BS"D
BEHAR בְּהַר
Levítico
25:1 - 26:2 Haftara: Jeremias
32:6-22
DE GAL EINAI
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o
JASIDUT
¿ES LA CABALÁ MISTICISMO, CIENCIA, AMBAS O NINGUNA?
¿La Cabalá se asemeja más al misticismo o más bien a la
ciencia? Algunos afirman enseñar Cabalá mientras afirman con confianza que es
un sistema científico totalmente racional, desprovisto de elementos místicos.
Al mismo tiempo, otros lo comercializan como fuente de Nombres sagrados y
amuletos místicos con propiedades sobrenaturales. En realidad, sin embargo,
comparar la Cabalá con la ciencia o el misticismo no acierta a captar una
verdad mucho más compleja.
Estamos ante las embravecidas aguas de un tema muy profundo,
que emerge como un remolino desde el corazón del judaísmo. Pero si nos
mantenemos dentro del debate tal como se lleva a cabo actualmente, nos
encontraremos sólo rozando la superficie. Para ahondar en la profundidad del
tema, debemos dejar de lado las definiciones populares de “ciencia” y
“misticismo” y buscar los términos hebreos precisos que describan mejor los dos
mundos detrás de ellos. Por cierto, esto en sí mismo es una importante lección de
sabiduría cabalística: dado que el mundo fue creado a través del habla, para
comprender la esencia de algo, primero debemos nombrarlo con la mayor precisión
posible.
La palabra “ciencia” es antigua, pero en su uso
contemporáneo es muy joven, tan joven como la propia ciencia moderna. Un
término más antiguo y profundo que refleja el poder subyacente a la ciencia es
“sabiduría” (חָכְמָה) o jojmá, en
hebreo. La sabiduría es la capacidad de captar una idea con el poder del
intelecto, desentrañarla y expresarla. Se podría decir que la ciencia moderna
es una forma de sabiduría, actualmente su encarnación más exitosa en términos
de explicación de los fenómenos naturales. De hecho, el término utilizado por
los sabios para describir la filosofía griega, a partir de la cual se
desarrolló posteriormente la ciencia, fue “sabiduría de Grecia”, jojmat Iaván
(חָכְמַת יָוָן). En la misma línea, los propios sabios,
fuente del pensamiento judío, son llamados en hebreo “nuestros sabios, de
bendita memoria”, jajameinu zijronam librajá (חֲכָמֵינוּ
זִכְרוֹנָם לִבְרָכָה). En la base de todo sistema de
pensamiento se encuentra una forma de sabiduría.
El término “misticismo” es igualmente problemático para
entender la Cabalá. En la mente del público, misticismo es un término general
para cualquier cosa que sea sobrenatural o de otro mundo, desde la lectura de
mentes hasta la astrología y la adivinación. Sin embargo, si deseamos buscar su
raíz usando la terminología de la Torá, la encontraremos en la palabra
“profecía” (נְבוּאָה), o nevu'á.
Profecía significa la revelación suprarracional de la Verdad Divina, a veces a
través del habla y otras veces en forma de visiones, revestidas de símbolos y
metáforas. Por lo tanto, los aspectos de la verdad en las diversas tradiciones
místicas son en realidad ramas de la profecía. Incluso el falso misticismo se
describe en la Cabalá como la cáscara externa de la profecía, es decir, una
versión degradada de la misma.
De la profecía a la sabiduría
En lugar de ciencia y misticismo, deberíamos hablar de
sabiduría y profecía.
En la historia del judaísmo hubo un período de transición de
una era de profecía a una era de sabiduría. Esta transición ocurrió durante el
exilio babilónico, hace unos 2.500 años. Hasta ese momento, la relación entre
el pueblo de Israel y Di-s se basaba enteramente en la profecía: Di-s se reveló
a los patriarcas, habló a todo el pueblo en el momento de la Entrega de la
Torá, conversó con Moisés en la Tienda del Encuentro, y finalmente infundió Su
espíritu a los muchos profetas que sirvieron al pueblo después. Fue una era de
revelación tangible y vivencial de la Divinidad.
Durante el exilio babilónico, se produjo una transición
gradual hacia una nueva realidad: los profetas disminuyeron y, en cambio,
comenzó a surgir un nuevo método de interpretación de la palabra de Di-s,
encarnado por la Gran Asamblea (Kneset HaGuedola) - la primera
generación de intérpretes de la Torá escrita y desarrolladores de la Torá Oral,
quienes más tarde serían conocidos como los sabios. En el período de
transición, el último de los profetas (Jagai, Zejaria y Malaji) se sentó junto
al primero de los sabios (Ezra y Nejemia), pero posteriormente, la profecía
cesó por completo, y el testigo pasó por completo a los sabios. El cese de la
profecía fue profetizado en el Libro de Deuteronomio: “Ciertamente esconderé Mi
rostro en aquel día.”[1]
En adelante, la profecía fue delegada sólo a los locos y a
los niños.[2]
Lo que quedó fue una débil impresión de ello en la forma del misterioso bat
kol, un eco femenino que ocasionalmente atravesaba el espacio de la sala de
estudio y brindaba asistencia Divina al debate halájico. Pero el ocaso de la
profecía señaló la salida de otra luminaria que, una vez que los ojos se
acostumbraron a ella, reveló nuevos matices en la Torá: la sabiduría. Con
sabiduría, el estudio erudito del Tanaj (la Biblia hebrea) consistió en
diseccionar los versos en sus componentes, volver a replegarlos en diferentes
formas, compararlos y contrastarlos; estos métodos revelaron una gran cantidad
de facetas y capas que no se habían visto antes conscientemente.
Aunque el sabio trabaja en los escritos originalmente dados
mediante profecía, descubre secretos que los propios profetas desconocían, al
menos no conscientemente. El mejor ejemplo de esto es un conocido midrash
que aparece en el Talmud. El Midrash dice que cuando Moisés ascendió al
cielo para recibir la Torá, encontró al Santo Bendito Es, dibujando coronas en
la parte superior de las letras de la Torá. Moisés preguntó a Di-s por qué ocuparse
con estas coronas, a lo que Di-s respondió: “Un hombre está destinado a nacer
después de varias generaciones, y Akiva ben Iosef es su nombre; él está
destinado a extraer de todas y cada una de las marcas y títulos de estos
montones de coronas y montones de leyes”.[3]
Moisés pidió ver a esta persona y Di-s consintió, transportándolo mil años
adelante a una clase de Torá impartida por Rabí Akiva. Sin embargo, para gran
sorpresa de Moisés, no pudo entender el tema de estudio. De hecho, fue enviado
a la última fila, el lugar reservado para los estudiantes más principiantes.
Sólo cuando los estudiantes le preguntaron a Rabí Akiva sobre algo y él
respondió: “Es una ley dada a Moisés en el Sinaí”, la mente de Moisés por fin
se tranquilizó.
Lo que Moisés comprendió fue que, aunque las enseñanzas de
los futuros sabios no aparecen explícitamente en la Torá, que fue entregada a
través de la profecía, siguen estando envueltas en ella y siempre
estuvieron destinadas a desarrollarse y revelarse muchas generaciones más tarde
a través de su estudio en profundidad. Este principio se refleja en la
afirmación talmúdica de que todas las aparentes innovaciones de los sabios - la
Mishná, el Talmud e incluso todo “lo que un estudiante veterano[4]
expondrá delante de su maestro - le fueron dichas a Moisés en el Sinaí”.[5]
Curiosamente, al mismo tiempo que se produjo la transición
de la profecía a la sabiduría en el mundo judío, parecen haber tenido lugar convulsiones
culturales similares en todo el mundo. En Oriente, fue la época del auge del
budismo, una tradición meditativa y filosófica que trascendió el hinduismo más
centrado en los ídolos, y en Occidente, la era de los primeros filósofos y la
transición de la era de los mitos a la era de la lógica lógica (o en sus
nombres griegos: de mythos a logos). Lo que todos estos acontecimientos
tienen en común es el cambio de enfoque del pensamiento en imágenes figurativas
al pensamiento en conceptos abstractos.
Sin embargo, hay una diferencia crucial entre la transición
de la profecía a la sabiduría y las otras dos transiciones: mientras que en el
resto del mundo la nueva percepción se rebeló contra la antigua y la rechazó
(el budismo buscó reemplazar al hinduismo, la filosofía vino a reemplazar a la
mitología), en el judaísmo, la nueva percepción fue una continuación y cumplimiento
de la anterior (la sabiduría buscaba continuar la profecía).
Las dos caras de la Cabalá
Pero ¿qué pasa con nuestra pregunta sobre la naturaleza de
la Cabalá? ¿Deberíamos verlo como una extensión de la erudición de los sabios,
adoptando una forma diferente, pero permaneciendo dentro del ámbito de la
sabiduría lógica? ¿O es un nuevo tipo de revelación mística, un adelanto de los
mundos celestiales ocultos, como lo fue alguna vez la profecía?
Un estudio de los escritos cabalísticos revela que no puede
limitarse a ninguna de estas dos categorías. Si decidimos que la Cabalá es
sabiduría, por ejemplo, nos costará lidiar con el hecho de que es de naturaleza
extremadamente enigmática y mística, llena de referencias a entidades extrañas
y místicas, que desafían el pensamiento racional. Se ocupa de luces, emanaciones
y mundos superiores. Habla de reencarnación, ángeles y demonios, y está
lleno de imágenes maravillosas como rocío de cristal, vela de oscuridad,
cáscara luminosa o reyes del caos. Es más, uno de los más grandes
cabalistas, el santo Arizal (Rabi Itzjak Luria), dijo que sus revelaciones
venían directamente del cielo y no a través del análisis de versos. En otras
palabras, la Cabalá es demasiado similar a la profecía para ser llamada
sabiduría.
¿Deberíamos entonces definir la Cabalá como profecía?
Desgraciadamente, este intento tampoco sale bien librado. La Cabalá es
demasiado abstracta, intelectual y estructurada para eso. Un estudiante de
Cabalá no trasciende su cuerpo y se funde con la visión profética. Por el
contrario, centra su mente en estructuras ordenadas y sistemáticas, integra
fuentes en un todo coherente, establece tablas de términos correspondientes y
extrae conclusiones de ellas. Los grandes maestros jasídicos enfatizaron que
estudiar un tema en la dimensión interior de la Torá requiere concentrarse con
cautela y paciencia, al igual que cuando se estudia un tema talmúdico. En
resumen, la Cabalá es demasiado similar a la sabiduría para llamarla profecía.
Nos vemos obligados a reconocer que la mejor manera de
definir la Cabalá es como una fusión de las tradiciones de profecía y
sabiduría. Por un lado, al igual que la profecía, se basa en conceptos a
los que el intelecto humano no puede llegar de forma autónoma. Éstos, al igual
que el sistema sefirótico, fueron concedidos a los cabalistas en una
forma cercana a la de la revelación profética. Por otro lado, la forma en que
los cabalistas se prepararon para estas revelaciones y la forma en que
extrapolaron más conocimiento de ellas pertenecen definitivamente al reino de
la sabiduría. Mientras el profeta se siente abrumado por sus visiones
proféticas, el cabalista procesa lo que se le revela y trata de comprenderlo a
nivel cognitivo, no sólo recibirlo y transmitirlo.
La noción de que la Cabalá es la fusión de profecía y
sabiduría queda bellamente demostrada por el hecho de que el valor numérico de
“Cábala” (קַבָּלָה), 137 ¡es
la suma de los valores de “profecía” (נְבוּאָה), 64
y “sabiduría” (חָכְמָה), 73!
La renovación de la profecía
En nuestros tiempos se habla cada vez más de la posible
renovación de la profecía. De hecho, toda la gran oleada de misticismo de la
Nueva Era y el renovado interés por la espiritualidad pueden verse como tanteos
hacia este objetivo.
La idea de que la Cabalá es la unión de profecía y sabiduría
nos proporciona una lección importante sobre este asunto. Nos enseña que, si
queremos revivir algo parecido a la profecía, si queremos volver a merecer
tener revelaciones de tipo profético, no debemos intentar recrearlo como era
antes de la era de la sabiduría intelectual. No espere un profeta desaliñado, y
con los ojos muy abiertos, proclamando enigmáticos versículos bíblicos en medio
de Times Square. Sea aún más escéptico ante la fantasía de restaurar algún
antiguo ritual chamánico en nuestros días. La renovación de la profecía debe
realizarse de manera que no borre los tesoros de sabiduría acumulados en los
milenios posteriores al final de la profecía. Más bien, debería incorporar toda
esta sabiduría en su interior, elevarla e insuflarle nueva vida. Además, la
nueva profecía debe incorporar herramientas intelectuales y ser aceptada dentro
del marco intelectual.
Será una versión nueva y mejorada de la profecía, una
Profecía 2.0 - una revelación de la omnipresencia de Di-s de una manera que
puede ser manejada por nuestro intelecto y nuestros pensamientos. Esta profecía
hará realidad, por fin y plenamente, la antigua esperanza profética de que
todos puedan alcanzar la profecía, facilitando así un verdadero encuentro cara
a cara con Dios, en el que todos Le conoceremos con todo nuestro corazón,
nuestra alma y nuestra mente.
Imagen del Zohar por Simon Burchell – Trabajo Propio
[1] Deuteronomio 31:18
[2] Bava Batra 12b
[3] Menajot 29b
[4] En Cabalá se explica que Moisés recibió mil luces en el Monte Sinaí. Hermosamente, el valor numérico del término hebreo “un estudiante veterano”, talmid vatik (תַּלְמִיד וָתִיק) es 1000, lo que sugiere que esas luces ya estaban contenidas en el propio Moisés. 1000 es también la guematría de “Israel Ba’al Shem Tov” (יִשְׂרָאֵל בַּעַל שֵׁם טוֹב), lo que implica que el santo Ba’al Shem Tov es de hecho el estudiante veterano que revela de nuevo las mil luces dadas a Moisés en el Sinaí.
[5] Talmud de Jerusalén Pe'a 2:4; Jaguigá 1:8; Meguilá 4:1. Véase también Vaikrá Rabá 22:1
Parashá Behar
PARASHAT BEHAR: ALIÁ POR ALIÁ
PRIMERA LECTURA: UNIFICAR LA MENTE DIVINA CON EL INTELECTO HUMANO
כִּ֤י תָבֹ֙אוּ֙ אֶל־הָאָ֔רֶץ אֲשֶׁ֥ר אֲנִ֖י נֹתֵ֣ן
לָכֶ֑ם וְשָׁבְתָ֣ה הָאָ֔רֶץ שַׁבָּ֖ת לַי־הוֽה
(בהר כה, ב)
“…Cuando entréis a la tierra que Yo os doy, la tierra
observará un Shabat para Havaiá”
(Behar 25:2)
Rebe Levi Itzjak de Berditchev proporciona una explicación
del Arizal con respecto al Shabat:
“Y la tierra descansará - un Shabat
para Di-s”. Porque está escrito en los escritos del Arizal con respecto al
versículo: “Y hablarás a los hijos de Israel, diciendo: 'Mis Shabatot
salvaguardaréis'”.[1] El Tur
afirma que, durante el tiempo de esclavitud en Egipto, Moisés pidió al Faraón
que permitiera a los judíos descansar un día a la semana de su trabajo, y
eligió el día de Shabat. Cuando se nos ordenó acerca del Shabat, Moisés se
alegró en su designación porque previamente lo había concebido como un día de
descanso. Este es el significado de las palabras con las que Di-s comienza el
mandamiento de guardar el Shabat: “Y hablarás”, porque fuiste tú quien
anteriormente deseaba prescribir el descanso en el Shabat. Este es el
significado de “Mis Shabatot guardarás”, para enfatizar que Israel debe
descansar en Shabat no por descansar de su trabajo, sino porque Di-s ha
ordenado que descansen en Shabat.
De manera similar, Rebe Levi Itzjak de Berditchev también
explica la noción de que el año sabático será “un Shabat para Di-s”:
Este es el significado de “Y la
tierra descansará un Shabat para Di-s”. Porque es una práctica común en
todo el mundo arar un campo durante un año y dejarlo en barbecho al siguiente
para mejorar su potencial. Pero esta es la razón por la que la Torá escribe: “Y
la tierra descansará un Shabat para Di-s”, indicando que el año sabático,
cuando la tierra descansa, no se debe a los beneficios otorgados a la tierra,
sino que es un Shabat para Di-s – en acatamiento de Su mandamiento.
De las enseñanzas de Rebe Levi Itzjak, podemos concluir que
Moisés actúa como intermediario, conectando el intelecto humano y el intelecto
Divino. El intelecto humano nos instruye a buscar lo que es preferible y
beneficioso según nuestra mente racional y de acuerdo con la Naturaleza. El
intelecto divino representa la Voluntad Absoluta de Di-s; razona de una manera
que nuestra mente racional no puede entender y prescribe lo que es
absolutamente beneficioso, incluso si contradice la Naturaleza.
Lo que significa que Moisés tiene un sentido intuitivo
dentro de su intelecto humano que lo alinea con la Voluntad de Di-s. De hecho,
se afirma que “Moisés realizó tres actos [de liderazgo] que fueron por su
propia voluntad [e independientemente de la voluntad de Di-s], y el Santo
Bendito Es estuvo de acuerdo con él”.[2]
Incluso encontramos que Moisés dice “Así dice Havaiá, el Di-s de Israel”[3]
respecto a sus propias innovaciones.
Por lo tanto, aprendemos que el objetivo final de toda la
Torá, “la Torá de Moisés”,[4]
es elevarnos para unirnos con la Voluntad de Di-s específicamente a través del
alma de Moisés nuestro Maestro, un punto revelado en el versículo, “y ellos
creyeron en Di-s [por medio de] y en Moisés Su siervo”.[5]
Este es el secreto de lo que decimos cada Shabat por la mañana: “Moisés
se regocijará en el regalo de su porción, porque Tú le has nombrado siervo
fiel… y entre ellos [el intuyó] la observancia del Shabat”.
Los sabios describen este poder especial que tiene Moisés
con la frase “Moisés alcanzó entendimiento (biná)”,[6]
refiriéndose a la facultad intermediaria de nuestro intelecto (correspondiente
a la primera hei en el Nombre esencial de Di-s, Havaiá) que media
entre la sabiduría y voluntad (correspondientes a la iud y la punta de
la iud en Havaiá) y el intelecto humano, que considera los
atributos emocionales (correspondientes a vav y hei en Havaiá)
y se esfuerza por alcanzar lo que nuestra mente mundana considera humanamente
beneficioso. Por lo tanto, cuando Di-s aprueba el entendimiento de Moisés y
ordena explícitamente lo que Moisés ha sugerido por su propia voluntad, se dice
de él: “Moisés se regocijará en el regalo de su porción” - y la alegría es la
dimensión interior de la sefirá de entendimiento.
Las letras de “se alegrará”, ismaj (יִשְׂמַח) permutan para formar la palabra “Mashíaj”,
(מָשִׁיחַ), en este caso
refiriéndose a Mashíaj hijo de Iosef, cuyo origen está en el intelecto de la
Madre Suprema, es decir, la sefirá de entendimiento, una conexión
aludida en el versículo: “Moisés tomó consigo los huesos de Iosef”.[7]
En particular, Moisés tiene una conexión esencial con el
número 7 y con el Shabat, el séptimo día (y Rebe Levi Itzjak de
Berditchev, como vimos, amplía esta enseñanza al año sabático, el séptimo año)
porque a él mismo se le hace referencia como “el séptimo” - la séptima
generación desde Abraham - y “cualquiera que sea el séptimo será querido”.[8]
Iosef corresponde y simboliza el sexto día de la semana, cuando una doble
porción de maná cayó del cielo[9]
posibilitando el Shabat como “un día de descanso”. Iosef, el sexto,
prepara así a Moisés, que representa el séptimo.[10]
Numéricamente, “un día de descanso”, iom menujá (יוֹם מְנוּחָה) tiene el mismo valor que una de las manifestaciones
más importantes de Moisés, que revela su cualidad esencial de autoanulación: “Y
nosotros somos nada”, nenajnu má (וְנַחְנוּ מָה).
Sumando el valor de “Moisés”, Moshé (מֹשֶׁה)
a “Y nosotros somos nada”[11],
venajnu má (וְנַחְנוּ מָה)
obtenemos el producto de “eso”, ki (כי)
y “bueno”, tov (טוב), en alusión a la
forma en que su madre le describió cuando nació, “[Ella vio] que él era bueno”[12]
, ki tov (כִּי טוֹב).
El Shabat es “Bueno” cuando se salvaguarda por el
mandamiento de Di-s de hacerlo y no por los beneficios naturales que se
obtienen de él y de guardar el año sabático. De hecho, el bien del Shabat
se insinúa en la tradicional bendición en idish "Buen Shabes".
El promedio de las palabras “Shabat” (שַׁבָּת)
y “un día de descanso”, iom menujá (יוֹם מְנוּחָה) es 17 al cuadrado, donde 17 es el valor
de “bueno” (טוֹב).
Cuando salvaguardamos el Shabat y el año sabático por
mandato de Di-s y no para beneficiarnos de él de forma natural, rectificamos el
pecado de la Tierra que ocurrió durante la Creación. Di-s había ordenado a la
Tierra que produjera un árbol frutal, en el cual “el sabor del árbol será
idéntico al sabor del fruto”.[13]
La unión del árbol y el fruto a través de su sabor común representa la
unificación del medio [el árbol] y el fin [el fruto]. Cuando se aplica al Shabat
y al año sabático, representa la cosecha de los beneficios naturales inherentes
a ambos (descanso y rejuvenecimiento de la tierra), al tiempo que se
salvaguarda únicamente gracias al mandato de Di-s.
(extraído de Maaian
Ganim, Vaikra, Emor)
SEGUNDA LECTURA: AUTOINTEGRIDAD
וְלֹ֤א תוֹנוּ֙ אִ֣ישׁ אֶת־עֲמִית֔וֹ וְיָרֵ֖אתָ
מֵֽאֱ־לֹהֶ֑יךָ
(בהר כה, יז)
“No os engañéis unos a otros, sino temed a vuestro Di-s”
(Behar 25:17)
En el versículo: “No os engañaréis unos a otros, sino
temeréis a vuestro Di-s; porque yo soy Havaiá tu Di-s”, comentó Rebe Bunim de
Peshisja:
La intención es que una persona
no se engañe a sí misma con su propia verdad, ya que la letra ayin (ע) en la palabra “otro”, amitó (עֲמִיתוֹ), puede
intercambiarse con la letra alef (א),
transformándola en la palabra “su” verdad”, amitó (אֲמִיתוֹ).
Añadió además que la Torá prohíbe engañar a los demás, pero
una persona piadosa y temerosa de Di-s va más allá de la letra de la ley,
esforzándose por no engañarse a sí misma tampoco, y no alberga pensamientos que
le lleven a imaginar que es de una estatura superior a la que realmente es.
La fuente de esta innovadora enseñanza de Rebe Bunim parece
provenir de la siguiente historia:
Una vez, Rebe Bunim de Peshisja
llegó a la sala de estudio y encontró a los jasidim sentados y
discutiendo sobre Jasidut. Él les preguntó: "Díganme, ¿qué es un jasid?"
Uno de los jasidim respondió: “Se llama jasid a alguien que va
más allá de la letra de la ley”.
Rebe Bunim respondió
positivamente y dijo: “Eso es exactamente lo que quise decir. Está escrito en
la Torá: "No os engañaréis los unos a los otros": este es la
disposición mesurada de la ley. Ir más allá de la letra de la ley requiere que
uno tampoco se engañe a sí mismo”.
No seas un tramposo
El intercambio de las letras alef (א) y ayin (ע) se analiza en el
Talmud.[14]
Según la dimensión interior de la Torá, la letra alef es la dimensión interior
de la letra ayin, como en la frase “vestimentas de piel”, cutanot or (כֻּתֳּנוֹת עוֹר), que Rabi Meir
traduciría como “vestimentas de luz”, cutanot or (כֻּתֳּנוֹת
אוֹר).[15] De
aquí se deriva la interpretación del verso ofrecido por Rebe Bunim de que no
engañéis o embauquéis a vosotros mismos.
Esta aguda manifestación encapsula la práctica típica del Jasidut
que se encuentra en la sala de estudio de Peshisja, donde Rebe Bunim enseñó a
sus jasidim a esforzarse por la verdad auténtica sin rastro de
autoengaño, junto con una autocrítica penetrante, una práctica que alcanzó su
influencia más poderosa con su discípulo, Rebe Menajem Mendel de Kotzk. Como
dijo Rebe Bunim: ¡Esta es precisamente la definición de jasid!
Este principio también es fundamental para el Tania,
ya que es bien sabido que la totalidad del Tania se puede resumir en la
máxima: "¡No seas mentiroso!" El principio central es uno y el mismo,
pero en el enfoque de Jabad, el énfasis principal está en la rectificación del
intelecto y la propia conciencia - el intelecto en y de sí mismo - que influye
de forma natural y sin esfuerzo en las emociones. Por el contrario, el enfoque de
Peshisja se centra directamente en la rectificación de las facultades emotivas
del corazón. Esto se conoce como hacer descender energía intelectual a las
emociones para rectificarlas mediante una exigencia penetrante de autoexamen y esclarecimiento
de la verdad.
La letra de la ley y el atributo del Jasidut
En respuesta a la pregunta "¿Quién es un jasid?",
el estudiante afirmó correctamente: un jasid tiene cuidado de que sus
acciones no sólo sigan la ley, sino que vayan más allá de la letra de la ley.
Ésta es la definición simple de jasid en las enseñanzas de los sabios.
De manera similar, los sabios definen a un jasid como alguien para quien
el bienestar de otra persona tiene prioridad sobre el suyo propio. Sin embargo,
Rebe Bunim conectó brillantemente esta definición con el principio crucial de
no engañarse a uno mismo: no engañar al amigo es la ley, el significado claro
del versículo: “No os engañaréis los unos a los otros”. Ir más allá de la letra
de la ley extiende la prohibición de engañar a otros, a la prohibición de
engañarnos a nosotros mismos. No debemos engañarnos a nosotros mismos y
privarnos de nuestra verdad. Por tanto, un jasid es alguien que no se
engaña a sí mismo.
La prohibición de explotar o engañar a otros (ona'a,
en hebreo) se menciona dos veces en la parashat Behar. La primera vez es
con respecto a la explotación financiera:
“No engañéis, el
hombre a su hermano”[16]
Al tonu ish et
ajiv
(אַל תּוֹנוּ אִישׁ אֶת אָחִיו)
La segunda vez es con respecto al engaño o abuso verbal:
“No os engañaréis
unos a otros”
Velo tonu ish et amitó
(וְלֹא תוֹנוּ אִישׁ אֶת עֲמִיתוֹ)
Como explica Rashi
con respecto a esto último, “Aquí la Torá nos advierte contra el abuso verbal:
una persona no debe provocar a su amigo ni darle consejos que no sean adecuados
para él y que le causarán daño o pérdida mientras benefician al asesor”. En el
caso de explotación financiera, la Torá utiliza el término “su hermano”, ajiv
(אָחִיו), y en el caso de abuso verbal, el término
“su prójimo”, amitó (עֲמִיתוֹ). La suma de las dos
palabras, “hermano”, aj (אָח) y “prójimo”, amit
(עָמִית) es 529, el valor de “placer”, taanug
(תַּעֲנוּג), o 23 al cuadrado,
lo que sugiere que tratar a todos los judíos como hermanos y prójimos es una
fuente de Placer divino.
Servicio sin segundas intenciones
La exigencia de no engañarse a sí mismo también abarca la
necesidad de pureza de intención. Lo que esto significa es que debemos eliminar
cualquier motivo ulterior en nuestro servicio a Di-s, y que el resultado de
servir a Di-s no debe ser el engrandecimiento personal ni el orgullo. Esto lo
describe uno de los discípulos de Rebe Bunim, Rabi Iaacov Aharon de
Zalshin-Alexander en su libro Beit Iaacov:
Cuando una persona vende algo a
otra, se le advierte contra el fraude, y si se encuentra un defecto en la cosa,
la transacción es nula. De manera similar, en el servicio de Di-s, cuando una
persona se vende a Di-s [es decir, se consagra a Di-s], debe asegurarse de
estar libre de cualquier defecto o imperfección. Este mandamiento conlleva una
lección moral en el servicio a Di-s: que uno debe ser de corazón puro, sin únicamente
otro motivo que el de Di-s. Ya sea en la oración o en el estudio constante de
la Torá, uno debe tener mucho cuidado de no caer en la arrogancia o el
autoengrandecimiento, Di-s no lo quiera. De lo contrario, Di-s no lo quiera, se
considera similar a la explotación (ona’a, como se dijo anteriormente) y
la transacción es nula y sin valor.
Lo que aprendemos de esto es que venderse, por así decirlo,
a Di-s, es decir, dedicarse al servicio a Di-s, es como una transacción que se
rige por la prohibición de la explotación. En el otro lado de la transacción, Di-s
proporciona al individuo que Le sirve sentimientos de amor y temor hacia Di-s,
hasta e incluyendo el amor constante que será revelado en el futuro Mundo
Venidero, conocido como “gran amor placentero”, ahavá rabá bataanuguim (אַהֲבָה רַבָּה בַּתַּעֲנוּגִים). Pero como esto es
similar a una transacción, uno debe protegerse contra el engaño o el fraude que
pondría en duda la legitimidad de la transacción. Es crucial garantizar que no
haya ninguna mancha de motivos ocultos u orgullo, ya sea que el servicio
particular a Di-s sea el estudio de la Torá, la oración o el cumplimiento de
los preceptos.
Pero, así como debemos tener cuidado de no servir por
motivos ocultos, ¡también debemos tener cuidado de no sondear o indagar
demasiado nuestras motivaciones! Porque siempre cabe la posibilidad de que una
buena acción esté motivada por algún interés propio o una pizca de orgullo.
Esta posibilidad es ineludible, como se refleja en las palabras del rey
Salomón: “No hay hombre justo en la tierra que haga el bien y no peque [en el
proceso mismo de hacer el bien]”.[17]
En consecuencia, si llevamos las enseñanzas de Rebe Bunim al límite, ¡podríamos
abstenernos de hacer el bien!
Por ejemplo, si alguien viene a enseñar Torá, pero teme que
al hacerlo pueda sentirse orgulloso, ya que quiere ver el cumplimiento de la
oración: “Que mis amigos se regocijen conmigo”, ¿¡debe su conclusión ser no
enseñar Torá!? ¡Ciertamente no!
Se cuenta[18]
de un jasid que siguió la petición del Mitler Rebe de que sus jasidim
relataran lo que habían aprendido en Lubavitch en su camino de regreso a casa.
Este jasid en particular tenía un don para enseñar y se quejó con el
Mitler Rebe de que cada vez que cumplía la petición del Rebe, se llenaba de un
sentimiento de orgullo. El Rebe Mitler le dijo: “Incluso si te conviertes en
una cebolla, debes continuar difundiendo Jasidut”.[19]
De hecho, cuando el jasid actúa como un emisario en nombre del Rebe, el
remitente, sabe que el Rebe asume el asunto.
(de una clase impartida el 23 de Adar 5767)
TERCERA LECTURA: ¿CUÁNDO ES LA
DESESPERANZA ALGO POSITIVO?
וְהָאָ֗רֶץ לֹ֤א תִמָּכֵר֙
לִצְמִתֻ֔ת כִּי־לִ֖י הָאָ֑רֶץ כִּֽי־גֵרִ֧ים וְתוֹשָׁבִ֛ים אַתֶּ֖ם עִמָּדִֽי
(בהר כה, כג)
" Pero la tierra no debe venderse sin posibilidad de
recuperación, porque la tierra es Mía; vosotros no sois más que extranjeros y
residentes en lo que a Mí respecta"
(Behar 25:23)
Orden de las Aliot
Como hemos analizado varias veces en el pasado, las siete Aliot,
o lecturas, en las que se divide cada parashá de la Torá corresponden a
las siete facultades emotivas, desde bondad (jesed) hasta reinado (maljut).
Así, la tercera lectura corresponde a la sefirá de belleza (tiferet),
que también puede entenderse como “enaltecimiento”, hitpaarut (הִתְפָּאֲרוּת), que en hebreo es una forma flexionada de
belleza, tiferet (תִּפְאֶרֶת).
Se nos ordena dividir la Tierra de Israel entre todos los
judíos, y cada cabeza de familia recibirá una parcela de tierra que será
transmitida y dividida entre los miembros de la familia y su descendencia a
perpetuidad. Aunque esta parcela de tierra puede ser vendida por sus herederos,
en realidad se alquila durante varios años hasta el próximo año del Jubileo,
cuando la parcela de tierra regresa a sus herederos-propietarios, como dice la
Torá, “la tierra no debe ser vendida a perpetuidad.”[20]
En la tercera lectura, la Torá analiza la devolución de la
tierra a sus herederos-propietarios originales en el Año del Jubileo. Cabalísticamente,
el año del Jubileo está fuertemente vinculado con la sefirá de
entendimiento (biná), ya que ambos están relacionados con el número 50.
La conciencia de que “la tierra es Mía”, es decir, pertenece
a Di-s, nos sitúa en un nivel diferente de conciencia, tanto personalmente como
en nuestras relaciones con los demás. Como dice Rashi: "No lo envidiarás,
porque no es tuyo". En cambio, uno debe vivir constantemente con el
sentimiento de que es un transeúnte y un residente en este mundo. Vivir con
esta conciencia es el remedio necesario para combatir la necesidad de sentir
que hemos consolidado nuestro lugar en este mundo.
Ésta es la forma positiva de desesperanza que se requiere
para rectificar el sentido negativo de engrandecimiento personal que acompaña a
nuestro éxito o a nuestra búsqueda de éxito.[21]
Cuando uno minimiza su propio honor y autoestima y maximiza el honor de Di-s,
ha rectificado la sefirá de belleza y ha utilizado el enaltecimiento de
la manera apropiada.
Volviendo nuevamente a la Cabalá, podemos decir que devolver
la tierra a su heredero-propietario en el Año del Jubileo conecta la sefirá
de entendimiento (biná), el Principio Madre, con la sefirá de
belleza (tiferet), o Ze'er Anpin. Esto se conoce en el Zohar como
“el fundamento de la Madre se extiende y termina en Ze’er Anpin”, iesod
ima mistaiem betiferet zeer anpin (יְסוֹד אִמָּא
מִסְתַּיֵּם בְּתִפְאֶרֶת זְעֵיר אַנְפִּין).
[1]
Éxodo 31:13
[2]
Shabat 87a
[3]
Éxodo 32:27
[4]
Malaji 3:22
[5]
Tana DeBei Eliahu, cap. 4
[6]
Véase Rosh Hashaná 21b. Zohar 2:115a (y Nitzutzei Zohar
allí).
[7]
Éxodo 13:19
[8]
Vaikrá Rabá 29:11.
[9]
Éxodo 16:5 y 16:22. Véase también Bereshit Rabá 11:2.
[10]
También se encuentran juntos en el Éxodo y los cuarenta años en el desierto,
cuando “Moshé llevó consigo los huesos de Iosef” (Ibíd. 16:5).
[11]
Ibíd. versículos 7 y 8
[12]
Éxodo 2:2
[13]
Veáse Rashi en Génesis 1:11
[14]
Berajot 32b: No lea "a [אַל, con una alef] Di-s", sino
"hacia [עַל,
con un ayin] Di-s", como [los sabios de] la escuela de Rabí Eliezer
ben Iaacov [indistintamente] leían alef como ayin y ayin
como alef.
[15]
Véase también Wonders número 83, p. 9
[16]
Levítico 25:14
[17]
Eclesiastés 7:20
[18]
Torat Menajem vol.22, p. 162
[19]
¿Por qué el Mitler Rebe comparó a una persona orgullosa con una cebolla? Una
posibilidad es que un bulbo de cebolla sea todo piel o cáscara, o en hebreo kelipot,
una imagen utilizada para describir la impureza. Otros señalan que, si
continúas pelando el bulbo, al final te quedarás sin nada. La persona orgullosa
le pasa lo mismo - quítale el orgullo y no quedará nada por debajo.
[20]
Levítico 25:23
[21]
Este es el tema del aforismo, a veces difícil de entender, que aparece en Mivjar
HaPeninim (cap. 15). “Dijo el sabio: La desesperación por lo que se posee
es el [verdadero] envanecimiento del hombre. Porque la avaricia es pobreza, la renuncia
es libertad, y la ilusión es esclavitud”.
LECTURA DE LA TORÁ BEHAR Y UNA MEDITACIÓN 5784
El descanso del Shabat del hombre, el espacio y el tiempo
Rabino Jaim Frim
En la Parashat “En el Monte Sinaí” está escrito el precepto
de Shmitá [año sabático] y el precepto de Iovel [año de jubileo].
Cada séptimo año es una año de descanso de la tierra y luego de 7 años llega el
año de Iovel [Vaikrá
25:8-10]
CAPTACIÓN PROFÉTICA O POR SABIDURÍA Y COMPRENSIÓN
Estudio de Jasidut:
Epístola Sagrada – Igueret haKodesh
Carta 19 clase 2
Pero es simple y claro a todos que hay una enorme diferencia
entre la captación de los Cabalistas, tales como Rabí Shimón bar Iojái y el
AríZal, una captación a través de la sabiduría y la comprensión, y la captación
profética de Moshé Rabeinu y los demás Profetas, que las Escrituras denominan
"visión real".
LA MARAVILLA DE TU ALMA
con el Rabino EITAN NEIMAN
CLASE 7 De
dónde sacaré la fuerza para levantarme y seguir adelante. Final capítulo 4
"¿De dónde? ¿De dónde sacaré la fuerza para levantarme
y seguir adelante?
¡Mira dónde estoy metido!".
Esta frase resuena muchas veces en los encuentros con
nuestros consejeros ó terapeutas...
Pero, sobre todo, resuena muchas veces en nuestra cabeza.
El sentimiento de desesperación, de fracaso, de 'no hay
posibilidad', 'no lo merezco', entre otros.
Muy a menudo, los consejeros y terapeutas resuelven el
problema mediante el empoderamiento y en el fortalecimiento de la autoimagen y
el sentimiento de éxito.
Pero la psicología jasídica nos enseña que si buscas un
tratamiento de raíz, no debemos tapar nuestras partes negativas.
Entonces, en lugar de lidiar con la desesperación y el
"cuánto me merezco", intentemos sentir la presencia de Hashem y su
compasión, y que nos ama en cada situación por muy difícil que sea.
HOY ES PESAJ SHEINI
SIEMPRE HAY UNA SEGUNDA OPORTUNIDAD
RECUERDA COMER UN
TROZO DE MATZÁ Y DAR TZEDAKÁ
____________
"Mientras el corazón arda, se puede corregir. //
Mensaje para Pesaj Sheni 🫓
No importa en qué situación nos encontremos, a qué
profundidades hayamos descendido, cuánto nos hayamos alejado de lo bueno en
nuestras vidas y de nuestra esencia, siempre hay una oportunidad para corregir
nuestra situación.
En el mes de Iyar solo hay una ocasión: el Pesaj Sheni. 👉🏻
A pesar de que la Torá nos ordena ofrecer el sacrificio de
Pesaj un mes antes, en Nisán, hay otra oportunidad para aquellos que no
cumplieron con el mandamiento de ofrecer su ofrenda de Pesaj en un momento
posterior.
Esto puede verse como un recordatorio de Hashem:
"Ningún ser humano está perdido", nunca es demasiado tarde❗️
Se puede sentir un alivio en el cuerpo al leer estas
palabras, un alivio derivado del pensamiento de que siempre tenemos otra
oportunidad, que Dios nunca nos abandona.
Este pensamiento es tan reconfortante, porque muchas veces
nos rendimos. 😟
Basta con que fracasemos en el trabajo o que un amigo nos
haga una crítica severa... Este día, "Pesaj Sheni", nos
recuerda que no es así en absoluto, que siempre somos merecedores de otra
oportunidad, que incluso si renunciamos, hay alguien que no lo hace y no se
desespera de nosotros: Dios. Y este día es para recordarlo y llevarlo a
nuestras vidas, para que nosotros tampoco renunciemos ni nos desesperemos.💪🏻
Pronto llega Shavuot, un tiempo de revelación espiritual
para todos nosotros, y un momento para reconectarnos con el corazón y con el
Todopoderoso, y para que cada uno de nosotros también sea digno de recibir la
Torá personalmente.
Están invitados a unirse a nosotros en la misión de llevar
la Torá de la Cabalá y el Jasidut a todas las naciones. Y al dar de corazón
Hashem nos sigue dando otra oportunidad.
134
COMENZAR DE NUEVO
https://youtube.com/shorts/QhcaRl5c3qw
Todo lo
que respecta a DAVID EL REY MASHÍAJ, está relacionado con “SIEMPRE ES POSIBLE
ARREGLAR”. Si ocurre una falla o algo no deseado es posible levantarse
inmediatamente, “SIETE VECES CAERÁ EL JUSTO Y SE LEVANTA”, cada vez levantarse
y comenzar de nuevo, esta es la esencia del ser del REINADO DE DAVID, el
REINADO ETERNO DEL PUEBLO DE ISRAEL.
135
SEGUNDO PESAJ PARA EL REINADO
https://youtube.com/shorts/ZKordWHFxBs
Hay tres
celebraciones, “regalim”, ordenadas por la Torá: Pesaj, Shavuot
y Sucot. ¿A qué sefirot corresponden estas tres festividades?
Una de
las interpretaciones en Cabalá es que Jag HaPesaj es la festividad del
Reinado.
¿Por qué
justamente en Pesaj está esta oportunidad, para quien no pudo cumplirla
en la primera fecha, de tener otra chance, otra oportunidad, Pesaj Sheiní,
el Segundo Pesaj? Aparenta ser algo esencial de la sefirá de Reinado. No
existe esto en Tiferet, Shavuot, ni en Sucot, Keter,
sólo en Maljut está el primer Pesaj y el segundo Pesaj.
Porque
justamente en Maljut hay una regla general de la Torá, que en la primera
aparición de determinado fenómeno hay como un quiebre, como un Tohu, Caos, “Y
la tierra estaba caótica…” y específicamente sobre el Reinado está escrito: “Al
principio la oscuridad y luego la luz”.
136
HOY CAE EL MAN
https://www.youtube.com/shorts/9LOwf8zd6nA
El
SEGUNDO PESAJ nos enseña que “NINGÚN CASO ESTÁ PERDIDO”, “SIEMPRE SE PUEDE
REPARAR”. Es el día LAMED, 30 de la cuenta del Omer, hoy (PESAJ
SHEINI) ahora es el día de la caída del MAN, maná el alimento del
cielo para el pueblo de Israel. Y está escrito que no se entregó la Torá sino a
los que comen el man. El man curó a todos y para recibir la Torá
todos tienen que estar sanos, fuertes y completos. No había ciegos ni sordos ni
mudos, ni cojos ni rengos, todos estaban sanos y completos.
Recibir
la Torá con alegría y por dentro es por la fuerza del MAN que cayó
ahora, hoy. Entonces con solo entrar, nos mentalizamos en que ningún caso está perdido,
porque siempre se puede reparar, y por este poder inmediatamente cae el MAN.
MUNDOS PARALELOS
UNA SOLUCIÓN PSICOLÓGICA DE LA TORÁ A UNA TEORÍA
CIENTÍFICA ILUSORIA
Cruzar capas en el alma como proceso físico
La mecánica cuántica expuso a la humanidad y al mundo
científico a fenómenos milagrosos e ilógicos. Una de las cuestiones centrales
es la cuestión de la realidad: ¿existe la realidad antes de ser medida o es
sólo después de la medición que se "crea" y establece la realidad?
Antes del descubrimiento de la mecánica cuántica, no había lugar para esta
pregunta en el mundo científico y en la cultura en general, pero la realidad
supera toda imaginación y toda lógica y presenta a la humanidad interrogantes
que nunca pensó que enfrentaría.
Los científicos que lidiaron con la cuestión de la realidad
ofrecieron bastantes respuestas: se pueden contar 8 o 9 respuestas diferentes
entre los científicos. Una de las respuestas extrañas y sorprendentes -pero que
encaja bien con las matemáticas y los fenómenos observados- es la llamada
"mundos paralelos" de Richard Feynman, un físico judío-estadounidense
que ganó el Premio Nobel.
Según este método, existen millones o miles de millones de
mundos paralelos y realidades diferentes al mismo tiempo que la realidad
conocida y conocida. Hasta el momento de la medición todas las posibilidades
existen por igual y sólo en el momento de la medición se "elige" y
aparece una realidad entre todas las posibilidades y se convierte en la
realidad que conocemos. [Este método está muy cerca de otra respuesta,
"múltiples historias", según la cual antes de la medición hay muchas posibilidades
y en el momento de la medición todas las demás posibilidades 'colapsan' y se
cancelan y solo queda una posibilidad que se convierte en nuestra realidad].
La idea de 'mundos paralelos' suena delirante y alejada del
sentido común: ¿cuál es la lógica de 'inventar' un número infinito de otros
mundos? ¿Y qué significa que existen "al mismo tiempo"? ¿Qué clase de
existencia es ésta? ¿Tienen comunicación entre sí los mundos paralelos? Y
surgen más perplejidades y preguntas.
¿Qué tienen que decir la Cabalá y el Jasidut al respecto?
Mundos infinitos en la voluntad inconsciente.
El primer paso en la unificación de la Torá y la ciencia es
la búsqueda de fuentes de la Torá que mencionen y 'evoquen' de los fenómenos e
ideas científicos. En nuestro caso, hay una fuente cabalística clara que trata
de esto: el Zohar enseña que
"בגלגתא
יתבין תליסר אלפי רבוא עלמין"
"en Gulgalta (el
cráneo) “habitan” trece mil diez miles de mundos"
En Gulgalta (un nivel espiritual del mundo de
Atzilut) 13x1000x10,000, es decir, 130 millones de mundos. ¿Cómo se puede
explicar esto desde la Cabalá, a la manera del jasidismo para explicar los
conceptos cabalísticos en la parábola del alma?
En el cráneo que rodea el cerebro 'permea' y 'habita' el
deseo subconsciente del alma, las aspiraciones profundas e ilimitadas que en
cierta medida son infinitas. Este deseo no es consciente porque el nivel
consciente del alma es limitado y no podría contener una gran cantidad de
deseos y aspiraciones de expansión, que muchas veces se contradicen entre sí,
pero en lo profundo y oculto esta capa existe e influye. Cuando se trata de la
voluntad Divina, junto a la voluntad centrada en nuestro mundo y bajo su gobierno,
hay un número infinito de otros deseos paralelos que no pueden ser revelados ni
materializados en nuestro mundo.
Según esto, el momento de la medición es el momento de la
salida de lo que se encuentra en el inconsciente hacia consciente, tomar
conciencia de lo que tenemos existe en el inconciente conciencia: la medición
revela lo que hasta ahora estaba oculto. En el momento de la medida, el
potencial infinito que existe en el estrato de la voluntad, Ratzón, ésta
se 'colapsa' y desaparece, y de ella aparece una posibilidad limitada y
definitiva. El consciente sólo puede contener una posibilidad, por lo tanto, en
relación con él las otras posibilidades se cancelan (según el método de las
"historias múltiples") o se reprimen y se vuelven irrelevantes,
aquellas que existen sólo en mundos paralelos, es decir, en el inconsciente.
Así pues, antes de la medición -consciente- existen millones
de mundos paralelos y el momento de la medición es la exposición y la
conciencia que suprime o "anula" todas las posibilidades excepto una,
aquella que la conciencia puede contener.
Según la lección del rabino Ginsburg en el seminario “Cabalá
y Ciencia” en Elul 5753-1993.
LOS CABELLOS DEL BAAL SHEM TOV
Uno de los nietos del Baal Shem Tov una vez le llevó como
regalo al tzadik David Moshe de Tchortkov de bendita memoria, el libro Ialkut
Shimoní en el que estudió el Baal Shem Tov.
Cuando le entregó el libro al tzadik y lo abrió, en su interior se encontraron cabellos de la barba sagrada del Baal Shem Tov. El tzadik ordenó contar el número de cabellos que había en el libro y se encontraron 6, tres blancos y tres negros.
El tzadik tomó los cabellos, se los llevó a la boca y los
besó diciendo: Estos cabellos son tan sagrados como un rollo de la Torá.
(Historias jasídicas)
HISTORIAS JASÍDICAS
El Deguel Majané Efraim:
¿EN HONOR A QUIÉN?
Rabi Moshe Jaim Efraim de Sudilkov
nació en Mezhibuzh (Medzhybizh, Ucrania) en 5502 (o 5508) (1742 o 1748) hijo de
Rabi Iejiel-Mijel Ashkenazi y Adel, la hija del Ba'al Shem Tov. En una carta a
su cuñado, Rabi Gershon de Kitov, alrededor del año 1753, su abuelo, el Ba'al
Shem Tov, le describió como "un gran genio en el sentido más estricto".
Después del fallecimiento de su abuelo, Rabí Moshe Jaim Efraim estudió con los
estudiantes del Ba'al Shem Tov: el Maguid de Mezritch, Rabi Zev Wolf Kitzes, y
principalmente con el autor de Toldot Iaacov Iosef. Sin embargo, él mismo
también recibió directamente de las enseñanzas de su abuelo e incluyó las
enseñanzas que escuchó de él en su libro Deguel Majané Efraim. Sirvió como
rabino y predicador en Sudilkov, liderando una comunidad relativamente pequeña.
Al igual que su maestro, el autor del Toldot, su destreza se centró
principalmente en la escritura y la predicación. Alrededor del año 1788, Rabí
Moshe Jaim Efraim regresó a su lugar de nacimiento, Mezhibuzh, y dado que su
hermano Rabí Baruj sirvió allí como Rebe, oró en la sinagoga de su abuelo, el
Baal Shem Tov, y también brindó consejos a sus propios seguidores allí. El
vínculo de amistad entre los hermanos era muy estrecho, a pesar de que ambos
sirvieron como rabinos en la misma ciudad. El 17 de Iyar, víspera de Lag BaOmer
del año 1800, Rabí Efraín falleció y fue enterrado en Mezhibuzh, al lado de su
abuelo, el santo Baal Shem Tov.
Cuando el santo Rabi Moshe Jaim
Efraim era un honrado predicador en el pueblo de Sudilkov, tuvo un enemigo que
angustió y amargó mucho su vida, hasta que cayó enfermo. Su hermano, Rabi Baruj
de Mezhibuzh, vino a visitarlo y el tzadik le abrió su corazón a su
hermano.
Rabi Baruj, que por naturaleza
era muy crítico, le aconsejó a su hermano que “¡rezara para que sea castigado
desde el cielo!”. Rabí Moshe Jaim Efraim respondió: “¿Cómo se te ocurre buscar
venganza contra un judío y guardarle rencor? ¿No dice la Torá: ‘No te vengarás
ni guardarás rencor?’” Rabi Baruj respondió: “¿No eres tú un erudito de la
Torá? Los sabios dicen que 'un erudito de la Torá que no se venga y guarda
rencor como una serpiente no es un erudito de la Torá'.[1]
Incluso si renuncias a tu propio honor y lo perdonas, ¿cómo puedes renunciar al
honor de la Torá?” Pero Rabí Moshe Jaim Efraim dijo inocentemente: “De hecho,
yo también lo pensé. Pero cada vez que decidí pedir su castigo al cielo, sentí
que no lo hacía por el honor de la Torá sino para proteger mi propio honor, e
inmediatamente dejé de orar por esto”.
El encuentro entre los santos hermanos, Rabí
Moshe Jaim y Rabí Baruj, enfatiza bien la diferencia entre ellos:
El autor del Deguel, Rebe Moshe Jaim, estaba
asociado con el lado derecho de su abuelo, el Baal Shem Tov, el lado de la
bondad, mientras que su hermano, Rebe Baruj, estaba asociado con el lado
izquierdo del Baal Shem Tov, el atributo de poder o rigor. Incluso la guematría
de sus nombres insinúa esto: Moshe Jaim Efraim (מֹשֶׁה
חַיִּים אֶפְרַיִם) es igual a 3 veces el valor de “Abraham”
(אַבְרָהָם), lo que significa
que Abraham, el hombre de bondad, es el promedio de sus tres nombres. Por otro
lado, “Baruj” (בָּרוּךְ) es igual a “como Itzjak”
(כְּיִצְחָק), el hijo de Abraham
que es la figura arquetípica de poder en la Torá.
En consecuencia, Rabí Moshe Jaim Efraim se destacó por su
humildad y modestia (rasgos que también pertenecen a Abraham, quien dijo “Yo no
soy más que polvo y ceniza”[2])
y Rabí Baruj fue conocido por su severidad y sus encarnizadas luchas contra todo
lo que se le opusiera a la santidad y el Jasidut. En consonancia, los dos
hermanos también se comportaron en condiciones económicas completamente
diferentes: Rabi Baruj tenía la mentalidad de que “aquel que desee enriquecerse
debe inclinarse hacia el norte” y su hermano, Rabi Moshe Jaim Efraim tenía la
mentalidad de que “El que quiera volverse sabio debe inclinarse hacia el sur”.
El norte está asociado con la izquierda y la sefirá de poder, mientras
que el sur está asociado con el eje derecho de las sefirot, incluyendo
la sefirá de bondad.
Se cuenta que una vez, Rabi Baruj
visitó a su hermano, el autor del Deguel, en un sagrado Shabat, y se
sorprendió al ver el alcance de su pobreza: el mantel extendido sobre la mesa
era como un saco y los candelabros estaban hechos de arcilla. Le preguntó:
“¡¿Hasta tal punto?! ¡¿Ni siquiera tienes candelabros de plata?!” Su hermano
respondió: “¡¿Y tú tienes candelabros de plata?!” Rabi Baruj dijo:
"Sí". Rabí Moshe Jaim Efraim le preguntó a su hermano: “¿Y cómo
tuviste dinero para comprar candelabros tan caros?” Rabi Baruj dijo: “Viajo
entre aldeas y ciudades para librar al pueblo judío de calamidades y
enfermedades, y ellos me benefician con su dinero”. Rebe Moshe Jaim Efraim le
dijo: “Tú viajas por las ciudades y tus candelabros están en casa, y yo
prefiero quedarme en casa y dejar que mis candelabros estén en las ciudades”.
Concluyamos con otra alusión numérica, que
revela la estatura del tzadik. La guematría de “Moshe Jaim Efraim”
(מֹשֶׁה חַיִּים אֶפְרַיִם) es también la misma
que la frase “a nuestra imagen y semejanza”[3],betzalmenu
kidmutenu (בְּצַלְמֵנוּ כִּדְמוּתֵנוּ).
De esto podemos aprender que el humilde tzadik es la encarnación de la
voluntad suprema que informa la creación del primer hombre. Esta conexión nos
recuerda una afirmación similar hecha con respecto a Rabí Shimon bar Iojai,
cuyo día de fallecimiento es el día siguiente al de Rebe Moshe Jaim Efraim:
“'Hagamos al hombre'[4],
fue dicho en tu nombre”.[5]]
[1]
Iomá 23a
[2]
Génesis 18:27
[3]
Ibid.1:26
[4]
Ibid.
[5]
Del poema Bar Iojai.
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