En el primer capítulo del
Tania, R. Shneur Zalman se explaya acerca de las dos fuerzas que crean la
dinámica espiritual que actúa en todo judío: El Alma Divina, esa parte de
la Esencia de Di-s que mora dentro nuestro y que nos impele a trascender su
naturaleza física, y el Alma Animal, la fuerza que está detrás de las
emociones e instintos de la criatura humana que lo liga a lo material (el Alma
Animal es llamada también "Alma Vital" o "Alma Natural").
También se insinúa en el
Tania, aunque elaborada más explícitamente en los últimos escritos de jasidut,
la existencia de una fuerza intermediaria llamada Alma Racional, que
busca motivar y elevar el Alma Animal filtrando la experiencia natural a través
del prisma de la razón humana (mientras que el Alma Divina es una herencia
exclusiva del pueblo judío, las otras dos almas son de naturaleza universal,
definiendo los parámetros psíquicos para toda la humanidad. De todas maneras
existen diferencias sutiles pero significativas respecto de la forma en que se
manifiesta el Alma Racional en el judío). De acuerdo con la doctrina jasídica,
Abraham comenzó su camino de fe refinando la emuná inherente dentro de su
Alma Animal y su Alma Racional. Una vez perfeccionadas, adquirió un conjunto
nuevo de poderes espirituales que conocemos como Alma Divina. Incorporó tan
completamente estos poderes en su ser, que el Alma Divina pasó a ser
inmediatamente una característica genética que heredó a las generaciones
subsiguientes de judíos.
Estas tres variedades de
alma, aunque únicas y a menudo desparejas en cuanto a sus características
individuales, poseen de todas maneras una estructura interna común. Esto refleja
un principio general del jasidut (parafraseado de Kohelet 7:14): "Di-s obró de
manera tal que dimensiones diferentes de las realidad de hecho reflejan una a la
otra". Así se puede asumir que el Alma Animal posee un nivel de emuná
paralelo a los que se encuentran en el Alma Divina y en el Alma
Racional.
Cuando alcanzamos la
verdadera emuná del Alma Divina, toda forma inferior de fe no parece más
que una mera superstición, pero sin embargo, incluso un nivel deficiente de fe
puede gobernar sobre un conjunto de fuerzas espirituales relacionadas.
Consecuentemente, los niveles de emuná nativas del Alma Animal y del Alma
Racional deben ser vistos como poseedores de una propia integridad, ya que
sirven para el progreso del alma hacia la verdadera emuná del Alma
Divina.
Lo que sigue puede servir
como un esquema de esta evolución de la fe:
a) El Alma Animal produce
emuná en la fuerza del Ser.
Este es el nivel de
emuná que se debe cultivar durante las etapas formativas en que el hombre
explora sus capacidades naturales. Su ausencia resulta en severos disturbios de
la identidad, dejando al individuo con un marcado sentido de su propia
impotencia y debilidad del Yo.
Aislada de una
emuná elevada, la fe en el Yo puede llevar al engreimiento paradigmático
retratado íblicamente por la autoproclamación: "mi fuerza y el poder de mi mano
me llevaron al éxito" (Deuteronomio 8:17). Pero acompañada de la fe en el origen
Divino de nuestra alma, la seguridad en si mismo no necesita mucho tiempo para
ser suplantada por la confianza en Di-s. De hecho, puede proveer una base
legítima y esencial para el crecimiento espiritual, como se evidencia de la
continuación del versículo: "y recuerda a Di-s tu Señor, Quien es el que te
concede a ti el poder para prosperar". Los logros siguen siendo tuyos,
como así también el poder de producirlos, simplemente reconoce la Fuente que te
inviste con esos poderes. [Esta idea se hace evidente de las palabras del Rey
David: 'Retorna a El lo que es Suyo, porque tu y lo que es tuyo vienen de El', y
también dijo: 'porque todo deriva de Ti, y de Tu propia mano proviene lo que
ahora Te damos' (Crónicas I 29:14)].
b) El
Alma Racional produce emuná en la fuerza del Intelecto.
Este nivel de
emuná comprende el origen de la fe humana en la Ciencia y la Razón.
Representa la creencia en que la mente, con su capacidad siempre en desarrolo de
comprender la complejidad de la existencia, nos permite en definitiva lidiar con
los desafíos más acosantes de la vida.
Hay un elemento de
humildad y desinterés en la búsqueda genuina de la verdad y el conocimiento que
hace que esta variedad de fe sea más refinada y apreciada que la que está
asociada con el Alma Animal.
Su asociación con la
negación de la creencia irracional puede servir incluso para realzar nuestra
comprensión de cuestiones Divinas, como la fe racionalista propugnada por el
Rambam. Pero nunca puede suplantar a la emuná del Alma Divina, que
permite al alma confirmar positivamente que su propia supraconciencia desciende
desde el reino de la Esencia Divina.
c) El
Alma Divina genera verdadera emuná en Un Di-s.
Este es el nivel de
emuná al que se puede llegar sólo a través de experimentar la soledad
desnuda de nuestro ser. Mientras que el cultivo de la emuná en el Yo y la Razón
fija su atención en los rasgos de carácter y la inteligencia que son comunes a
todos los hombres, alimentar la emuná nos guía hacia la misteriosa raíz
de nuestra alma singular y única. Desde esa raíz, la emuná en nuestros origenes
Divinos lleva a enriquecer las formas inferiores de fe que están asociadas a la
experiencia humana.
La Interinclusión de la
Emuná
Jasidut nos enseña que
dada cualquier estructura jerárquica conceptual, podemos encontrar en cada
elemento de ese conjunto un principio básico para identificarlo con los otros
elementos. Esto se denomina el principio de "interinclusión" (hitkalelut). Esto
implica que hay aspectos de nuestra emuná en el Yo, la Razón y en Di-s
que se reflejan entre si.
Exploremos el espectro
completo de la emuná que deriva de la aceptación de este principio:
La emuná
del Alma Animal:
- Su expresión primaria: la creencia en la capacidad del Yo de sobrellevar las adversidades físicas y emocionales de la vida e incluso tener éxito y prosperar.
- Como reflejo del Alma Racional: confianza en los poderes de evaluación de la realidad que tiene nuestro ser. La fe en la razón se manifiesta a este nivel como la validación de la interpretación particular de la propia experiencia inmediata de cada individuo.
- Como reflejo del Alma Divina: creencia en los poderes trascendentes del Ser, aquellos recursos internos que derivan claramente de un lugar ubicado más allá del intelecto y las emociones y que expresa la influencia de nuestra Alma Divina sobre las capas más externas de la personalidad. La expresión posiblemente más significativa de esta dimensión de la fe es la capacidad de autosacrificio.
La emuná
del Alma Racional:
- Expresión primaria: fe en la razón humana y en el poder de nuestro intelecto para evaluar la realidad y determinar la verdad.
- Como reflejo del Alma Animal: creencia en los axiomas de la vida civilizada promulgados dentro del medio ambiente propio. Esto deriva de la experiencia acumulada y la sabiduría de nuestra cultura nativa.
- Como reflejo del Alma Divina: creencia en el intelecto Divino oculto que concibió la naturaleza y toda la realidad creada. Este especto de la emuná puede ser conectada con la creencia de Di-s como Elokim, una designación que evoca el dominio de Di-s sobre la naturaleza. [Incluso el Faraón fue capaz de alcanzar este nivel de emuná, como es evidente de su respuesta (Números 5:2) al pedido de Moisés de liberar de la esclavitud a los hijos de "Di-s, el Señor de Israel": "Yo no conozco a Di-s (Havaiá, como está esccrito en la Torá)". Inferimos de esto que el Faraón sólo negó su conocimiento de Di-s en su aspecto de Hashem (Havaia) pero no como Elokim, el poder inherente detrás de la naturaleza].
Esta dimensión de
emuná afirma que existen leyes de la naturaleza inspiradas Divinamente
que son inconcientes para el hombre, leyes que son responsables de la forma en
que nuestras mentes procesan la realidad. Concientemente, con su origen en un
intelecto Divino universal e inescrutable, este nivel de emuná es en si
un fenómeno cuya existencia sólo puede ser afirmada a través de la fe. [Algunas
interpretaciones de la física moderna también sugieren que las leyes
fundamentales del conocimiento conciente, por su propia naturaleza, son
inaccesibles a la razón humana y posiblemente están basadas en alguna Realidad
Superior].
La emuná
del Alma Divina:
- Expresión primaria: Creencia en el Di-s único, fuera de cuya Escencia es labrada el alma judía.
- Como reflejo del Alma Animal: creencia en el carácter Divino del pueblo judío, quien lleva colectivamente la marca de la Divinidad en sus almas. La "fe en Israel" se expresa principalmente como una creencia persistente en la pureza y bondad innatas del alma judía.
- Como reflejo del Alma Racional: creencia en la Torá, vehículo del Intelecto Divino, como declara el Zohar: "la á surge de la Sabiduría de Di-s". Más que de nuestra fe en el poder de la razón humana, esta creencia también surge de apreciar el alcance ilimitado y en permanente evolución que proviene de la sabiduría de la Tora. La comunidad de sabios de cada generación, por medio de su perspectiva individual en su comprensión de la Torá, revela una dimensión inexplorada de la sabiduría Divina que aguarda ser revelada, como se sugiere de la introducción standard del Midrash: "Abrío rabi tal y tal…". (Las tres faces de la emuná manifestadas a través del Alma Divina reflejan la aseveración del Zohar que "Israel, la Torá y Di-s son Uno").
En resumen, cada una de
estas tres almas que posee el judío está coronada por un halo de emuná.
Cada emuná del alma abriga elementos inspirados por los otros dos. Juntos
abarcan 9 dimensiones que constituyen el conjunto completo de la fe
judía.
Difusión de Cabalá y Jasidut de Rav Itzjak Guinsburgh Shlita
El Alma Animal | emuná en: |
|
El Alma Racional | emuná en: |
|
El Alma Divina | emuná en: |
|
Difusión de Cabalá y Jasidut de Rav Itzjak Guinsburgh Shlita
No hay comentarios:
Publicar un comentario