La Evolución de la
Cabalá
Cabalá: La Unión de la Sabiduría y la
Profecía
El valor numérico de la palabra
“cabalá”1 en hebreo es 137. Sorpresivamente, este es uno de los
números más importantes hoy en día en la física moderna. Como número puro, sin
dimensiones2, es conocido como el “inverso de la constante de la
estructura fina” y expresa una importante propiedad del espacio en relación a la
creación.
137 es el valor de la suma de dos palabras
muy importantes que se relacionan con la cabalá: “sabiduría” 3 = 73 y
“profecía”4 = 64, jojmá y nevuá. La cabalá puede ser
entendida entonces como la unión (o el matrimonio) de ambos
conceptos.
Históricamente, la cabalá evolucionó de la
tradición profética que existío en el judaísmo hasta la época del segundo Templo
(comenzando en el cuarto siglo antes de la era común). Aunque luego el espíritu
profético que residió en los profetas continuó ”sobrevolando” sobre el pueblo de
Israel, ya no se manifestó en forma directa. En cambio, el espíritu de sabiduría
manifestó lo Divino en la forma de la Torá Oral, (la tradición oral), el cuerpo
de conocimientos rabínicos que se comenzó a desarrollar durante el período del
segundo templo y continúa hasta nuestros días. El encuentro de la sabiduría (la
mente, el intelecto) y la profecía (el espíritu que permanece) y su unión es lo
que produce y define la esencia de la cabalá.
En el esquema conceptual de la cabalá, la
“sabiduría” corresponde a la sefirá de jojmá, sabiduría, conocida
por otro lado como el principio “padre” (aba) y “profecía” corresponde a
la sefirá de biná, entendimiento, o el principio “madre”
(ima). La sabiduría y el entendimiento son descriptos en el Zohar como
“dos compañeros que nunca se separan”. Así, la cabalá representa la unión de la
sabiduría y la profecía en el alma colectiva judía; siempre que estudiamos
cabalá, que es la sabiduría interior de la Torá, revelamos esta
unión.
Es importante aclarar que la cabalá no es
una disciplina separada del estudio tradicional de la Torá, es más bien el alma
interior de la Torá (nishmata deoraita, en el lenguaje del Zohar y el
Arizal).
A menudo la unión de dos cosas es
representada en cabalá como un acrónimo compuesto por sus letras iniciales. En
este caso, “sabiduría”, que en hebreo comienza con la letra jet, y
profecía que comienza con la letra nun, forman la palabra hebrea
“jen”, que significa “gracia”, en el sentido de belleza. Gracia se
refiere en particular a la belleza simétrica, es decir, el tipo de belleza que
percibimos en la simetría. Esta observación está ligada al hecho que la
sabiduría interior de la Torá, la cabalá, es conocida como “jojmat
hajen”, que podríamos traducir literalmente como la sabiduría de jen.
A su vez, jen es el acrónimo de otras dos palabras: “sabiduría oculta”
(jojmá nistará). Pero, siguiendo nuestro análisis aquí, la cabalá
es llamada jen porque es la unión de sabiduría y profecía.
Porque comprende a ambas, sabiduría y
profecía, la cabalá como alma interior de la Torá, es apropiada para brindarnos
una visión del futuro perfeccionado y utópico del mundo que vamos a disfrutar
cuando el Mashíaj se revele. El estudio de la Torá nos proporciona a nivel
individual y colectivo la conciencia y la fortaleza de carácter necesaria para
imaginar este futuro y trabajar en pos de él durante las horas de oscuridad más
colosales.
Notas
1. kuf = 100; bet = 2;
lamed = 30; hei = 5.
2. “sin dimensiones” significa que este
número no es una medida de ninguna cantidad, por ejemplo: distancia (metros) o
tiempo (segundos) o energía (julios), etc., o la relación entre unidades, como
velocidad: metros por segundo, etc.).
3. jet = 8; caf = 20;
mem = 40; hei = 5.
4. nun = 50; bet = 2;
vav = 6; alef = 1; hei = 5.
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