A primera vista contar el omer es una tarea de lo más sencilla;
en efecto cada noche después de la salida de las estrellas, bendecimos de la
siguiente manera: Baruj atá Hashem Elokeinu Melej Haolam asher kideshanu
bemitzvotav vetzivanu al Sefirat haOmer, que podríamos traducir como:
“Bendito eres Tú Hashem Elokeinu Rey del Mundo que nos santificó con tus
preceptos y nos ordenó la Cuenta del Omer.”
Luego decimos: “Hoy es el día uno del Omer”, la noche siguiente
“dos días…”, luego “tres días…” y así sucesivamente, hasta llegar a 49 días.
Pero por supuesto podemos involucrarnos en esta tarea de una
manera más interesante y productiva agregándole algunas cosas. Si miramos un
poco más intensamente, vemos que la cuenta del omer tiene dos significados, uno
terrenal y otro espiritual, análogos a los de Pesaj y Shavuot.
En el plano terrenal, sefirat haomer es la época de la
cosecha que se extiende desde Pesaj, la Fiesta de la Primavera, cuando desde el
día siguiente a la festividad de las matzot se comienza a levantar la
cosecha, hasta Shavuot, la Fiesta de las Primicias” en que se llevan al Beit
HaMikdash los bikurim , las primicias de los productos
cosechados de la tierra.
Desde el punto de vista espiritual, la sefirat haomer
une a Pesaj, la “Festividad de la Libertad” (en la cual el Pueblo de Israel se
libera de la esclavitud de Mitzraim, como se denomina en hebreo al antiguo
Egipto y cuya traducción sería “estrecheces”) con Shavuot, la “Festividad de la
Entrega de la Torá”, que conmemora el momento en que el Pueblo de Israel se
plantó al pie del monte Sinaí y tuvo el mérito de que su Creador se les revele
por primera vez como pueblo.
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