( la siguiente es una traducción de un pasaje del libro de rav Ginsburg, Ani Ledodi Vedodi Li )
INTRODUCCIÓN
Cada año llega el mes de Elul y comenzamos a
sentir el refrescante aliento de la teshuvah (regreso a Di-s) en el
aire. El Año Nuevo se está acercando rápidamente, y este es el momento para
hacer un recuento de nuestras acciones del año pasado y reparar nuestras sendas.
Aunque el objetivo es arrepentirse, debemos ser capaces de identificar dónde nos
equivocamos. Si tenemos éxito en hurgar profundamente en nuestros corazones, con
frecuencia descubrimos que aunque en muchas ocasiones nuestras acciones fueron
acorde a las letras de la ley, nuestras intenciones estaban apartadas, lejos de
Di-s. Para verdaderamente rectificar nuestros pecados, debemos entender
exactamente en qué punto perdimos nuestra relación con Di-s. En los siguientes
capítulos analizaremos tres clases de relación, y cómo el profundo entendimiento
de las motivaciones que hay detrás de estas relaciones nos llevará a
perfeccionar la relación más esencial que tenemos: nuestra relación con Di-s.
NUESTRO PADRE, NUESTRO REY, NUESTRO ESPOSO
En las oraciones de I om Kipur (Día del
Perdón), le pedimos a Di-s “nos perdone, dispense nuestras faltas, nos absuelva”
(Slaj lanu, mejal lanu, kaper lanu) . Cada una de estas clases de
perdón expresan un diferente tipo de pecado y un diferente tipo de perdón que
solicitamos de Di-s. Generalmente comparamos nuestra relación con Di-s a uno de
los tres principales paradigmas:
• La relación padre/hijo
• La relación rey/sirviente
• La relación esposo/esposa
La causa psicológica y la esencia de un pecado dentro del
contexto de cada una de estas relaciones, es diferente:
La relación padre/hijo es dañada porque el niño lo ignora y lo
trata de forma distante y sin respeto.
La relación rey/sirviente es dañada porque el sirviente se
rebela contra los decretos del rey.
La relación esposo/esposa es dañada por la insensibilidad
respecto a la esencia interior del otro.
LA RELACIÓN PADRE-HIJO
El padre no espera que su hijo le ayude a realizar sus metas.
En cierto sentido, incluso espera que su hijo emprenda nuevos senderos, y le
intriga ver cómo su propio potencial central encontrará nuevas expresiones en su
hijo, bajo diferentes condiciones y en una generación diferente.
Sin embargo, el insulto más profundo para los padres es
olvidarlos. Con frecuencia, los hijos desean sacudirse los lazos que los ligan a
sus padres. Esta inclinación natural está expresada en Génesis 2:24: “Entonces
el hombre dejar á a su padre y a su madre y se unirá a su esposa…”.
Para que un niño madure debe necesariamente desconectarse de su
dependencia total de sus padres. Por esta razón la Torá nos ordena honrar
siempre a nuestros padres. A pesar de que un niño debe luchar por alcanzar su
independencia, está obligado a continuar siempre honrando a sus padres y darles
peso en su vida. En hebreo la palabra para “honrar” es kabed , la cual
comparte la raíz con la palabra kaved , que significa “pesado ” .
Cuando un hijo continúa honrando a sus padres, les da peso y reconocimiento y
ellos permanecen eternamente en su conciencia.
Solidez y Peso
Las palabras “padre/hijo” en hebreo son av/ben .
Cuando estas palabras son escritas como una abreviación forman la palabra ev
en , que significa “roca”. Así, la imagen de una roca crea
asociaciones con la relación padre/hijo.
Los dos rasgos más importantes de una roca son su solidez y su
peso. El padre da a los niños solidez, la firme fe en Di-s y en su herencia. El
niño da peso a su padre. Cuando el padre se sienta en la mesa de Shabat rodeado
por todos sus niños, ellos le agregan potencia y masa a su presencia.
NUESTRA RELACIÓN CON DI-S
A menudo, una persona siente que su pecado más importante no
está realmente en transgredir; sino en su ignorancia y olvido de Di-s. Si una
persona hace una honesta investigación en su alma, se da cuenta que en un cierto
punto de su relación con Di-s lo ha dejado y ha creado su propio mundo, en el
cual Di-s no es el punto central. Ha modelado su mundo como una fortaleza donde
puede muy bien continuar su vida lejos de Di-s (aunque aun realice los
mandamientos) sin la necesidad de recordar el lugar de donde viene y Quién lo
creó.
“Perdónanos”
Cuando le pedimos a Di-s que nos perdone por dejarlo fuera de
nuestras vidas, decirnos: Selaj lanu (“Perdónanos”). Las letras de la
palabra selaj –samej, lamed, jet – son las mismas que para
“erradicar”, “ j asal”. En lo profundo de su corazón, una
persona sabe que es ella quien debe “anularse” para enmendar su inclinación a
anular a todo aquel que afecte su mundo privado y demande su atención. Así,
rogamos que Di-s erradique nuestros sentimientos altivos de iesh , de
ser “algo”, y pueda substituir nuestro rígido y contraído corazón de piedra por
un corazón suave y amplio que contenga un espacio para el otro.
Aunque la expresión común “perdóname” apunta a este concepto,
cuando decimos “perdóname” a otra persona, nuestro interés es pedir que el otro
no se ofenda cuando nos infiltramos en su mundo, ofendiendo sus sentimientos de
expansión infinita. En otras palabras, cuando pedimos perdón, estamos expresando
sensibilidad hacia la realidad del otro, dándole honor y un lugar en nuestro
mundo, pero en sus propios términos.
Cuando pedimos perdón a Di-s, pedimos que nos perdone por no
reconocer Su lugar (que abarca todo) en nuestro mundo.
LA RELACIÓN REY/SIRVIENTE
Como aprendimos en los capítulos anteriores, la relación
padre/hijo está ejemplificada por el honor y reconocimiento que el hijo da a su
padre. La relación rey/sirviente es diferente. El rey no necesita reconocimiento
de sus súbditos, e incluso es indigno que la solicite. El rey tiene un plan
maestro, desea guiar y realizar y demanda de sus súbditos disciplina y
obediencia.
Cuando expresamente nos anulamos ante el rey, es que somos
capaces de ser parte de un esfuerzo que está más allá de nuestro propio
horizonte individual –un esfuerzo que es un objetivo vital en el plan maestro
del rey. Nuestra disciplina y devoción para nuestro amado y admirado rey,
significa que estamos canalizando nuestras vidas a ideales que están por encima
y más allá de nuestra realidad personal. Entendemos frente a quién estamos
viviendo, y nuestra existencia particular recibe un significado y una
estabilidad en nuestra dependencia con el rey. Ya no vivimos sólo para nuestros
limitados y desconectados asuntos, al contrario, toda nuestra vida tiene un
amplio objetivo motriz, el cual nos obligará para dar cuenta de nuestros éxitos
y fracasos de regreso al rey.
El Pecado Contra el Rey
Pecar contra Di-s, nuestro Rey, es rebelarnos contra Él. Esta
rebelión es la demanda desde nuestro propio pequeño ego de vivir sin
limitaciones nuestras vidas limitadas. Demandamos hacer lo que deseemos sin
considerar el “resultado final” – cómo afectan nuestras acciones no sólo a
nuestras propias vidas, sino también a la de quienes nos rodean, y en definitiva
al plan Divino para todo el mundo.
Haciendo a Di-s Nuestro Rey
Cuando nos relacionamos a Di-s como nuestro Rey, nos damos
cuenta que sólo Él puede sacarnos de las complejidades de nuestra vida, y de que
nos lleva a un plano que está por encima y más allá de nuestros pequeños deseos
personales. Cuando cumplimos con los decretos del Rey, nuestras vidas se vuelven
significativas aun cuando no captamos el por qué ocurren determinados eventos y
hacia dónde conducen. Así nuestras vidas se han vuelto vidas de responsabilidad.
A través de los decretos ( pekudot) que Di-s nos ordena, Él se conecta
con nosotros y Se relaciona íntimamente con nuestras vidas ( pekidah).
“ Perdónanos”
Cuando pedimos a Di-s, nuestro Rey, que nos dispense, decimos
mejal lanu, “dispénsanos”. Pedirle a un Rey que nos dispense, es
pedirle que nos perdona una deuda que no ha sido cancelada. El Rey entra a
nuestra conciencia desde afuera de nuestro mundo, demandando y ordenando que
cumplamos sus decretos que no siempre parecen ser relevantes a nuestra vida
privada. No espera de nosotros una total identificación con Sus deseos, y por
tanto ejerce presión y poder. Por nuestro lado, le pedimos que entienda nuestra
difícil situación creada por Su presión, perdonarnos nuestra deuda con Él, y nos
de una nueva oportunidad de Servirle.
Nuestra relación con Di-s como Rey es intrínsecamente de cierta
distancia. Cuando pedimos al Rey nos dispense, admitimos que no tenemos la
fuerza o el coraje de permanecer ante Él en una forma constante. Le pedimos
tener paciencia con nosotros mientras estamos distantes y ser paciente con
nosotros mientras nos esforzamos por servirLo con mayor devoción.
LA RELACIÓN ESPOSO/ESPOSA
( Nota del Editor: Con el fin de simplificar el texto, en
este capítulo nos hemos referido a los miembros de la pareja con un género
determinado, pero ciertamente los roles pueden ser invertidos.)
El pecado contra nuestra esposa es la insensibilidad, la
carencia de deseo y apertura para identificarnos activamente con él. Lo que le
duele a un cónyuge más que todo es cuando se respetan "las reglas" y se
demuestra consideración para su individualidad, pero no existe un verdadero
interés por sus pensamientos íntimos y sus sentimientos más profundos. Un
extraño podría estar muy impresionado por el nivel de mutua consideración que la
pareja proyecta. En lo profundo de su corazón, sin embargo, el cónyuge ofendido
desea algo más que una mutua consideración. Él desea ascender a un punto en
donde realmente pueda compartir las complejidades de su alma con su amado
compañero.
La vida en matrimonio con sus fricciones y demandas diarias
invita a que uno construya paredes alrededor de la profundidad de su alma,
definir límites y admitir que su cónyuge es totalmente diferente a él y está
lejos de entenderlo. Además, agrega, es el privilegio de ella ser justo de la
manera que es. Este enfoque es leg í timo sólo si esas separaciones son
utilizadas como herramientas para liberar la tensión superficial y abrir nuestro
mundo interior. Pero si la pareja considera que estas separaciones son la base
de sus vidas en común –si rechazan sumergirse en el interior del alma del otro–
una persistente insatisfacción interior puede llegar a erosionar su sentimiento
de “unión” y su amor mutuo se desvanecerá.
Explotación y Apacionamiento
Mientras la relación padre/hijo se define por la tensión entre
la indiferencia y el reconocimiento, la relación entre esposo y esposa es
definida por la tención entre la explotación y el entusiasmo. EL marido espera
que su pareja se relacione con él, tal como él lo hace –con excitación al
encontrar a alguien nuevo y diferente, que desee sumergirse dentro de su propio
ser. El pensamiento de que su compañera pueda verlo como un objeto
despersonalizado, puesto allí para ser utilizado convenientemente en su vida, lo
“mata” espiritualmente.
Además, más que ser explotado con total indiferencia de su
experiencia interior, el marido tiene miedo de que sea explotada su experiencia
interior misma. Teme que su pasión y su devoción por ella puedan encontrarse con
el cinismo de la fría practicidad.
Di-s Como Nuestro Cónyuge
Cuando pecamos contra Di-s como nuestro cónyuge podemos
permanecer fieles a Sus mandamientos, sin internalizar la experiencia de Él en
nuestras vidas, sin tratar de identificarnos con Él. No nos conectamos con Di-s
con entusiasmo, permitiéndoLe permear nuestro ser, entrar a nuestra experiencia
más profunda y transformarla. Cuando no nos relacionamos apropiadamente con Di-s
como nuestro cónyuge, en realidad tampoco le rezamos de una manera auténtica. En
lo más hondo no creemos que esté realmente interesado en nosotros y en nuestros
deseos más íntimos.
“Límpianos”
Este tipo de pecado necesita kaparah , “limpiar”. La
vida de casados demanda una detallada y continua limpieza y examen. Aun el más
pequeño insulto revela una frialdad interior esencial, y la renuencia a estar
“demasiado involucrado” en el mundo del otro. La frialdad desciende a lo más
profundo del alma del otro. Siente que sus esfuerzos por entregar su esencia a
su compañera han sido explotados, mientras su cónyuge no ha dado señales
reciprocidad.
En un nivel más profundo, podemos entender que la Presencia
Divina de Di-s (Shejinah) habita en la pareja matrimonial. Es Su
Presencia Divina que permite que reine la paz y el afecto entre las dos
diferentes almas. Si no somos sensitivos a la Shejinah de Di-s,
sencillamente se va. Para merecer Su Divina Presencia entre nosotros, debemos
constantemente limpiarnos y purificarnos, examinar las complejidades de nuestras
acciones y pensamientos, y crear una verdadera morada para Él en nuestro mundo.
Regresando a Di-s en Elul
En el mes hebreo de Elul , nuestra principal forma de
relación con Di-s es la de un niño con su padre. El tema de Elul es
regresar a casa. En este mes descubrimos nuevamente a Dios después de un período
muy largo de haberlo abandonado –o por lo menos– de haberlo ignorado. En el mes
de Av , que precede a Elul, el deterioro de nuestra relación
con Di-s es tan profundo que Di-s se retira a su lugar sagrado oculto e interno,
reflejando nuestro alejamiento.
El Baal Shem Tov explica que en Elul Di-s es comparado
con un rey que sale al campo, donde todos sus súbditos pueden encontrarlo.
Nuestro “redescubrimiento” de Di-s en Elul Lo saca de Su sagrado lugar
interno acercándolo al campo. En esta etapa, no sentimos el fuerte reino de Di-s
en Su palacio como lo hicimos antes de que pecáramos, y como lo haremos aun más
en Rosh Hashanah . Encontrar a Di-s en Elul es un encuentro
"informal", en la cual buscamos Su paternal familiaridad.
La Ciudad de Refugio
El Arizal correlaciona las letras de Elul con
el verso de Éxodo 21:13 que habla de las Ciudades de Refugio. Las letras
iniciales de las cuatro palabras centrales en este verso deletrean Elul
. La Torá nos ordena establecer ciudades de refugio en el territorio de
Israel, en las cuales el asesino involuntario pueda escapar de la venganza de la
familia de su víctima (para un entendimiento más detallado de las Ciudades de
Refugio, ver Cabalá y Meditación Judía.
http://www.dimensiones.org/canales/topicos/Meditacion/1bases7.htm).
Quien involuntariamente asesina a otra sufre de una severa
carencia de atención y sensibilidad hacia la imagen de Di-s a su alrededor. La
Ciudad de Refugio, habitada por Levitas, es como un hogar acogedor y amoroso,
que envuelve al asesino involuntario con dedicación, ayudándolo a recobrar y
restaurar su atención a Di-s. Elul es la Ciudad de Refugio del año. Es
el tiempo más adecuado para la rehabilitación espiritual y reenfoque en Di-s.
Los Seis Mtzvot Constantes
El Sefer Hajinuj 1
enumera seis mitzvot (“preceptos”) que debemos cumplir constantemente.
El libro equipara estas mitvot con las seis Ciudades de Refugio. Estas
seis mitzvot constantes giran en torno de nuestro enfoque permanente en
la Presencia de Di-s en nuestras vidas. Pueden ser visualizados como las seis
paredes que rodean a una persona en su casa, recordándole enfocarse siempre en
Di-s.
El techo de nuestra casa es nuestro constante recuerdo de Di-s
como está expresado en el primero de los Diez Mandamientos: “Yo soy Di-s, tu
Di-s”.
El suelo es el mandamiento de no adorar cualquier entidad fuera
de Dios. Este es el recordatorio permanente para no hundirse en las poco
realistas profundidades de nuestra imaginación, y permanecer enfocado en Dios.
La pared frontal nos recuerda que Di-s es Uno. Debemos enfocar
nuestros pensamientos en el principio de que todo en el mundo es en última
instancia el Di-s Único y encausar toda nuestra devoción hacia Él, con todo
nuestro corazón, alma y poder.
Las paredes de la derecha e izquierda son las mitzvot
de amar a Di-s y tener temerLE. La mano derecha de Di-s siempre nos abraza
con amor, mientras Su izquierda sostiene nuestra cabeza, levantándola para
mostrarnos la distancia entre nosotros, y cómo la gloria de Di-s está sobre
nosotros.
Finalmente, la puerta trasera nos recuerda no perdernos tras
nuestros corazones u ojos. Debemos colocar una guardia en la puerta trasera de
nuestra conciencia para asegurar que no entren pensamientos extraños a nuestra
psique que nos desconecten de nuestra conciencia de Di-s.
Cuando nos damos cuenta que nos hemos olvidado de Di-s y hemos
ignorado las paredes de la casa que nos soporta, sentimos una profunda
vergüenza. Con este sentimiento en nuestro corazón regresamos a Di-s para
rogarle que nos perdone: selaj lanu , y anular nuestra existencia tanto
como ella se atreva a ser anulada.
Relacionándonos con Di-s en Rosh Hashanah
En Rosh Hashanah nos relacionamos con Di-s como el
súbdito y su rey. Es el día en que proclamamos el reino de Di-s sobre nosotros y
aceptamos Su yugo. Los rezos especiales que recitamos en Rosh Hashanah
, giran alrededor de este tema. En Rosh Hashanah no especificamos
nuestros pecados en detalle, en lugar de eso nos enfocamos con devoción al Rey y
en volver a despertar en Él el deseo de gobernar sobre nosotros.
El Fallo en el tiempo
Cuando definimos Rosh Hashana como el día en que
establecemos el reino de Di-s sobre nosotros, también definimos también nuestra
relación con el tiempo mismo. Rosh Hashanah significa “la cabeza del
año”. Un año sin cabeza es un tiempo sin rey –tiempo que es igual y
“democrático”— Cuando el tiempo no tiene rey los eventos fluyen en una rutina de
causa y efecto sin fin, sin ningún cambio inesperado de dirección o propósito.
Cuando fijamos una cabeza al tiempo permitimos el cambio. Rosh Hashanah
es el día en que el tiempo se abre a nuestro deseo de cambio y permite que
el potencial del cambio lo penetre. Este es el día en que encontramos el origen
del tiempo. Cuando los días quieren salir de su rutina, se despierta el deseo de
revelar la sublimidad de Di-s y conduce al tiempo mismo con un nuevo ritmo y en
direcciones no trazadas en el mapa.
El Día del alistamiento
Rosh Hashanah es el día en que nos alistamos en el
ejército de Di-s, en que cada ciudadano se vuelve un soldado. A partir de allí
el soldado acepta hacer todo lo que se le ordene sin cuestionamientos, y
entiende que será juzgado según su grado de obediencia. Además, este
alistamiento en el ejército y “mentalidad de misión” despierta al soldado para
quitar su atención en sí mismo y volverla hacia su misión. No se considera más
como el punto central de su realidad. Su principal deseo es que la misión del
rey sea cumplida, aun si no es él quien la llevará a su término.
Una persona quien ha adquirido una conciencia de soldado,
también se da cuenta de que aun si no tiene un ascenso personal a las más
grandes alturas espirituales, su objetivo principal es la elevación de toda la
nación y de toda la humanidad. La conciencia de soldado crea el espíritu de
mutua responsabilidad, solidaridad y cooperación ante Di-s.
Día de Recordación
Rosh Hashanah es también llamado el Día de
Recordación. En este día Di-s recuerda que Su nación es como una braza cuya
fuente está en la gran flama de la devoción de nuestras almas hacia el Creador.
Así, cuando Di-s llega a gobernar sobre nosotros con rigor, no está haciendo
coerción para que nosotros aceptemos un yugo artificial, ajeno a nuestro
espíritu interior. Al contrario, el gobierno de Di-s nos beneficia completamente
y despierta nuestra chispa interna de devoción hacia Él.
Cuando valoramos nuestro nivel de devoción a Di-s en Rosh
Hashanah , con frecuencia vemos que además de no haber avanzado hacia las
metas del Rey, algunas de esas metas incluso se han desvanecido en la distancia.
Le pedimos a Di-s entienda nuestra carencia de devoción y no la tome como
rebelión, sino como simple pereza, y dispense nuestras deudas por el
incumplimiento de las metas.
Relacionándonos con Di-s en Iom Kipur
Iom Kipur es nuestro día de intimidad con Di-s. Nos
abstenemos de comer, beber y otras conforts físicos en un intento de asemejarnos
a los ángeles. Deseamos desprendernos de las sucias vestimentas del materialismo
grosero con las cuales nos hemos cubierto, y revelar nuestra esencia Divina
interior. En este estado nos esforzamos por entrar en una conciencia donde
podamos sentir lo cercano que está Di-s de nosotros.
Haciendo una Morada para Di-s
En la Torá, el punto central de Iom Kipur es la
limpieza y purificación del servicio del Templo, que cree las condiciones
necesarias para que Di-s continúe habitando entre nosotros. La Presencia Divina
de Di-s en la casa que hemos construido para Él – siendo esta el Templo o
nuestros corazones– es el verdadera shalom bait, “paz en el hogar”, la
plenitud y la serenidad de la vida marital en la Kodesh HaKodashim 2. En Iom Kipur nuestros corazones
deben estar enfocados en asegurar que la Presencia Divina de Di-s pueda
continuar habitando entre los dos querubines, el símbolo del amor
consumado entre Di-s e Israel, para que puedan continuar abrazados cara a cara.
(Para más sobre el simbolismo del querubín , escuche el audio de la
lectura del rabino Ginsburg en la porción de la Torá de Terumah: El
Querubín, Inocencia y Unión Simétrica,
http://www.dimensiones.org/canales/vidmodrn/perasha/e%20007.htm). Así, los rezos
de Iom Kipur están repletos de complicadas confesiones de nuestros
pecados personales, asemejándose a una plática de corazón a corazón con Di-s.
Debemos asegurarnos que nuestro corazón sea puro y adecuado para que pueda
habitar la Divina Presencia de Di-s.
¿Nos Comunicamos con Di-s?
Cuando Israel no cumpliá el deseo de Di-s, el querubín
se daba vuelta milagrosamente, ubicándose espalda con espalda. Esta postura
no necesariamente refleja hostilidad, sino en un nivel más sutil, la carencia de
comunicación. Algunas veces nuestros amigos o familiares solicitan nuestra
atención cuando estamos totalmente enfrascados en nosotros mismos, nuestro
rostro se vuelve hacia nuestro interior, y no deseamos voltear nuestros
corazones hacia nuestros seres amados. Por otro lado tampoco queremos
insultarlos, entonces, cortésmente contestamos a su solicitud de atención con un
desconsiderado: "un poco más tarde". Lo que realmente estamos diciendo es: "Por
favor, permítanme permanecer absorto en mi propio mundo". La cara que volvemos
hacia nuestro amado ha dejado a un atrás su dimensión interior.
Este ejemplo nos ayuda a entender la relación cara a cara con
Di-s en Iom Kipur. Mientras nuestra relación de rutina con Di-s puede
estar usualmente basada en “más tarde” –una postura de espalda con espalda- en
Iom Kipur nuestra atención está enfocada en Di-s, y nuestros corazones
están abiertos completamente a Él.
Él es nuestra preocupación más cercana e inmediata. En vez de
estar absorbidos en nuestro propio mundo, nos esforzamos por traer a Di-s a los
más finos detalles de nuestras vidas y conseguir una conciencia en la cual,
realmente "Lo conocemos en todas nuestras senderas”, (del versículo de los
Salmos: B ejol drajeja daeihu , "Conócelo en todas tus
sendas”.
Entra en Mi Alma
La persona enamorada asocia todo lo que ve o escucha con su
amado. Sus pensamientos están enfocados en su amado aun cuando esté ocupada con
sus asuntos mundanos. Esta es la relación que debemos esforzarnos por tener con
Di-s. En todo lo que hacemos Di-s debe ser el punto principal de nuestros
pensamientos. Cuando nos damos cuenta de cuán crucial es esta relación para
nosotros y cuán distantes estamos de ella, le pedimos a Di-s que “Nos limpie”.
Nos damos cuenta que cualquier insinuación de suciedad, insensibilidad,
distanciamiento o frialdad de corazón, eclipsa y mancha nuestra relación con Él.
A pesar de que limpiar nuestras almas para hacer de ellas una morada para Di-s
pueda ser una experiencia exigente, poco a poco descubriremos a Di-s como
nuestra identidad esencial. Entonces se disipan nuestros pecados, cuando
comprendemos que fueron sólo manchas superficiales, totalmente irrelevantes a
nuestra verdadera esencia y deseos Divinos.
Notas
1 Libro de la época medieval
que enumera los 613 preceptos de acuerdo al orden que trae Maimónides, y los
explica desde el punto de vista legal y ético.
2 La parte más interior más
sagrada del Templo, donde se encuentra el arca sagrada y sólo puede entrar el
Sumo Sacerdote en Iom Kipur.
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