SHABAT BERESHIT
Dicen los
sabios:
La forma en
que la persona se comporta en Shabat Bereshit, así es como irá durante todo el
año.
Con la
gracia de Dios comenzamos nuevamente desde el principio con la abundancia de la
"Nueva Torá", que se presenta nueva ante nuestros ojos cada año al
comenzar a leerla un año más.
“Vaijulu
Hashamaim vaaretz bejol tzevaam. Vaijal Elokim et iom hashevií mi col melajtó
asher asá, baishvot beiom hashevií micol melajtó asher asá.”
“Y fueron
terminados los Cielos y la tierra y todas sus huestes. Y terminó Elokim el
séptimo día toda la obra que había hecho, y dejó de trabajar en el séptimo día
de toda la obra que hizo.”
Así
comienza el segundo capítulo de la Torá en el libro Bereshit, “En el Principio”.
Como se lee, Hashem aclaró que el sexto día terminó de crear los Cielos y la Tierra.
¿Pero por
qué dice que “terminó su obra el séptimo día”?
¿Acaso no
la había terminado el sexto día?
¿Había algo
más que crear?
¿Entonces el
séptimo día trabajó o no?
Fuera de la
lengua sagrada no existe un término para denotar que algo es hecho existir si
antes no existía.
Nuestro
concepto de trabajo actuar para transformar
algo que ya existe en otra cosa. Incluso las creaciones más originales del ser
humano, materia o energía, incluso intelectuales y espirituales, son la
transformación de algo que ya existía en algo diferente. Solo cambia la forma.
No es nuevo en esencia, solo cambia su apariencia. Yendo al extremo, el ser
humano no puede transformar la energía materia sin antes haber energía, y la
energía no puede ser creada sin un potencial previo del cual extraerla.
El séptimo
día representa ese aspecto de la Creación que es hacer que algo exista a partir
de la nada. El Shabat crea cosas nuevas, por eso aquí es donde aparece por
primera vez el Nombre Havaiá en la Torá, al crear el Shabat después de que el
hombre fuera creado, antes solo estaba el Nombre Elokim, de guematria 86, igual
que hateva, “la naturaleza. En seis días creó los mundos naturales, el séptimo
día llamó al hombre para que se reuna con Él en el infinito.
El séptimo
día es un testimonio de que Hashem crea algo a partir de la nada, y que no hay
nadie más que Él que pueda crear algo a partir de la nada, porque sólo Él es
infinito, eterno y no tiene existencia, podamos verificar con nuestros sentidos.
Y esto no se puede atestiguar sin estar conectado a esa fuente de todo, La
Esencia.
Al decir
cada viernes, en la noche de Shabat “Vaijulu Hashamaim…”, dice la guemará que
el judío se transforma en un socio de la creación. Y un socio no es dueño de
una parte del objeto, sino que comparte cada uno de los puntos componentes del
todo con su socio. Y como todos los judíos se hacen socios de esta manera, se
unen a Dios para ser creadores y partícipes de la Creación de “los Cielos y la
Tierra”, la realidad física creada y la espiritual, y aquella Existencia
Infinita que está por encima de los Mundos y La Luz Infinita, la esencia.
Así, Bereshit
es la creación a partir de la nada. Nada nuevo o extraordinario para el Creador
Todopoderoso. De hecho la Bet grande con que empieza la Torá es interpretada
como que hubo 2 bereshit, dos principios. Y puede haber infinitos principios,
tantos como el Todopoderoso quiera.
Pero el
Shabat crea algo que no había antes: la realidad de que una criatura limitada y
finita perciba la Esencia y sea parte de ella. Adam y Javá tuvieron la
posibilidad de hacerlo, pero Hashem no quiso que sea algo automático, como
autómatas o como un instinto animal que no tienen conciencia propia.
Con la
entrega de la Torá, se entregó un alma extra al pueblo de Israel, el Nefesh
Elokit o Alma Divina que le permite tener conciencia de la paradoja de lo
infinito y lo finito como caras de la misma moneda.
Y en esa
alma reside el libre albedrío, en la posibilidad de decidir ser socio o no. Por
eso el Shabat equivale a todas las mitzvot, quien cuida el Shabat lo llama placer,
y trata de llevar el Shabat a todos los días de la semana.
Llevar esa
conciencia a cada instante de nuestra existencia, esa de ser uno con el
Creador, y estar conciente de que crea a cada instante todo algo a partir de la
nada, es revelar al Creador y el alma Divina que es parte Suya a través de las
acciones simples de cada día.
Y si es
así, ojalá que todos los días sea Shabat.
Y que todos
podamos tenerla, todos los seres humanos y los Cielos y la Tierra.
Para eso entregamos
nuestra vida, trabajamos y rezamos como nos enseñó el Rebe para que venga la
redención ya!
¡Queremos
Mashíaj Ya!
Shabat
Shalom
_________________
Este
mensaje está dedicado a la memoria de mi papá
Moshe Calmen ben Itzjak Frim
En su 19 aniversario
del fallecimiento, 27 de Tishrei 5759.
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EL SECRETO DE HASHEM PARA LOS TEMEROSOS
1820
LA ROSA ENTRE LAS ESPINAS
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