BS"D
EKEV עֵקֶב
Devarim 7:12-11:25 Haftará: Ishaiahu 49:14 - 51:3
MATERIAL DE ESTUDIO
DE GAL EINAI
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LA PLEGARIA ATRAE LA INFINITA LUZ EIN SOF
Estudio de Jasidut Kuntres Ajaron
Ensayo 4 clase 1
Pri Etz Jaím, Shaar 1, Hatefilá, perek 7:
Del concepto general de la necesidad de la plegaria en su
totalidad, y cuál es su propósito:
Pero dado que murieron y fueron anulados, y de ellos surgió
la realidad de las kelipot, es necesario que todo lo santo que hay en ellos sea
rectificado, refinado, purificado y blanqueado, quedando abajo únicamente las
escorias, cáscaras —las kelipot. Cuando esta depuración y refinamiento se
complete por entero, y no quede abajo ni una sola chispa de santidad, y todas
las chispas asciendan, entonces quedarán abajo sólo las escorias sin vitalidad
alguna. En ese momento se cumplirá el versículo: "La muerte será tragada
para siempre", y esto sucederá después de la llegada del Mashíaj, pronto
en nuestros días.
CALENDARIO HEBREO: El Mes de Av
EL MES DE AV: EL SENTIDO DEL OÍDO
Entre los doce sentidos del alma, el sentido correspondiente
al mes de Av es el sentido del oído.
¿Qué significa el sentido del oído del alma? En el nivel más
básico, se refiere a la escucha activa. Huelga decir que existe una gran
diferencia entre oír y escuchar. El oyente pasivo no se detiene en las
palabras, no intenta internalizarlas ni procesarlas; por lo tanto, la expresión
común para describir esto es "entra por un oído y sale por el otro".
El oyente, en cambio, está verdaderamente atento a las palabras. Absorbe las
palabras o los sonidos que oye y luego, como si fueran piezas de un
rompecabezas, intenta conectarlos y entender lo que intentan decirle.
Podemos comparar la relación entre la audición física y la
audición espiritual con la relación entre escuchar la voz de alguien y escuchar
lo que hay en su voz, en el sentido literal de la expresión - escuchar lo que
hay dentro de la voz. Una persona dotada de audición física puede oír cualquier
voz; pero solo si agudiza su escucha interior podrá percibir, oír, lo que se
esconde en ella: qué frecuencia transmite el hablante, qué sonido intenta
expresar, qué cuerda emocional vibra bajo sus palabras.
Escuchar el contenido interno oculto en la voz del orador
permite avanzar hacia la escucha de lo que hay en su voz en el sentido más
simple: seguir sus palabras. Esto no significa obedecer ciegamente a cada
orador, sino simplemente esto: que la verdadera escucha, antes de criticar o
juzgar, se esfuerza por identificarse lo más posible con las palabras del
orador, captar hacia donde apunta y “fluir” con su proceso.
En un nivel aún más profundo, el sentido del alma de oír se
esfuerza por escuchar aquello que no se oye en absoluto: la simple presencia de
Di-s que habita detrás de todo lo que se dice y se escucha, en la forma del
silencio más allá de los sonidos.
…Y he aquí que Di-s
pasaba, y un grande y poderoso viento… pero Di-s no estaba en el viento;
Y tras el viento
un terremoto; pero Di-s no estaba en el terremoto;
Y después del
terremoto, fuego, pero Di-s no estaba en el fuego;
Y después del
fuego - una voz suave y apacible. (1 Reyes 19:11-12)
Cómo trazar un círculo de escucha
"¿Quién es sabio? El que aprende de cada persona"
(Pirkei Avot 4:1). Un componente significativo
para rectificar el sentido del oído del alma es cultivar la capacidad de
escuchar y aprender de todos.
El dicho es bien conocido, pero ¿quién de nosotros puede dar
fe de que logra cumplirlo? De hecho, los Midrashim explican que, además
del prepucio físico, existen tres prepucios espirituales en cada persona - el
prepucio del corazón, el prepucio de los labios y el prepucio de las orejas.
Nuestro estado natural es que todo lo que se nos dice caiga en oídos
incircuncisos, y para poder escuchar, necesitamos circuncidarlos - abrir y
ablandar nuestro oído interno hasta que esté dispuesto a escuchar a todos.
Una visión de una realidad en la que todos se escuchan suena
maravillosa, pero es evidente que debemos reflexionar detenidamente sobre cómo llevarla
a cabo. Un «círculo de escucha» pluralista, en el que cada enunciado se sitúa
al mismo nivel y en el que nos anulamos ante cada orador, crea, en última
instancia, una situación en la que no se está escuchando nada. Si todo tiene el
mismo valor, entonces todo es válido únicamente dentro del marco de su propio
contexto subjetivo y, por lo tanto, carece de valor en el espacio objetivo.
Incluso la propia escucha resulta sospechosa aquí: ¿de qué sirve si un momento
antes y un momento después acepta con el mismo asentimiento afirmaciones
opuestas y contradictorias?
Para definir con precisión el círculo de escucha
rectificado, debemos añadir otro principio, definido en los libros de la
siguiente manera: «Aceptar la verdad de quienquiera que la diga». Este
principio también nos enseña a escuchar a todos, sin importar quiénes sean,
pero enfatiza que lo que debemos buscar son sus palabras de verdad. No importa
si son viejos o jóvenes, justos o malvados, judíos o no-judíos: si pronuncian
una palabra de verdad, debemos aceptarla.
La aportación que nos ofrece este principio es que, al
escuchar a todos, no nos anulamos por completo ante sus palabras, sino que más
bien buscamos filtrar: escuchar y aceptar únicamente lo que es digno o
merecedor de ser aceptado, y no aceptar lo que no lo es. Esto es llamado ozen
milin tivjan “אֹזן
מִלין תבחן” [Iov 34:3] ("el oído prueba las palabras") -
un acrónimo de verdad, emet (אמת).
En otras palabras, lo principal aquí no es escuchar en sí mismo, sino la
búsqueda de la verdad; y el valor de escuchar no se deriva de un principio
rígido de "escuchar por escuchar", sino de un profundo reconocimiento
de que algo de la verdad se oculta en cada persona.
Esta idea no contradice la premisa fundamental del judaísmo
de que la Torá es "Torá de verdad". La Torá provee de los
criterios para definir qué es la verdad, así como las estructuras que permiten
contener múltiples niveles y aspectos de la verdad. Al contrario, el hecho de
ser "la Torá de la verdad" significa, entre otras cosas, que busca la
verdad - que desea contener cada fragmento de verdad que se existe fuera de
ella, que no es otra cosa que una parte perdida de sí misma.
La renovación de la profecía
El evento central ocurrido en Av es, por supuesto, la
destrucción de ambos Templos de Israel el 9 de Av. La destrucción del Primer
Templo y el exilio a Babilonia marcan el comienzo del declive de la profecía en
Israel, la cual es esencialmente visual ("por medio de los profetas uso
símiles", "y vi visiones de Di-s"), y pasamos a la era de los
sabios, una era de contemplación intelectual y auditiva, en la que es necesario
escuchar todas las opiniones para llegar a una decisión (e incluso las
revelaciones proféticas que ocasionalmente la impregnan son auditivas - "bat
kol", una voz celestial).
La transición de la profecía a la sabiduría fue un descenso,
pero como es sabido, todo descenso tiene como propósito un ascenso. La caída de
la profecía visual al mundo de la sala de estudio tuvo como único propósito
ascender de nuevo a la profecía, pero de una manera que incluyera también el
intelecto - tanto el basado en la Torá como la sabiduría humana general. La
conexión entre profecía y sabiduría es el propósito de la Cabalá (que, dicho
sea de paso, equivale numéricamente a la suma de las palabras “sabiduría” y “profecía”),
y, de hecho, el primero en comenzar a enseñar la Torá oculta fue uno de los
sabios: Rabí Shimón bar Iojái, el padre de la sabiduría del Zohar.
¿Cómo preparó Rabi Shimón el camino de regreso de la
sabiduría auditiva a la profecía visual? Por un lado, su enseñanza, como su
nombre, era auditiva e intelectual. Pero, por otro lado, se trataba de un tipo
especial de escucha: Rabi Shimón no alza la voz en la sala de estudio, sino que
se inclina hacia nuestro oído y susurra un secreto. Además: a diferencia de los
sabios que se dirigen entre sí con la frase "ta shmá" (vengan
y escuchen), Rabi Shimón y sus compañeros del Zohar se dirigen entre sí con las
palabras "ta jazi" (vengan y vean). Rabi Shimón no quiere que
escuchemos su secreto, sino que lo veamos. Nos lo susurra al oído para que se
traduzca en nuestras mentes en "visiones de Di-s", de modo que
recreemos el espíritu de profecía que reposaba sobre nosotros en los días en
estábamos “viendo las voces”.
De ver las voces a escuchar las visiones
Pero este no es el final. Como indica el nombre de Rabí
Shimón, su verdadera preocupación es oír, no ver; y como indica el nombre del Zohar,
su verdadera preocupación es la luz, no el sonido. De esto, entendemos que el
objetivo final de Rabí Shimón y del Zohar no es ver las voces, sino algo mucho
más sorprendente, extraño e interesante, que podría definirse como escuchar las
visiones.
¿Qué significa escuchar las visiones, escuchar las cosas
reveladas? Si ver las voces es una comprensión tangible de los mensajes
espirituales, entonces escuchar las visiones debe ser lo opuesto: ¡una
comprensión espiritual de la realidad tangible! Cuando alcanzamos la cima de la
comprensión espiritual y profética, un estado en el que no solo oímos la voz
profética con nuestro frío intelecto, sino que realmente la vemos con nuestros
ojos espirituales, no debemos conformarnos con esto. En cambio, debemos volver
hacia abajo, a este mundo revelado, esta vez con el objetivo de percibirlo con
nuevos sentidos: en lugar de verlo tal como es, escuchar su esencia interior.
En palabras simples, el propósito de la profecía, y de la
Torá en general, no es traer mensajes del Mundo Venidero a este mundo, sino
revelar la profundidad de este mundo - escuchar el eco que se eleva desde la
tierra.
JASIDUT (Partzufim)
PARASHA EKEV
Partzuf:
SIETE ESPECIES Y SIETE NACIONES
|
Bondad-jesed
חֶסֶד trigo חִטָּה |
Poder-Guevurá
גְּבוּרָה cebada שְׂעֹרָה |
||
|
Belleza Tiferet
תִּפְאֶרֶת vid גֶפֶן
|
|||
|
Victoria-Metzaj
נֶצַח higo תְאֵנָה
|
Esplendor-Hod
הוֹד granada רִמּוֹן |
||
|
Fundamento-Iesod
יְסוֹד oliva זַיִת |
|||
|
Reinado-Maljut
מַלְכוּת Palmera
datilera תָּמָר |
|||
|
|
|
||
________________
HIMNO A LA
TIERRA DE ISRAEL
ESPECIAL PARA
LA PARASHÁ EKEV
Y TIKÚN DE LOS
ESPÍAS PARASHÁ SHELAJ
Parashat Eikev está plena de referencias a la próxima
entrada de los israelitas en la Tierra de Israel. Las siete especies son los
tipos de fruto con los que la Tierra de Israel está bendecida, como se describe
en los versículos de nuestra parashá:
Porque Havaia
tu Di-s te lleva a una buena tierra, una tierra de arroyos, de fuentes y de manatiales
que brotan de valles y colinas; una tierra de trigo, y cebada, y vides, e
higueras, y granados; una tierra de aceite de oliva y miel.[1]
Cuando se come una variedad de frutos, estas especies tienen
precedencia sobre otras (como naranjas o manzanas) y, por lo tanto, recitamos
la bendición para frutas sobre ellas. En el pan elaborado con trigo o cebada[2]
(las dos primeras de las siete especies) recitamos la bendición especial para
el pan. Sobre los pasteles hechos de trigo o cebada recitamos la bendición
especial para pasteles, y sobre el vino preparado a partir de uvas (la tercera
especie) recitamos la bendición especial para el vino. Después de comer de este
tipo de frutas, también recitamos una bendición especial (y después de una
comida con pan, las cuatro bendiciones completas del Birkat HaMazon (bendición
de agradecimiento después de una comida).
Analicemos la correspondencia que se encuentra en este
modelo. Este es uno de los modelos más bellos de la Torá porque sus siete
elementos corresponden, en orden, a las siete sefirot inferiores.
Trigo y cebada
El trigo y la cebada suelen constituir los alimentos
básicos de nuestra dieta. En el Perek Shirá (Canto de la Creación), una
antología que documenta el verso individual "cantado" por varias
criaturas en alabanza al Creador, el trigo y la cebada cantan versos que se
relacionan con la oración. El trigo canta el verso: "Un canto de ascenso:
Desde las profundidades te he invocado, Di-s".[3]
La cebada canta el verso: "Una oración por el pobre: Ante Di-s derrama sus
palabras".[4]
Estos dos versículos sugieren que el trigo y la cebada corresponden al alimento
básico de la dimensión espiritual de nuestras vidas, la oración, y cada uno
ilustra un tipo particular de oración. El trigo es un "canto de
ascenso", la cebada "una oración del pobre".
Tradicionalmente, la cebada se consideraba el alimento de
los pobres y necesitados, mientras que el trigo se reservaba para los ricos.
Del mismo modo, la cebada canta la oración del individuo empobrecido que clama
a Di-s para que supla sus necesidades físicas, mientras que el trigo
corresponde a la oración del individuo acaudalado, que solo es verdaderamente
capaz de orar cuando ha alcanzado las mayores profundidades de su corazón,
cuando ha tocado la raíz de su ser espiritual.
La experiencia existencial del rico es la de la bondad de
Di-s, de la abundancia; que toda la realidad está destinada a satisfacer todas
sus necesidades. El individuo que lucha por la vida tiene una experiencia
existencial del poder de Di-s, lo que se traduce en el sentimiento de que cada
centavo cuenta. Mientras que la sefirá de bondad representa la abundancia
y la posibilidad infinitas, la sefirá de poder representa un sentido de
apreciación por las fuerzas de separación y división en la realidad, fuerzas
que la fragmentan en sus partículas más pequeñas.
Uva
Las uvas de la vid cantan el versículo: "Así
dice Di-s: Como se encuentra vino en el racimo [de uvas] y se dice: 'No lo
destruyas, porque hay bendición en él', así haré Yo por amor a Mis siervos; no
los destruiré a todos".[5]
La palabra para "vid", guefen (גֶפֶן)
en hebreo proviene de la misma raíz que la palabra para "cuerpo", guf
(גוּף). En la introducción al Tikunei Zohar,
la sefirá de belleza se describe como "el cuerpo", tiferet
gufa (תִּפְאֶרֶת גּוּפָא).
Desde el verso que canta, la vid nos llama a mirar el
contenido y no solo el empaquetado. El interior alberga una promesa de futuro
que no siempre se puede ver desde el exterior. Del mismo modo, en el futuro, el
alma será alimentada por el cuerpo; es decir, nuestro yo interior, el alma,
será alimentado por nuestro yo exterior - el cuerpo. El alma interior de
belleza es la sefirá de conocimiento, que se expresa debidamente cuando
reconocemos la importancia tanto del mensaje como del medio a través del cual se
transmite.
Higo
El higo canta el versículo: "El que guarda la
higuera comerá de su fruto".[6]
Los comentarios tradicionales explican que la higuera debe ser vigilada
cuidadosamente. Una vez que esté maduro, se echará a perder rápidamente si no
se recoge inmediatamente del árbol. La sefirá de victoria, que también s
traducida como eternidad, es la que más se relaciona con el tiempo y, por lo
tanto, encaja mejor con la urgencia temporal que se encuentra en el higo.
El higo es también el primer fruto mencionado explícitamente
en la Torá. Según Rashi, el fruto prohibido del Árbol del Conocimiento
del Bien y del Mal era el higo. Después de haber pecado, Adán y Eva, en lugar
de vivir para siempre, fueron castigados a morir (lo opuesto a la sefirá
de victoria/eternidad). Al darse cuenta de que estaban desnudos, prepararon
ropa con hojas de higuera (del mismo árbol de su pecado). Esto sugiere que el
higo está conectado con la experiencia del baal teshuvá, el penitente
que desea reparar su relación con el Todopoderoso. De hecho, el baal teshuvá
experimenta una sensación de urgencia respecto a los mandamientos y
prohibiciones Divinos, que tiene como objetivo contrarrestar su anterior
tendencia a ignorarlos.
La palabra hebrea para "excusa"[7],
toená (תֹּאֵנָה) proviene de la misma
raíz que "higo", teená (תְּאֵנָה).
El verdadero baal teshuvá finalmente llega a la conclusión de que su
estilo de vida anterior, cuando aún ignoraba a Di-s y los mandamientos, no fue
un error. Más bien fue una excusa, un pretexto utilizado por el Todopoderoso
para llevarlo a experimentar esta urgencia en su servicio Divino.
Granada
El verso cantado por la granada es "Tus pómulos
son como un gajo de granada entre tus trenzas".[8]
Basados en la similitud gramatical entre "pómulo", raká (רַקָה) e "individuos vacíos", reikanim
(רֵיקָנִים), los sabios afirman[9]
que incluso aquellos judíos que parecen carentes [de la práctica de preceptos]
están llenos de buenas acciones, como una granada está llena de semillas (el
delicioso fruto de la granada).
Entender que incluso el vacío está lleno de bondad requiere
que reconozcamos que Di-s y Su bondad son verdaderamente universales y
omnipresentes. No hay lugar vacío de la Presencia de Di-s, e incluso lo que por
el momento parece vacío está en realidad lleno de la luz infinita de Di-s (es
decir, de Su revelación). Esta es la piedra angular de la interpretación del
Baal Shem Tov de la doctrina de la contracción (tzimtzum) del Arizal. La
granada representa así la necesidad de reconocer la omnipresencia de Di-s y
corresponde a la sefirá de reconocimiento.
Aceituna
En el Perek Shirá, el olivo, no tiene una
canción específica. Más bien, se incluye en la canción general cantada por los
árboles del campo: "Entonces, los árboles del bosque cantarán ante Di-s
que ha venido a juzgar la tierra".[10]
Así, el olivo incluye el canto de todos los árboles, como la sefirá de
fundamento incluye todas las sefirot sobre ella. De hecho, la palabra
"fundamento", iesod (יְסוֹד)
es equivalente [guematria]
a las dos palabras "porque todo", ki kol (כִּי כָל), las palabras iniciales de su
descripción, "Porque todo lo que hay en los cielos y en la tierra".[11]
Los sabios describen las aceitunas como causantes de pérdida
de memoria, pero el aceite de oliva como fortalecedor de la memoria. En el
versículo que describe las siete especies, la aceituna se menciona con ambas
palabras "aceite de oliva", zeit shemen (זֵית שֶׁמֶן), pero debido a la estructura gramatical,
la redacción sugiere que el aceite, que promueve la memoria, se obtiene del
fruto, que provoca el olvido. Por lo tanto, el mensaje insinuado es que la
memoria sigue al olvido.
¿Qué significa esto? El sabor de la aceituna es amargo; por
lo tanto, es el amargor de la vida mundana la que tiene la bendición de
hacernos olvidar. Al olvidar la amargura del pasado, nos abrimos a recordarlo
de una manera positiva. Este es un ingrediente particularmente importante a la
hora de volver a contar la historia, especialmente la historia del pueblo
judío.
La Torá se compara con el aceite de oliva. Es el estudio de
la Torá, la luz Divina que se nos da desde arriba, lo que nos otorga la
capacidad de "juzgar la tierra",[12]
de volver a contar la historia de una manera positiva. Cuando el aceite de la
Torá juzgue/rectifique toda la tierra, representando la sabiduría mundana (como
la ciencia), entonces, todos los árboles del campo cantarán ante Di-s.
Palmera datilera
La palmera datilera canta el verso: "El tzadik
florecerá como una palmera datilera, como el cedro del Líbano crecerá".[13]
Las letras finales de las palabras, "el tzadik florecerá como una
palmera datilera", tzadik catamar ifraj (צַדִּיק
כַּתָּמָר יִפְרָח) deletrean la palabra Koraj (קֹרַח), el nombre del levita que cuestionó el
liderazgo de Moisés. Por lo tanto, la palmera datilera representa una forma
rectificada de los argumentos de Koraj contra el liderazgo de Moisés. Koraj
afirmó que "toda la congregación es santa". De hecho, en el futuro,
veremos que "Todo tu pueblo son tzadikim".
Mientras que la santidad individual del tzadik
corresponde a la sefirá de fundamento, la santidad colectiva de toda la
congregación de Israel corresponde a la sefirá de reinado. El reino se
describe como el receptáculo capaz de contener la luz que emana de fundamento. De
manera similar, cada judío es como un recipiente que brilla con la santidad del
líder de la generación, considerado la extensión del propio Moshé Rabeinu.
Cuando la luz del tzadik se ha integrado
adecuadamente en el pueblo judío de su generación, merecemos heredar la Tierra
de Israel, como en la conclusión del versículo citado anteriormente: "Todo
tu pueblo son tzadikim, para siempre heredarán la tierra".[14]
Dos mandamientos para comer
Como se señaló, la parashat Eikev contiene la fuente
de todas las bendiciones que decimos cada día. Las bendiciones están conectadas
inherentemente con la Tierra de Israel: "Comerás y te saciarás, y
bendecirás a Havaiá tu Di-s por la buena tierra que te ha dado"[15],
veajalta veSavaeta uberajta et Havaia Elokeija al Haaretz hatova asher natan
laj (וְאָכַלְתָּ וְשָׂבָעְתָּ וּבֵרַכְתָּ אֶת הוי' אֱ־לֹהֶיךָ
עַל הָאָרֶץ הַטֹּבָה אֲשֶׁר נָתַן לָךְ). Además del Birkat
HaMazon (gracia después de las comidas), los sabios también usan este
versículo para apoyar la recitación de todas las bendiciones de disfrute, birkot
hanehenin (בִּרְכוֹת הַנֶּהֱנִין).
Sin embargo, este no es el único versículo en nuestra parashá
que comienza con la palabra "Comerás", veajalta (וְאָכַלְתָּ). El otro versículo aparece incluso antes
(ambos versículos están en la primera aliá) y dice: "Y consumirás a
todos los pueblos que Havaiá tu Di-s te entrega; no te apiadarás, ni
adorarás a sus ídolos, porque serán una trampa para tí"[16] (וְאָכַלְתָּ אֶת כׇּל
הָעַמִּים אֲשֶׁר הוי' אֱ־לֹהֶיךָ נֹתֵן לָךְ לֹא תָחוֹס עֵינְךָ עֲלֵיהֶם וְלֹא
תַעֲבֹד אֶת אֱ־לֹהֵיהֶם כִּי מוֹקֵשׁ הוּא לָךְ). Esto se refiere
específicamente a las siete naciones cananeas: jití, guirgashí, emorí,
kenaaní, perizi, jiví y ievusí[17]
(הַחִתִּי וְהַגִּרְגָּשִׁי וְהָאֱמֹרִי וְהַכְּנַעֲנִי
וְהַפְּרִזִּי וְהַחִוִּי וְהַיְבוּסִי), idólatras que estaban empapados de
sacrificios humanos y otras prácticas abominables.
Las Siete Naciones Cananeas y las Siete Especies
¿Cuál podría ser la conexión entre estos dos versículos
acerca de comer – comer alimentos y comer, es decir, conquistar y derrotar a
las naciones cananeas? Dado que el versículo sobre comer alimentos aparece
inmediatamente después de la descripción de las 7 especies con las que la
Tierra de Israel fue bendecida, se deduce que las 7 especies corresponden a las
7 naciones cananeas que habitaban la Tierra de Israel antes de la conquista
judía. Cuando merecemos comer las especies con la intención correcta, merecemos
“comer”, es decir, rectificar estas naciones.
De hecho, la palabra especies, minim (מִינִים) en hebreo tiene dos significados: especie y herejes. Comer
herejes significa incluirlos dentro de la santidad. “Comer” a las naciones no-judías,
eso significa acabar con ellas o transformarlas. Se llama “comer” porque comer
es incluir algo dentro de uno mismo. De manera similar, cuando estas naciones
son "comidas", su energía espiritual se convierte en santidad; lo que
se incluyó desaparece por completo y se transforma.
Esto es como si la izquierda se incluyera completamente en
la derecha. Aunque estas siete naciones cananeas ya no existen, aparentemente
hoy en día hay 7 tipos diferentes de herejías, cada una correspondiente a una
de las siete sefirot inferiores y rectificadas al comer una de las 7 especies,
permitiendo que se revele su raíz espiritual superior.
En general, la raíz espiritual de lo que se consume es más
alta que la del consumidor. La comida contiene una chispa que es más elevada
que la persona que la come, y eso es lo que está revelando y elevando al
consumirla.
El Perizita (Ferezeo) y la Victoria
El orden de las naciones en la mayoría de las enumeraciones
es el mismo que el orden de las 7 especies. Por lo tanto, el partzuf/modelo
de las Siete Naciones Cananeas y las siete sefirot inferiores es:
bondad-jesed חֶסֶד Cananeo-knaani כְּנַעֲנִי |
poder-guevura גְּבוּרָה Hitita-Jití חִתִּי |
Belleza Tiferet תִּפְאֶרֶת Amorreo-emorí אֱמֹרִי
|
|
Victoria-Netzaj נֶצַח Perizita-perizí פְּרִזִּי |
Esplendor-hod הוֹד Heveo-jiví חִוִּי |
fundamento-iesod
יְסוֹד Jebuseo-Ievusí יְבוּסִי |
|
Reinado-Maljut מַלְכוּת Guirgashita-Guirgashí גִּרְגָּשִׁי |
Traígamos un ejemplo de esta correspondencia. Los perizitas
(פְּרִזִּי) corresponden a netzaj. En cada
oportunidad nos gusta mencionar el Tzetel Katan del Rebe Elimelej de
Lizhensk. Escribe que cada vez que uno siente que un rasgo de carácter negativo
está despertando en él, puede alejarlo, gritando los nombres de las 7 naciones
cananeas. El solo hecho de decir las palabras de la Torá que describen estas
inclinaciones negativas tiene el poder de rectificarlas. Ahora aprendemos que
es aún mejor comerlos. En todo acto de consumo también hay disfrute, por eso
decimos la bendición en primer lugar. El consumo representa una oportunidad
para alabar a Di-s.
Volviendo al perizita, ellos corresponden al higo (תְאֵנָה) y a la sefirá de victoria, que según
los sabios era el Árbol del Conocimiento. Victoria se asocia con Jerusalén.
Cuando comemos un higo, debemos tener presente en primer lugar que es una
victoria y que estamos comiendo al perizita, y como dice el versículo,
Jerusalén estará tranquila sin muralla, prazut teshé Ierushalaim (פְּרָזוֹת תֵּשֵׁב יְרוּשָׁלַיִם) [Zacarías 2:8], donde la
palabra para el perizita y la palabra para "sin muralla" son afines,
y la tranquilidad de vivir sin defensas es el signo supremo de la victoria
sobre todas las fuerzas opuestas.
[1] Deuteronomio 8:7-8.
[2] Así como otros tipos de grano que no se mencionan
en estos versículos.
[3] Salmos 130:1.
[4] Ibíd. 102:1.
[5] Isaías 65:8.
[6] Proverbios 27:18.
[7] Ver Jueces 14:4 y Rashi allí.
[8] Cantar de los Cantares 4:3 y 6:7.
[9] Eiruvin 19a.
[10] 1 Crónicas 16:33.
[11] Ibíd. 29:11.
[12] La tierra corresponde a la sefirá de
reinado. Así, el olivo, correspondiente a fundamento, juzga la tierra
correspondiente a reinado.
[13] Salmos 92:13.
[14] Isaías 60:21.
[15] Deuteronomio 8:10.
[16] Ibíd. 7:16.
[17] Ibíd. v. 1.
RECIBAMOS AL SHABAT
Ningún 555
En Kislev del año 5784-2023, el rabino
compuso este ningún para el nacimiento de su nieta Braja Vaisglas
"Recibamos el Rostro del
Shabat"
El Rostro del
Shabat y su Secreto Interior
En la recepción del Shabat decimos: "Pnei Shabat Nekabelá", cuyas iniciales
forman la palabra נפש (nefesh). Esto alude al secreto
de la neshamá ieterá —el alma adicional— que todo judío recibe en Shabat, y
que es la irradiación de la interioridad del Shabat ("Pnei
Shabat") en su propia alma.
En Motzaéi Shabat (al concluir el
Shabat) decimos: "U-vaiom ha-shevi’i shavat vainafash" (“y en
el séptimo día dejó de trabajar y descansó”), y nuestros Sabios explicaron: "'Vainafash'
— "Vai, avdá nefesh" ¡Ay, se ha perdido el alma!", es decir,
la partida de la neshamá ieterá que moró en el Shabat Kodesh. "Shabat
vaiinafash" significa: al cesar el Shabat, al salir, se retira el alma
adicional — ¡Ay, se ha perdido el alma!.
Sin embargo, "vainafash"
también puede entenderse en su sentido literal: fortalecerse junto con la
nefesh (el alma adicional del Shabat), interiorizarla (vainafash en
forma nifal, pasiva/recíproca). Así dice el Zohar sobre el Shabat: "De
ella se bendicen todos los días", es decir, todos los días de la
semana que sigue hasta el próximo Shabat.
Este es el secreto del reshimu —la
huella espiritual que permanece en el lugar del jalal (vacío) creado
para las labores de los seis días hábiles— que resulta del tzimtzum (la
“contracción” o retiro de la neshamá ieterá).
Por eso se dice que los talmidei jajamim
(sabios) —los que se aferran a la Torá en general y en especial a la Pnimiut
HaTorá (interioridad de la Torá), que es el aspecto de Shabat— son llamados
“Shabat” y degustan el buen sabor del Shabat durante todos los días de la
semana.
Así, respecto a quien no está
apegado a Hashem y Su Torá (aunque en Shabat Kodesh también se ilumina en él la
luz del Shabat, como explica el Tania), se aplica la frase "'Vainafash'
— ¡Ay, se ha perdido el alma!". Pero en cuanto a quien sí está
apegado a Hashem y a Su Torá, el sentido de "vainafash" es el
anterior: fortalecerse con la irradiación de la santidad del Shabat durante
todos los días hábiles, lo que le da la fuerza para cumplir el mandamiento: "Vehitkadashtem
vehiitem kedoshim" — “Santifícate incluso en lo que te es permitido”
(con la santidad del Shabat).
En la recepción del Shabat se recibe
la irradiación interior del Shabat; al salir el Shabat, se recibe la
irradiación del ajoraim (el “lado posterior” del Shabat), que es el
secreto del reshimu antes mencionado. (Y como es sabido en el secreto
del reshimu, el tzimtzum no lo afecta en absoluto, salvo que el tzimtzum
mismo no es literal, sino sólo desde nuestra perspectiva, etc.).
En la Cabalá: panim (pnei) y ajoraim
es el secreto de Rostro y Dorso:
- Pnei haShabat = “Shabat Bat Tav” (שבת בת ת),
- Ajorei haShabat = “Shin Shab
Shabat” (ש
שב שבת),
y juntos suman 4 veces “Shabat”, que
equivale numéricamente a 2808 = אהבה,
ahavá (amor) × irá
(אירה, temor), donde el amor
corresponde al “rostro” y el temor al “dorso”.
En Bereshit [Bará Elokim] se hallan
las letras de "irá Shabat" (“temor del Shabat”), como es
sabido. Esto alude al Motzaéi Shabat que precedió al primer día de la
obra de la Creación, en el inicio del Iom Ejad (Día Uno), llamado así y
no “primer día” porque se refiere a la irradiación —reshimu— del Shabat
que precedió a la Creación misma: la luz infinita de Hashem (Or Ein Sof
Baruj Hu) anterior al primer tzimtzum.
HISTORIA JASÍDICA
Rebe Ielish de Satmar:
DONDE HAY VOLUNTAD,
HAY UN CAMINO
Rabí Ioel Teitelbaum de Satmar nació en 5648 (1888) siendo
hijo de Rabí Janania Iom Tov Lipa, el Rebe de Sighet. Era conocido como
"el prodigio de Sighet" por su ciudad natal, y estudió en la ieshivá
de su padre allí. Su padre falleció el 29 de Shevat 5664 (1904). Apenas unos
días antes de eso, Rabí Yoel se casó con Javá, hija de Rabí Avraham Jaim de
Plantsch. La pareja tuvo tres hijas, todas las cuales fallecieron durante la
vida de su padre sin descendencia. Después del fallecimiento de la Rebetzin, Rabi
Ioel se casó con Alta Feiga, hija de Rabi Avigdor de Częstochowa, y luego se
mudó a Satmar y comenzó a servir allí como Rebe.
Cuando miles de refugiados huyeron a Hungría del terror de
los nazis, que su nombre sea borrado, el Rebe absorbió a muchos refugiados en
su comunidad y los ayudó a obtener documentos y fondos. Con el creciente flujo
de refugiados a principios de 5703 (1943), estableció un comité de rescate
organizado para ayudar a los refugiados de guerra. Después de que el ejército
nazi invadiera Hungría, Rabi Ielish, como se le conocía en yiddish, trató de
escapar a Rumania, pero fue capturado y enviado al gueto de Klausenberg. Desde
allí, fue trasladado en el tren Kastner y llegó a Suiza. Tras el Holocausto,
emigró a los Estados Unidos y restableció la dinastía jasídica Satmar, que hoy
en día es una de las comunidades más grandes e importantes de Estados Unidos.
Rabi Ielish era conocido como fanático intransigente y
exigía distanciarse del secularismo, la ilustración y el sionismo en todos los
sentidos. Sin embargo, cuando un judío necesitado acudía a él en busca de
ayuda, lo ayudaba generosamente sin distinción entre jasidim, sionistas
o judíos seculares. Falleció el 26 de Av 5739 (1979), y después de su
fallecimiento, su sobrino, Rabí Moshé, ocupó su lugar.
Rabi Shmuel Broch, el Av Beit Din de la
Congregación Afsei Aretz (que fue asistente del santo Rabi de Satmar, de
bendita memoria) relató:
En el año 5704 (1944), el santo Rebe de
Satmar estaba en la ciudad de Pest. Mi padre, de bendita memoria, que vivía en
Halas, tenía muchas ganas de ir al santo Rabi, pero no tenía un documento de licencia
del ejército. Mi madre, que en paz descanse, que también estaba en Pest, fue al
santo Rabi y le dijo que su esposo quería venir, pero no tenía el
documento de licencia del ejército. El santo Rebe le dijo: "Bueno, no
debería venir”. Mi madre dijo que realmente quería venir, y el
santo Rabi dijo: "Entonces debería venir". Mi padre lo hizo y vino
con otra persona que tenía un documento de alta. Mi padre estaba con el santo
rabino entre semana, pero para el Sagrado Shabat, el rabino viajaba a Újpest.
Mi padre tenía miedo de viajar a Újpest,
así que antes de Shabat fue al santo Rabi con un kvittel (nota). El santo Rebe le preguntó
por qué había venido ahora con un kvittel (ya que no quería regresar todavía).
Dijo que quería viajar a Újpest y que tenía miedo. El santo Rabi tomó el
kvittel en su mano y lo miró, y le dijo a mi padre: "¿Quizás no
deberías viajar? Inmediatamente le dio su santa mano y le dijo:
"¡Viaja en paz!" Mi padre hizo lo que dijo el santo Rabi, y fue con
su amigo al ferrocarril para viajar a Újpest.
Mientras esperaban allí con su amigo, un
oficial se les acercó y les pidió sus papeles. Su amigo, que tenía un papel de
licencia, se lo dio inmediatamente, y mi padre también le mostró sus papeles.
Pero, por supuesto, el oficial no estaba satisfecho con los papeles de mi
padre. Le devolvió los papeles y le dijo que lo acompañara a la comisaría. Mi
padre fue con él, y mientras caminaban, un hombre en una motocicleta pasó y
rozó al oficial. El oficial le pidió que se acercara a él, pero el hombre
ignoró sus palabras y continuó su camino. La ira del oficial estalló y corrió
tras él, pero el hombre escapó.
Cuando mi padre vio esto, se escabulló y
regresó al tren, que llegó exactamente en ese momento. Mi padre viajó a Újpest
como si nada hubiera pasado, y luego entendió lo que el santo Rabi le había
dicho primero: "Tal vez no deberías viajar", y luego le
dijo: "Viaja en paz."
Esta historia,
y otras similares, muestran que la esencia es la voluntad, como dijeron los
sabios: "Cualquiera que sea el camino que una persona desee seguir, allí será
conducido".[1]
Si una persona tiene un deseo verdadero y fuerte por algo, aunque pueda haber
motivos razonables para negarlo, el tzadik tiene el poder de bendecir a
la persona para que su voluntad se cumpla. La voluntad es el poder más fuerte
del alma (como se refleja en las expresiones populares "Nada es tan fuerte
como la voluntad" y "Nada se interpone en el camino de la
voluntad"), y también es lo que conecta nuestros poderes conscientes con
lo que está por encima de ellos – el nivel inconsciente del alma.
Dar más importancia a la voluntad que al intelecto puede parecer
sorprendente, después de todo, estamos acostumbrados a que el intelecto sea el
árbitro definitivo (al menos idealmente, cuando estamos libres de nuestros
deseos y emociones más básicos). Pero todo esto es cierto cuando se trata de
los poderes revelados del alma. Dentro del ámbito de la conciencia, el
intelecto aparece como un juez equilibrado, lógico y objetivo y, por lo tanto,
también se considera correcto. Pero el alma humana también tiene, como se ha mencionado,
partes que son superiores al intelecto y que se expresan precisamente a través
de la voluntad.
¿Por qué elegimos, por ejemplo, casarnos con una determinada
persona y no con otra? ¿Dedicarse a un determinado trabajo o vivir en un lugar
determinado? ¿Cuál es nuestra misión en el mundo? Por lo general, estas
preguntas no tienen respuestas intelectuales claras. El intelecto tal vez pueda
ayudar en estos asuntos, pero no puede tomar una decisión absoluta. Más bien,
una persona siente que "¡esto es lo que quiero, y eso es todo!" Tengamos
en cuenta que, en su mayor parte, estas cuestiones de voluntad son las más
importantes y abarcan la mayoría de los ámbitos de nuestras vidas. ¿Por qué es
así?
Esta pregunta tiene dos respuestas que, por un lado, son
completamente opuestas y por otro lado, son la misma respuesta: La primera es
que la esencia de nuestra alma se expresa en la voluntad. Queremos algo porque
refleja exactamente quiénes somos, no por ninguna razón externa. La segunda
respuesta es que, en la voluntad humana, se revela la voluntad divina que está
por encima de toda consideración y voluntad humana, como dice el rey David en
los Salmos: "Los pasos del hombre son establecidos por Di-s, y Él se
deleita en su camino". Y así explica el Rebe Raiatz (en el discurso
titulado, VeHinei Sulam 5708): "A primera vista, uno podría
concluir lógicamente que el deseo de una persona de ir a un lugar determinado
deriva de su propia voluntad inherente que lo atrae allí. Sin embargo, en
verdad, la razón de este deseo es cumplir una intención interior y esencial, un
decreto de la Providencia Divina. Porque, de hecho, en la mayoría de los casos,
la intención [suprema] no se cumple simplemente con el propio viaje, sino [a
través] de otros que van allí también..."
La voluntad humana, explica, sirve solo como un recipiente.
Porque, ¿quién es el que arregló las cosas para que dos personas vinieran a un
lugar, cada una por su propia voluntad, y así cumplieran la voluntad de Di-s?
Sobre esto, el profeta dice: "¿Pueden dos caminar juntos si no se han
puesto de acuerdo?" desde Arriba? El recipiente adecuado para esto es
precisamente la voluntad, porque la voluntad no está completamente consciente y
no se reviste de nuestros recipientes de conciencia, es posible que una voluntad
más sublime, que está más allá del alcance de nuestro intelecto, la ilumine
desde arriba. Así, queda claro que la esencia del alma judía no está en
absoluto separada de la Divinidad, y cuando se quitan las vestimentas ocultas
de la conciencia y se revela la voluntad Divina en todo su poder.
[1] Macot 10b.
JASIDUT
La Providencia Divina en las enseñanzas del Baal ShemTov
(Parte 5):
LA PROVIDENCIA DIVINA COMO
PARTE DEL SENDERO JASÍDICO
Una de las alusiones
importantes con respecto a nuestro año actual, 5785, que está llegando
rápidamente a su fin, es que, en su forma hebrea, תשפה,
son las iniciales de "Que este sea un año de Providencia personal", Tehie
shanat Hashgajá Pratit (תְּהֵא שְׁנַת הַשְׁגָּחָה פְּרָטִית). Durante el año
pasado, HaRav Ginsburgh ha enseñado repetidamente sobre el tema de la
Providencia Divina personal en el pensamiento jasídico. Aquí te traemos la
quinta entrega de sus enseñanzas sobre el tema.
1 https://galeinai.org/2025/04/04/baal-shem-tov-la-fe-tangible/
2 https://galeinai.org/2025/08/13/providencia-divina-y-ecuanimidad/
3 https://galeinai.org/2025/04/24/providencia-divina/
4 https://galeinai.org/2025/08/06/providencia-divina-de-la-mas-grande-a-la-mas-pequena/
Elevándose
con Providencia Divina, la Providencia Divina revela las virtudes
Incluso hoy, 265 años después de su
fallecimiento, no todos tienen una imagen clara de lo que implicaba el camino
del Baal Shem Tov en el servicio a Di-s. Ante nosotros hay un hermoso bosquejo
del camino del Baal Shem Tov desde el sexto Rebe de Lubavitch, Rabí Iosef
Itzjak Schneersohn (el Rebe Raiatz). El esquema se centra en cuatro
principios esenciales que se pueden encontrar en la conducta y las enseñanzas
del Baal Shem Tov: la naturaleza de la Torá, la Providencia Divina personal, la
virtud de Israel y el Amor a Israel. Citaremos los dos primeros principios,
luego resumiremos rápidamente el tercero y el cuarto, y finalmente
estableceremos una correspondencia entre estos principios y las letras de Havaia.
Entender la Torá
Dijo el Rebe Raiatz[1]:
Toda
la Torá es Nombres de Di-s. Así como un nombre proporciona conocimiento [del
objeto] pero no puede proporcionar una captación directa [del objeto en sí
mismo],[2]
así también la Torá, incluso las halajot que están claramente explicadas, solo
pueden ofrecer conocimiento y no una aprehensión completa, porque su interior
es infinito.
El primer principio aquí es esencialmente el
sentido de que "la Torá de Di-s es perfecta", Torat Hashem Tmimá
(תּוֹרַת ה' תְּמִימָה), en la forma en que
el Baal Shem Tov lo explicó (que fue elaborado por el Rebe Rashab en torno a la
fundación de la ieshivá Tomjei Temimim). Es decir, que cada palabra en
la Torá es infinita y, por lo tanto, su captación se limita a lo que se conoce
como "conocimiento de la existencia [de un objeto o un concepto] pero no
puede proporcionar una captación absoluta. Incluso la dimensión revelada de la
Torá (la halajot, como el Rebe Raiatz se refiere a ella aquí) no puede
entenderse sin su dimensión oculta que realmente no tiene fin.
Aunque este primer principio no está directamente relacionado con la
Providencia Divina personal, podemos vincularlo a nuestras deliberaciones
anteriores sobre la Providencia.[3]
Explicamos que hay una percepción de la Providencia Divina sobre el individuo,
una percepción de la Providencia Divina que también incluye las repercusiones
en las interacciones del individuo con los círculos en expansión - un
entendimiento de que cada detalle está conectado con la intención general, lo
que conduce a la percepción de que todo es uno.
En la Torá, uno puede aprender una palabra y
entender su significado simple - es decir, el nivel inferior, que se ocupa solo
de la palabra específica. Sin embargo, para entender el significado más
profundo, lo que Hashem quiere aquí, uno también debe entender la palabra en su
contexto. Esto se hace, por supuesto, leyendo todo el versículo, toda la parashá
y, a veces, incluso todo el libro o toda la Torá. El significado de la
palabra se deriva de su contexto e influye en el contexto recíprocamente, en
círculos cada vez más amplios. Al final, la verdad de la Torá es coherente[4] y el
significado de cada palabra se integra con todos los demás conocimientos de la
Torá.
Más allá de eso, como el tercer nivel de la
Providencia Divina ya analizado, uno percibe que cada palabra en la Torá es un
Nombre de Di-s,[5] como
se explica en este principio. El razonamiento parece ser que, dado que la
existencia de Di-s es necesaria[6], Mejuiav
HaMetziut (מְחוּיָּב הַמְּצִיאוּת),
entonces si cada detalle de la Creación es necesario para completar el
propósito general de Di-s para la Creación, entonces cada detalle de la
Creación es esencialmente un Nombre (es decir, un predicado) de Di-s.
Más allá de este tercer nivel, también hay un
cuarto, por el cual todo en la Creación es verdaderamente una unidad. Esta es
la percepción de que toda la Torá es un largo Nombre de Di-s, que "Él y Su
Nombre son uno",[7] o en
el lenguaje del Zohar, "La Torá y Di-s son uno".[8]
La
Providencia Divina. No solo [la Providencia Divina personal] abarca a
cada criatura en todos sus innumerables detalles - incluyendo, por ejemplo, que
Di-s envía un viento desde Sus tesoros para hacer rodar la paja y el heno, todo
lo cual sucede con un propósito específico - sino que, además, este propósito
es la fuerza vital que garantiza la estatura única de la criatura, todo ello
aparte de la fuerza vital que solo sostiene la existencia de la criatura.
Expliquemos esta idea con más detalle. El Baal
Shem Tov no dice que la Providencia Divina personal es solo lo que mantiene la
existencia de cada ser creado, sino que proporciona fuerza vital - dos niveles
de fuerza vital. Es común confundir y mezclar la existencia (ser) con la vida.
Aunque los dos están relacionados, como en la lectura alternativa de "Tú
les das vida a todos"[9], Ata
Mejaié et culam (אַתָּה מְחַיֶּה אֶת כֻּלָּם)
como "Tú les das existencia a todos"[10], Ata
Mehavé et culam (אַתָּה מְהַוֶּה אֶת כֻּלָּם),
son distintos.
Primero, Di-s trae algo a la existencia y
mantiene su existencia momento tras momento, luego le da vida a través de la
investidura del alma en el cuerpo, que está más estrechamente relacionado con
la Providencia Divina. Pero el alma en el cuerpo es solo el primer nivel de
fuerza vital proveniente de Di-s, hay un nivel superior, que es el núcleo de la
Providencia Divina personal. Este nivel anima la estatura particular y única
del ser creado. Así, por ejemplo, con respecto a una vida humana: la vida que sostiene
la existencia solo asegura que la persona no muera – lo cual, es algo bueno en
sí mismo, por supuesto. Pero la forma más excelente de salvaguardar la
existencia es aquella que asegura que la persona logre cumplir con todos sus
talentos y virtudes. Este es un nivel mucho más elevado y, de acuerdo con lo
que está escrito aquí, constituye la esencia de la Providencia Divina personal.
Esta es otra hermosa observación con respecto al entendimiento del Baal Shem
Tov de la Providencia Divina personal.
En la cosmovisión del Baal Shem Tov, el cuarto
principio, el amor a Israel (אַהֲבַת יִשְׂרָאֵל)
representa un amor que no se basa en los rasgos del individuo, sino en el hecho
de que forma parte del colectivo que es Israel.
Claramente, estos cuatro principios pueden
corresponder a las cuatro letras del Nombre esencial de Di-s, Havaia, de
la siguiente manera:
Entender
la Torá corresponde a sabiduría como está escrito: "La Torá emerge desde
la sabiduría", oraita mejojmá nafkat (אוֹרָיְתָא מֵחָכְמָה נַפְקַת). El principio de
la Providencia Divina personal corresponde a entendimiento y a la primera hei
de Havaia, como se explicará. La virtud de Israel corresponde a la vav de
Havaia y a las seis facultades emocionales de las cuales la belleza es el
centro, como ya se ha señalado. Finalmente, el Amor a Israel por cada judío,
independientemente de su posición o estatura, corresponde a la hei final de
Havaia y la sefirá de reinado, que representa a la Congregación de Israel, Kneset
Israel (כְּנֶסֶת יִשְׂרָאֵל).
Letra de Havaia |
Sefirot |
El principio de Baal Shem
Tov |
Iud |
sabiduría |
entender la Torá |
Hei |
entendimiento |
experimentar la Providencia Divina personal |
Vav |
bondad a fundamento |
virtud de Israel |
Hei |
reinado |
amor a Israel |
Ambos padres, el padre y la madre, velan por
sus hijos. Pero generalmente ocurre que el padre observa desde lejos y está
menos involucrado en los detalles y asuntos diarios del niño. La madre, por
otro lado, normalmente está mucho más cerca de conocer estos detalles y
problemas diarios. Se podría decir que la madre vigila a su hijo más de cerca
que el padre. El Baal Shem Tov desea que la Providencia Divina sea cercana y
personal, de manera similar a cómo el versículo clave de todo el Tania busca
que nuestro servicio a Di-s sea próximo y cercano, "porque [servir a Di-s]
está muy cerca de ti". La Providencia Divina personal es, por lo tanto,
desde el punto de vista jasídico, una forma maternal de Providencia, cuyo
propósito es desarrollar y nutrir todas las virtudes inherentes al niño nacido
del vientre materno.
El alma del hombre le enseñará
Hay otra serie de
enseñanzas en el Keter Shem Tov[11]
categorizadas bajo el título "Servir a Di-s", que enfatizan que todo
lo que una persona ve y escucha debe ser tratado como una lección de servicio a
Di-s. Teniendo en cuenta el principio de la Providencia Divina personal,
nuestra tarea es entender lo que Di-s quiere de nosotros cuando nos muestra
algo, y despertar la misericordia celestial para merecer realizar la acción
particular a la que estamos siendo guiados. Incluso cuando una persona lee algo
en las noticias o en asuntos de este mundo, la elección está en sus manos: si
estas cosas le llevarán "a las profundidades más bajas de oscuridad y
penumbra" o "a un lugar de luz y esencia oculta de Di-s, bendito y
exaltado sea".
Es en el contexto de
esta idea general que encontramos una de las expresiones más importantes
utilizadas por el Baal Shem Tov: El alma de un hombre le enseñará:
El Baal Shem Tov, que su memoria sea bendición,
dice que todo lo que una persona ve y oye contiene un mandato y una lección del
Cielo sobre cómo servir a Di-s. Sin embargo, se nos exige que entendamos
adecuadamente lo que estamos viendo y escuchando y que tengamos cuidado de no
malinterpretar el significado de lo que se escuchó o vio. El verdadero
entendimiento del significado de lo que oímos y vemos se alcanza por medio de:
"El alma del hombre le enseñará".[12]
La forma en que "el alma del hombre le
enseñará" se refiere a cómo el intelecto de una persona se ilumina y se
llena de diversas explicaciones sobre el significado de lo que vio y oyó. A
través de este proceso, uno llega a entender la instrucción que está recibiendo
del Cielo sobre cómo servir a Di-s.
El Baal Shem Tov dice que la forma segura de
alcanzar el estado de "el alma de un hombre le enseñará" es mediante
un recitación sincero y apasionado de un capítulo de los Salmos, o mediante el
esfuerzo corporal de hacerle un favor a un judío, no solo un favor con el
dinero propio, o mediante el Amor a Israel, desde el autosacrificio.
El Baal Shem Tov, que su memoria sea bendición,
considera que la revelación de "El alma del hombre nos enseñará" se
manifiesta más en el recitado de Salmos que en los eruditos de la Torá que
innovan nuevas enseñanzas y deliberaciones en la Torá.
El Baal Shem Tov, que su memoria sea bendición,
dice que recitar los Salmos con un corazón sincero, el esfuerzo de hacer algo
bueno por un judío, ya sea en asuntos físicos o espirituales, y amar a Israel
son las llaves que abren todas las cerraduras de las cámaras celestiales de
misericordia, sanación y salvación, así como las puertas celestiales del
sustento.
A partir de la
creencia en la Providencia Divina personal, y con humildad, que es el
instrumento con el que percibir la Providencia de Di-s, también se debe entender
el mensaje. Esto solo se puede lograr a través del principio de "un alma de
hombre le enseñará". El Baal Shem Tov explica cómo alcanzar esta
iluminación a través de un fervor sincero al decir Salmos, hacer el bien a un
judío con un esfuerzo físico (y no solo con dinero) y amar a Israel con
autosacrificio de una manera interior (que está por encima incluso del esfuerzo
del cuerpo), pensando en ellos, orando por ellos y dedicándose a amarlos.
"No abandones mi Torá"
Concluiremos con una
idea más[13]
- una explicación del versículo: "Porque te he dado una buena enseñanza;
no abandones mi Torá"[14]:
"Porque te he dado una buena
enseñanza" se refiere a la dimensión revelada de la Torá, que algunos
pueden pensar que le es dada a ellos mismos, haciendo que olviden al Dador de
la Torá (es decir, Di-s). Se centran en los detalles, buscando indulgencias y
planteando preguntas. Sin embargo, cuando uno se enfoca en que la Torá es
"Mi Torá", y estudia la dimensión interior de la Torá y cree en la
Providencia Divina personal, entonces el final del versículo, "No la
abandones", se cumple. Lo que significa que no nos dejan solos y
abandonados.
Del versículo "Porque su deseo está en la
Torá de Di-s, y en Su Torá medita día y noche",[15]
los sabios enseñan[16]
que inicialmente se hace referencia a la Torá como "la Torá de Di-s",
y solo más tarde, a través del estudio continuo, llega a convertirse en
"su Torá" - la Torá pasa a llamarse así después de la persona que la estudia.
Aquí, sin embargo, el
Baal Shem Tov enfatiza el mérito de la Torá que sigue siendo "Mi
Torá", la Torá de Di-s, un reconocimiento que impide que los estudiantes
sientan que la Torá es suya y hace que olviden al Dador de la Torá.
Aquellos que se
involucran solo en la dimensión revelada de la Torá, que una vez más es la
intención de las palabras: "Te he dado una buena enseñanza", podrían
olvidar y abandonar al Dador de la Torá desencadenando el versículo "Si me
abandonas por un día, Yo te abandonaré por dos".[17] Al estudiar la dimensión interior de la Torá,
se le otorga a uno la capacidad de creer en la Providencia Divina personal y
volverse constantemente consciente de la Presencia y cercanía de Di-s, y
reconoce que Él nunca nos abandona.
La principal novedad
aquí es que el propósito final de estudiar la dimensión interior de la Torá es
el reconocimiento de la Providencia Divina personal. Incluso puede ser que los
mundos espirituales y sus conceptos profundos, incluyendo su explicación en
Jasidut, continúen sintiéndose distantes. Sin embargo, a través de la dimensión
interior de la Torá, uno tiene la garantía de experimentar que Di-s está cerca
a través de Su Providencia Divina personal. Cuando una persona ve y experimenta
la Providencia Divina personal en cada momento, gracias al mérito de estudiar
la dimensión interior de la Torá, nunca se siente abandonada..
[1]
Sefer HaSijot 5703, pp.
160-161, citado en Keter Shem Tov (Kehot: 2004), pp. 483-484.
[2] Por ejemplo, la palabra "autobús" nos
proporciona cierta información sobre un vehículo que transporta personas a
velocidades que probablemente no superen los 100 km/h. Si añadiéramos más
adjetivos a la palabra "autobús", como "autobús de
Greyhound", [empresa
de transporte de autobuses interurbanos de larga distancia muy conocida en
Estados Unidos y Canadá] sabríamos
más sobre el exterior del objeto y quizás más sobre cómo opera, pero seguiríamos
sin tener una comprensión directa de su estado, del estado mecánico de sus piezas
y su funcionalidad.
[3] Véase Publicaciones y su acceso dentro de la
web de galeinai en español, reseñadas al comienzo de la presente publicación.
[4] Véase en detalle nuestra conferencia sobre la
teoría de la coherencia de la verdad, agosto de 2018.
[5] Zohar II 87a. Véase la introducción del Rambán a
su comentario sobre la Torá. Ionat Elem cap. 29.
[6] Maimónides, Guía para los perplejos 1:57.
En todas las cosas, excepto en Di-s, hay una división radical
entre la esencia y la existencia (o ser). Todos tienen una esencia, pero su
existencia (o ser) se les añade.
[7]
Zohar Jadash (Margaliot), Midrash
HaNe'elam 2b.
[8] Ver Zohar I 24a, 2:60a. Tikunei Zohar, comienzo de tikún
6.
[9] Nejemias 9:6.
[10] Pardes Rimonim 6:8. Reishit Jojma, Sha'ar HaKedusha cap. 7. Tania, Sha'ar
HaIjud VeHaEmuna, cap. 2.
[11]
Keter Shem Tov (Kehot: 2004),
págs. 394-397.
[12] Parafraseando a Job 32:8. Véase en detalle el
análisis detallado en nuestro volumen en hebreo, Shiurim BeSod HaShem LiIerei'av,
volumen 4, págs. 180 y ss. Disponible en línea en: https://tinyurl.com/3ja4bwrr.
[14] Proverbios
4:2.
[15] Salmos
1:2.
[16] Avodá
Zara 19a.
[17]
Ver Rashi sobre Deuteronomio 11:13.
LECTURA DE LA TORÁ EKEV 5785_1
EL TALÓN DEL MESÍAS Y LA MÚSICA LEVÍTICA DE LA REDENCIÓN
LA MÚSICA DE LOS LEVITAS EN EL TIEMPO DE LA REDENCIÓN
En el mundo antiguo, el éxtasis religioso se expresaba a
través del sacrificio de animales —e incluso de seres humanos— en la idolatría,
una práctica absolutamente prohibida.
“Quien sacrifique a dioses (ajenos) será exterminado, salvo
que lo haga sólo para Hashem” (Éxodo 22:19).
Solo a través de los sacrificios consagrados a Hashem en el
Beit HaMikdash (Templo Sagrado) se puede expresar ese impulso de entrega
infinita —“el secreto del sacrificio que asciende hasta el secreto del
Infinito” (*Raza deKorbana… le Raza deEin Sof*).
En la cultura occidental actual, esa devoción o entrega se
ha refinado y transformado. Los templos de culto fueron reemplazados por salas
de conciertos, y la sensación de elevación espiritual se busca a través de
escuchar música secular inspiradora. Por eso, en los primeros dos Templos, el
eje principal del servicio era la ofrenda de sacrificios por parte de los
kohanim (sacerdotes), mientras que la música de los levitas era un
acompañamiento secundario, que ayudaba a elevar la experiencia.
Sin embargo, en el Tercer Beit HaMikdashlas cosas se
invertirán: lo principal será el servicio musical de los levitas, cuya melodía
provocará tal fusión con Hashem, un devekut, apego tan profundo, que llevará al
alma a anhelar disolverse en la Divinidad —como aquellos que suben al Templo a
“ver y ser vistos” ante Hashem. Ahora, salimos de los días de duelo hacia los
días de consuelo, y cambiamos el dolor por la destrucción por la alegría de
acercarnos al objetivo de la redención.
Debemos imaginarnos este destino con la mayor claridad y
belleza posibles, de forma que atraiga y toque nuestro corazón. En la edición
anterior se publicó una clase titulada “Renueva nuestros días como antaño”, que
remarcaba la necesidad de dejar de mirar con nostalgia hacia el pasado y
empezar a mirar hacia adelante, y recibió numerosas reacciones cálidas. Como
continuación, la clase que abre esta edición se dedica a visualizar el anhelado
Templo futuro —y si en la primera clase se “repara” a Beethoven, al final de la
segunda clase se corrige, de manera sorprendente, a una figura aún más cercana
a nuestro tiempo… ¡Los invitamos a descubrir de quién se trata!
PRODUNDIZA EN ESTE TEMA
EKEV עֵקֶב
Devarim 7:12-11:25
Haftará: Ishaiahu 49:14 - 51:3
12 Y será cuando escuchen estas leyes, guardándolas y
cumpliéndolas, entonces Dios tu Señor recordará el pacto y el amor con que hizo
un juramento a tus padres.
13 Él te amará, te bendecirá y te hará numeroso. Bendecirá
el fruto de tu matriz, el fruto de tu tierra, tu grano, tu vino, tu aceite, las
crías de tus manadas y los corderos de tus rebaños, en la tierra que Él
prometió a tus padres que te daría a ti.
14 Serás bendecido más que todas las naciones. Entre ti y tu
ganado, no habrá ningún estéril o infecundo.
15 Dios quitará de ti toda enfermedad. No permitirá que
ninguno de los terribles males egipcios que experimentaste te afecten; en vez
de ello, los dirigirá contra todos tus enemigos.
16 Cuando consumas a todas las naciones que Dios tu Señor te
da, no les muestres piedad alguna. No adores a sus dioses, puesto que esto será
para ti una trampa mortal.
17 Podrías decirte a ti mismo: “Estas naciones son más
numerosas de lo que somos nosotros. ¿Cómo podremos expulsarlas?”.
18No les tengas miedo. Debes recordar lo que Dios hizo al
faraón y a todo el resto de Egipto.
LECTURA DE LA TORÁ EKEV 5785_2 Y EL SECRETO DEL BUEN NOMBRE
EL NOMBRE DE DIOS DE LA CREACIÓN
Himno a la Tierra de Israel Especial para la Parashá Ekev
y Tikún de los Espías parashá Shelaj
del CD “Abre las Ventanas del Firmamento” Una melodía
encantadora compuesta por el rabino Ginsburgh y cantada por el rabino Refael
David Ben Ami, tomada de un verso de la lectura de la Torá de hoy (Deuteronomio
8: 7-8): "Porque Havayah tu Dios te está trayendo a una buena tierra, una
tierra de arroyos de agua, de manantiales y profundidades, que brotan en valles
y colinas. Una tierra de trigo, cebada, viñas, higueras y granadas, una tierra
de aceite de oliva y miel ". ¡A Disfrutar!
UNA IRRUPCIÓN RESPONSABLE
La irrupción de Peretz, y de quienes
siguen su camino, surge de una entrega personal. El rey David —décima
generación de Peretz— transforma esa entrega en responsabilidad y la irrupción
en una acción impulsada por la sensación de necesidad.
Es justamente esta combinación la que traerá al Mashíaj, el “hijo de los que
irrumpen” (“ben Partzi”), sobre quien está dicho: “El que irrumpe subirá
delante de ellos”.
✡️ El Mashíaj
hijo de David también es llamado “Ben Partzí” — “hijo de los que
irrumpen”.
Él desciende de la estirpe de Peretz, hijo de Yehudá, de quien, diez
generaciones más tarde, nació el rey David. Sobre él está dicho:
"El que rompe avanzará delante de ellos; ellos romperán, pasarán la
puerta y saldrán por ella; su rey pasará delante de ellos, y HaShem a su
cabeza" (Miqueas 2:13).
Para alcanzar la redención verdadera y
completa, es necesario romper los límites de la realidad y llegar a la “heredad
sin fronteras”:
"Y te extenderás al oeste, al este, al norte y al sur"
(Génesis 28:14).
Sin embargo, el impulso de ruptura que
comenzó con el “abuelo Peretz” adquiere un nuevo rostro en David HaMelej y en
Mashíaj ben David.
De la entrega a la responsabilidad
Naturalmente, una ruptura santa (peritzá
de kedushá) brota de la entrega personal del que irrumpe: está tan
consagrado a la causa que está dispuesto a atravesar cualquier barrera que
impida avanzar. Esta ruptura suele ir acompañada de una expansión del “yo de
santidad”, del servicio a Dios con la amplitud de “caminaré en lugares
espaciosos” e incluso del “su corazón se elevó en los caminos de HaShem”.
Así fue la irrupción de Peretz: una fuerza arrolladora, sin frenos, desde el
mismo momento de su nacimiento.
Pero David ya es rey de Israel, y
sobre sus hombros recae el peso de la responsabilidad. No en vano abre sus
últimas palabras con:
"Oráculo de David, hijo de Ishai, oráculo del hombre que fue elevado,
el ungido del Dios de Jacob, y dulce cantor de Israel" (2 Samuel
23:1).
Él es “el hombre elevado” que actúa desde una aceptación del yugo
—el yugo de su misión y la responsabilidad sobre todo el pueblo.
Esta aceptación puede y debe ser alegre, llena de placer y gozo, al saber que
se cumple la voluntad divina; pero siempre se siente en ella la obligación ante
Aquel que está por encima, y la necesidad de actuar.
David traduce la entrega en responsabilidad y, desde ahí, incluso su ruptura
—con todo el “placer” que encierra romper los límites— deja de ser una opción
voluntaria para convertirse en una ruptura necesaria, exigida por la
realidad.
Ruptura y teshuvá
Sobre la expresión “el hombre elevado”,
los Sabios enseñan que David “estableció el yugo de la teshuvá para cada
individuo”, es decir, que todo judío puede hacer teshuvá por sus pecados
gracias a la teshuvá de David.
La ruptura de David está impulsada por un sentido de urgencia, no sólo por su
responsabilidad nacional sino también por su vivencia personal de “y fui
humilde ante mis propios ojos”. Justamente por esa humildad HaShem lo
eligió para reinar.
David siente su pequeñez, su falta, su vacío interior —“nada tengo de mí
mismo”. A pesar de todos sus logros, su vivencia existencial es: “No he
hecho nada; estoy muy lejos de la meta a la que debemos llegar, y todo lo
alcanzado es un regalo del Cielo” (como lo expresa: “Porque todo viene
de Ti, y de lo recibido de Tu mano te hemos dado”).
Desde esa sensación, percibe los límites de la realidad cerrándose y siente la necesidad
de romperlos.
Un movimiento sin descanso
El yugo de la responsabilidad y la vivencia
de vacío existencial producen una actitud correcta hacia cualquier logro:
el reconocimiento de “si estudiaste mucha Torá, no te atribuyas el mérito,
porque para eso fuiste creado”, y sobre todo, la insatisfacción con el
presente y la búsqueda constante de la meta final de la Gueulá.
A quien actúa como voluntario, incluso con la máxima entrega, le es difícil
evitar la sensación de atribuirse mérito: ha hecho más de lo exigido, merece
reconocimiento, y por tanto es “natural” descansar y disfrutar de lo logrado.
En cambio, el yugo de la responsabilidad transforma la ruptura en un movimiento
continuo, incansable, hasta llegar a la auténtica y completa redención.
AVANCE
🔥 Mashíaj
Ben Partzí – Romper para Redimir 🔥
Mashíaj hijo de David viene de la estirpe
de Peretz, “el que irrumpe”.
Peretz rompió límites con entrega absoluta; David convirtió esa entrega en responsabilidad,
y su ruptura en una misión necesaria.
💡 La
verdadera redención llegará cuando rompamos las fronteras de lo posible para
ampliar el territorio del alma: “Te extenderás al oeste, al este, al norte y
al sur”.
No es un acto voluntario… es un llamado
inevitable: avanzar, abrir caminos y no detenerse hasta que la Gueulá
—redención plena y verdadera— ilumine el mundo.
✨ Romper no
por rebeldía, sino por amor y responsabilidad: ese es el camino del Mashíaj.
*SHAVÚA TOV*
🔸*UNA HISTORIA JASÍDICA*🔸
*PARA
DESPEDIR AL SHABAT*
*_Es
costumbre contar una historia jasídica sobre el Baal Shem Tov al terminar
Shabat por la noche en una comida de Melavé Malká, acompañando a la Reina, el
Shabat_*
*_Una
segulá para un buen sustento, para tener hijos y tener satisfacciones de los
niños, para una vida buena y larga y para salud_*
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*REVISTA DIMENSIONES*
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*EN LAS TIENDAS DE LOS JUSTOS*
El santo rabino, autor del Beit Iaakov de Radzin,
escuchó una vez a un judío que decía de sí mismo:
«Ojalá muera como judío».
Rabí Iaakov le dijo:
«¡Pero esa fue justamente la petición de Bilam el malvado!: “Muera mi alma la
muerte de los rectos” (Números 23:10).
Lo que se necesita es VIVIR como judío».
Rabí Iaakov Leiner de Radzin
(hijo de Rabí Mordejai Yosef de Izhbitza, autor del Mei HaShiloaj)
falleció el día 15 de Av del año 5638 (1878).
____________________
*QUE SEAN
INSCRIPTOS PARA BIEN*
Se transmite
en nombre del santo tzadik Rabí Iaakov Moshé de Komarna,
que lo recibió del santo Maguid de Trisk,
que lo recibió de su abuelo de Tchernóbil,
que lo recibió del santo Baal Shem Tov,
que lo recibió de su maestro el profeta Ajiá HaShiloní:
Desde Tu
beAv hasta Rosh Hashaná, cada vez que una persona bendice a su
prójimo con “Ketivá veJatimá Tová” (que seas inscripto y sellado para bien),
ese número de veces serán para él intercesores favorables en el Cielo,
que abogarán por él en Rosh Hashaná.
El Rebe de
Lubavitch explicó la costumbre, común en todo Israel, de comenzar a bendecir
“Ketivá veJatimá Tová” desde Tu beAv,
diciendo que el mazal (signo zodiacal) del mes de Menajem-Av es el león
(arié), cuyas iniciales forman:
“Elul –
Rosh Hashaná – Iom Kipur – Hoshaná Rabá”,
aludiendo a
que en el mes de Menajem-Av está insinuada la culminación y plenitud de ser
firmados para un año bueno y dulce (pitka tava) en Hoshaná Rabá, la
festividad final de Tishrei.
____________________
*Y
AQUÍ LA HISTORIA*
SU PREOCUPACIÓN POR LOS JUDÍOS DE ZFAT
En el año 1839 (תקצ״ט), Rabí Moshé Montefiore decidió viajar por segunda vez a la
Tierra de Israel. Después de la festividad de Sucot, recibió una carta de
recomendación del Primer Ministro, Lord Palmerston, dirigida a todos los
cónsules de Inglaterra en los distintos países, para que prestaran ayuda a Rabí
Moshé.
Como siempre, en este viaje también fue acompañado por su esposa, Iehudit.
El trayecto duró todo el invierno, ya que pasaron por muchas ciudades,
quedándose en cada una de ellas varias semanas. En Roma se encontraron con el
Dr. Levy y le pidieron que los acompañara en su camino. Él aceptó, y desde
entonces el Dr. Levy se convirtió en el secretario de Rabí Moshé.
Existía temor por los bandidos del camino, por lo que Rabí Moshé guardó
su dinero en once sacos, repartiéndolos entre sus acompañantes para que lo
custodiaran. Todos ellos iban bien armados.
Cerca de Sidón, salieron a su encuentro algunos judíos enviados por las
comunidades de Israel, quienes los llevaron a la tumba de Zevulún, donde
rezaron. Después continuaron cabalgando hasta la séptima hora de la noche.
Cansados por el esfuerzo del camino, Rabí Moshé se recostó sobre una estera que
extendieron en el suelo y envió a un hombre a traer tiendas de campaña.
Al cabo de una hora se oyó un grito: era la voz del enviado. En el
camino, unos bandidos lo habían atacado y le habían propinado una fuerte
golpiza. El Dr. Levy, temiendo por la seguridad de Rabí Moshé, pasó toda la
noche caminando con el fusil en mano para protegerlo.
Cuando llegaron a Zfat, los dirigentes de la comunidad salieron a
recibirlos, y cada uno pidió a Rabí Moshé que se alojara en su casa. Después de
subir al monte sobre el cual se asienta la ciudad de Zfat, salieron a
recibirlos el rabino y algunos ancianos de la comunidad. El Dr. Levy descendió
de su caballo y se lo cedió al rabino para que montara.
El Dr. Levy escribe en sus memorias:
"No lo hice solo por respeto al cargo rabínico, sino porque este rabino
había santificado el Nombre de Dios. Pues en el año 1838 (תקצ״ח),
cuando los drusos atacaron la ciudad y saquearon todas las casas, lo
encadenaron y lo amenazaron con cortarle la cabeza en ese mismo instante si no
les entregaba una gran suma de dinero como rescate por su vida. Pero el justo
rabino no pidió por su vida; solo solicitó que le trajeran un poco de agua para
lavarse las manos, a fin de poder recitar confesión, vidui. Esto causó
una gran impresión en el corazón de los asesinos, y lo dejaron en
libertad".
Rabí Moshé investigó y se informó acerca de la situación de los judíos.
Deseaba profundamente que los judíos se establecieran en la Tierra de
Israel y trabajaran la tierra. Su gran anhelo era que los judíos que vivían en
la Tierra de Israel se sustentaran con el fruto de su propio esfuerzo, y en
especial con el trabajo agrícola. Pero aún no había llegado el momento, y se
vio forzado, por el momento, a ayudarlos con sus donaciones.
La ayuda era especialmente necesaria en aquella época, pues los
habitantes de Zfat habían sufrido mucho por el ataque de los drusos, quienes
habían saqueado todo lo que pertenecía a los judíos. En Zfat, Rabí Moshé
redactó una carta al pachá de Aco solicitándole que protegiera a los judíos de Zfat
de los drusos bandidos.
Repartió generosas donaciones a todos los pobres y también encargó a un
escriba que le escribiera un Sefer Torá (rollo de la Torá). Él mismo escribió
de su puño y letra las tres primeras palabras: "בְּרֵאשִׁית בָּרָא אֱלֹהִים" (“En el principio creó Dios”).
(Del libro “Rabí Moshé Montefiore”)
Un punto personal
Algunas notas sobre su personalidad única:
Moshé Montefiore era un judío observante de la Torá y las mitzvot y luchó por
ello. Guardó la Torá y las mitzvot con entrega total, comía junto a reyes pero
jamás probaba nada que no fuera kasher.
Fue él quien promovió la unidad entre los judíos de la diáspora y los
judíos de la Tierra de Israel. En la Tierra de Israel se le llamaba “Rey de
Israel”.
Realizó todos sus viajes a diferentes países y a la Tierra de Israel
junto a su esposa, siendo un ejemplo extraordinario de shalom bait (paz
en el hogar).
Su personalidad es un modelo supremo de entrega abnegada por todo el
pueblo de Israel, con el objetivo de unir a todo Am Israel.
(De las palabras del Rabino Itzjak Ginsburgh en la azkará de Arie Najaisi
z”l)
Moshé Montefiore falleció el 16 de Menajem-Av del año 5645 (1885), a la
edad de cien años, y reposa en la ciudad de Ramsgate, Inglaterra, donde vivió.
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Rabino Itzjak Ginsburgh
El
amor verdadero no es solo un encuentro, sino una construcción diaria. Cada día
es una nueva oportunidad para comenzar de nuevo, perdonar, y recordar que
fuimos creados para sentirnos completos junto a nuestra “otra mitad”. Aspiremos
a unirnos con pureza, sinceridad y alegría, sabiendo que en cada relación late
una chispa de la unión original de nuestras almas. Y así, con cada paso
compartido, transformamos el presente y sembramos eternidad.
El rostro del florecimiento del amor
Muy buenas noches a todos. Esta charla
continúa el tema del 15 de Av, sobre el cual nuestros Sabios dijeron: “No
hubo días tan festivos para Israel como el 15 de Av y Iom Kipur”. En esos
días, las jóvenes salían a los campos a bailar, y los jóvenes alzaban la mirada
y cada uno elegía a la muchacha que más amaba.
¿Cuál es la diferencia entre el 15 de Av y Iom Kipur? Si bien ambos días
comparten algo en común, en esencia son totalmente distintos. En el 15 de Av,
la persona encuentra a su “otra mitad”. Antes de encontrar a su pareja, uno es
un “medio cuerpo”—incompleto—y al unirse, se vuelve un ser pleno, alcanza la
completitud humana.
En Iom Kipur ocurre algo diferente: ahí no
se trata de buscar la otra mitad—eso ya se logró, pues la unión de pareja
equivale siempre a encontrar la otra mitad. Sino que cuando alguien se casa y
encuentra el verdadero amor (que es el tema de esta charla: ¿qué es el amor?),
gracias a ese amor y ese matrimonio todos los errores y culpas le son
perdonados; la persona puede empezar de nuevo, puro y limpio. Este es el
mensaje y la novedad de Iom Kipur: el sentimiento de pureza que acompaña al
amor y a la unión de la pareja.
Hacen falta ambos elementos: ser una persona íntegra—pues, sin pareja, uno está
incompleto—y también alcanzar la pureza, que juntos la pareja sea pura, que
todo sea perdonado y empiece como nuevo.
Incluso en la halajá (ley judía) se enseña
que cada día la pareja renueva su unión: cada día es un nuevo casamiento, un
nuevo compromiso. Es una mitzvá de “acción continua”—una relación que se
renueva siempre, donde cada integrante se realiza a sí mismo encontrando a su
compañero o compañera, y ambos pueden empezar cada día de nuevo, sin cargas ni
manchas del pasado; todo es puro.
En esencia, en el 15 de Av la persona se
convierte en un ser humano completo, y en Iom Kipur se asemeja a un ángel. El
judío debe ser plenamente humano en este mundo, pero su alma divina, que
proviene del mundo superior, es como la de los ángeles. Por eso en Iom Kipur
nos vestimos de blanco y nos asemejamos a los ángeles.
La Cabalá y el jasidismo enseñan que
existen dos niveles de amor: uno se materializa en el 15 de Av, y el otro en Iom
Kipur. En el 15 de Av, la unión es como dos partes de un mismo cuerpo: como la
mano derecha ama a la izquierda, son dos miembros de una misma entidad, sin
separación. Así es el amor de “una sola carne”—la unión total entre los
esposos, propia de este mundo. A eso debemos aspirar aquí, en nuestra realidad.
Iom Kipur, por otro lado, es como el mundo
venidero, un nivel más elevado que complementa el amor de este mundo. Para
acceder a ese amor superior, primero hay que pasar por el de aquí. Antes de que
las almas bajaran a este mundo, el hombre y la mujer eran una sola alma, una
sola esencia. Luego, por un designio celestial, esa alma se dividió en dos: una
parte en un cuerpo masculino, la otra en uno femenino. Así, toda persona busca
su “objeto perdido”, hasta que, con la ayuda de Dios, lo encuentra y logra volver
a unirse.
Durante la unión, debería haber un
recuerdo: “Alguna vez fuimos uno”. Aunque ahora seamos dos, ese anhelo interior
y recuerdo de la unión original laten en el corazón, y eso es lo que empuja a
decidirse y comprometerse en matrimonio. Ese recuerdo acompaña toda la vida,
guiando a buscar la verdadera conexión. Para llegar al mundo venidero, antes se
debe transitar el camino terrenal.
En el mundo venidero también existe el
recuerdo: ahora, allí arriba, uno recuerda lo que pasó aquí abajo—que alguna
vez fuimos dos. Y eso es el amor superior, el amor de Iom Kipur: “alguna vez
fuimos dos” y, sin embargo, en lo esencial somos uno.
Ambas etapas son necesarias: primero el 15
de Av, luego Iom Kipur. De hecho, desde el 15 de Av ya se acostumbra a desear
un buen y dulce año nuevo, preparando así el corazón para Iom Kipur. Pero ambos
son indispensables.
El Proceso del Desarrollo del Amor en el
Alma
La evolución del amor que comienza en lo
más profundo del inconsciente y se manifiesta gradualmente en la conciencia a
través de varias etapas, cada una correspondiendo a una Sefirá
(emanación Divina).
Las Etapas del Amor:
1. Afinidad por la Conexión (Ziká
la'kesher)
- Nivel Psicológico: Inconsciente (לא-מודע).
- Sefirá: Keter (Corona).
- Descripción: Es el punto de
partida. Se trata de un impulso existencial y primario en el alma de estar
conectado, de buscar una unión (por ejemplo, el matrimonio). No está
dirigido a nadie en particular, sino que es una afinidad esencial por la
idea misma de "estar juntos". Es una característica innata del
alma, presente desde el nacimiento.
2. Añoranza (Kmihá)
- Nivel Psicológico: Preconsciente (טרום-מודע).
- Sefirá: Jojmá (Sabiduría).
- Descripción: La afinidad
inconsciente comienza a emerger en el alma como una añoranza o un anhelo.
Es un sentimiento general de "sed" por encontrar a la otra
mitad, pero todavía sin una persona específica en mente. Esta etapa suele
despertarse con la madurez y es lo que impulsa a la persona a comenzar la
búsqueda.
3. Atracción (Meshijá)
- Nivel Psicológico: Consciente.
- Sefirá: Biná
(Entendimiento).
- Descripción: La añoranza general se
transforma en una atracción hacia una persona específica que aparece en el
horizonte. Esta atracción no es meramente física, sino que involucra tanto
al intelecto (los "ojos") como a la emoción (el
"corazón"). Es en esta etapa que la mujer posee una
"comprensión adicional" (Biná ieterá), una intuición
especial para identificar a su pareja correcta. La atracción real depende
del discernimiento y la percepción.
4. Vínculo (Hitkashrut)
- Nivel Psicológico: Conexión
consciente.
- Sefirá: Daat (Conocimiento).
- Descripción: La atracción culmina
en un vínculo profundo. El "conocimiento" (Daat) en la
Torá no se refiere a una sabiduría intelectual, sino a una conexión íntima
(como en "Y Adán conoció a su mujer Eva"). Este es el
nivel donde las almas se "atan" la una a la otra, como se
describe en el amor entre David y Yehonatán ("y el alma de Yehonatán
se ligó al alma de David"). Es un amor que no depende de algo
externo, sino que abarca la totalidad del ser de ambas personas, como un
pacto.
5. Amor (Ahavá)
- Nivel Psicológico: Emoción
consciente.
- Sefirá: Jésed (Bondad/Amor).
- Descripción: Esta es la revelación final en el proceso. El sentimiento consciente de "amor" surge después de que se ha formado el vínculo. El texto lo demuestra con el ejemplo de David y Yehonatán: primero sus almas se "ligaron" (hitkashrut) y solo después está escrito "y lo amó" (vayeehavehu). El amor, como emoción manifiesta, es la culminación de estas etapas previas de afinidad, añoranza, atracción y vínculo.
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