cabalá, es decir, jojmá (la sefirá de sabiduría), y
"exaltado", ram (רָם).
Abraham usó su exaltado poder intelectual para convertirse en el primer
verdadero creyente en Dios. De aquí vemos que la fe se manifiesta en el nivel
intelectual del alma.
Conocemos a Dios con nuestro poder intelectual de daat
(la sefirá de conocimiento), que es llamada "la llave" para
abrir los seis poderes emotivos del alma. Una vez que logramos revelar en
nuestra mente nuestra fe supra racional en Dios, la teshuvá llega
naturalmente al corazón.
Curación instintiva
Dado que la fe se manifiesta en el intelecto y la teshuvá
en el corazón, se deduce que la curación se manifiesta en los poderes
instintivos del alma. Son netzaj, hod y iesod (las sefirot
de victoria, reconocimiento y fundamento). Estas tres sefirot
corresponden a tres sistemas fisiológicos, el sistema endocrino, que controla y
regula las hormonas, el sistema inmunológico y el sistema reproductivo,
respectivamente. El sistema inmunológico protege al cuerpo contra invasores
extraños y, por lo tanto, está relacionado con la salud física, mientras que la
disfunción del sistema endocrino a menudo afecta la salud mental. En Cabalá, netzaj
(el sistema endocrino) y hod (el sistema inmunológico) corresponden a
los dos riñones, que se denominan "riñones consultores". Ofrecen
consejos para sanar el alma y el cuerpo. De manera similar, el sistema
reproductivo (es decir, iesod, la sefirá de fundamento), que se
relaciona con la autorrealización,[33] es un
aspecto importante de la curación.
A un nivel más profundo, normalmente, cuando hablamos del
vínculo entre el cuerpo y el alma, nos referimos al vínculo entre la neshamá
(alma, נְשָמָה) y el cuerpo, guf
(גוּף). Sin embargo, con
respecto a la curación hablamos de "la curación del alma (nefesh,
psique, no neshamá)" y "la curación del cuerpo". Mientras
que la neshamá corresponde a los poderes conscientes del alma,
principalmente al intelecto, la nefesh es el nivel de nuestra alma que
controla nuestro estilo de vida inconsciente, natural y habitual.
Cuando el alma (nefesh) está sana, el cuerpo hace lo
propio. Estar sano significa actuar con naturalidad, es decir, adoptar una
sensación natural de bienestar físico y psicológico.
Cuando un médico da una prescripción para una buena salud, a
menudo receta caminar (como ejemplo de ejercicio), lo que conseguimos con
nuestras piernas, que al igual que los riñones, también corresponden a netzaj
y hod. Pero las cosas más simples suelen ser las más difíciles, porque
requieren cambiar nuestros hábitos. Una vez que nos acostumbramos a la nueva
forma de vida, el hábito se vuelve natural y entonces la persona se recupera.
Aunque parece que no tenemos control sobre el funcionamiento de los sistemas
inmunológico y endocrino, con un poco de esfuerzo podemos controlar los malos
hábitos que se han vuelto naturales en nosotros y formar nuevos hábitos que
promuevan una buena salud física y mental.
Este es el fundamento de la expresión: "Grande es la teshuvá
que trae curación al mundo". Hacer una teshuvá sincera en nuestros
corazones nos lleva a crear un estilo de vida nuevo y positivo.
Redención – Acción que
refleja el superconsciente
Habiendo explicado esto, queda que la redención corresponde
a maljut (la sefirá de reinado). En particular, esto se
manifiesta como "el final (maljut) está engarzado en el principio (keter)".
El
proceso de tres etapas de fe, teshuvá y curación concluye con la
redención, que en Cabalá alude a la redención de las 288 chispas que cayeron en
el reino inferior cuando los recipientes del Mundo del Caos se hicieron añicos.
A esto se alude en la suma de los valores numéricos de estas cuatro palabras (אֶמוּנָה תְּשׁוּבָה רְפוּאָה גְּאוּלָה), que es igual a
1.152, lo que equivale a 4 veces 288, es decir, el valor medio de las cuatro
palabras son 288.
Cuando
cada uno de estos niveles sea refinado en la redención definitiva, reflejarán
una fe completa en Dios. A esto se alude en la suma de los valores numéricos de
todas estas palabras cuando se les agrega la palabra "completo", shlemá
(שְׁלֵמָה), que es igual a 2.652, lo que a su vez es
igual a 102 (el valor numérico de "fe" (אֶמוּנָה)]
veces 26 (el valor numérico del Nombre esencial de Dios, Havaiá).
[1] Traducción
de una transmisión de radio con el rabino Ginsburgh para Kan Moreshet. Elul
5777.
[2] Iomá
86a
[3] Éxodo
15:26
[4] Shir
Hashirim Raba, 5. Veáse también Sanhedrin 97b.
[5] Kol
Kore 1, 1 de Sivan 5701 etc
[6] Mishné
Torá, Introducción al Sefer Hamada
[7] Sostenemos
el etrog en nuestra mano izquierda, que representa el servicio del
poder, "la izquierda disuade". Ahora, a través de nuestro servicio de
gozosa teshuvá, "la mano izquierda acerca" incluso más de lo
que "la mano derecha acerca".
[8] Éxodo
17:16
[9] Deuteronomio
29:28
[10] Shabat
97a
[11] Éxodo
14:31
[12] Salmos
37:23
[13] Sanhedrin
106b
[14] Iomá
86b
[15] Ibid.
[16] Cantar
de los Cantares 6:6
[17] Bendición
Asher Iatzar
[18] Safra,
Vaikra 1
[19] Mishná
Ta'anit 4:8.
[20] Véase
Eclesiastés 3.5
[21] Veáse Zohar
Shemot 177a
[22] Rebe
Schneur Zalman de Liadi, Likutei Torá, Parashat Reé, p. 32
[23] Las dos
primeras letras de Elul (אֶלוּל)
deletrean el Nombre Divino pronunciado Kel (א־ל), que tiene un valor numérico de 31. El
valor ordinal de estas dos letras es 13, que también es el valor numérico
reducido de Elul (אֶלוּל). La
suma de los valores numéricos de Elul (אֶלוּל) y "fe", emuná (אֶמוּנָה) es 169, siendo igual a a 132.
El Nombre Divino Kel es el Nombre asociado con la fe, como en la frase
"un Dios de fe sin injusticia" (Deuteronomio 32:4).
[24] Tania
cap. 40
[25] "Iesod
Ima termina en z"a de tiferet" (Etz Jaim,
331:3; 333:1) y "biná es el corazón" (Pataj Eliahu, Tikunei
Zohar 123a).
[26] Cantar
de los Cantares 6:6
[27] Deuteronomio
10:16
[28] Introducción
al Tikunei Zohar 2a
[29] Sefer
Hamitzvot, mitzvá 1
[30] Mishné
Torá, Sefer Hamada, 1:1
[31] I
Crónicas 28:9
[32] Véase,
por ejemplo, Midrash Hagadol Bereshit 12; Bereshit Rabá 18:13
[33] Véase
Cuerpo, Mente y Alma, pág. 82-83.
UN CONSEJO PARA LA UNIÓN
Del Rabino Itzjak
Ginsburgh
El tema es la unión entre nosotros, ¿qué nos une? El
pegamento que nos une debe ser la Torá, esa es la verdadera conexión.
Es muy aconsejable, que como ya comenzamos hace un año
estudiar cada día un capítulo del Na”j, los profetas y los hagiógrafos. Si cada
uno estudia ese capítulo cada día, aunque sea en forma superficial, esto
decididamente nos une. Además del estudio del Jita”s, Jumash, Tehilim y Tania,
(el Pentateuco, los Salmos y el Tania) que ordenó el Rebe anterior el Rebe
agregó el Rambam, todo esto trae unión entre los jasidim, en este estudio
diario.
Para nosotros agregamos algunas cosas no muy difíciles, es
decir no complicadas. Agregamos el capítulo del Na”j, hoy estamos con el libro
de Iov, el libro de psicología más importante del Tana”j. Comenzamos la próxima
semana con el Orden de Nashim, “Mujeres” de la Mishná, un capítulo cada semana
y la semana anterior terminamos con el tratado de Jaguigá, “Ofrendas”, que es
el final del Orden de Moed, “Festividades”.
En mi opinión, para todos los que están sentados aquí,
después de estudiar el Jitas, el Rambam, todo, y también todas estas cosas (y
de acuerdo con quien está sentado aquí también que lean “Maravillas”, por lo
menos una parte, algo que sea agradable como Razi, la sección para niños). Y
esto en verdad une a todos juntos.
¿Y qué sucede si lee Razi y no llega a estudiar Jita”s?
Hashem lo perdone.
El Rebe Raiatz:
EL SOLDADO Y ROSH HASHANÁ
El rabino Arie Leib Iudobin, jasid del Rebe Raiat”z de Lubavitch,
fue el rabino de la comunidad de Jabad en la ciudad de Vitebsk en Bielorrusia,
en el período anterior a la caída de la Cortina de Hierro. Más tarde, cuando se
abrieron las puertas emigró a Israel y murió en 1992.
Me encontré con un judío querido que vivió en su juventud en
Vitebsk y frecuentaba la sinagoga de Jabad. En una ocasión escuchó de boca del
rabino Arie Leib la parábola que les contaré, una parábola especial para Rosh
Hashaná:
En un país había un rey grande y
poderoso y una vez libró una gran guerra contra el país vecino. Durante la
guerra logró penetrar en el territorio del país enemigo y comenzó a conquistar
cada vez más. En medio del ardiente ataque de repente se encontró rodeado de
soldados enemigos en un lugar donde no podía retroceder. Había un soldado
valiente y leal a su lado, el soldado cargó con valentía hacia los soldados
enemigos y comenzó a matar a muchos de ellos hasta que el resto intentó
retirarse. Así se salvó la vida del rey gracias al leal soldado.
Al final de la guerra y después
de la gran victoria el rey se volvió hacia el valiente soldado y le dijo:
'Porque haberme salvado la vida puedes pedirme lo que quieras y te lo daré'. El
soldado pensó un poco y dijo: 'En verdad, mi señor el rey, nada me falta, tengo
todo lo que necesito'. El rey lo miró: 'Soldado, piénsalo bien, puedes pedirme
lo que quieras'. El soldado, que no era tan sabio, respondió sinceramente al
rey: "Mi señor el rey, tengo uniformes elegantes y armas nuevas, buena
comida y una tienda limpia y ordenada. ¿Qué más necesito?" Al ver esto, el
rey dijo: "Soldado, estás ante el rey, piensa en tu futuro, puedes recibir
lo que te asegurará para toda la vida y te dará una vida feliz, todo está
abierto ante ti".
Finalmente, el soldado respondió
con decisión: "¡El comandante! ¡Mi comandante, no lo soporto! Le pido a mi
señor el rey que lo despida inmediatamente". El rey escuchó el pedido y lo
hizo inmediatamente, llamó al comandante del soldado y le dijo que
intercambiara su puesto con otro comandante del mismo rango de otra compañía.
Cuando nombró al nuevo comandante, le dijo: "Mira a este soldado, enséñale
muy bien qué pedir cuando esté delante del rey".
🍷
Cada uno de nosotros está ante el Rey en Rosh Hashaná, el
día en que se abren los tesoros de la misericordia y puedes pedirle cualquier
cosa, lo que quieras; ¡sólo tienes que saber qué pedir! Dios se dirige a
nosotros de manera personal y paternal: "Puedo darte todo y quiero darte
todo lo que tengo, pide desde el fondo de tu corazón, piensa en las cosas que
son más importantes para ti, en las más íntimas y elevadas que deseaste alguna
vez, te las daré. Sólo pídelo...".
Escuela para Padres
HISTORIAS PARA SELIJOT Y ROSH HASHANA
CHARLA CON LOS RABINOS
IEHUDA LEIV COHEN y
JAIM MATES
FRIM
Rebe Mijel en el Todopoderoso
Contemos otra historia sobre él antes de llegar a Selijot.
Cuando se casó, su suegro le dio una enorme dote: mil dinares de oro. Algo
realmente sorprendente en ese momento y una cantidad que podría invertir y
vivir de las ganancias durante toda su vida. Su primer pensamiento fue hacer
exactamente eso y liberarse para estudiar Torá toda su vida. Pero luego tuvo un
segundo pensamiento:
Pirkei Avot 1:6: INCLUSO EL MALVADO PUEDE LLEGAR A SER GRANDE
Iehoshua Ben Perajia y Nitai el Arbelita recibieron de
ellos. Iehoshua Ben Perajia dijo: haz para ti un maestro, adquiere para ti
un amigo y juzga a cada hombre por el lado del mérito
Pirkei Avot Capítulo
1, Mishná 6
El Rebe de Lubavitch asociaba las palabras de Iehoshua Ben
Perajia con los acontecimientos de su vida.[1] El
Talmud dice[2] “La
izquierda siempre debe rechazar y la derecha debe acercar… no como Iehoshua Ben
Perajia, quien empujó a Ieshu el Notzri con sus dos manos”. Se cuenta que Iehoshua
Ben Perajia y su discípulo Ieshu se hospedaron en una posada. Cuando se
fueron, Iehoshua Ben Perajia dijo: "Qué hermosa es esta
posada". Su discípulo, sin embargo, se mostró menos entusiasta, “Los
ojos de la (mujer) posadera no son hermosos”.
"¡Tú eres un malvado!" Rabi Iehoshua
respondió, “¿Eso es lo que te preocupa?" Y lo condenó al ostracismo. Ieshu
se inclinó a la adoración de ídolos. En ese momento, Iehoshua Ben Perajia le
pidió a su antiguo discípulo que regresara de sus malos caminos.
“Esto es lo que he aprendido de ti”, replicó Ieshu. “Cualquier
persona que peca y haga pecar al público, no se le da oportunidad de
arrepentirse…”
Después de esta historia, explica el Rebe de Lubavitch, Iehoshua
Ben Perajia enfatizó la regla "Juzga a cada hombre, incluso a Ieshu el
Notzri, que pecó e hizo que otros pecaran para el lado del mérito".
Los comentaristas[3] dicen
que “Juzgar a todo hombre para el lado del mérito” no se refiere a una persona
completamente malvada que debería ser juzgada del lado de la
culpabilidad. Esto se aplica al enfoque simple de la Corte Rabínica aquí
en la tierra. Pero cuando nos relacionamos con el Cielo en nuestros
pensamientos, debemos juzgar favorablemente incluso a la persona extremadamente
malvada, y si lo logramos, ¡realmente se transformará y se arrepentirá!
¿Cómo pudo haberse arrepentido Ieshu? Después de todo,
él pecó e hizo que pecara la comunidad. El Tania explica que todos pueden
arrepentirse, “Porque esta cosa está muy cerca de ti”.[4] Incluso
si se dice de una persona que “no se le da tiempo para que se arrepienta”, esto
significa que “No le tomamos de la mano para alentarlo con un momento favorable
para que se arrepienta, pero si persevera y se arrepiente no hay nada que pueda
oponerse el arrepentimiento”.[5] Incluso
una persona sumamente malvada puede arrepentirse en un momento, tanto que “sus
pecados intencionales se convierten en méritos para él”.[6] (Y si semejante
pecador puede arrepentirse, ¡cuánto más lo será para todos y cada uno de
nosotros)!
La capacidad de juzgar favorablemente a una persona
totalmente malvada proviene de la capacidad de ver su potencial
oculto. Este es el papel de nuestra generación, la generación del
Mashíaj. Está escrito que, en el futuro, determinaremos la ley de acuerdo
con la opinión de la Casa de Shamai,[7] quienes
emitían sus juicios de acuerdo con el potencial (a diferencia de la Casa de
Hilel, quienes emitían sus juicios de acuerdo con la situación real).[8] Cuando
observamos el potencial de una persona malvada y reconocemos el hecho de que
puede arrepentirse y alcanzar un nivel superior el nuestro, ya que “En el lugar
en el que están aquellos los arrepentidos, no pueden estar los tzadikim
consumados”[9]
- entonces nos hacemos pequeños a nuestros ojos en comparación con
él. Esto es una segulá (amplificador espiritual) para el
atributo de bajeza.
Esta clase se dio en memoria del gran baal teshuvá Rabi
Uri Zohar, de justa y bendita memoria.
[1] Véase
el libro del rabino Ginsburgh, Mivjar Shiurei Hitbonenut II
p243, Sijat Parashat B'ha'alotja 5741 y más.
[2] Sanhedrín
107b (en las versiones sin censura).
[3] Ver
los comentarios del Rambam, Rabeinu Ioná, Rabi Ovadia de Bartenura y más.
[4] Deuteronomio
30:14.
[5] Tania
cap. 25
[6] Iomá
86b
[7] Mikdash
Melej en el Zohar Parte 1:17b, en el nombre del
Arizal. Traído en Likutei Torá Koraj 54:3.
[8] Ver
Likutei Sijot 6, p.70 y siguientes; Beit Ha'otzar
1:27; L´Or Hahalaja en el artículo " L´shitot
Beit Shamai v'Beit Hilel".
[9] Berajot
34:2
Maestros
espirituales
LAS PIEDRAS DEL AMOR. PREPARÁNDOSE PARA
SELIJOT CON EL REBE MIJEL DE ZLOTSHOV
*basado en un
shiur dado en Motza'ei Shabat 26 Elul 5773
Apuntes tomados
durante la clase, no revisados ni editados por HaRav Ginsburgh
1. El amor del Rebe Mijel de Zlotshov por su compañero
judío
Hoy en Shabat fue el iorzait del Rebe Ijiel Mijel de
Zlotshov, uno de los discípulos más conocidos del Ba'al Shem Tov. Dado que
estamos aquí en la cuarta comida del rey David, melavé malka, es
apropiado contar historias sobre los tzadikim.
Comencemos con un dicho del Rebe Mijel. Solía decir que, si
uno tomara todo el amor, todo el amor con el que todo padre ama a sus hijos (no
incluía a las madres, pero con toda certeza esa era su intención) y se juntase
todo, todo el amor en el mundo, ni siquiera estaría cerca del amor que el
Todopoderoso ama a un judío malvado, un rasha en el pueblo judío.
Continuó y dijo: “Si veo a un judío saliendo de una casa de
iniquidad (esa es la frase que usó, es decir, un lugar donde la gente va a
pecar), mi amor por ese judío en particular no cambiaría ni siquiera un pelo
porque veo le veo partir de ese lugar, sino que pensaré en él como si se
hubiera caído de cabeza y se hubiera roto la cabeza, y evaluaré la situación y
pensaré en lo que se necesita hacer para recomponerle”.
Cada uno de los grandes tzadikim, cada uno de los
estudiantes del Baal Shem Tov tiene un dicho especial sobre el amor del pueblo
judío, el gran amor, ahava rabá (אַהֲבָה
רַבָּה), que no tiene fronteras. Aparentemente, éste es el que caracteriza
a Rebe Mijel de Zlotshov.
2. Piedras del Amor
Rebe Mijel dijo que, si viera a un judío saliendo de una
casa de iniquidad, entonces el amor hacia él no disminuiría en absoluto, al
contrario, debería aumentar, porque ahora tiene compasión por él.
Como se
sabe, muchas veces es compasión, rajamim, la que despierta el amor, como
en el versículo “Iaacov que redimió a Abraham” donde Iaacov representa la
compasión y Abraham representa el amor. Pero podría plantearse la pregunta:
¿Qué haría Rebe Mijel si viera a un judío a punto de entrar en un lugar así?
¿Entonces qué? Sin duda, su amor por este judío no disminuiría, pero la
pregunta es, dado que existe una mitzvá de evitar que otra persona haga
algo malo, leafrushei meisura (לְאֶפְרוּשֵׁי
מֵאִיסּוּרָא), ¿qué haría Rebe Mijel?
Está escrito en el Tania que cuando Moshé Rabeinu se
enfrentó a tal situación, prefirió enojarse para evitar que el pueblo judío
pecara, todo por verdadero amor a Israel. Al parecer, Rebe Mijel también
actuaría de la misma manera. ¿Pero qué haría exactamente? ¿Le tiraría una
piedra a este judío? Si por experiencia supiera que tirar piedras no ayuda
mucho, ¿qué haría entonces, especialmente máxime si despierta en una persona la
reacción contraria? Más aún, si la reprimenda no surge del verdadero amor por
el prójimo judío, considerando cómo él describió cómo el Todopoderoso ama
incluso al mayor rashá entre el pueblo judío. Si existe tal amor y, sin
embargo, existe una mitzvá de evitar que alguien cometa un pecado, debes
trabajar duro para averiguar qué se puede hacer.
Rebe Mijel
habló de alguien que sale de una casa de pecados y luego evalúa el daño
espiritual que le sobrevino y lo trata. Las raíces de tres letras de “dañar” (נזק) y “arrojar” (זרק)
provienen de la misma raíz de dos letras, זק.
¿El lanzamiento puede ser algo positivo en algún sentido, puede prevenir daños,
nezeq (נֶזֶק)?
Una idea
es mirar las marcas de cantilación o entonación. Está escrito que el Mashíaj
vendrá a interpretar los significados de las marcas de cantilación. El primer ta'am
o marca de cantilación es zarka (זַרְקָא),
que es similar a "lanzar". El segundo es segol (סֶגּוֹל), que es similar a segulá, o encanto. Estos dos siempre
van juntos, por lo que debe haber algún efecto especial en lanzar. De hecho, en
Jasidut se enseña mucho sobre el poder de arrojar (incluso piedras). La
pregunta es qué hay que lanzar. ¿A cuánto es igual numéricamente “lanzar” (זרק) más “piedra” (אבן)?
Es igual a 307 más 53, o 360, el valor de Shejem (שְׁכֶם). El valor de “arrojar una piedra” (זְרִיקַת אֶבֶן) es 770, lo que implicaría una fuerte
conexión entre las dos palabras. La guematria de “lanzar piedras” (זְרִיקַת אֲבָנִים),
en plural (que significa tirar muchas piedras), es 820, el valor del verso,
“Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (וְאָהַבְתָּ לְרֵעֲךָ כָּמוֹךָ).
A veces
una piedra no es una piedra. Para entender realmente el efecto de arrojar
piedras tenemos que recordar que, en el Libro de la Formación, la palabra
“piedra” (אבן) significa una “letra”: “1 piedra
construye 1 casa, 2 piedras construyen 3 casas, 3 piedras construyen 6 casas”,
etc. Esta enseñanza es el secreto de las “permutaciones”, tzeruf (צֵרוּף), o “combinaciones”, basadas en la función
matemática llamada factorial. Por lo tanto, el nivel más elevado de amor que es
útil para prevenir daños, útil para impedir que un judío haga algo que está
prohibido, no es lanzar piedras sino letras; muchas, muchas letras que forman
muchas palabras. Cuando estas palabras salen lanzadas desde el corazón y entran
en el corazón del otro causan un impacto.
Mencionamos
Shejem, la ciudad de Iosef Hatzadik y sobre Iosef es dicho que él
es la “piedra de Israel”, misham roé even Israel (מִשָּׁם
רוֹעֶה אֶבֶן יִשְׂרָאֵל). La palabra “piedra” (אֶבֶן) en hebreo se considera un acrónimo de “padre” (אָב) e “hijo” (בֵּן) y la forma plural,
“piedras” (אֲבָנִים) es un acrónimo de
“padres e hijos” (אֲבוֹת וּבָנִים). La primera vez que
aparece la palabra “amor” en la Torá es cuando Dios le ordena a Abraham que
tome a su amado hijo Itzjak y lo sacrifique. En total, la palabra “amor”
aparece 42 veces en el Pentateuco, y a estos los llamamos los 42 viajes del
“amor” (מב מַסְּעוֹת
אַהֲבָה) en la Torá.[1] El primer
viaje que hizo el amor a nuestro mundo, la primera vez que el amor aparece en
la Torá, es en el amor de un padre – Abraham - por su hijo - Itzjak.[2] Cuando se lanza
una piedra, una letra, que sale del corazón, con mucha fuerza, debe ser con la
fuerza del primer amor, el de Abraham por Itzjak, aunque tenían rasgos de
carácter diferentes (Abraham es bondadoso, el eje derecho de las sefirot
e Itzjak era fuerza, el eje izquierdo de las sefirot), estaban unidos
por la Akeidá como explicaremos.
3. Los significados más profundos tras una piedra
Si queremos ir aún más lejos con el significado de piedra,
en Saar haIjud vehaEmuná dice que la palabra para “piedra” en hebreo, even
אֶבֶן, es una combinación,
una unificación de dos
Nombres santos. Las letras בן son el relleno de Havaiá
que es igual a 52 (יוד הה וו הה) y la א
adicional proviene del relleno de Havaiá que es igual a 45 (יוד הא ואו הא) o del relleno que es igual a 63 (יוד הי ואו הי). El Alter Rebe trae la piedra como
ejemplo de cómo todos los objetos en el mundo se crean a partir de las letras
hebreas, y de todas las cosas que pudo haber elegido, eligió la piedra.
Todo esto es sólo un preludio de nuestro tema principal de
esta noche: Selijot. Durante las Selijot pedimos perdón al
Todopoderoso, pero no nos olvidamos de pedir también por el Mashíaj y la
redención. Ésa es la petición principal que hacemos esta noche. En este
sentido, los judíos son muy sabios. Cuando alguien ha hecho algo mal y viene a
pedir perdón, es posible que no necesariamente comprenda que el mejor momento
para pedir algo adicional a la persona a la que has ofendido es cuando estás
pidiendo perdón. Pero eso es lo que hizo Moshé Rabeinu y de él aprendemos cómo
conducir nuestras Selijot. Después del pecado del Becerro de Oro, Moshé
Rabeinu vio que Dios estaba perdonando y por eso pidió más. Entonces, por un
lado, uno debe venir con gran bajeza y humildad a Selijot. Somos
culpables de haber actuado mal y nos avergonzamos por ello, pero al mismo
tiempo, debemos aprovechar la oportunidad para pedir todo lo que necesitamos al
Todopoderoso.
En la
palabra אבן la letra ב
es común tanto para el padre (אָב) como para el hijo (בֵּן). Pero, si agregáramos una “madre”, im
(אֵם) y un “hijo” (בֵּן),
encontraríamos que su acrónimo es “Amén” (אָמֵן).
Entonces, cada vez que decimos Amén debemos meditar en el amor de una madre por
sus hijos, representado en el versículo, “la madre echada sobre sus hijos”[3] (הָאֵם רוֹבֶצֶת עַל הַבָּנִים). El padre ama de
lejos, pero el amor de la madre es cercano y próximo. La suma de estos dos
acrónimos, “piedra” y “Amén” (אֶבֶן אָמֵן),
es 144, o 12 al cuadrado. El asunto: si lanzas una piedra, más vale que sea tal
que la otra persona esté dispuesta a responder Amén. La piedra y el Amén deben
ser como dos compañeros que no se separan. Entonces, si hablabas palabras desde
el corazón y no había ningún Amén del otro lado, aparentemente no
funcionó. Amén se dice después de una bendición. Esto está relacionado
con el día de hoy, ya que el Rebe Mijel de Zlotshov falleció en 5546 (תקמ"ו), hace 227 años,[4] y el valor
de “bendición” (בְּרָכָה) ¡es 227. ¡Así que
hay muchas bendiciones de parte de él ahora mismo!
4. Rebe Mijel ora a última hora del día
Más sobre el Rebe Mijel. Fue el primero entre los discípulos
del Baal Shem Tov en daven (rezar) al final del día. El propio Ba'al
Shem Tov, en su minian daven vatikin, al amanecer. El primero en
cambiar esto, y fueron muchos los que adoptaron su costumbre, fue el Rebe Mijel.
Lo sorprendente es que pertenecía al claustro de Brod, un centro de
grandes genios de la Torá. Y aunque el rezaba tarde, nadie dijo una
palabra. Hasta que un día entró un hombre joven y acomodado y le preguntó:
“¿Por qué rezas tan tarde? ¡Nunca escuchamos tal cosa, ni siquiera del Baal
Shem Tov!” Rebe Mijel respondió con un poco de audacia. Le dijo al joven rico:
“Observa a todos los grandes eruditos de la Torá que hay aquí. Me han visto
hacer esto durante años y nadie me hizo esta pregunta. Eres el primero en
hacerlo. Entonces, debo concluir que no eres tú quien hace la pregunta, es tu
dinero. Y como es tu dinero el que me pregunta, y yo no tengo en cuenta tu
dinero para nada, no le voy a dar respuesta”.
Lo que aprendemos de esto es que si no tienes en cuenta el
dinero para nada, puedes llegar tarde. Además, dado que Rebe Mijel falleció el
día de la creación del mundo (el 25 de Elul), debe tener una conexión con el
acto de la creación. Una de las razones por las que rezó tarde fue para reunir
todas las chispas de todas las oraciones dichas por quienes le precedieron y
rectificarlas. Hay algunas formas diferentes de explicar el motivo del rezo
tarde, pero quien inició este minhag fue Rebe Mijel.
Otra cosa sobre Rebe Mijel fue que recibió la llave de la recámara
de la música de Jasidut, razón por la cual el Maguid de Mezritch envió al Alter
Rebe (el fundador de Jabad) a Rebe Mijel para recibir el secreto de los nigunim
(melodías jasídicas) de él. La conexión entre los dos - Rebe Mijel y el Alter
Rebe permaneció - a pesar de que el Alter Rebe no se quedó con él. Un Shabat,
se escuchó a Rebe Mijel decir una enseñanza al estilo de Jabad, que no era su
estilo en absoluto. ¿Dónde lo escuchó? Más tarde explicó que lo escuchó
telepáticamente del Alter Rebe y lo repitió en su honor.
5. La confianza del Rebe Mijel en el Todopoderoso
Contemos otra historia sobre él antes de llegar a Selijot.
Cuando se casó, su suegro le dio una enorme dote: mil dinares de oro. Algo
realmente sorprendente en ese momento y una cantidad que podría invertir y
vivir de las ganancias durante toda su vida. Su primer pensamiento fue hacer
exactamente eso y liberarse para estudiar Torá toda su vida. Pero luego tuvo un
segundo pensamiento: si su sustento provendría de una inversión y estaría
asegurado durante toda su vida, ¿cómo podría trabajar en su confianza en Dios -
que Dios proveería para él? Entonces, pensó que debería dar la mitad de la
enorme suma a tzedaká. Reunió a todos los pobres que conocía y les pidió
que trajeran a otros pobres, y en poco tiempo pudo repartir la mitad de la
dote.
Pero como la suma era tan grande, incluso con sólo la mitad,
podía invertir y vivir de las ganancias. Entonces, comenzó a pensar en su
situación nuevamente y decidió que todavía tendría problemas para desarrollar
su confianza en el Todopoderoso. Entonces, tomó la decisión de donar la otra
mitad de la dote también a la tzedaká. Nuevamente vinieron más y más
pobres y la otra mitad se fue. Tiró su dinero, tal como se lanzan piedras (de
hecho, los comerciantes de diamantes se refieren a los diamantes como piedras).
De toda la enorme dote que había recibido, sólo se quedó con una vaca, para al
menos tener leche por la mañana. Todas las mañanas su esposa iba a ordeñar la
vaca para tener al menos algo que darles a sus hijos al comienzo del día.
Un día pensó: "¿Dónde está mi confianza en
Hashem?" Entonces, llamó al shojet para que sacrificara la vaca y
le dio toda la carne a los pobres. No se lo dijo a su esposa y a la mañana
siguiente ella salió a ordeñar la vaca. Ella preguntó ingenuamente:
"¿Dónde está la vaca?" Y él respondió: “Ella subió al cielo”. Su esposa
entendió lo que había sucedido. Luego preguntó: “¿Qué pasará con nosotros?” Él
dijo: "Dios ayudará".
6. La esposa del Rebe Mijel y la Tzedaká infinita
Después de un tiempo, llegó una novia pobre, no tenía dinero
para su boda y no tenía vestido. Se dirigió a su esposa, que tenía un solo
vestido. Le pidió que le diera su vestido a esta pobre muchacha. Ella estaba
feliz de hacerlo.
Lo que vemos en estas dos historias es que todo proviene de
la esposa. Todo el dinero era de ella y cada vez que volvía a pensar en qué
hacer con su dinero, era gracias a su esposa.
Entonces, su esposa felizmente le dio su vestido y se hizo
un vestido de arpillera. No dice cuánto tiempo tuvo que vestirlo.
Hace unos días, aprendimos en el Tania que cuando se
trata de tzedaká, la enseñanza de Rabí Akiva, “tu vida es lo primero” (חייך קודמין) sólo se aplica
cuando tú y el pobre tenéis las necesidades básicas para vivir. Pero si él
tiene menos que tú, tienes que asegurarte de que tenga lo necesario, antes de que
tú y tu familia tengáis algo más que las necesidades básicas. Si el pobre no
tiene pan para alimentar a su familia, pero tú tienes carne, debes asegurarte
de que la familia pobre tenga lo que tú tienes.
En el Tania
de hoy, aprendemos el versículo “Tu mandamiento es muy generoso” (רחבה מצותך מאד), que se refiere a la mitzvá de tzedaká
que Dios realiza con el mundo, al sostenerlo gratuitamente, como un acto de
caridad. De la misma manera, cuando damos tzedaká creamos un recipiente
infinitamente grande para la revelación de Dios en el futuro. Por hashgajá
(Providencia Divina), las cartas más poderosas en Igueret HaKodesh
relacionadas con la tzedaká se encuentran en la lectura diaria de Tania
para los últimos días de Elul. El día más importante de todo el año para dar tzedaká,
según el Arizal, es la víspera de Sucot, pero todo el mes de Elul es
especial para tzedaká.
En el shiur
anterior mencionamos el verso “Piel por piel” (עור בעד
עור), etc. Este verso aparece tres veces en el Tania y una
de las apapriciones es en este igueret, por lo que sugerimos que cada
persona aumente su tzedaká por 276, el valor de “piel” (עור).
Imagen de Iael Shilo יעל שילה – Trabajo propio, CC BY 3.0,
https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=11533579
[1] Explicado
detalladamente en el artículo del mismo nombre en Sha’arei Ahava VeRatzon.
[2] Génesis
22:4. “Toma a tu hijo, tu único hijo, a quien amas, Itzjak…”
[3] Deuteronomio
22:6
[4] Hasta
la fecha, en 5783, han pasado 237 años.
CUANDO SER MENTOR DE OTROS
P: Estoy en posición de guiar e influir en otros en su
camino espiritual hacia la observancia de la Torá. Pero yo mismo estoy lejos de
ser perfecto y tengo muchos fallos que necesitan corregirse y cuestiones en mi
vida que tengo que mejorar. ¿Se supone que debo rectificarme primero antes de
intentar influir en los demás? ¿O debería seguir adelante y ser mentor, con
fallos y todo?
R: Las generaciones anteriores solían exigir que una persona
se perfeccionara antes de dedicarse a ser mentor de otros. Pero el Rebe de
Lubavitch enseñó que esta demanda ha cambiado. El principio del Rebe, que nos
encargó, es enseñar a otros tan pronto como aprendamos algo nuevo: si has
aprendido la letra alef, enséñala a tantas personas como sea posible – y sólo
entonces aprende la siguiente letra, bet. Además, y lo más importante,
desde el momento en que una persona realmente quiere rectificarse, en el Cielo
ya se considera que ha completado la rectificación en lo que se refiere a
influir positivamente en los demás.
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