Los Secretos de la Torá tienen una conexión con el vino y el
aceite. El vino alude a los “secretos de la Torá”, razín en arameo, y
el aceite a los “secretos de los secretos de la Torá”, razín de
razín . ¿Cuál es la diferencia entre los dos?
Los secretos de la Torá se refieren a las enseñanzas del
Arizal, Rabi Itzjak Luria, el santo cabalista que vivió en Safed hace más de 400
años. Su Cabalá describe los secretos que tuvieron lugar luego que Dios contrajo
Su luz infinita (el tzimtzum ). El secreto de los secretos de la Torá
se refieren a las enseñanzas del Baal Shem Tov y sus estudiantes, cuyas
enseñanzas jasídicas llegan hasta más allá de la contracción y se dirige a los
niveles de la realidad que existieron antes de ella, es decir, la luz infinita
de Dios tal como se revelaba antes de la contracción.
Aunque esta explicación de la diferencia entre el vino y el
aceite de la Torá, entre Cabalá y Jasidut, es técnicamente correcta, no es muy
reveladora para aquellos que no tienen el conocimiento profundo de la Cabalá que
se necesita para apreciarlo. Entonces vayamos a Jánuca para que consigamos una
explicación más instructiva.
Secreto y Alto Secreto
La gente tiene dos tipos de secretos. Primero están los
secretos personales, que pueden ser eventos o acciones que la persona oculta por
vergüenza y que serán confesados sólo antes de partir de este mundo. O pueden
ser las acciones buenas e importantes que uno ha realizado en la vida, o los
dulces sentimientos que tiene en su corazón, como el amor y el temor que
poseemos, de los cuales dice la Torá que deben ser “ocultos para Havaiá nuestro
Dios”. 1 A veces los secretos personales se
refieren a eventos que ocurrieron en la niñez, que nosotros conocemos, pero
están aquellos que son de tiempo en que estuvimos en el vientre materno; estos
están ocultos incluso de nuestra conciencia, y cuánto más todavía aquellos de
encarnaciones previas. Acerca de estos tipos de secretos personales dicen los
sabios que “cuando entre el vino, salen los secretos” 2 Los secretos personales pueden revelarse si tomamos
suficiente vino, por eso están conectados con el vino. El vino alude a
partzuf ima , el principio madre en Cabalá. “La mente de la Madre, o
sea con la misericordia de la madre, que se ocupa y cría al niño, y conserva
todos los secretos del niño.
Pero hay también un nivel de secreto mucho superior, el secreto
de los secretos, que son llamados “alto secreto”. Son como los secretos
militares, que deben ser guardados con todas nuestras fuerzas porque involucran
asuntos de vida o muerte. Cuando una persona sabe un secreto militar, debe
llegar al auto sacrificio para guardarlo. Pero, así como los secretos personales
están ligados al vino o sea de consumo personal, los secretos militares tienen
que ver con el aceite, que es una fuente de energía, una parte de la
infraestructura de la sociedad, y así como todos los recursos energéticos se
mantiene a nivel público, proveyendo combustible para todos.
El Alto Secreto de las Velas de Jánuca
Jánuca es la festividad de la luz y el aceite, y era la
favorita del Baal Shem Tov. Durante Jánuca, las velas de aceite de nuestra
menorá revelan el alto secreto militar, el secreto de los secretos de cómo los
Hasmoneos, que eran pocos y débiles, lograron la victoria sobre una enorme
cantidad de poderosos griegos y sus partidarios helenizados. El secreto de la
victoria está por supuesto en el espíritu y la repercusión en nuestra época. Las
treinta y seis luminarias que encendemos en Jánuca se asocian con las historias
de los treinta y seis tzadikim, los justos por cuyo mérito el mundo existe. Uno
podría pensar que las historias acerca de los tzadikim son secretos personales,
que revelan la forma en que cada uno de ellos ejercita sus atributos de amor y
temor para servir a Dios. Sin embargo, en realidad las llamas intentan revelar
los secretos militares del tzadik, sus tácticas para ganar la guerra contra el
exilio y traer la redención final.
Algunos tzadikim tienen también secretos personales, historias
que nos cuentan cómo llevaron a cabo su rectificación personal, que se relaciona
al alma tal como existe después de la contracción, un secreto personal revela la
raíz del alma en el Hombre Primordial ( Adam Kadmón ). Pero los
tzadikim discípulos del Baal Shem Tov, no dedicaron sus vidas a su rectificación
personal, sino a realizar acciones en aras de todo el pueblo judío, acciones que
lleven al tikún olam (la rectificación del mundo) bajo dominio del
Todopoderoso.
Uno de los secretos militares que llegan hasta nosotros por los
maestros jasídicos es que debemos desear entregar toda nuestra parte en el Mundo
por Venir para hacer un acto de bondad a incluso un solo judío. La devoción de
los actos de benevolencia a este nivel es un alto secreto militar utilizado por
Tzivot Hashem, los ejércitos de Dios, que deben entregarse unos a otros como los
soldados en el campo de batalla.
En concordancia con la distinción de la que hablamos entre el
vino y el aceite, los secretos personales pertenecen a la rectificación
individual, que provienen desde antes de la contracción, los secretos militares
que se refieren a la redención de todo el pueblo judío. La revelación de estos
secretos militares enseñados por nuestro maestro el Baal Shem Tov y explicados
por los maestros jasídicos es como el rey que dilapida sus tesoros más
apreciados en la época de guerra para forzar la victoria. 3
Los Secretos Militares en los Sueños del Faraón
Nuestra parashá de la semana Miketz se lee siempre en
Jánuca, y los secretos militares también juegan en ella un rol muy importante.
Todos los consejeros del Faraón interpretaron sus sueños como una revelación de
un secreto personal (siete hijas, etc.) Sólo Iosef el tzadik pudo interpretarlos
como una revelación de un secreto militar, una interpretación que afectó a todo
Egipto, no sólo al Faraón personalmente. Existe una pregunta bien conocida
acerca de la aparente jutzpá (irreverencia) de Iosef al ofrecerle al
Faraón su consejo adicional de cómo prepararse para la inminente hambruna. 4 De acuerdo a nuestra presente discusión, la
razón de esto es que revelar el secreto miliar encerrado en el sueño del Faraón,
requirió de Iosef asumir un rol de liderazgo. Conocer los secretos militares
eleva al individuo privado a la raíz de su alma antes de la contracción,
requiriendo de él la toma de responsabilidad y actuar. Más aun, aunque de
acuerdo a las leyes de Egipto, un esclavo estaba vedado de poder político, una
vez que Iosef hubo revelado el secreto militar y se volvió indispensable para
los planes de emergencia de Egipto, esta restricción fue cancelada.
El Olvido del Ministro del Vino
Ahora podemos entender más profundamente por qué Iosef tenía
que ser olvidado por el ministro de la bebida del Faraón. Este personaje era el
responsable del vino del Faraón, que ahora sabemos que representa los secretos
personales. Si Iosef hubiera sido traído al Faraón gracias a él, hubiera estado
limitado a revelar sólo secretos personales, específicamente sus propios
secretos personales como un hombre secuestrado de la tierra de los hebreos, un
hombre inocente puesto en prisión. Pero no hubiera sido capaz de revelar su
origen superior antes de la contracción, el hombre destinado a salvar a Egipto,
el mayor secreto militar del Faraón. Por cierto, cuando eventualmente Iosef
viene ante el Faraón para interpretar su sueño, no se mencionan sus propios
secretos personales, son olvidados completamente y en cambio Iosef se transforma
en la voz para las palabras de Dios.
Finalmente, el valor del “secreto militar” ( sod tzvaí
) tiene el mismo valor numérico que las tremendamente importantes tres
primeras palabras de los Diez Mandamientos, “Yo soy Havaiá tu Dios” 5 ( Anoji Hashem Elokeja ). Es también
igual a las palabras “Abre mis ojos” 6 (
Gal Einai ), con las que comienza nuestra plegaria a Dios “Abre mis
ojos para que pueda ver las maravillas de Tu Torá”.
Que tengamos el mérito de revelar el alto secreto, los
secretos militares de la Torá que nos indique cómo influenciar a todos nuestros
hermanos y hermanas para retornar a Dios como una preparación para la redención
completa y final. (de la clase brindada en la primera vela de Jánuca, 5769, por
el Rabino Itzjak Ginsburgh)
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