Podemos también
correlacionar con las tres cabalot, otro conjunto de conceptos que
expresan varias perspectivas de la relación entre tiempo y Creación.
El primero, que aparece en
textos filosóficos como el concepto de ila v'alul ("causa y efecto"), representa la dinámica temporal de causalidad,
implícita en el modelo "evolucionario" de la Creación articulado por
el Ramak. De acuerdo con este modelo, todo estado evolutivo en la Creación, es el
producto de todas las etapas que le precedieron. Al contrario de otras
concepciones de causalidad, que plantean una realidad determinística opuesta a
la creencia fundamental de libre albedrío y responsabilidad moral, la causalidad
de hishtalshelut está limitada a la dimensión externa (los "recipientes externos"), de la
Creación, dejando actuar a la dimensión interna de "luz" o alma, de acuerdo con
sus propios principios.
Verdaderamente,
el enfoque de hitlavshut del
Arí,
el "investirse" del alma dentro de la realidad externa,
implica una dinámica temporal completamente diferente dentro de la
Creación, la de
briá iesh m'ain
("creación
ex-nihilo", de la nada). En el sistema del Arí, se describe la creación ex-nihilo, como un proceso a través del cual Di-s regenera continuamente la
existencia, "en cada momento y momento", alternativamente nulificando la
realidad, y luego reinvistiéndo un rayo de Su luz infinita en el vacío
existencial resultante. Esta continua recreación, es responsable del pulso de vida que reverbera
a través del cosmos, el persistente atrás y adelante (o "correr y retornar", como es llamado
en cabalá), entre
la "nada" Divina y el "algo" creado.
Sin la dinámica de hitlavshut, uno simplemente
está no "vivo" espiritualmente, más bien una "piedra rodante", inanimada, llevando a cabo un
proceso físico sin percatarse de su libre alvedrío y potencial
creativo.
A pesar de
que el concepto de recreación continua,
sugiere que el tiempo no es más que un momento presente eternamente recurrente
desconectado del pasado (y entonces no determinado por él), no es esto lo que implica esto
exactamente. El
pasado colectivo de la Creación, enraizado en su fuente Divina, es conciliado en
el presente por el rayo de luz infinita, que se inviste en cada reconstrucción
de la realidad. Entonces la luz infinita o alma de la existencia, sirve para
unir esta reconstrucción cuantitativa, en un acto simple e integrado de
renovación Divina.
Sin embargo hay
otro nivel de conciencia, que implica una aún más sublime apreciación de la
relación entre el tiempo y la Creación. Este es el nivel de conciencia invocado
por el Baal Shem
Tov en su descripción de la Creación: la autoexpresión
Divina en su máxima expresión. Ki
mimja hakol :
"porque todo emana de Ti", no sólo el espíritu singular de la
Creación, sino también su multiplicidad de forma.
Mientras que el Arí ve la Creación emanando de la "nada", el Baal Shem Tov la ve como
emanando de Di-s en Si mismo.
El Arí nos habla de la "nulidad" de la
preexistencia, como sinónimo de la luz infinita de Di-s anulando toda otra
realidad. Pero
por más sublime que pueda ser, el dominio de la "luz infinita" no se puede
comparar con el de su fuente última, la absoluta Esencia de Di-s, la que de
acuerdo con el Baal Shem
Tov, es el verdadero origen de la realidad.
En el contexto de tiempo que experimentamos, este
nivel de conciencia lo lleva a uno a identificar una sincronización Divina de
los marcos de referencia de tiempo, donde el pasado, presente y futuro existen
simultáneamente dentro de la Creación. Este estado de conciencia paradógico,
refleja de hecho la realidad Divina última, expresada por el Nombre esencial de
Di-s de cuatro letras (Havaiá), una amalgama de las
palabras haiah,
hoveh e ihieh, "fue, es y será". Sólo trascendiendo los
límites del "tiempo creado", incluso en su más profundo sentido, como un
continuo momento presente,
nos podemos aproximar a la verdadera naturaleza de la
realidad.
Vemos entonces que hay tres etapas en
la maduración de la conciencia, correspondientes a diferentes concepciones
psicológicas del tiempo. El concepto clásico de tiempo, como una continua progresión de momentos
fluyendo uno tras otro, refleja la conciencia de hishtalshelut; que en forma
aislada puede llevarlo a uno a verse como una víctima de una realidad entrópica
y determinística, con la consecuente limitación del potencial
creativo.
La más esclarecida concepción
del tiempo derivada de la conciencia de hitlavshut, permite a través
de una constante renovación y creatividad, que en cada momento uno se libere del
pasado, y descubra el rango de posibilidades inherentes en el continuo momento
presente.
No obstante,
únicamente la concepción supratemporal del tiempo, asociada con la conciencia de
hashraá, le permite a uno la absoluta libertad de identificarse con Aquel quien
creó el tiempo mismo. Este estado de conciencia, que se cristalizará en el tiempo de la
redención universal, contiene la clave para liberar toda la Creación de sus
ligaduras imaginarias de la conciencia personal, restaurando el verdadero rostro
Divino de la realidad.
Instituto Gal Einai de Israel
Centro de difusión de Cabalá y Jasidut de Rav Itzjak Guinsburgh Shlita
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